El Barça está a cinco partidos de ganar tres títulos, pero el aficionado azulgrana sufre

El FC Barcelona está a cinco partidos (dos de Liga, la semifinal y final de la Champions y la final de la Copa del Rey) de poder conseguir el triplete y el aficionado culé sufre. Sufre mucho. No, no es ninguna broma. Para entenderlo hay que tener ADN azulgrana o haber convivido entre ellos el tiempo suficiente para comprender que no están fingiendo.

Por regla general (hay de todo, claro que sí) el azulgrana de toda la vida se siente inquieto cuando el panorama parece demasiado despejado, como es ahora el caso, y teme por lo tanto que algo se vaya a torcer en el último momento. Al culé le suele resultar extraño vivir en la bonanza. Es sufridor por naturaleza, como si una nube imaginaria le persiguiera siempre dispuesta a empezar a jarrear agua y escupir rayos y truenos en cualquier momento sobre su cabeza. Así que no, en el entorno azulgrana no se está digiriendo aún con euforia el extraordinario momento.

Otra cosa es el equipo. La mayoría de jugadores de la plantilla tiene experiencia suficiente como para vivir la posibilidad de lograr el triplete sin irse a los extremos. Ni se sienten ya campeones ni sufren ningún vértigo, temor o presión. Existe un optimismo moderado, el convencimiento de que están mejor que nunca y la seguridad de que si bajan ahora media marcha cometerán un grave error.

Ni el gran momento del equipo puede hacer que el aficionado culé este tranquilo (Efe)

El Barça lleva ocho partidos consecutivos ganando y la última vez que se dejó escapar dos puntos fue el pasado 11 de abril en el Sánchez Pizjuán. Entonces, tras errar un pase que propició el gol del empate, Gerard Piqué publicó en su perfil de Twitter: “Ho sento per avui, però estic convençut que la guanyarem”. (Lo siento por hoy, pero estoy convencido de que la vamos a ganar). En el encuentro siguiente, en París, los de Luis Enrique ganaron 1-3. Fue el último partido en el que encajaron un gol. Desde entonces: Valencia, Espanyol, Getafe, Córdoba y Real Sociedad en Liga y PSG y Bayern en la Champions han sido incapaces de marcar un solo tanto al Barça: 25 goles a favor y cero en contra. Casi nada.

La plantilla viaja hoy al completo a Múnich. Luis Enrique tiene disponibles a los 26 jugadores y se lleva además a Sandro, Munir y Samper. El 3-0 de la ida es un resultado tan sensacional que ni los más agoreros llegan a imaginarse un escenario en el que el Bayern de Guardiola logre marcar cuatro goles y el Barça ninguno. La preocupación en este caso se traslada un poco más allá: a la posible final con el Real Madrid. La cuestión es no vivir jamás tranquilo, como reconocen muchos con sentido del humor. Es el culé ‘patidor’ (sufridor) de toda la vida, que si no padece por una cosa, lo hará por otra.

Pese a los síntomas de mareo que sienten algunos aficionados ante el inminente final de temporada con todos los títulos al alcance de la mano, el equipo se siente fuerte y Luis Enrique ha dejado claro que, para empezar, en Múnich no contempla otro resultado que no sea la victoria. El técnico ha demostrado saber vivir en el conflicto. Pocos apostaban por una solución satisfactoria para todos que permitiera seguir con la temporada en paz en enero, cuando explotó su mala relación con Leo Messi. Cinco meses después, el Barça está a cinco partidos de ganarlo todo.

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