“Hemos hecho la revolución contra los prejuicios. ¿Cómo? Con un equipo que es como un grupo de rock: agresivo e intenso”, dice al otro lado del teléfono Fabrizio Castori, entrenador del Carpi y volcán de energía, cuando se le pregunta cómo explicaría a un periódico extranjero el milagro conseguido por su equipo. El Carpi (club de 1909 y ciudad de 70.000 habitantes) acaba de conseguir el ascenso a la Serie A (la primera italiana) con unas cuantas jornadas de antelación y una plantilla plagada de jóvenes que ha costado 100.000 euros. Kevin Lasagna, una de las relevaciones de la temporada, llegó por 12.000 euros a un club que en 2010 estaba en la Serie D. Y no ha sido el más barato.
Ha ido ascendiendo año tras año con un entrenador diferente y la misma política low cost. “Nuestro secreto es el trabajo diario, invertir en el capital humano y apostar por jugadores jóvenes con ganas de llegar”, explica Cristiano Giuntoli, director deportivo desde 2009 y uno de los artífices de los éxitos del club que maneja un presupuesto de 4,5 millones de euros (2,5 destinados a las nóminas de la plantilla). Lleva años rastreando el mercado en busca de talentos. Los ha encontrado en las categorías más bajas y a precios tirados. A juzgar por los resultados, siempre le han funcionado.
Cuenta con una plantilla plagada de jóvenes que ha costado 100.000 euros
De los 38 partidos que ha jugado el Carpi en lo que va de temporada, solo ha perdido cinco. Es un equipo fuerte, roñoso, que se cierra bien y juega al contragolpe. Es el menos goleado de Segunda y posiblemente el más sobrio y eficaz (1,5 gol por partido). En la clasificación de la posesión del balón es el farolillo rojo (22% por encuentro).
“¿Fútbol espectáculo? ¿Qué es eso del fútbol espectáculo? Para mí el espectáculo es velocidad y marcar rápido. Mi idea de fútbol cambia en función de los jugadores que tengo, el entrenador es como un sastre que tiene que coser el traje con las prendas que tiene. Eso hago. Mi equipo juega un fútbol adecuado a las características de los futbolistas. Hay mucha palabrería… pero lo que cuenta son los resultados y ganar”, explicas Castori. Él, contable y exvendedor, lo ha conseguido.
Gracias también a su mujer. Fue ella la que lo convenció a dejar el negocio de zapatos y bolsos que había montado. “Hasta 1999 compaginé el fútbol con mi negocio. Tuve que elegir cuando me llegó una oferta que me obligaba a alejarme de casa. No estaba nada convencido yo, casado con 3 hijos. Me parecía poco responsable dejar el negocio para centrarme en el fútbol. Fue mi mujer la que me convenció”, recuerda ahora. Lleva años entre Tercera y Segunda.
La ciudad, en plena Llanura Padana, se ha volcado con el equipo. El club está negociando con el Ayuntamiento la remodelación del estadio. El Carpi juega en un antiguo velódromo en el que caben poco más de 4.000 espectadores. No es un campo habilitado para Primera por lo que si no serán aprobadas las obras, el equipo tendrá que jugar de alquiler en el campo del Parma (que ha bajado a Segunda) o de la cercana Módena.
Nadie contaba con ascender este año. De hecho, Giuntoli había recortado el presupuesto de un 40% a principio de temporada. “No montamos un equipo para ganar. Cuando armas una plantilla con jugadores tan jóvenes (el promedio de edad es de entre 23-24 años) y que vienen de categorías tan bajas no puedes tener el objetivo de ganar. La idea era salvarse y aprobar. Hemos sacado un sobresaliente”, comenta. Y añade: “Nuestra identidad no va a cambiar en la Serie A. Nos mantendremos ligeros, haremos lo máximo sí pero siempre según nuestras posibilidades. Para nosotros estar en Primera será como tocar el cielo con los dedos”.
Es el menos goleado de Segunda y el farolillo rojo en posesión (22% por encuentro)
La página web del club está pintada estos días de rojo y blanco, los colores del Carpi. Una gran A (de Serie A) sale dibujada en la pantalla en la que se puede leer este mensaje: “¡La que hemos liado!”. Algunos, como el presidente de la Lazio Lotito había vaticinado que el ascenso de un club tan pequeño sería nefasto para el mundo del fútbol. “El Carpi [y el Frosinone] en Primera serían una ruina. ¡Quién pagaría los derechos televisivos!”, dijo en una conversación telefónica.
Castori mientras se divide entre celebraciones y planes para la próxima temporada. “En el fútbol el único secreto que hay es el trabajo. En Primera seguiremos haciendo nuestro fútbol: intensidad, sacrificio y valores. A los que han empezado desde muy abajo como yo, nos importa un carajo lo que opinen los del fútbol espectáculo”, concluye.
La llegada de Saúl o la influencia anímica y el despliegue que Gabi fue la gran duda de Diego Pablo Simeone en su cuestionado planteamiento de la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el Santiago Bernabéu. En su decisión final de alinear a Saúl pesó la necesidad de hacer un gol que nunca llegó. Cuando Simeone se agarra a las estadísticas observa que sus centrocampistas esta temporada no alcanzan en Liga los registros goleadores del curso pasado. Solo Tiago, con cinco tantos por los dos del curso anterior y Mario, uno por ninguno, han mejorado sus cifras. A estas alturas del campeonato, Raúl García (9/5), Koke (6/2), Arda (3/2), Gabi (3/0) tienen una marca inferior. Saúl, que no estaba en el plantel, lleva cuatro y solo superaría los tantos conseguidos en la Liga pasada por Óliver Torres (1), Cebolla Rodríguez (1) y Diego Ribas (1). El recuento final dice que los centrocampistas rojiblancos del equipo campeón de Liga sumaban 26 goles por 17 hasta la jornada 35. Menos llegada y menos pegada que pueden explicar parte de ese déficit de puntos que no permiten pelear el campeonato hasta el final. Aunque en la comparación, también la pareja de delanteros Diego Costa-Villa (27 y 13) sale ganadora por siete goles de diferencia frente a Griezmann-Mandzukic (22 y 12).
El Atlético choca contra el banderín
La eterna zancada de Torres
El Barça golea al Córdoba y se mantiene firme en el liderato
El Madrid se aferra a la Liga
Entre las muchas facetas que Simeone ha extrapolado de su época de jugador a la de entrenador está la de la llegada desde la segunda línea de los centrocampistas. Él fue un volante llegador que en sus mejores épocas rondaba la decena de goles por campaña. Era más frecuente verle tocar de primeras hacia adelante para descolgarse hacia el área que verle retrasar el juego y volver a mostrarse. Con la pelota, Simeone siempre tendió más a verticalizar el juego que a entretenerlo en horizontal. Desde su llegada al banquillo del Atlético le ha exigido el gol a sus centrocampistas. El juego del equipo ha girado mucho sobre la sobre la idea de sorprender desde la llegada por sorpresa de los medios. En este sentido, el fichaje de Mandzukic, además de lastrar el contragolpe, también supuso cierta indefinición. Al inicio, con la apuesta de alimentarle de centros desde los costados y jugar menos al contragolpe, los medios, a veces, se frenaban esperando que el croata llegara a ocupar el centro del ataque. En un principio, Mandzukic también debía servir para balones y darlos a los medios que llegaban desde la segunda línea. En algunos partidos lo hizo, pero son minoría. Cuando Simeone rectificó en parte haciendo caer más a las bandas al croata para despejarle el frente a la velocidad de Griezmann ese recurso quedó más limitado.
Los medios rojiblancos llevan 9 goles menos este curso que el anterior
El partido del Bernabéu fue muy significativo en otros detalles que no han terminado de hacer del Atlético un equipo tan redondo como el de la temporada pasada. En la configuración de ese centro del campo formado por Koke, Tiago, Saúl y Arda el entrenador rojiblanco pensó que juntaba a los cuatro centrocampistas más técnicos que tiene en el plantel. No quería la posesión, pero sí asegurar los pases para una delantera en la que también optó por Mandzukic pensando en una mejor relación de este con los centrocampistas que la que pueda tener Torres. Ni lo uno ni lo otro se dio. Metido en su campo, la presencia del croata impidió que se estirara el equipo, incapaz de salir de la presión del Madrid con balones largos al espacio. No estuvieron acertados en el pase los centrocampistas en el Bernabéu, como tampoco lo estuvieron el sábado ante el Athletic. El mal pie generalizado, sobre todo durante el primer tiempo, es una tónica general de un equipo que perdió 116 balones y que de 477 pases totales más de un tercio, 148, fueron malos. La imprecisión en los últimos partidos se ha viralizado sobre todo en el centro del campo.
Nadie lo mereció más que el Chelsea, que sólo dejó el liderato en la segunda jornada y porque entonces había marcado menos goles que el Tottenham. Mandó de principio a fin en la Premier para obtener su quinta liga, la tercera (2005, 2006 y ahora 2015) bajo la dirección de José Mourinho, que suma ya ocho victorias en torneos de la regularidad porque consiguió dos en Oporto (2003, 2004), otros dos con el Inter (2009, 2010) y uno con el Real Madrid (2012). “Quiero más”, dejó claro tras su última conquista. Le valió para acabar de lograrla un triunfo en su estadio por la mínima gracias a un penalti inexistente que forzó, marró y embocó en su rechace el belga Eden Hazard para sentenciar cuando quedan tres jornadas para el final del campeonato. Fue una nueva exhibición de músculo: el laureado técnico luso acabó el partido contra el Crystal Palace en su área con un portero, seis zagueros y dos mediocentros defensivos. “No era un partido para disfrutar sino para acabar el trabajo”, justificó el Mourinho más proletario.
Apenas 27 goles recibidos en 34 partidos retratan a un Chelsea sin fulgor, pero inaccesible en todo momento para sus rivales por el campeonato. Con el Manchester United en reconstrucción, el Arsenal en su eterno diván y el Liverpool errado en la inversión del dinero recibido por el traspaso de Luis Suárez, tan sólo encontraron rival en el campeón al que suceden, el Manchester City. Fue hasta enero, hasta que se cayó el equipo que dirige Manuel Pellegrini, que en la jornada quinta tras el primer duelo directo contra el Chelsea ya transitaba a cinco puntos, pero que consiguió remontar hasta que en la primera jornada de la segunda vuelta ambos igualaron en la cabeza con 46 puntos. Fue entonces cuando los blues perdieron su segundo y último partido de una campaña sin tacha en su estadio, donde sólo ha cedido tres empates. Perdieron en Newcastle y en el feudo del Tottenham y tras esta segunda y última derrota agregó a su balance once victorias y cuatro empates mientras el City se desplomaba. “La Premier es la liga más complicada del mundo y lo sabía cuando decidí regresar a ella. Aquí es imposible ganar por 8-0”, tiró con bala Mourinho mientras saboreaba el triunfo.
¿Aburrido, aburrido Chelsea?
Un derbi con balas de fogueo
El Chelsea acaricia la Premier
Narices de coliflor
El calvario de Diego Costa
Mourinho vs Madre Teresa
“Somos un equipo vendedor”, clamó el entrenador luso cuando empezaba la temporada, afanado en revestir de un tinte de modestia este último proyecto del multimillonario Roman Abramovich, un tipo que se ha gastado en fichajes en torno a 1.500 millones de euros desde que se hizo con las riendas de la entidad en 2003. La suma y la resta corroboran las palabras de Mourinho, no tanto el movimiento de dinero: el Chelsea gastó esta campaña en las dos ventanas del mercado 142 millones de euros en refuerzos e ingresó 145 en ventas. Sólo por David Luiz y Lukaku recaudó 85 millones. Diego Costa y Fábregas, claves para lograr el título, costaron 71. La pericia en ese tipo de decisiones forjaron un equipo coriáceo en la zaga, bien asentado en la meta con el regreso al club de Thibaut Courtois y en el que mezcló con éxito el frenesí de Costa (19 goles en 24 partidos) y Fábregas (17 asistencias, nadie da más en el campeonato) con la imaginación de Willian, Oscar y Hazard, elegido el mejor futbolista de esta edición de la Premier por la Asociación de Futbolistas Profesionales. Todo el entramado estaba tejido en torno a Matic, un hercúleo mediocentro, con más dotes para jugar la pelota que el hasta hace año y medio habitual Obi Mikel. “El año pasado estábamos en construcción, en esta temporada ya teníamos algo más estable y un par de jugadores con cualidades diferentes”, explicó tras celebrar el título sin demasiadas muestras públicas de efusividad, insistiendo en un ideario que ya había destacado en la víspera del partido contra el Palace: “Parece que para algunos es más importante tener el balón que marcar goles. Tal vez cuando mis nietos jueguen al fútbol iremos al estadio a disfrutar como los jugadores se pasan el balón”.
“Aquí es imposible ganar por 8-0”, dice el portugués
Con esa base y ese argumentario futbolistico, sin disponer del mayor gasto salarial del campeonato, 259 millones de euros por los 277 del City o los 290 del Manchester United, tantas veces comparado con los equipos campeones menos excitantes del fútbol británico, el Chelsea alza de nuevo la Premier, cota que no alcanzaba desde hace cinco años, entonces con Carlo Ancelotti al mando. Vence dando valor a lo que importa según Mourinho, el rigor defensivo y la velocidad en la resolución. Con una pregunta que deja el estratega de Setúbal en el aire: “La gente habla de estilo y elegancia, ¿pero que es eso?”.
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Mourinho, tras proclamarse campeón de la Premier con el Chelsea. / Carl Recine (REUTERS)
Vinovo, la ciudad deportiva de la Juve (a unos 15 kilómetros de Turín), amaneció bajo un cielo gris el día después de que Andrea Pirlo y los suyos ganaran el cuarto scudetto consecutivo. Nada en el cuartel general bianconero hacía pensar que el equipo había ganado su liga número 31. Ni una miniatura del scudetto con los colores de la bandera italiana, ni una pancarta, ni unas fotos de las celebraciones, nada de nada. Fuera había un pequeño grupo de aficionados esperando algún autógrafo, como en cualquier día normal. El equipo está centrado en el duelo de Champions contra el Madrid de este martes. Prohibidas las distracciones. La plantilla se entrenó ayer por la mañana y después de la comida se fue a descansar al hotel de concentración en la afueras de Turín (no hay residencia en la ciudad deportiva).
La Juve gana otro ‘scudetto’ sin oposición
El estilo Juventus mide al campeón
La Juve elimina al Mónaco gracias al penalti de la ida
Salvo Andrea Pirlo, que se quedó a charlar con un reducido grupo de medios (italianos y extranjeros). La cita estaba fijada para el mediodía. Apareció una hora después, en chándal y camiseta de manga corta. Veinte minutos de conversación había advertido el club, y 20 minutos fueron. “¡Qué va, nada de estar conmovido! Me llevé un golpe en la cara durante los festejos, por eso tenía los ojos llorosos, fue más bien una conmoción cerebral”, dijo el pequeño centrocampista ante las carcajadas generales cuando le hicieron notar que le habían visto emocionado y al borde de las lagrimas el día anterior en el campo de la Sampdoria tras ganar la Liga.
Sentado en medio de 15 periodistas en una pequeña sala de la ciudad deportiva de la Juve, parecía uno más: cómodo y nada a la defensiva. No hacía calor pero le caían gotas de sudor en la cara. Las arrugas y un cierto aire demacrado denotan que el tiempo pasa incluso para Andrea Pirlo. En el campo, sin embargo, todavía desprende una aura mágica cada vez que toca la pelota.
Un aura que le ha hecho ganarse el respeto de todos, compañeros y rivales. ¿Cómo lo has conseguido?, le preguntan. “Intentando portarme bien, jugando bien y sin hacer tonterías… De todas formas tu puedes hacer lo que quieras, pero luego es cosa de la gente encariñarse a ciertos futbolistas”, contesta. Como si él y su forma de tratar al balón no tuviesen nada que ver. ¿Cuál es el piropo que recuerdas con más cariño? “Ninguno, no los suelo escuchar”, responde. Pirlo sólo escucha la pelota.
A sus 36 años, el talento italiano vuelve a saborear unas semifinales de Champions. La Juve no lo hace desde 2003, él desde 2007 (en la final de Atenas con el Milan consiguió, además, su segunda orejona). “Estoy emocionado, tengo ganas de jugar”, asegura. En 2003 el equipo bianconero eliminó al Real Madrid y perdió en Old Trafford contra el Milan de Pirlo. Carlo Ancelotti entrenaba al conjunto rossonero; él había transformado a Pirlo retrasando su posición y colocándole delante de la defensa. “Ancelotti ha sido como un padre, hemos vivido momentos inolvidables. Transformó mi forma de jugar inventándose otra posición para mí”, rememora ahora Pirlo recordando su época dorada.
Ancelotti transformó mi forma de jugar inventándose una posición para mí
Una época que parecía no tener que terminar nunca pero que terminó. En 2011 el Milan (de Massimiliano Allegri, su actual técnico) le abrió la puerta para que se marchara. Le dijeron que delante de la defensa habían pensado en otro jugador y que a los mayores de 30 años les ofrecían renovar de año en año. Pirlo, con 32, dijo adiós. No quería, dijo, correr el riesgo de morirse de aburrimiento. “Necesitaba otras motivaciones, volver a emocionarme, lo he hecho en la Juve, es el equipo perfecto para mí”, dice. Un equipo que tiene a Europa como asignatura pendiente. “Hemos crecido, ahora jugamos nuestro fútbol y se nos ha quitado el miedo. Antes no estábamos conscientes de nuestra fuerza”, explica.
¿La Juve es la cenicienta de las cuatro semifinalistas?, le preguntan. “Puede que no tengamos las grandes estrellas que tienen los otros. Pero somos un grupo y nos la jugamos, si hemos llegado hasta aquí por algo será. El Atlético es el espejo en el que nos miramos, llegaron a la final el año pasado y no la ganaron por poco. Su camino es nuestro camino a seguir”, contesta confesando que creció con la idea de ser como Roberto Baggio y viendo los partidos de Copa de Europa entre Real Madrid y Milan. “Y el Milan, en aquella época, solía ganar a menudo”, dice. Si el Atlético es el ejemplo a seguir como grupo, Di María y los demás talentos del equipo blanco de la pasada final de Lisboa lo son por su espíritu de sacrificio. “El Madrid juega con muchos futbolistas ofensivos pero se sacrifican en tareas defensivas: lo hizo Di María el año pasado y lo están haciendo Isco y James este. Lo importante es saber que no juegan para sí mismos, sino para el equipo”, analiza.
“El Madrid juega con muchos futbolistas ofensivos pero se sacrifican en tareas defensivas»
“Es una eliminatoria de 180 minutos”, asegura, como buen italiano. “Hay que jugar con inteligencia, como siempre hemos hecho, con cuidado pero con atrevimiento. No tenemos nada que perder, sino un sueño por cumplir”, explica. ¿Ancelotti le tendrá preparada una jaula especial? “Espero que no, espero poder moverme con libertad. No pasa nada, de todas formas, estoy acostumbrado a las jaulas, llevo 10 años jugando con un rival encima”, contesta.
¿Y usted, hasta cuándo se ve jugando? “Hasta que tenga ganas de saltar al campo, entrenarme y estar bien. Seré el primero en recoger mis cosas cuando me dé cuenta de que ya no me apetece”. Italia y los amantes del fútbol esperan que sea lo más tarde posible.
No le sale nada al Málaga. Son ocho los partidos que lleva sin ganar el equipo andaluz, lo que le aleja de Europa. Mereció más ante el Elche, que certificó la salvación con 40 puntos cuando faltan tres jornadas para el final. Todo un éxito para el equipo que tan bien dirige Fran Escribá, feliz el día de su cumpleaños. El Málaga tuvo muchas opciones, pero no está en racha aunque disfrutara del regreso de Camacho, uno de sus mejores jugadores. Por ejemplo, fue incapaz de meter un penalti que había provocado la expulsión de Tyton 20 minutos antes del final. Duda, un veterano, erró el lanzamiento, demasiado excitado.
El equipo andaluz peleó hasta el final por el empate e incluso pudo lograrlo en el alargue de seis minutos que dio Undiano Mallenco. Manu Herrera detuvo un lanzamiento de Amrabat y luego el remate de Javi Guerra. La fortuna le dio la espalda a este buen Málaga, que ha perdido la séptima plaza en beneficio del Athletic. El Elche seguirá otro año más en Primera, lo que le permitirá aliviar sus graves problemas institucionales.
Se le está haciendo larga la Liga a este joven y pujante Málaga. Se nota que es un equipo en construcción, que necesita ese punto de madurez necesario para consolidar sus objetivos, en este caso ese séptimo puesto con sabor europeo. El equipo andaluz se ha parado. Todo lo contrario que el Elche, que ha soltado amarras y ha dejado atrás sus complejos para jugar muy bien al fútbol. Sin la presión de pelear por el descenso, el Elche se desempeña con tranquilidad. Además, tiene a algunos jugadores en muy buena forma. Es el caso de Víctor Rodríguez o Jonathas.
La mejor muestra del buen momento del Elche se plasmó en el contragolpe que supuso el gol de Jonathas. Un prodigio de jugada donde se mezclaron la visión de juego de Fayçal, la velocidad y el desborde de Víctor y el remate preciso de Jonathas. Al Málaga se le notó ansioso. La racha de siete partidos sin ganar le pesa demasiado. Lo intenta siempre, pero ni Samu ni Castillejo están igual de finos que hace unas semanas. El equipo de Gracia llevó el peso del encuentro, con un buen Amrabat, pero careció de eficacia. Juanmi, demasiado nervioso, anotó, pero estaba ligeramente adelantado. Las prisas le pudieron de nuevo al internacional cuando no fue capaz de rematar un medido pase de Amrabat en el minuto 34.
Gracia movió bien las piezas al descanso. Samuel se colocó en ataque junto a Javi Guerra y Amrabat. Juanmi pasó a la banda. Llegaron las ocasiones a favor de los andaluces, que merecieron el empate. Tyton salvó ante Amrabat y Boka no acertó. Incluso se le anuló un gol al Málaga algo dudoso por falta del propio Amrabat al meta polaco. Fueron los mejores momentos del Málaga, que acarició el empate. Sobre todo después de la justa expulsión de Tyton por penalti a Javi Guerra. Tardó mucho en lanzar el penalti Duda, demasiado picado con los rivales. El partido, muy entretenido, pareció definido con el segundo gol del Elche, producto de otro gran contragolpe forjado en inferioridad numérica. Sin embargo, el Málaga insistió. Acortó distancias por mediación de Guerra y mereció el empate en un final muy loco. No lo logró. Su flor se ha marchitado.
Resulta habitual que, tras asistir a la presentación en sociedad de un nuevo libro, poco importan su temática e intenciones, emprendamos el regreso al hogar con un ejemplar de dicho texto dedicado por el puño y letra del autor, menos dinero encima del que contamos mientras cerrábamos la puerta con llave, al salir de casa, y si acaso un par de teléfonos a los que llamar las tardes de domingo sin fútbol, en especial las de verano. Sin embargo, y como toda norma tiene su excepción, supongo, el pasado mes de septiembre yo mismo salí de la presentación en Madrid del esperado Herr Pep,de Martí Perarnau, sin el pertinente libro ni dedicatoria alguna del autor, un reguero de calderilla en los bolsillos, y unas palabras del propio Martí rondándome la existencia, casi a modo de amenaza: “En Alemania hay un señor que te quiere conocer”.
El señor resultó ser Pep Guardiola, como me temía, y la citación oficial llegó hace pocas semanas, aprovechando su obligada visita a Oporto para afrontar el encuentro de ida de los cuartos de final de la Champions League. Luciendo mi mejor camisa y con un libro de José Luis Alvite en la mano, a modo de sencilla ofrenda, me presenté en el lugar convenido, puntual, y a mi encuentro apareció Manel Estiarte, todavía oliendo a laureles, metales nobles y agua bendita. “Entiendo que estas no deben ser las mejores horas para quien madruga a las doce pero encantado de conocerte, Cabeleira”. Pasaban diez minutos de las siete de la tarde.
Luciendo mi mejor camisa me presenté en el lugar convenido y a mi encuentro apareció Manel Estiarte, todavía oliendo a laureles y agua bendita
Guardiola apareció un poco después, también muy sonriente, amable y disculpándose por habernos hecho esperar. Me preguntó si ya había cenado o si me apetecía alguna cosa, a lo que respondí que una hamburguesa y una cerveza serían un comienzo tan digno para una buena amistad como el aeropuerto de Casablanca, y él aprovechó la repentina confianza para abroncarme por escribir tan poco y levantarme tan tarde. Luego se empeñó en que nos hiciésemos una fotografía juntos y yo no supe decir que no, claro. Poco antes, el propio Pep había atendido la solicitud de una señora desde la distancia, placada suavemente por un miembro de la seguridad del club alemán: “¡A ver, Pep!… Te tienes que hacer una foto conmigo que yo soy gallega, ¿oíste?”.
Ya de regreso al hotel, incapaz de controlar tantas emociones y con el bar cerrado, decidí llamar a mi amigo Pablo para contarle que, por fin, había conocido al cromo de cromos, al rey de todos los álbumes, pese a que mi reloj marcaba las dos y media de la madrugada, franja horaria portuguesa.
—¿Y qué te contó ese hombre?, me preguntó intrigado, con voz de no haberse acostado todavía.
—Me dijo que Lewandowski opina lo mismo que tú.
—¿Lewandowski dice que Thiago es Dios?
—Tal cual, neno…
—¡Te lo dije! ¿Y sabes si piensa volver al Barça algún día, el Pep? Bueno… Es igual. Cuelga, anda, que tengo que llamar a estos para contarles lo del polaco y es muy tarde.
Si solo fuera un partido de fútbol, no tendría mucha historia. Una victoria 2-0 del equipo de casa con un juego trabado y poco vistoso, con varios postes que le dieron emoción al encuentro. Pero si solo fuera un partido de fútbol, no sería un Boca-River en La Bombonera. Ni el periodista tendría que poner su dedo en unos detectores de huellas dactilares colocados para evitar que se cuelen los ultras más peligrosos. Ni tendría sentado al lado a Alessandro Baricco, el escritor italiano, autor de Seda, que se ha cruzado el océano solo para ver este partido y contarlo. Si solo fuera un partido de fútbol, el interés estaría en el terreno de juego. Pero en un Boca-River, y más en este Boca-River, el primero de tres superclásicos que se jugarán en dos semanas, el espectáculo está en la grada.
Los argentinos llaman ya “la trilogía de mayo” a este juego del azar. Boca, con dos goles de Pavón y Pablo Pérez en los últimos cinco minutos, ganó el primer asalto, el que tenía más impacto psicológico y menos valor competitivo. Este era por el campeonato. Llegaban empatados. Boca se pone primero, pero quedan 20 jornadas. La guerra de verdad viene ahora, donde ambos se juegan, primero en el Monumental y después de nuevo en La Bombonera, el pase a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Y ahí es a todo o nada.
La guerra de verdad viene ahora, donde ambos se juegan el pase a las semifinales de la Libertadores
Dos horas antes de que empiece el partido, las zonas de pie del estadio, donde están las entradas baratas y nadie garantiza un buen lugar, están ya completamente llenas. Bueno, no del todo, porque un grupo de ultras se encarga de dejar un enorme hueco para que entren cuando quieran los líderes de la 12, los ultras xeneizes. Suelen hacerlo en el último momento con gran estrépito, exhibiendo su poder, el que les permite dominar no solo el estadio, sino también los alrededores, el barrio y los suculentos negocios en torno al fútbol, como la reventa, los aparcamientos, la comida, los transportes.
Esta vez no estaban todos. Faltaban los jefes, sobre todo Rafael Di Zeo, el líder. El Boca-River es mucho más que fútbol. Y durante toda la semana se produjo una batalla entre el club y el Gobierno, que exigía que no dejaran entrar a los líderes de la 12 en La Bombonera por su trayectoria delictiva. El Ejecutivo llegó a amenazar con no poner un dispositivo de seguridad, lo que obligaría a jugar el Boca-River sin público. Un escándalo. Se negoció y finalmente se pactó dejar fuera para este partido a los líderes de la 12. Y el Gobierno colocó 1.200 policías para controlar un partido de máximo riesgo. Muchos de ellos con chalecos antibalas. Más seguridad que a la entrada de una cumbre de la OTAN.
Y eso que, precisamente por seguridad, no había hinchada rival. Fútbol y política están tan relacionados en Argentina que en cuanto acabó el partido uno de los candidatos presidenciales, Sergio Massa, buscó votos en esa anomalía que apena a los argentinos: estadios en los que no hay guerra entre hinchadas como antes. Massa prometió que si gana volverá a haber Boca-River con un estadio dividido a mitad entre dos hinchadas. “El fútbol es un hecho cultural, da pena ver que River – Boca, o Tigre – Chicago se jueguen sin público visitante porque nadie puede garantizar la seguridad. Es como suspender el uso de vehículos porque hay muchos accidentes”, se quejó Massa.
Dicen los veteranos que un Boca-River sin hinchada rival no es lo mismo, que es más frío. Es difícil imaginar cómo sería antes. Porque nadie puede describir un ambiente más caldeado que el de anoche. Dicen que La Bombonera no tiembla, late. El estadio de hormigón de los años 40 sufre cuando los hinchas botan gritando “dale, dale, dale, booooo”. Y se mueve. Esta noche no vibraba. Crujía. “Nos han puesto hasta la luna llena de fondo, parece un decorado”, se ríe Baricco, impresionado como todos por el espectáculo de 40.000 personas cantando sin parar y saltando, sin sentarse nunca, durante cuatro horas.
30 son multitud
El caos de la Liga argentina
«A los pibes les falta pasión»
La humildad de ‘El Cholito’ Simeone
Cualquier canción conocida vale, desde Calamaro a Xuxa, para convertirla en una nueva versión para animar a Boca y sobre todo para machacar a River con ironía y mala leche. Para los bosteros (de bosta, caca de animal) River es el rico del norte –el Monumental está en el norte de la ciudad, en el acomodado barrio de Núñez, y le apodan “millonarios”- mientras ellos son los pobres del sur, donde está la Boca. En realidad todo es mucho más complejo y los dos equipos son ya enormes, no hay ricos frente a pobres, pero la historia está escrita así. Ese enemigo eterno, River, cometió un error mortal. Bajó a segunda en 2011. Y desde entonces todas las canciones de Boca son variaciones sobre este tema. “River, decime que se siente, haber jugado en Nacional (B). Te juro, que aunque pasen los años, nunca lo vamos a olvidar. Esa mancha no se borra nunca más” cantan con una coordinación inexplicable.
El partido no parece importarle a casi nadie, salvo el resultado. Cuando Boca marca el primer gol el estadio estalla, con el segundo parece que se va a romper. Jugar bien, en un fútbol argentino que atraviesa horas bajas –difícil mantener el nivel cuando los mejores se van a Europa siendo niños- no es importante. Ninguno de los dos equipos lo intentó mucho. Y eso que el vasco Arruabarrena, el entrenador de Boca, sacó en la segunda parte al exmadridista Gago, al que en principio iba a reservar para la Libertadores, para buscar un poco más de fútbol. Se animó algo el partido, pero siempre con una imprecisión después de otra. Boca dominaba, buscaba el gol más que River, pero nadie lograba terminar una buena jugada.
Da igual. Un Boca-River es un teatro en el que el gran protagonista es el público. Los jugadores participan a su manera. No ponen mucho fútbol pero sí emoción, y pelea. Y de vez en cuando se tiran de manera escandalosa e injustificada al suelo y así calientan aún más a la grada. Y allí, en las tribunas, hay decenas de personas colgadas de las barras instaladas para evitar avalanchas que ni siquiera miran el partido. No están allí para eso. Ellos se giran hacia la grada, y organizan los cánticos. Porque todos saben que el espectáculo de verdad está lejos del césped.
Massimiliano Allegri, el técnico de la Juventus, se acurrucó en la mesa de la sala de conferencias, pálido, ojeroso, macilento y con barba de tres días, ayer en el Juventus Stadium. Dicen que padecía una gripe que no le acobardó a la hora de presentarse en público a cumplir con el protocolo. Con un hilo de áspera voz, esforzándose por abrir una vía en su garganta inflamada, hizo una evaluación rápida de su colega Carlo Ancelotti: “Es un buen hombre, es inteligente, y es un furbo”, dijo, empleando la expresión coloquial que en italiano se aproxima al pícaro, al villano superviviente.
Allegri borra la sombra de Conte
Pirlo: “Necesitaba volver a emocionarme”
https://deportes.elpais.com/deportes/2015/05/04/champions/1430732706_181982.html
Allegri habló con afecto de su amigo. El entrenador del Madrid es un hombre querido en toda Italia. Salvo en algunos reductos, especialmente en un sector de la afición del Juventus, la gente le tiene un gran respeto. Ayer le preguntaron por algo que escribió en su biografía al respecto: “Nunca podré amar a la Juve”. Pareció incómodo. Por primera vez en toda la comparecencia. “He entrenado aquí dos años”, respondió, “y me encontré muy bien con una parte de la afición y con el club. Solo tuve problemas con una parte de la hinchada. Realmente he aprendido mucho. Esos años me han ayudado mucho para crecer”.
Ancelotti regresó una vez más al escenario amargo del único paso fallido de su carrera. El emiliano dirigió con éxito al Parma, el Milan, el Chelsea, el PSG y el Madrid. A todos los equipos los elevó al máximo de sus posibilidades. Su carrera habría sido una cadena de experiencias exitosas de no haber sido por su fichaje como entrenador del Juventus en 1999. Tenía entre manos a un equipo formidable, armado de Zidane y Del Piero, pero solo ganó una Copa Intertoto. El sector ultra de la hinchada se esforzó por denigrarle con una batería de cánticos insultantes. Después de dejar la Juventus ya no fue el mismo hombre. Tampoco volvió a fallar: conquistó 16 títulos. Algunos de esos trofeos tuvieron como protagonista a Andrea Pirlo, el actual conductor de la Juve.
Pirlo dijo el domingo que Ancelotti es “como un padre” para él. El centrocampista recordó que el técnico le cambió la vida resituándole como mediocentro en el Milan. “Pirlo es un gran jugador”, dijo el técnico, cuando le preguntaron por el comentario. “Yo no lo considero un hijo; lo considero un hermano”.
Ancelotti solo se permitió una risita cuando le preguntaron por la estadística negra del Madrid frente a la Juve en su campo. El equipo blanco ganó su primer y último partido aquí en 1962, con un gol de Alfredo di Stéfano (0-1). “Las semifinales de la Champions son tan equilibradas que no las gana el mejor, sino el que consigue expresar mejor sus cualidades”, dijo. “Expresa mejor sus cualidades quien es valiente. Quien tiene miedo queda eliminado”.
“Donde antes recibían cero ahora percibirán al menos 10 millones; y por la Copa del Rey, sin contar la final, que antes vendían por tres millones, ahora recibirán 10 millones”, dijo Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte, cuantificando lo beneficioso para la federación y lo solidario para el fútbol que es el real decreto que regula la venta centralizada de los derechos televisivos del fútbol español. “Y cinco millones serán para el fútbol no profesional, la Segunda B y el fútbol femenino. Solo el fútbol recibirá el mismo dinero de la Administración que la suma del resto de las federaciones”.
Cuatro días después de que el Consejo de Ministros aprobara la norma con los criterios del reparto entre las familias del fútbol, la federación española aún no ha reaccionado oficialmente, aunque a través de vías indirectas ha hecho saber su disconformidad y su disposición a pelear por obtener una mayor parte del pastel que se presume.
“Cinco millones serán para el sector no profesional, el fútbol femenino y Segunda B”
Anticipándose a la probable reivindicación del organismo presidido por Ángel María Villar, Cardenal, motor e impulsor de la venta centralizada, puso números a la letra del real decreto. El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) ofreció tres cálculos de ingresos, uno conservador (1.000 millones de euros de ingresos por temporada, 900 de ellos para Primera División), uno razonable (1.250 millones totales; 1.125 para Primera) y uno optimista (1.500 y 1.350 millones). En todos ellos se contempla que mientras los ingresos de los dos clubes que más perciben con la actual venta individual, el Madrid y el Barcelona, apenas variarán (seguirán rondando los 130 millones anuales), aplicando los criterios del reparto centralizado (50% fijo; 25% según valor deportivo y 25% según valor social), los de los demás equipos no serán tan escandalosamente menores.
En el cálculo llamado razonable (1.250 millones por temporada, incluida la venta de derechos al extranjero que alcanzaría un mínimo de 400 millones), el Valencia y el Atlético de Madrid, que actualmente perciben unos 45 millones, la tercera parte de los dos grandes, pasarían a 85 millones, con un ratio de solo 1,4 a uno; y los que menos reciben, los tres últimos clasificados, pasarán de ingresar la séptima parte de lo que reciben los primeros a la cuarta parte. “Esto permitirá una Liga más competitiva y un descenso de la deuda con Hacienda”, dijo Cardenal.
Dado que todos los clubes tienen contrato en vigor con algún operador para la próxima temporada, el real decreto regulará la venta a partir de la temporada 2016-17, pero Cardenal no excluyó que la Liga recupere los derechos y se pueda anticipar una temporada. Los operadores de la televisión de pago así lo desean, conscientes de que España es el país europeo con menor penetración de este sistema (cuatro millones de abonados, los mismos que Portugal, con una penetración de solo el 22%), y de que el fútbol sería la gran locomotora de su multiplicación.
Joan Laporta entró en la habitación del hospital donde Valentina, recién nacida, dormía en los brazos de Cristina y le propuso al padre, Pep Guardiola, hacerse cargo del primer equipo del Barça. De eso hace casi seis años y el técnico empezó a pensar aquella tarde en armar un equipo. Y pensó en fichar a Xabi Alonso; jugaba en el Liverpool. Nunca se vistió de azulgrana. “Había otras prioridades”, cuentan quienes entonces tenían poder de decisión en el Barça. Así que el de Tolosa terminó vistiéndose de blanco, también porque apareció Busquets en la cabeza del entrenador. Y los caminos de Pep y Xabi no se juntaron hasta Múnich, hace unos meses, cuando se borraron las cuitas que defendió el jugador en nombre del mourinhismo más radical. A Pep solo le importó hacer grande al Bayern. Y a Xabi, trabajar con Pep. “Por eso fiché, para afrontar nuevos retos y trabajar con él”, cuenta ahora. Y se encontraron.
“Xabi no aceptó irse del Madrid hasta que ganó la Champions”, dicen los que conocen las negociaciones. “No fichó por el Bayern, fichó por Pep”, avisan. “Buscaba un reto, algo nuevo”, asegura Xabi, de vuelta al Camp Nou, donde sabe que está mal visto. No le importa. “Es fútbol”, admite. Juega en el Bayern y lo hace orgulloso, sobrado de razón.
“Siempre he sido muy fiel y comprometido con mis entrenadores”, dice el tolosarra
“Vino a echar una mano y nos ha aguantado la temporada. Sin él, no salimos de esta”, le reconocen en el cuerpo técnico alemán tras un año en el que le pidieron la mano y ha dado el brazo entero. Le buscó Guardiola para que jugara un partido a la semana y resulta que jugó todo y más. Suma 24 partidos en la Bundesliga, acumula 100 recuperaciones, tres asistencias, 208 pases largos, 2.278 cortos, 40 a su espalda, 800 a zona de ataque, ocho remates, dos goles y un tiro al poste, ha cometido 37 faltas y ha recibido 33, y todo, en la zona donde se cocina el juego. “No es estresante, es mi juego, participo mucho y me gusta”, dice. “He sido una esponja, era yo quien debía adaptarme. A eso vine, a aprender”. Y lo ha hecho.
Alonso es consciente de que haber trabajado con Mourinho y hacerlo con Guardiola da que hablar. “Hay matices, no me gusta comparar. Son diferentes, claro. Pero siempre he sido muy fiel y comprometido con mis entrenadores. De Guardiola he aprendido mucho. He absorbido, aprendiendo de una nueva manera de trabajo, de una nueva cultura. He disfrutado, ha sido muy enriquecedor. El reto era saber si sería capaz de adaptarme y ganarme a la gente, al entrenador y a los compañeros”, dice, contento el tolosarra. “El rendimiento de Xabi ha sido espectacular. Ha sido enorme lo que nos ha dado”, resume Pep, encantado de su rendimiento. “Ha sido muy enriquecedor conocerle”, dice el vasco.
Lahm: “Ha sido espectacular lo que Xabi le ha aportado este año al equipo”
En Múnich se le pone nota máxima a su estreno. Se puede valorar de muchas maneras, pero se mire por donde se mire, y aún por terminar, su primer año ya ha dejado huella. Da igual si le preguntas a Guardiola, a Lahm, el capitán, a Thiago o a Javi Martínez, dos de sus compañeros españoles. O a su amigo Reina. Nadie duda. “Xabi es un tío que ha encajado en el vestuario y en el campo. Es difícil hacerlo con tanta naturalidad. No es el chaval que conocí en el Liverpool, es un veterano que conoce los tiempos de los partidos, los porqués del juego y el funcionamiento del vestuario”, asegura Reina, que convivió con él en Liverpool y en la selección.
“Xabi es un referente. Por su carrera, que es espectacular, y por su capacidad para escoger siempre bien el pase, por cómo lee las necesidades del juego en cada momento del partido”, admite Thiago. “De Xabi he aprendido un huevo”, dice Javi Martínez, que se explaya: “Además de ser súper majo, es un jugador con un sentido táctico extraordinario, que ordena mucho al equipo”. Y tercia Lahm: “Su aportación ha sido brillante esta temporada. No es fácil llegar y dar un rendimiento como el suyo, excelente en todo, tanto en el vestuario como en el equipo, aportando experiencia y recursos técnicos. Ha sido muy importante toda la temporada para el Bayern”, dice el alemán.
“Le hemos estrujado”, admiten en el cuerpo técnico. Lo sabe el jugador, que vino a regalar dosis de calidad y ha regalado toneladas de juego y minutos. “Pasaba una semana y pensaba: bueno, el lunes que viene recuperaremos a uno o a dos. Y resultó que el sábado se nos lesionaba otro, así todo el año”, recuerda el jugador, resignado pero contento porque dejar Madrid no fue fácil. “Allí fui feliz”, asegura camino de otro reto: parar al Barça con lo puesto: “Son favoritos, pero hay que jugar. Pensar en parar a Messi es fácil, lo difícil es hacerlo. Pero se puede competir y a eso vamos, pensando que son dos partidos y que somos capaces de hacerlo”, dice antes de reconocer que para él hubiera sido distinto “volver a Madrid”. Xabi Alonso vuelve a Barcelona. En el fondo, eso también sabe a clásico.
La figura de James Rodríguez ha cobrado un valor que no tenía a ojos de sus compañeros, cuando comenzó la temporada. Con el paso de los meses, el mediapunta colombiano, de 23 años, se ha ido ganando el corazón y el aprecio profesional de los futbolistas y de los técnicos del Madrid. Este reconocimiento alcanza su pico en lo más álgido del año futbolístico. Esta noche en Delle Alpi, James cargará sobre sus espaldas el peso del deber de la creación. Sin Modric ni Benzema, su condición de futbolista experto en meter el último pase adquiere una nueva dimensión. Enfrente se alzará la fortaleza de la Juventus coronada por Pirlo.
El presidente Florentino Pérez se movía por los pasillos de Valdebebas con el paso firme de un mánager deportivo, el domingo, después del entrenamiento. Los jugadores lo veían ir del gimnasio al despacho de Ancelotti con la presencia suelta de los líderes cuando están en campaña. A todos les había asombrado el aparatoso vendaje que momentos antes había lucido la rodilla derecha de Benzema durante el entrenamiento a puerta cerrada. Los medios del club difundieron oportunamente las terribles cintas compresoras. Benzema llevaba meses con molestias físicas y a varios de sus compañeros les resultó extraño su repentino ingreso en la lista de bajas hace dos semanas. Aunque no tan raro como su ausencia en el avión que trasladó a la expedición a Turín, ayer por la mañana. Benzema no parecía estar tan mal, después de todo. Bale ocupará su lugar.
Ramos es el catalizador
El vestuario prefiere a James antes que a Isco
Pirlo: «Necesito volver a emocionarme»
Sin el delantero francés, el hombre más cualificado de la plantilla para generar espacios en ataques estáticos contra defensas cerradas, el Madrid pierde un recurso único. Un instrumento especialmente valioso si a la Juventus se le da por emboscarse atrás especulando con resolver la eliminatoria en el Bernabéu.
A falta de Modric y Benzema, el Madrid que ha configurado Ancelotti es una maquinaria de acusado perfil contragolpeador. Con Bale y Cristiano en punta, la tendencia se acentúa. Esta apuesta por la velocidad es eficaz contra equipos que se despliegan en ataque. Pero la Juventus no siempre toma la iniciativa. “Es uno de los pocos equipos en Europa que pueden pasar sin problemas de la defensa de tres a la defensa de cuatro”, dijo ayer Ancelotti, en referencia a la línea de centrales que saben formar Chiellini, Barzagli y Bonucci, flanqueados por dos laterales muy duros como Lichtsteiner y Evra. Esta faceta encastillada es la que más temen en el vestuario del Madrid. Sin espacios para correr, y sin un Benzema que los alimente, Bale y Cristiano tienden a ahogarse.
Ancelotti teme que la Juve se cierre con tres centrales para proteger al mediocentro
Ancelotti observa que el punto débil de la Juventus está en el eje de su estructura. Pirlo, a sus 35 años, no siempre se encuentra físicamente fresco para proteger a los centrales. Si tiene un mal día es como si el equipo jugara sin mediocentro. Para compensar esta situación, Conte primero y Allegri ahora, recurren a la defensa de tres centrales. Verdadero laberinto para el ataque del Madrid. “La dificultad para encontrar posiciones claras de remate no dependerá de un jugador”, advierte Ancelotti; “dependerá sobre todo del movimiento del equipo, del ritmo del juego con balón, y, sobre todo, de los movimientos sin balón”.
Ahí es donde James resulta especial porque ninguno de los titulares en Turín posee su inteligencia para moverse en espacios reducidos. Ancelotti ha descubierto que James da un nivel excelente como volante por derecha en el 4-4-2. El técnico considera que el colombiano es más diligente que Bale en las dos fases del juego. Defiende con más bravura y, puesto a atacar, no se limita a desmarcarse en busca del gol. James apoya, se ofrece, toca, colabora en la construcción de la jugada y sabe ser concluyente en los últimos metros. Incluso como extremo, sin ser veloz, se las ingenia para anticiparse a sus marcadores y desbordar. Sus compañeros destacan su humildad. Es la cualidad que lo distingue de otras estrellas en el equipo.
«Tendremos que movernos muy bien sin balón para encontrar espacios», dice el técnico
“Normalmente los jugadores de talento son potentes porque en su constitución predomina ese tipo de fibra muscular”, opina Ancelotti. “Pero James es talentoso y es físicamente resistente. Esta anomalía le ayuda a jugar en el centro del campo donde los esfuerzos son más prolongados”.
James Rodríguez fue decisivo en la maniobra que precedió el 1-0 de Chicharito al Atlético. Fue una de las pocas ocasiones verdaderamente claras que dispuso el Madrid en los cuartos de final. La clase de ocasión que necesitará generar esta noche en el laberinto de Pirlo.
El Mutua Madrid Open ya está en marcha y, como no podía ser de otra manera, uno de los grandes atractivos del torneo es la presencia de Rafa Nadal. El tenista español continúa siendo uno de los grandes favoritos para llevarse el título en la arcilla madrileña, a pesar de que sus sensaciones siguen estando realmente lejos de las que ofreció en tiempos pasados. Y las dudas han crecido en sus primeros entrenamientos en la capital española.
En sus primeros entrenamientos para preparar el torneo, Nadal sufría un pequeño susto en su tobillo, al doblárselo en un momento de la sesión. Las alarmas se encendieron cuando se echó la mano a su articulación, aunque el español aseguró que tan sólo se trató de un aviso, descartando que sufra ningún tipo de lesión que le impida competir en Madrid: «Me doblé un poco el tobillo, pero por suerte no tengo nada«, confesaba Nadal.
Pero no es el único problema con el que se ha encontrado el español. En Montecarlo, decidía cambiar de raqueta con el objetivo de recuperar el juego perdido, pero en Madrid ha decidido no usarla. Pese a confesar que está convencido de que su nueva arma es la ideal para mejorar, el poco tiempo de adaptación que ha tenido ha provocado que dé marcha atrás hasta encontrar tiempo para entrenar y ajustarse a su nueva Babolat.
«En Madrid jugaré con la raqueta antigua, porque llevo muchos años con ésta y he tenido poco tiempo para prepararme con la otra. Sé que la nueva es la adecuada, con la que tengo que jugar en el futuro, pero tuve pocos días para prepararme con ella. Soy consciente de que aquí juego en altura y tengo un poquito menos de control con aquella raqueta. Jugaré con ésta hasta que tenga tiempo de entrenar bien con la otra«, aseguró.
Pero, pese a ello, sigue creyendo que no es el favorito en Madrid. El tenista balear continúa sin encontrarse con su mejor versión, aunque confiesa que está entrenando muy duro con el objetivo de recuperar algunas sensaciones que no terminan de llegar. Y, en especial, no las encuentra porque no termina de tener la continuidad que le permita ganar partidos consecutivos y, por tanto, la otorguen una confianza que no tiene.
Y es que ahora llega la hora de la verdad para Nadal, pues considera que puede tener una importante caída en el ránking en los próximos meses: «Caer fuera del Top 5 no es importante. Después de Roland Garros ya veremos cuál es la caída, pero son cosas del deporte». Mientras tanto, continúa entrenando con el objetivo de recuperar su mejor versión, y la primera parada es Madrid, un torneo que ya está en marcha y donde no debutará hasta el miércoles.
La Policía ha detenido en Gran Canaria a dos padres por delitos de lesiones cometidos durante partidos en los que jugaban sus hijos, en las categorías benjamín (de 9 a 10 años) y alevín (de 11 a 12), según ha informado la Comisaría de Maspalomas. La primera de las agresiones se produjo el sábado 25 de abril, mientras se disputaba el encuentro de fútbol entre los alevines del Esférico de Santa Cruz de Tenerife y el San Juan Tres Palmas (Gran Canaria).
Tras el partido, que se jugó en la Ciudad Deportiva de Maspalomas, fue arrestado un varón aficionado del equipo grancanario por causar lesiones a otro aficionado tinerfeño, ambos padres de jugadores de categoría alevín. La discusión se inició por la pérdida de tiempo del equipo ganador y tras haberse dirigido a la grada uno de los jugadores.
Al día siguiente, y cuando se disputaba en los mismos campos de fútbol un encuentro de Liga entre los benjamines del CD San Fernando B, de Maspalomas, y del Cerruda, de Vecindario, un aficionado del equipo local, también padre de uno de los jugadores, le rompió la nariz al árbitro. El agresor se dirigió al colegiado al término del partido y le propinó un cabezazo en la cara, lo que le provocó la rotura del tabique nasal, motivo por el que fue detenido. En ambos casos, los arrestados fueron puestos a disposición del juzgado de guardia de San Bartolomé de Tirajana.
Después de la tormenta siempre viene la calma, y en el caso de Leo Messi, la frase se le ajusta como un guante. Tras tenérselas tiesas con Luis Enrique en un entrenamiento en enero, no acudir a un entrenamiento y quedarse en el banquillo ante la Real Sociedad, hace ya una vuelta, pocos apostaban por una solución plácida al enfrentamiento abierto entre el jugador y el entrenador. Y, sin embargo, ya se ha llegado al mes de mayo y el FC Barcelona opta al triplete con un Messi total. No solo marca, sino que asiste, piensa, se mueve, organiza y hace lo que le da la gana. Porque si hay un jugador que entiende el juego, ese es él. Si hay un futbolista al que el resto del vestuario se plega, es a él.
El argentino ha conseguido ya nada menos que 40 goles en la Liga, 51 en todas las competiciones en 50 partidos y 19 asistencias. Las cifras son estratosféricas. Los que conocen a Pep Guardiola aseguran que no han visto al técnico nervioso en esta última semana, pero sí preocupado. No es difícil imaginar que lo que más le obsesiona es cómo parar a un jugador como Messi cuando se mueve con libertad total y bien escoltado por Neymar y Luis Suárez. Pep, que fue el primero en entender que para que el equipo funcionara Messi debía sentirse feliz y sin compromisos dentro del terreno de juego, se enfrenta ahora a su obra.
Josep Maria Bartomeu habla con Luis Enrique
Luis Enrique también comprendió pronto que en la pelea con Leo, el que tenía las de perder era él. Así que el pasado mes de enero se tragó el sapo, toleró la salida de tono del jugador -“Messi perdió los papeles con Luis Enrique”, como señaló Mathieu-, decidió hacer de tripas corazón y ceder. Desde entonces el argentino no ha vuelto a oler el banquillo. Ha sido titular en todos y cada uno de los encuentros jugando los noventa minutos y su relación con el entrenador se limita a una cuestión profesional, aunque siguen sin hablarse. La elección de Luis Enrique, más allá de que ahora caigan o no los títulos, fue acertada ateniendo al rendimiento del jugador y a la estupenda conexión que tiene con Luis Suárez y Neymar. Eso sí, el uruguayo y el brasileño también escogieron trinchera. Y están en la Messi, no en la de su entrenador.
El líder es Leo y Neymar y Suárez se esfuerzan en complacerle. Su autoridad no se discute; la del técnico, sí. Ahí han estado los gestos malhumorados de ambos cuando Luis Enrique ha decidido sustituirles. Desde el jaleo del Pizjuán, eso sí, Neymar no ha vuelto a ser el elegido, mientras que el charrúa ha tenido que encaminarse hacia el banquillo con la cabeza gacha y sin hacer más ruidos, que bastante la lió el brasileño. Así, no es tan difícil entender el gesto de Messi el sábado en Córdoba, cuando le dejó a Neymar tirar el penalti. El voraz Messi valora tener aliados en el vestuario y el terreno de juego por encima de su feroz lucha con Cristiano Ronaldo.
Después del evidente malhumor del portugués el pasado miércoles cuando Arbeloa le ‘quitó’ un gol ante el Getafe, las comparaciones con el argentino y su gesto de generosidad estaban cantadas. No es que a Messi no le importe el Pichichi ni Cristiano, sino que sus objetivos van más allá de ser el máximo goleador de la Liga. Dentro del vestuario siempre se ha destacado, además de sus indudables cualidades técnicas, que es un tipo listo. Y con la madurez ha comprendido que serán los títulos del equipo los que, de paso, le encumbren a él. La temporada pasada el Barça no ganó ninguno y tuvo que escuchar cómo Cristiano le retaba en Suiza con el Balón de Oro en sus manos. Para alguien como Leo, fue una afrenta que no ha olvidado. Y la manera de cobrársela es hacer justo lo que hace: Marcar goles, sí, pero sobre todo jugar para el equipo. Y lo demás, con un poco de fortuna, caerá como fruta madura.
El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, aseguró este lunes que el ‘caso Neymar‘, que está en los juzgados de la Audiencia Nacional, no le penaliza de cara a las elecciones presidenciales de final de temporada, todavía sin fecha, pues argumentó que quedará «en nada».
«No me penaliza. En el ‘caso Neymar’ sé que no hemos hecho nada mal. Esto acabará en nada. Cuando el juez cierre la instrucción ya fijará fecha de juicio. No tenemos mucha idea de por donde irá el calendario», señaló Bartomeu en declaraciones a Esport3.
En este sentido, añadió que no se siente «víctima de nada». «Estamos tranquilos, no hubo ningún error en el fichaje de Neymar, al que querían muchos equipos, pero Sandro Rosell se lo trajo a Barcelona«, apuntó.
«Depende de cuándo sea el último partido. Ojalá sea partir del 6 de junio. Todavía no lo tenemos hablado en la Junta porque hay otras cosas más importantes. Los estatutos recomiendan que sean en día de partido, pero el compromiso es que fueran a final de temporada», comentó sobre la fecha de los comicios.
Además, Bartomeu, aseguró que no habrá homenaje oficial por parte del club a Pep Guardiola, cuando el exjugador y extécnico regrese al Camp Nou para la disputa de las semifinales de la Liga de Campeones, pues aunque tendrá «todos los honores«, recordó que el de Santpedor querrá ganarles.
«No hay favorito, es una eliminatoria abierta ante un gran equipo que tiene un entrenador que nos conoce muy bien. A Pep hay que hacerle los honores y creo que debe de ser espontáneo, no organizaremos nada. No habrá video ni nada. Viene con todos los honores, pero a intentar ganarnos«, manifestó.
En este sentido, comentó que la relación entre ambos es buena. «Seguro que a final del partido nos saludamos. La relación entre Guardiola y la Junta creo que acabó bien. Él decidió personalmente irse y Rosell, ‘Zubi’ y yo queríamos que siguiera y él decidió irse y no hay problema», auguró.
El famoso tiranosaurio de Parque Jurásico tenía los pies como una gallina. La película presumía de haber contado con la asesoría científica de un gran paleontólogo, Jack Horner, para ajustarse, en la medida de lo posible, al conocimiento de los expertos sobre aquellos fascinantes animales del pasado. Pero no había ninguna prueba de que un dinosaurio carnívoro tuviera que tener los pies recubiertos de escamas, más allá de la lógica deducción por su directo parentesco con las aves actuales. Así que los dinosaurios de cine, de los cómics y de las ilustraciones científicas han venido caminando sobre extremidades como las de las gallinas simplemente porque era la hipótesis más probable. Ahora, el pie de un gran dinosaurio, cuyo esqueleto fosilizado fue descubierto en Cuenca en 2003 y dado a conocer en 2010, muestra, por primera vez, que efectivamente los dinosaurios carnívoros tenían los pies cubiertos de escamas y con almohadillas en las plantas, como una vulgar pata de pollo.
Contorno de dedos y las almohadillas plantares del dinosaurio ‘Concavenator corcovatus’. / UAM
El ejemplar en cuestión es famoso no solo en el mundo científico, sino entre los aficionados a los dinosaurios. Es el Concavenator corcovatus, apodado Pepito y con un rasgo sorprendente en su esqueleto: su joroba. Vivió hace unos 125 millones de años (hace 66 millones de años se produjo la extinción masiva de los dinosaurios, exceptuando las aves) y su hallazgo causó sensación al tratarse de un género y una especie desconocidas hasta entonces. Con sus seis metros de largo, muy completo, el esqueleto fósil de Pepito apareció en el yacimiento conquense de Las Hoyas.
Ahora los científicos han centrado su análisis en la extremidad posterior derecha, “Dada la postura que tiene el fósil, es decir, colocado lateralmente dentro de las calizas laminares en las que se conserva, sólo es posible observar bien su lado expuesto, el derecho”, explica Elena Cuesta, que ha liderado esta investigación codirigida por Francisco Ortega, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). “El pie izquierdo está colocado debajo de la extremidad derecha y solo se observa uno de sus dedos”, continúa esta especialista. Lo mismo sucede con las patas delanteras: la mano derecha del fósil está bien expuesta —y no tiene escamas—, no así la izquierda.
Las aves actuales mantienen rasgos de hace 125 millones de años
El buen estado de conservación de Pepito ayuda mucho a los paleontólogos. Una de las grandes dificultades a la hora de reconstruir la forma de vida de un animal extinto y remoto es conocer cómo serían las partes blandas de su cuerpo, que tan mal fosilizan, como la piel, la presencia o no de plumaje, el color… Y este pie del Concavenator “tan completo y bien preservado, es el primer hallazgo que permitiría acercarnos más al conocimiento de la apariencia que tendrían estos animales”, añade Cuesta. Recalca, además, su importancia para analizar las icnitas, las huellas de dinosaurio, porque esas improntas de los dinosaurios conservadas en la roca hablan de los huesos y el contorno de los pies, pero no de la piel ni de las almohadillas, “que serían la parte anatómica que verdaderamente produjo esa huella”. Es lo que se llama técnicamente la podoteca, es decir, el estuche que recubre el pie.
En el pie derecho de Pepito los científicos reconocen tres tipos de escamas ordenadas en un patrón concreto: unas más pequeñas y de contorno irregular que están en las almohadillas plantares y detrás de la pata; otras de tamaño intermedio en el lateral del pie y finalmente las escamas hexagonales, de gran tamaño, que cubren la parte delantera y superior del pie y la extremidad. Cuesta, Ortega y Sanz lo describen con todo detalle en la revista Cretaceous Research.
Y esa estructura de la piel del Concavenator, que estaría presente en todos los dinosaurios carnívoros, se ha mantenido en la evolución 125 millones de años hasta las aves actuales. O casi, porque la adaptación evolutiva en que se agarran a las ramas de los árboles ha hecho que la disposición de los dedos sea distinta de la primitiva, la que presenta Pepito, y que es como la de los emus actuales, las avestruces… y las gallinas. En cuanto a los dinosaurios herbívoros, apenas se tiene información.
Una de las claves del éxito en la lucha contra el cáncer radica en el diagnóstico precoz. O, expresado a la inversa, uno de los motivos que explica las dificultades en afrontar algunos tumores es que se suelen detectar tarde, en fases avanzadas, cuando su abordaje es mucho más complejo.
Un ejemplo de ello es el cáncer de ovario, la cuarta causa de muerte por cáncer en españolas tras el de pulmón, mama y colon. Si se ataja en los estadios iniciales -cuando apenas se manifiesta con síntomas o son inespecíficos-, el éxito es enorme (el 94% de supervivencia medida a los cinco años). Pero esto solo sucede en uno de cada cinco casos. La gran mayoría (70%-80%, según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, SEOM) se diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad, cuando ya ha dado la cara, por lo que la supervivencia media ronda el 44%.
Ello explica los esfuerzos en encontrar un método de cribado que permita el diagnóstico precoz fiable, algo similar a lo conseguido con la mama (mamografías) o colon (sangre en heces y posterior colonoscopia). Investigadores del University College London han anunciado este lunes en el Journal of Clinical Oncology una técnica que logra identificar la enfermedad en el 86% de pacientes con cáncer de ovario epitelial (el más común, entre el 85%-90% de los casos) mediante un simple análisis de sangre. La tasa alcanzada duplica los resultados actuales. En el trabajo se analizaron más de 46.000 mujeres. «Son unos resultados muy prometedores”, comenta Josep Alfons Espinar, coordinador de la oficina de cribado del Plan Director de Oncología de la Generalitat catalana.
El 70% de los cánceres de ovario se diagnostica tarde
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La prueba perfecciona un procedimiento anterior que también se basa en la detección de una proteína (CA125, asociada a este tumor) en el torrente sanguíneo y que arroja un resultado muy poco específico. Para buscar la neoplasia se usa como referencia la presencia de una determinada cantidad de la proteína (35 unidades de actividad enzimática por mililitro). Pero con frecuencia hay mujeres por encima del umbral que no han desarrollado el tumor, y, al contrario, pacientes por debajo del listón y afectadas por la enfermedad. Es una técnica que, en distintos ensayos, no ha arrojado una fiabilidad superior al 41% o 44%. Ni siquiera alcanza la mitad de aciertos, por lo que se ha desechado como posible herramienta de cribado.
Los investigadores del UCL, por el contrario, no buscan una foto fija, sino poder interpretar cómo las oscilaciones en la cantidad de proteína en la sangre pueden indicar que hay un tumor activo. Para ello han desarrollado un algoritmo que mide variables relacionadas con la edad de las mujeres, los niveles originales de CA125 o cómo evoluciona su presencia a lo largo de sucesivos análisis. El patrón obtenido se compara con los resultados en pacientes enfermas y en casos control para estimar el riesgo de padecer el tumor. En este caso, la identificación alcanza tasas del 86%.
Los datos hechos públicos forman parte de un ensayo mucho más ambicioso (UK Collaborative Trial of Ovarian Cancer Screening, UKCTOCS, con más de 200.000 mujeres implicadas) que pretende ir más lejos. No solo aspira hallar una fórmula fiable para la detección precoz, también comprobar si el adelanto del diagnóstico es de tal calado que se traduce en una reducción de la mortalidad.
Josep Alfons Espinar recuerda que ha habido ensayos previos en los que ya se consiguió adelantar el diagnóstico (mediante la combinación de la estrategia de la detección de CA125 en sangre -la foto fija- y la ecografía trasvaginal). Sin embargo, no se rebajó la mortalidad, por lo que el National Cancer Institute estadounidense tumbó esta opción como prueba de diagnóstico precoz.
Ahora, los resultados que han trascendido del ensayo a gran escala permiten ser optimistas. «El empleo de una estrategia de detección precoz basada en un perfil individual de CA125 mejora significativamente la detección comparado con lo que hemos visto en ensayos de cribado precedentes», relata Usha Menon, uno de los principales responsables del ensayo UKCTOCS.
El investigador añade que en las pacientes a las que se ha detectado el tumor a través del nuevo procedimiento, experimentado ya en 13 hospitales británicos en el transcurso del ensayo, «los datos de operaciones innecesarias y complicaciones se mantuvieron en los márgenes aceptables». Pese a ello, «deberemos esperar a finales de año para completar el análisis final del trabajo y determinar si los tumores detectados de esta forma se identifican lo suficientemente pronto como para salvar vidas», añade.
El futbolista del Barça Dani Alves (Bahía, 1983) también juega en el campo gastronómico. Con su chef privado João Alcântara (Vitória, 1984), que organiza los menús semanales de Alves en función de sus partidos, ha formado la compañía FOgO. Y como su nombre en portugués, quieren encender el fuego de la pasión por la cocina brasileña. Proponen “platos creativos y saludables, fusión de cocina brasileira y mediterránea sabrosa, refinada y sana”. Entre ellos: gazpacho de açaí (fruto de palmera amazónica); dado de tapioca y calamar; carbonara de apionabo (el vegetal se usa como pasta); la brandada de bacalao con feijoada; el cupcake de caipirinha o bombones de cupuaçu (cacao amazónico blanco)…
Hace un año que FOgO inició su actividad, como parte del grupo Alquimia, con el que Alves y Alcántara quieren fomentar «el intercambio cultural y gastronómico». Preparan a domicilio menús degustación (donde además de comer se pueden aprender recetas), talleres de cocina y cáterin para eventos y su gran apuesta son las cenas fugaces, de una noche y en un lugar especial (un edificio emblemático, un jardín, una galería de arte…) que se comunica a última hora y bajo reserva. Las Itinerantes, como llaman a sus veladas, se inician hoy en Barcelona.
Dado de tapioca en tinta de calamar, plato de João Alcántara. / fogo
A finales de mayo habrá otra cena en Madrid. Brasil, Girona y Londres son próximas escalas de la propuesta, a partir de 80 euros y para un máximo de 40 comensales. El futbolista asiste siempre que su agenda lo permite.
Su socio Alcântara, que empezó a estudiar marketing, se aventuró en la cocina tras conocer a los 19 años que era diabético y decidió entonces ahondar en la alimentación sana. Comenzó a trabajar con atletas y ganó popularidad con el programa televisivo Homens Gourmet (Fox Brasil). Hace cuatro años realizó unas prácticas en el restaurante barcelonés Gresca, con Rafa Peña, y después le fichó como cocinero personal el exazulgrana Maxwell, quien le recomendó a Dani Alves. Este a su vez ha hecho que conozcan su interpretación de la cocina brasileña otros compañeros futbolistas como Messi o Neymar.
‘Huerto dulce’, postre del menú de João Alcántara. / fogo
Según Alcântara, sus referencias culinarias están en su compatriota Alex Atala (el mayor divulgador internacional de la comida brasileña), en el francés Michel Bras y los españoles Ferran Adrià y Andoni Luis Aduriz. «Parto de mis recuerdos para crear cocina de producto y saludable que produzca placer en el comensal», dice el cocinero. «Mi deseo es acercar la gastronomía brasileña a todo el mundo. Es mucho más que la feijoada y la caipirinha». Además de enseñar los secretos de los sabores de su tierra al público general, el chef organiza talleres culinarios para personas con necesidades especiales, como diabéticos o celiacos.
Carlo Ancelotti se ampara en sus rasgos circulares de paisano paciente, en su venerable melena plateada, en sus ojos glaucos, para sugerir la imagen de osito polar de peluche que conviene al gusto del pueblo e inspira confianza en los cuadros directivos. Solo de vez en cuando, en esas largas jornadas que le descubren demasiado cansado, o demasiado aburrido, deja entrever entre la pelambre de inofensivo muñeco la piel dura de elefante, y hasta los colmillos, largos y mellados, de viejo trashumante de las praderas.
Al entrenador del Madrid lo rodeaban los muchachos de la prensa, curiosos, después del partido contra el Almería, en la noche del miércoles, cuando uno le preguntó por lo que significaría para él ganar la Liga española, después de haber conquistado la Liga en Italia, Francia e Inglaterra, hasta sumar 32 títulos como técnico y como jugador.
Mi vitrina ya está llena de títulos. Yo solo quiero ganar para el club, la afición y los jugadores»
“No estoy seguro de que el Barça vaya a perder puntos en esta Liga”, dijo, señalando al líder que le saca dos puntos a falta de cuatro jornadas. “De lo que sí estoy convencido es de que nosotros podemos ganar los cuatro partidos que nos quedan. Como he dicho, yo no tengo ninguna ambición personal. Porque mi vitrina ya está llena. Solo quiero ganar títulos para el Real Madrid, para la afición, para el club y para mis jugadores”.
Después de haber tenido al frente de su organigrama de comunicación y propaganda a José Mourinho, el entrenador más oportunista que existe a la hora de colgarse medallas y ufanarse de su particular colección de copas, el Madrid se ha puesto en manos de un hombre que da la impresión de no preocuparse en lo más mínimo de su persona. A sus 55 años, Ancelotti no solo procura hacer lo que le mandan, aunque se trate de indicaciones aparentemente disparatadas, sino que le confiere a todos sus actos un marchamo de desprendimiento que acaba por encandilar, si no a los directivos, al menos a los futbolistas. Y en este negocio, a pesar de que los dirigentes se esfuercen por influir cada día más, todo depende de los futbolistas.
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El partido contra el Almería fue un verdadero bodrio. Ganó el Madrid 3-0 haciendo lo mínimo indispensable frente a un equipo con lagunas de toda clase. La gente se irritó. Los pitos arreciaron contra los futbolistas propios. Pero, a diferencia de Mourinho, proclive a emplear las conferencias de prensa para bombardear su propio cuartel, Ancelotti se presentó como un escudo. “Ha sido un partido de transición”, justificó, comprensivo y paternal con sus pupilos. “No hemos jugado ni con mucha intensidad ni con mucha calidad. Es natural después de una semana en la que el desgaste físico y mental ha sido muy alto. Nos henos tomado un respiro pero siempre controlando el marcador”.
El técnico advirtió de que observa disfunciones en su centro del campo, manifiestas en Vigo y contra el Almería, pero se mostró confiado en que esto cambie. Si no tiene fe, lo parece. El próximo sábado le espera el Sevilla en el Sánchez Pizjuán en la difícil antesala antes de viajar a Turín a disputar la ida de las semifinales de la Champions con el Juventus.
“Hay partidos en los que no defendemos tan bien”, admitió, lanzando un mensaje de confianza en sus futbolistas. “Pero yo sé que cuando el equipo está concentrado defiende muy bien, incluso poniendo en la alineación a muchos jugadores creativos. Lo hicimos el año pasado en las semifinales contra el Bayern y contra el Barcelona. Yo sé que cuando este equipo tiene que defender, defiende. No siempre tenemos esta actitud. De vez en cuando nos descolocamos un poco. Contra el Almería en la primera parte no hemos presionado muy bien. En la segunda mejoramos”.
A veces nos falta actitud. Pero yo sé que cuando este equipo tenga que defender, defenderá»
Frente al Celta y el Almería se hizo evidente que Illarramendi padece una crisis de algún tipo, sea futbolística o existencial. Descartado contra el Atlético en los cuartos de la Champions, el vasco será más que probablemente borrado de la alineación contra el Sevilla, en donde puede que regrese Bale para jugar en punta, acompañando a Cristiano en un 4-4-2.
“No me preocupa Illarramendi”, dijo Ancelotti, lanzando una agradable cortina de humo. “Él jugó a un buen nivel en Vigo. Puede ser que contra el Almería su nivel no haya sido tan alto pero tiene mi total confianza”.
Martin Odegaard, el niño prodigio de Noruega, se quedó sin debutar, y sin convertirse así en el jugador más joven de la historia en enfundarse la camiseta del Madrid en un partido oficial. Este hito, sueño de algunos directivos, se frustró cuando Ancelotti cambió a Jesé por Nacho con el 3-0 en el marcador. “Odegaard tiene que trabajar, tiene que entrenarse y acostumbrarse”, advirtió el italiano, poniéndole un timbre de hierro al tono, normalmente algodonoso, de su discurso. “Es muy joven. Hoy se ha concentrado con el equipo y ha ido al banquillo por primera vez. En el futuro tendrá mucho tiempo para debutar”.
Unos cincuenta aficionados interrumpieron el entrenamiento del Deportivo en las instalaciones del club en Abegondo (A Coruña) menos de 24 horas después de que el equipo coruñés cayera derrotado por 4-0 en Elche y desperdiciara una oportunidad para salir de los puestos de descenso a Segunda.
Los seguidores se habían congregado en un aparcamiento próximo a la Ciudad Deportiva, muchos de ellos ataviados de ropa deportiva. Llevaban además varios balones. La intención que se había deslizado en las horas previas era la de escenificar un partidillo en el campo adyacente al que entrenaba el equipo y de alguna manera “retar” a los profesionales a una pachanga. Antes del “partido” comenzaron los cánticos desde la grada, algunos de ellos de espaldas a los campos. “Esa camiseta no la merecéis”, o “fuera mercenarios” estuvieron entre los coreados. En un determinado momento varios de los presentes saltaron al campo 1 de la Ciudad Deportiva de Abegondo, vecino al que ocupaba el equipo que prepara Victor Sánchez del Amo y se pusieron a jugar con la pelota. De inmediato les siguieron casi todos los presentes. Y entonces el balón dejó de rodar y brotaron los improperios, esta vez ya más cerca de los futbolistas.
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Apenas llegaban a la decena las fuerzas de seguridad presentes, entre los guardias civiles y la vigilancia privada. Se vieron superados e incluso, en algún careo fuera de tono, alguno de estos últimos fue conminado a no utilizar su porra para impedir la invasión del césped. En cuanto los seguidores estuvieron a apenas unos metros de los futbolistas se recrudecieron los insultos y las descalificaciones. Dos de los futbolistas coruñeses del equipo acudieron a pedir calma, pero uno de ellos, Álex Bergantiños, tuvo que ser protegido y apartado. Le echaron en cara unas declaraciones efectuadas al día siguiente de los enfrentamientos en Madrid que finalizaron con el asesinato de Francisco Javier Romero Taboada “Jimmy”. “Hay que erradicar la violencia de la sociedad y del fútbol, hay quien se excusa en el fútbol para desahogarse y me duele que se vincule al Deportivo y a A Coruña con este tipo de cosas”, había manifestado entonces Bergantiños, uno de los capitanes del club, futbolista crecido en un equipo de un popular barrio de la ciudad y más tarde curtido en la cantera blanquiazul.
El técnico Víctor Sánchez del Amo también trató de sosegar los ánimos, junto a algunos futbolistas como Luisinho, Lux o Lucas Pérez. “No sentís los colores ni sentís nada”, tuvieron que escuchar. Alguno de los aficionados portaban camisetas con el número y el dorsal de los mismos jugadores a los que increpaban. “Está camiseta no la merecéis”, se despidieron a voz en grito antes de retirarse y dejar expuesta una gran pancarta que rezaba: “Nosotros con orgullo”.
“A nadie le puede gustar lo que ha pasado, pero no podemos dejar que nos afecte. Me llevan increpando desde hace tiempo», dijo Bergantiños
Tras el entrenamiento habló Álex Bergantiños. “A nadie le puede gustar lo que ha pasado, pero no podemos dejar que nos afecte. Me llevan increpando desde hace tiempo, quizás por alguna declaración que se pudo malinterpretar, pero lo asumo como una responsabilidad más por ser capitán de este equipo”, apuntó antes de aclarar que sus intentos de diálogo fueron vanos. “Conmigo nadie fue capaz de hablar, solo hubo reproches”. Bergantiños fue tras el partido de Elche muy crítico con la actitud del equipo –“el decimoquinto de la clasificación nos ha dado un baño”, aseguró- y horas después seguía igual de crítico. “No dimos una imagen digna de futbolistas profesionales. Estamos dolidos y la gente también, pero tenemos que centrarnos en el próximo partido”.
A dos puntos de Almería y Eibar, que marcan los puestos de salvación, el Deportivo recibe el sábado en Riazor al Villarreal. Luego viajará a San Mamés, desplazamiento para el que su Federación de Peñas se quejó por el precio de las entradas establecido por el Athletic (45 euros la más barata, como en todos sus partidos) y criticó en un duro comunicado al Consejo de Administración del club por no haber negociado con éxito una rebaja en el precio determinado por el equipo vasco. Tras anunciar que suspendían la organización del viaje, el club determinó unas horas más tarde, justo mientras tenían lugar los incidentes en su Ciudad Deportiva, dedicar una partida presupuestaria a subvencionar el 50% del valor de esas entradas para los aficionados que las adquieran.
Tantas veces redentor, un muro infranqueable, un error de Alves complicó al Valencia el desarrollo del partido bien jugado como siempre por el Rayo y del que solo pudo sacar un empate gracias a Parejo tras un excelente golpeo de falta. Al principio del choque, un disparo inocente de Embarba se le escapó de las manos a Alves y obligó al Valencia a remar contracorriente. Le alcanzó para un empate que frena su objetivo vital de Champions. Mantiene la cuarta plaza igualado con el Sevilla al que supera en el golaverage.
Con decisión, sin especulación alguna, el Valencia impuso su ley en principio ante un Rayo al que le va el vértigo y el riesgo. Ni la avanzada presión del conjunto de Nuno le hizo cambiar de proceder, iniciando el juego desde la defensa, fiel al compromiso con el fútbol que propone Paco Jémez, para bien y para mal. Una propuesta atractiva y que ha servido al Rayo para salvar la categoría de manera sobrada y con seducción.
El Rayo convierte los partidos en un placer visual. No hay corsé alguno y el juego discurre de portería a portería con un ritmo alto de juego siempre que el rival también entre en la tómbola. Lo agradeció un Valencia enchufado que antes del primer cuarto de hora contó con cuatro llegadas claras al área de Toño, bien llevadas, peor finalizadas, siempre peligrosas entrando por el centro con André Gomes y Parejo, o por las bandas con Piatti, de nuevo en el equipo superada la lesión muscular, y Rodrigo, secundados ambos por Gayà y Barragán.
Hermético cuando lo requiere el Valencia, al Rayo le costaba asomarse ante Alves. Y en una acción sin aparente peligro encontró el gol. La fe de Embarba, porfiando por el esférico con tres jugadores valencianistas, le concedió el premio gracias a su optimismo. Su disparo centrado, sin aparente peligro con dirección al pecho de Alves acabó en la red por un error técnico o exceso de confianza del fiable portero brasileño. Los tantos de churro también cuentan.
El gol recibido hizo mella en la confianza del Valencia que perdió chispa y claridad, mientras el Rayo, con los deberes hechos antes de tiempo en la temporada, siguió a lo suyo, sin refugiarse. Pero el potencial ofensivo del Valencia, capaz de generar ocasiones de la nada, obligaba a la defensa vallecana a extremar la concentración. Dos remates consecutivos en boca de gol, falló Negredo asistido por Rodrigo antes de finalizar el primer acto.
Atribulado en el despliegue, el palo derecho de Toño evitó que el disparo de Parejo igualara el marcador ya en la segunda mitad. Al poco, Una incursión de André Gomes fue abortada en falta por Morcillo siendo el último defensor que acarreó su expulsión. Parejo convirtió el lanzamiento directo. El empate y la superioridad numérica abrieron el cielo al Valencia. No se venció el Rayo rebelde y Toño provocó la expulsión de Rodrigo que picó en la provocación del portero. Se enredó el partido y el Valencia no concretó su arreón final. Peligra la Champions.
El Real Madrid jugará mañana (20.00, Canal+), ante el Sevilla, el más complicado de los cuatro partidos de Liga que le restan. El equipo de Carlo Ancelotti viajará con una incógnita por resolver en el mediocampo y una noticia reparadora en el ataque. Regresará Gareth Bale, recuperado de la lesión muscular que sufrió hace dos semanas, y listo para correr por la banda derecha en el Sánchez Pizjuán.
“Bale va a estar disponible para mañana”, dijo Ancelotti en la conferencia que ofreció después de la comida del equipo en Valdebebas. “Él se ha entrenado con los demás este viernes. Ahora vamos a ver si Benzema se puede entrenar con el equipo el domingo o el lunes para entrar en la convocatoria de Turín”, señaló el italiano. El Madrid se medirá al Juventus el martes que viene en la ida de las semifinales de la Champions, al Valencia el sábado siguiente, y al Juventus en la vuelta de las semifinales, el miércoles 13 de mayo. El nudo de la temporada, gran parte del destino en la Liga y en la Copa de Europa, se resolverá en estos días.
El técnico apuntó que el galés, de 25 años, seguramente no juegue los 90 minutos. Le falta ritmo competitivo. Regresa después de perderse la vuelta de los cuartos de final de Champions contra el Atlético y la visita a Balaídos, dos de los partidos más difíciles de esta temporada. Tampoco estuvo presente en el partido de Anfield, en la fase de grupos de la Liga de Campeones, ni en el clásico de Liga en el Bernabéu por otra lesión que le mantuvo de baja entre octubre y noviembre.
El Madrid solventó con éxito y buen juego sus compromisos en los dos periodos en los que debió prescindir de Bale. Tan es así que algunos de sus compañeros, y el propio Carlo Ancelotti, creen que el equipo se compensa mejor tácticamente cuando Bale no actúa como tercer delantero. El hombre no tiene el mejor promedio goleador de la línea de definidores del Madrid, pero sus números son muy buenos. Bale ha marcado 17 goles en 43 partidos en todas las competiciones que ha disputado esta temporada.
El entrenador madridista habló de las variantes que maneja para organizar su centro del campo ante el probable descarte de Illarra entre los titulares. “Ramos lo ha hecho muy bien, pero tenemos otras opciones”, dijo. “Lo más natural es utilizar un mediocentro como Isco. Él lo ha hecho muy bien junto a Kroos. Tenemos dos o tres opciones y lo voy a decidir mañana”.
Luis Suárez era el típico jugador que rompía la harmonía del Barça. Él tenía otro perfil. Venía de otro mundo. En el Liverpool jugaba solo en el frente de ataque, culminando las jugadas de un equipo que no elaboraba y que lo libraba todo a una finalización instintiva. Suárez estaba cómodo en ese entorno porque él era todo potrero, todo intuición, improvisación y fútbol directo. Nueve meses después de su llegada comprendemos que la contradicción es necesaria. Ahora descubrimos que en el Barça —el equipo del estilo puro que inhibe los instintos— el instinto desatado de Suárez es imprescindible.
Paradójicamente el Barça necesita el contrapunto salvaje para llegar a donde ha llegado con un fútbol más estilista y de pausa. El Barça necesita a Suárez para ser más Barça Ahora el toque, la academia, se completan con un tipo que es el incordio de los defensas, el empuje, el chorro vital.
Hoy Suárez vive mucho más restringido pero cumple una función esencial. La jugada viene tan hecha, tan fabricada, que lo único que tiene que hacer es entretener a los centrales, bloquearlos para que no interfieran en la jugada, y buscar las diagonales cortas. Participa en el último proceso.
Nunca vi a tres divos más generosos, más pendientes el uno del otro, más preocupados por quedar bien entre ellos. ¡Si hasta se piden perdón cuando no se pasan la pelota!
Todo el desgaste que hace entre los centrales, forcejeando, desmarcándose hacia adentro y hacia afuera, ha potenciado a Neymar y Messi. Ya no precisan, como antes, estar continuamente realizando maniobras y excesos técnicos para desequilibrar. El uruguayo los espera con la mesa servida.
Muy pocos jugadores se adaptan a ese engranaje y Suárez venía de un paisaje extraño. Antes de establecerse debió emprender una transición contra su naturaleza. En el Camp Nou su supervivencia ya no dependía tanto de su olfato como de su paciencia para meterse en el corralito a esperar la evolución de las jugadas. La evolución ha sido un éxito insólito de Suárez y la consagración, junto con Messi y Neymar, de un trío de figuras del que yo no recuerdo precedentes. Nunca vi a tres divos más generosos, más pendientes el uno del otro, más preocupados por quedar bien entre ellos. ¡Si hasta se piden perdón cuando no se pasan la pelota!
Sabemos que el fútbol está lleno de vicios, veleidades y miserias. No es fácil que tres estrellas que juegan entregándose a su naturaleza impredecible estén combinados y se lleven tan bien. Hay una gran dosis de predisposición, de generosidad y humildad para convivir. Sin esos intangibles es difícil complementarse y fácil interferir. Cada vez que Messi, Neymar y Suárez reciben la pelota hay magia. No se sabe lo que va a pasar. Hasta ahora, ni Thiago, ni Ramos, ni los mejores defensas del mundo han podido evitar lo inevitable.
El Athletic ha dado tantas vueltas esta temporada que presenta algunos síntomas de confusión. Nació escuálido y vivió en los sótanos de la Liga mucho tiempo; Europa se le hizo demasiado grande y sucumbió en la Champions y en la Liga Europa; en San Mamés, sede y fortaleza, ha concedido cinco derrotas y cinco empates. Y sin embargo, a falta de cinco partidos para que concluya la temporada (cuatro de Liga y uno de Copa del Rey) tiene ante sí dos opciones inesperadas: ser séptimo en el campeonato regular, que le otorgaría una plaza en la segunda competición europea, o ganar la Copa en la final contra el Barcelona, que le daría un título, algo que no consigue desde 1984, la última vez que la gabarra surcó la ría de Bilbao.
El número 4.314 decide las entradas
Empate en el derbi de San Mamés
Simeone: “El fútbol es muy bueno porque todos tenemos razón”
La primera opción se dilucida en un mes y tiene como enemigos al Málaga, al Celta y al Espanyol, aunque de todos ellos, solo el Athletic, por su condición de finalista de Copa, tiene asegurada la plaza europea si queda séptimo. Pero ser séptimo le supone una lucha titánica. De pronto el Athletic se ha convertido en un equipo con poca pólvora (38 goles) y gran parte e ella almacenada en el fusil de Aritz Aduriz, el único artillero de garantía.
La batalla comienza en el Vicente Calderón, ante un rival al que solo le ha sacado tres victorias y un empate en los diez últimos enfrentamientos de Liga. Y ahora llega sin su soldado favorito. Aduriz sufre un golpe en la clavícula, que aconseja su reposo. Nada va a arriesgar el Athletic con Aduriz, en su lucha por ser séptimo, que ponga en riesgo su lucha por ser primero el 30 de mayo ante el Barcelona en la final del Nou Camp. Por eso todo será más difícil en el Calderón en un partido que Simeone considera «mas difícil» que el que disputarán contra el Barcelona en la penúltima jornada. La teoría del «partido a partido» confiere siempre la mayor importancia a lo que llega que a lo que está por llegar.
Lo mismo le ocurre al Athletic: la posibilidad de ser séptimo o primero tiene un orden. Primero se solventa la Liga, luego viene la Copa. Pero lo cierto es que Ernesto Valverde ha comenzado a rotar a algunos futbolistas que previsiblemente están llamados a plantar cara el 30 de mayo al Barcelona. Mikel Rico por ejemplo se ha sentado en el banquillo últimamente más tiempo que desde que está en el Athletic. Susaeta ha perdido su lugar en beneficio de la velocidad de joven Williams. Los también jóvenes Aketxe o Unai López gozan de los minutos que otros descansan. Hasta el infatigable De Marcos ha frenado la carrera para mantener el aliento hasta el final de la partida.
Un aliento que el Atlético recoge a bocanadas en su única lucha: ser tercero, descolgando a Valencia y Sevilla que le persiguen en busca de la Liga de Campeones. El pinchazo del primero en Vallecas le ha dado a Simeone vida y media. Si gana al Athletic, se podrá permitir pinchazo y medio en el tramo final. El Cholo se plantea alinear el mismo equipo que venció en Villarreal, aunque la buena actuación de Fernando Torres podría darle un lugar en la alineación en detrimento de Mandzukic.
Objetivos distintos para quienes comparten los mismos colores. El Athletic ha cazado al Málaga, pero le pisan los talones un Celta creciente y un Espanyol que, como el Athletic funciona a espasmos. No es el Atlético el rival que los de Valverde desearían cuando se avista la meta, menos aun desde que Simeone se sienta en el banquillo. Frente al argentino, el Athletic ha perdido ocho de los nueve partidos que ha disputado desde 2012 incluida la final de la Liga Europa ese mismo año en Bucarest. El gen competitivo del Atlético combate bien los impulsos del Athletic. Igualados en carácter, se impone el fútbol.