Un WhatsApp picó a Messi para la Copa, pero en Berlín sólo compite contra sí mismo
Entre los jugadores del FC Barcelona hay también grupos de WhatsApp. Hace una semana, justo antes de la final de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao, a Messi le comentaron en uno que habían visto en la televisión a Iago Herrerín, el portero rojiblanco, afirmando que se fijaba más en las paradas de Casillas que en los goles de Messi. El argentino no tardó mucho en contestar que ya se fijaría Herrerín en él durante el partido. En la final, Leo marcó uno de los goles más extraordinarios de su carrera, que ya es mucho decir.
Luis Enrique, sus compañeros, los rivales, los periodistas, los aficionados y todo aquel con dos dedos de frente sabe que la final de la Champions de Berlín (20:45 horas, La 1 y Canal+) pasa por Messi. Que si él tiene la noche, la Juve no tiene nada que hacer. No ha habido manera de ‘picarle’ esta semana. Los jugadores y el técnico de la Juventus no le han puesto ni un solo pero en la previa de la final. Al revés, los elogios le han caído en cascada.
Buffon, por ejemplo, le definió como “un extraterrestre”. El único que se salió un poco del guión fue Giorgio Chiellini, que declaró que la defensa del Athletic podía haber hecho algo más en el primer tanto de Leo en la final de Copa. Como si se tratara de una maldición, Chiellini se lesionó el miércoles mientras se entrenaba y es baja para esta noche. Allegri, ayer se atrevió a expresar un deseo en voz alta y cuando le recordaron que Guardiola dijo antes de enfrentarse a él que era imparable, el italiano respondió: “Espero que nosotros mañana sí que le podamos parar”.
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En el vestuario nadie discute a Leo su hegemonía
En el microcosmos que es un vestuario de fútbol no hay nadie en el del Barça que se atreva a discutirle a Messi su hegemonía. Es el mejor y punto. Sus compañeros le ven tranquilo para esta final, como siempre, no ha variado nada en especial en los últimos días, pero si hoy marca podría convertirse en el primer jugador en la historia de la competición que lo haga en tres ediciones -ya anotó en Roma y en Wembley-. En esta final Messi compite contra sí mismo. El argentino es el máximo goleador de esta Champions empatado con Cristiano Ronaldo, pero durante la campaña ya ha dejado bastante claro que la competición por sí misma con el portugués no le interesaba. Bastante castigo tiene ya el madridista con tener que ver la final por la televisión. Leo, mientras, es consciente de que su protagonismo en Berlín va más allá de que vea puerta. La sociedad que ha formado con Neymar y Luis Suárez es tan fructífera que entre los tres han conseguido nada menos que 120 goles durante la campaña, pero el rey, es él.
Para los compinches del argentino, ésta será su primera final continental con la camiseta del Barça y Neymar (que ha marcado en los últimos cuatro partidos europeos) no escondió ayer la enorme ilusión con la que la está viviendo: “Es el partido más importante de mi vida. Llevo soñando con este momento desde que tenía seis o siete años y ahora ha llegado”.
Messi, tras marcarle su gol al Athletic en la final de Copa (Efe)
Los tres ‘pepinos’ y la solidez defensiva de la Juve
Los ‘tres pepinos’, como les bautizó Piqué, deberán estar hoy especialmente inspirados ante una Juve que no ha perdido un partido de los últimos nueve de la competición (la última vez que lo hizo fue el 22 de octubre ante el Olympiacos) y que logró dejar su portería a cero en cinco ocasiones: Frente al Malmö, el Atlético de Madrid, el Borussia y los dos encuentros de cuartos de final ante el Mónaco. La solidez defensiva del conjunto italiano se enfrenta a un Barça efectivo que no ha dejado de marcar en ninguno de los encuentros que ha disputado en la Champions, llegando a la final además con el historial en limpio tras ganar todos los partidos. Se mire por donde se mire, el conjunto de Luis Enrique es favorito y todos han asumido el estatus sin aspavientos. Buffon recordó, eso sí, que no han viajado a Berlín “para ser las víctimas que se van a sacrificar”.
La fortuna también es un factor a tener en cuenta y los protagonistas de la final son muy conscientes de ello. Quien más, quien menos, es supersticioso. Ayer, el trofeo de la Champions estaba situado a la derecha de la sala de Prensa en la que hablaron Buffon, Bonucci y Allegri por parte de la Juve y Piqué, Neymar y Luis Enrique del Barça. Todos tuvieron que pasar delante de la Copa al llegar y marcharse. Ni uno solo le echó siquiera una mirada de reojo.
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