Veinte años de la última Copa de Europa del Real Madrid: "Fue una Final Four perfecta"

Cuando el próximo viernes el Real Madrid salga a la pista del Barclaycard Center para disputar la Final Four de la Euroliga, no solo jugará contra el Fenerbahçe (y el CSKA o el Olympiacos si se mete en la final), sino también contra el recuerdo de haber perdido las dos últimas finales y contra su historia, esa que dice que el equipo más laureado del continente no gana el título más importante desde hace 20 años.

El 13 de abril de 1995, el Madrid ganó su última Copa de Europa tras vencer al Limoges y al Olympiakos (con k por aquel entonces) en Zaragoza. Fue la octava. Y es, por el momento, el último momento de gloria de una sección que se hizo grande en los 60 y 70 (seis títulos), pero que en los últimos 35 años sólo ha ganado una vez el título. A la cita de 1995 también llegó tras mucho tiempo sin ganarla, 15 años, lo que le otorga cierta similitud con la Final Four de esta semana (y con las tres que ha jugado, y perdido, en los últimos cuatro años).

Veinte años de la última Copa de Europa del Real Madrid: Fue una Final Four perfecta

Vídeo: últimos minutos de la final de 1995.

«Nosotros también teníamos una responsabilidad añadida de romper una racha de mucho tiempo sin ser campeón de Europa. Un equipo como el Real Madrid necesita de títulos de este calado», recuerda José Miguel Antúnez, uno de los bases de aquel equipo, junto a José Lasa. «La Final Four del 95 fue perfecta para nosotros. Llegamos tremendamente mentalizados para ganarla. El entrenador nos preparó fantásticamente bien para llegar en el mejor momento. Veníamos con la lección aprendida de la derrota contra el Limoges (1993). Y el primer partido fue contra el Limoges. Fue romper una barrera que nos liberó. Y en la final contra Olympiakos salimos absolutamente conscientes y convencidos de que íbamos a ganar ese partido», rememora.

Aquel entrenador que los preparó tan bien no era otro que Zeljko Obradovic, que este viernes se enfrentará a su exequipo dirigiendo al Fenerbahçe. El suyo con Pablo Laso será un duelo de dos personas que se conocen muy bien. El actual entrenador del Madrid llegó al club como jugador tras el título de 1995 y fue entrenado por Obradovic. «Seguro que recuerda aquella etapa y sabe perfectamente cómo piensa Zeljko. Lo conoce muy bien. Sabe que es muy metódico, muy inteligente en la cancha, que prepara fantásticamente bien los partidos, que motiva muy bien a sus jugadores…Todo esto, Pablo seguro que lo sabe», dice Antúnez, que cree que el Madrid debe olvidarse del técnico serbio y hacer su partido.

De las dos torres a los tres mosqueteros

Antúnez (centro) sostiene el trofeo escoltado por Sabonis (der.) y Arlauckas (izq.) (Foto: FIBA)

Las similitudes entre las dos Final Four acaban en lo circunstancial. Más allá de la necesidad histórica, los dos equipos no se parecen mucho, explica Antúnez: «Construímos un equipo muy competitivo alrdededor de una gran estrella que era Sabonis. Aprendimos a jugar con él, que no era fácil. Teníamos una plantilla confeccionada perfectamente para que Sabonis y Arlauckas, que eran los dos puntales del equipo, tuvieran campo para jugar al 100%, anotar y ser muy importantes. Lo teníamos muy claro: cedíamos parte de nuestro protagonismo porque era lo mejor para el equipo, porque era lo mejor para estas dos superfiguras».

Sabonis y Arlauckas lo eran todo en aquel Real Madrid: eran los dos únicos jugadores que promediaron más de 30 minutos por partido y más de 10 tiros. Y anotaban más de la mitad de los puntos de su equipo (41,3 de 75). «Este equipo juega de otra manera, es un juego muy basado en la anotación de los exteriores, en que tengan un buen día los bases y los aleros. Y el termómetro son Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Sergio Llull. Necesitan estar conectados y producir mucho para que este equipo funcione».

Del nivel de esos tres mosqueteros dependerá una buena parte de las opciones del Madrid, que al que Antúnez entiende que se le debe exigir el título: «No puede ir a jugar simplemente, debe ir a ganarla. El Madrid está donde tiene que estar. No te puedo decir cómo reaccionaría el club si no la gana. La labor del entrenador y los jugadores hay que revisarla a final de año. Prefiero no manifestarme, esperar a ver qué pasa y ser optimista y pensar que el Madrid puede ganar este título».

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