El Valencia golea al Granada

Mestalla asistió a la paradoja de ver golear a su equipo al Granada en una exhibición del central local Otamendi. El defensa argentino, un coloso, impidió que el conjunto andaluz rematara entre los tres palos de Diego Alves. A partir de ahí, el Valencia fue imponiendo su ataque de vértigo de una manera implacable: primero Javi Fuego al cabecear un córner, después Parejo de penalti y, ya en el tramo final, la pareja Rodrigo de Paul-Negredo, entrados de refresco, acabaron de descerrajar al Granada, que ya suma siete encuentros sin ganar. El equipo de Nuno, casi infalible en su estadio, mantiene la cuarta posición en la tabla.

Barragán ha experimentado una evolución exponencial de la mano de Nuno, que apostó por él sin ninguna duda desde principio de temporada. El lateral derecho, de 27 años, venía de un par de cursos irrelevantes en Mestalla, con más pena que gloria, ocupando un puesto casi de relleno, como si le viniera grande el equipo. La confianza, sin embargo,le ha permitido encontrar su lugar. Defiende con firmeza como la jornada anterior en el Camp Nou. Y ataca con determinación y clase, como en ese caño largo de este lunes a Mainz que acabó en penalti. Ha aprendido todos los automatismos con Feghouli y se siente ya un futbolista de verdad.

Parejo transformó esta vez en penalti. Fuerte y enroscado a la izquierda de la meta de Roberto, muy parecido al lanzamiento frustrado por Bravo en el Camp Nou, pero con algo más de potencia. El décimo gol del capitán valencianista, muy cómodo en la dirección del juego a partir del primer tanto, el de Javi Fuego, de cabeza a la salida de un córner. No es que Fuego sea un gran cabeceador. Es que el poder intimidatorio de los centrales valencianistas en los córners relaja el marcaje sobre los demás.

El Granada no había disparado a gol en toda la primera parte. Los centrales locales, Otamendi y Mustafi, son palabras mayores.

El Valencia se dejó ir en la segunda parte, pensando en las próximas citas (Rayo Vallecano, Eibar y Real Madrid) hasta que entraron dos meritorios de lujo (Rodrigo de Paul y Negredo) y agitaron el árbol. El volante argentino sirvió dos veces regalos a su amigo vallecano. Tras el primero Negredo, corriendo hacia atrás y de espaldas a la portería rival, dibujó un sublime pase a la llegada de Feghouli, que marcó de un zurdazo formidable. Y en el segundo, un centro con la diestra desde el pico izquierdo del área, entró Negredo con furia para cabecearlo, ganándole la espalda al lateral Gil Martins. Dos destellos de Negredo y la felicitación inmediata desde el banquillo de Alcácer, en esa rivalidad tan feroz y noble entre los dos delanteros.

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