A diferencia de Carlo Ancelotti, que empezó la temporada gracias a haber ganado la décima Copa de Europa y la ha terminado destituido pese a tener un año más de contrato, Pablo Laso, también técnico del Real Madrid, pero en su caso del equipo de baloncesto, estuvo prácticamente fuera del club a principios de temporada, pero la ha terminado como campeón de la novena Copa de Europa, un título que no llegaba a las vitrinas del club blanco desde hace 20 años.
Como hombre de negocios que es, Florentino Pérez gestiona el Real Madrid como gestiona ACS, la empresa de la que también es presidente. Y como hombre de negocios que es, para Florentino lo único que cuenta es, valga la redundancia, la cuenta de resultados. Y los resultados, en este caso la falta de ellos, son los que han provocado la destitución de Ancelotti. «¿Qué es lo que le falla a Ancelotti para dar el impulso que usted dice que el equipo necesita?», le preguntaron al presidente del Madrid en la comparecencia en la que anunció el despido del italiano. «No lo sé», respondió Pérez con cara de circunstancias.
Es verdad que, sobre todo después de comprobar el respaldo popular y, sobre todo, el prácticamente unánime del vestuario, lo más sencillo para el presidente hubiera sido mantener al técnico italiano en su cargo. Primero porque tenía un año más de contrato y, además, porque después de haberse filtrado que su decisión era destituirle, echarse atrás hubiera sido en cierto modo como volver a ficharle o, cuanto menos, darle un margen de confianza. Pero no fue así. Escudado en una Junta directiva que pinta lo que pinta, es decir, nada, Pérez siguió hasta el final con su decisión y sólo confirmó lo que ya se sabía. Después de comunicárselo al interesado, hizo oficial la destitución y no tuvo problema en confesar que la plantilla se enteraba por la Prensa, Cristiano Ronaldo incluído.
A diferencia de la seguridad e incluso soberbia con la que respondió ante el juez Eloy Velasco en el caso de la trama Púnica, “yo nunca he utilizado el despacho del Real Madrid. Mi despacho es ACS. Yo hago bastante con ayudar al Madrid. El equipo tiene sus ejecutivos. Yo no gano dinero allí. Mi vida es ACS. Es que me hace preguntas que no me gustan. Nunca en mi vida he sido vulnerable con nada y nadie”, Florentino se mostró nervioso e inseguro al anunciar la destitución de Ancelotti. Es probable, y así lo dijo, que comunicárselo al italiano no le resultara agradable, pero era su decisión y debía apechugar con ella. Sobre todo porque aún no tiene sustituto y necesitaba ganar tiempo. Y lo necesita, no como presidente, sino como director deportivo que es.
Florentino Pérez y Pablo Laso, ayer en Valdebebas (Efe)
Horas después de comparecer para ‘ajusticiar’ a Ancelotti, Florentino volvió a refugiarse en el baloncesto. Así, el presidente y los jugadores de la primera plantilla del equipo que dirige Pablo Laso acudieron este martes a Valdebebas a un acto con la marca de automóviles que patrocina al conjunto blanco. «La trayectoria de esta temporada ha sido excepcional, y por eso quiero pediros que hagáis un último gran esfuerzo por la Liga, es el nuevo sueño de nuestros aficionados», dijo Pérez en este acto publicitario.
El presidente del Madrid reclamó a los jugadores de la sección de baloncesto «un último esfuerzo» para completar el pleno de títulos con la victoria en la Liga ACB, cuyas eliminatorias por el título comenzarán este viernes contra el Herbalife Gran Canaria. Florentino recordó la novena Copa de Europa conquistada el pasado 17 de mayo y destacó el «espíritu de superación, el trabajo continuo y la calidad» del conjunto que dirige Pablo Laso, ganador esta temporada de la Supercopa, la Copa del Rey y la Euroliga. «Este equipo se ha convertido en leyenda tanto por sus títulos como por su juego», afirmó Florentino Pérez, un año después de
«Los jugadores saben que la cultura del Real Madrid es insaciable y que los títulos son el punto de partida hacia nuevos retos y nuevos desafíos. Aquí no se descansa nunca sino para buscar nuevos retos», dijo el presidente al equipo de baloncesto, aunque indirectamente el mensaje también fuera dirigido a sus compañeros del equipo de fútbol y, más concretamente, a su ya exentrenador, Carlo Ancelotti, a quien siempre off the record ha acusado de no entrenar lo suficiente.
Alegría era poco para calificar lo que se vivió en el vestuario del Real Madrid. Euforia total y absoluta en un equipo que a la tercera acabó con la maldición de la Novena, que 20 años después reposará en las vitrinas del Santiago Bernabéu. Saltos, gritos, abrazos… Y mucho champán salpicando allí y allá a todo el que se asomaba. Felipe Reyes, el gran capitán blanco, que en las dos pasadas Final Four se quedó con la miel en los labios, por fin pudo recoger el trofeo que acredita al equipo blanco como campeón de Europa.
Nocioni y Campazzo, argentinos que cumplen su primera temporada en el Real Madrid, retrataron mejor que nadie el ambiente festivo que se vivió en los momentos posteriores a la final. En el vestuario, pero a la vista de las cámaras de televisión, no se cortaron y sellaron la noche con un intenso beso en la boca… Una imagen que vale más que mil palabras y que refleja lo que significó para todos ganar al temido Olympiacos.
La paciente espera de dos mitos de la sección como Clifford Luyk y Emiliano Rodríguez; el emocionante abrazo con sus hijos de Alberto Herreros, el arquitecto en la sombra de este equipo, siempre evitando los focos; la alegría de los parejas y los hijos de los jugadores… La emoción de todos ellos era el reflejo de la importancia que todo los que los jugadores y Pablo Laso habían puesto para ganar este título. Florentino Pérez, el presidente que estaba viviendo momentos complicados tras la eliminación del Real Madrid de la Champions, por fin pudo disfrutar de lo que es ganar el máximo título continental del otro deporte que da gloria a la institución.
“El baloncesto nos debía una”, exclamó Felipe Reyes, lo mismo que dijo Rudy Fernández. Los dos expresaron la alegría del momento, pero sin olvidar el padecimiento del reciente pasado. “No tengo palabras para describir tanta alegría”, subrayó el capitán blanco, que apuntó que están haciendo «un trabajo increíble» esta temporada. «Nos merecemos este título, desde el primer jugador hasta el utilero».
El MVP de la final, el Chapu Nocioni, resaltó que “el Real Madrid jugó como se debe hacer en una final, con dureza y no haciéndolo bonito». «Gracias a ello merecemos ser campeones», dijo. El sudamericano reconoció que en todo momento quiso fichar por un club que pudiera ganar la Euroliga. «Ha sido un poco más sencillo gracias a mis compañeros y a tener un entrenador como Pablo Laso”. “No me dejé ni una gota de sudor porque así soy yo y mi manera de jugar es esta. En el equipo tenemos mucho talento y yo trato de darle algo diferente, carácter, personalidad y entrega”, remató.
«El Chapu es increíble. Es, aparte de un grandísimo jugador, una bellísima persona. En los partidos importantes ha dado un paso adelante, con su veteranía ha demostrado ser joven. Esa fuerza que tiene en la pista nos hace a todos tener más confianza en los partidos en los que el Chapu juega bien», le elogió Rudy Fernández.
El jugador balear reonoció que dejó la NBA para vivir una noche como la de este domingo: “Cuando vine de Estados Unidos lo hice porque sabía que el proyecto era muy bueno”. Tenía la Euroliga entre ceja y ceja y por fin ya puede decir que la ha ganado. Rudy declaró que habían luchado «durante muchos años para ganar este título». «Imagina si llegamos a perder, habría sido un palo muy gordo, pero por fortuna hemos tenido las cosas muy claras desde el primer momento. Supimos jugar en los momentos clave y creo que la experiencia de las dos finales perdidas fue la recompensa de hoy”, dijo
Rudy, Lllull y Sergio Rodríguez, exultantes tras el éxito (Reuters)
El mexicano Ayón, uno de los nuevos, reconoció que llevaban “toda la temporada hablando de esto, de ganar la Euroliga”. Dejó la NBA buscando gloria en otro lugar y subrayó que está feliz por haber venido a España a pelear por ganar títulos. Atrás quedaron su prpblemas personales de principio de temporada, superados con el apoyo de Pablo Laso. El pívot subrayó que Spanoulis era un jugador que debían tener bien vigilado «y la verdad es que no entró en el partido”.
Sergio Llull también tuvo su cuota de protagonismo. “Es la recompensa al trabajo bien hecho”, comenzó diciendo, para añadir que “ganar esta competición es lo mejor que puedes conseguir a nivel de clubes, y este Real Madrid se lo ha merecido”. “Los objetivos siempre son los mismos, que son estar arriba y pelear por llegar a todas las finales. Es lo que tiene defender la camiseta del Real Madrid; es algo con lo que convivimos todos los días”.
¿Puede un partido entre dos equipos que se han enfrentado seis veces en las dos últimas temporadas, que llevan con el mismo el núcleo de jugadores importantes y un mismo estilo de juego varios años ser diferente a todo lo anterior? ¿Es posible hacer tabula rasa y olvidar la dolorosa final de Londres en 2013 y el durísimo playoff de 2014? Sí. Al menos eso es lo que creen Pablo Laso y Giannis Sfairopoulos, entrenadores de Real Madrid y Olympiacos, rivales en la final de la Euroliga de este domingo (20:00 horas).
«Las circunstancias son diferentes cada año. Puede que el Real Madrid tenga el mismo entrenador, pero este partido es diferente a la final de Londres y a los playoffs de la temporada pasada. Ellos han añadido jugadores. Y nuestro equipo es diferente. Mantenemos a muchos, pero estamos intentando jugar de diferente manera. No podemos comparar esta temporada con las anteriores«, explica el entrenador del Olympiacos. Pero esa comparación es inevitable. Y el resultado es positivo para el Madrid, que llega en mejores condiciones físicas que hace un año en Milán.
«Llegamos más exprimidos y con la sensación de que íbamos con la lengua fuera», recuerda Laso. Ese agotamiento, en parte, fue provocado por la eliminatoria contra el Olympiacos, resuelta en cinco partidos. El quinto encuentro de esa serie es el último precedente un clásico del baloncesto europeo en los últimos años.
Real Madrid y Olympiacos se han enfrentado seis veces en las últimas dos temporadas (Gtres)
En la previa del partido, Sfairopoulos repitió varias veces que, pase lo que pase en el partido, sus jugadores tienen que mantener el plan previsto. ¿Cuál es ese plan? El entrenador griego no lo desveló, pero Spanoulis dio alguna pista. A la pregunta de cuál será la clave, la estrella griega no dudó: «Controlar el ritmo del partido». Si el Olympiacos es capaz de evitar que el Madrid no corra (cosa que sí hizo enl segundo cuarto contra el Fenerbahçe), sus opciones de victoria aumentarán. Si no lo consigue, el Madrid tendrá mucho ganado. O eso dice la teoría. Hace dos años, en Londres, la final se salió de ese guion.
«Hay que ver cómo va yendo el partido. Hace dos años nos metieron más de 60 y nosotros también metimos más de 60 y nos ganaron», recuerda Sergio Rodríguez. Aquel partido acabó 100-88 a favor de los griegos. «Hay que estar muy preparados porque es un equipo que no se rinde nunca, que tiene grandes jugadores, que tiene muchísima experiencia. Y hasta que termina el partido no podemos relajarnos».
Hace dos años, el Olympiacos anotó 90 puntos en tres cuartos para ganar al Madrid en la final de Londres (Efe)
Después de ganar el título en 2012 y 2013, calificar de sorpresa al Olympiacos, por mucho que el CSKA fuera el favorito, sería una osadía. Pero es el propio equipo griego, sus jugadores y su entrenador, el que se encarga de alimentar ese discurso de cenicienta. «Ellos juegan en casa, en su ciudad, delante de sus aficionados. Así que son favoritos. Por otro lado, nosotros sabemos jugar ante equipos favoritos, no sólo en la semifinal de anoche (por el viernes), sino también en anteriores Final Four», dice Sfairopoulos. A su lado, Giorgios Printezis insiste en el mismo discurso. «Somos el equipo con el presupuesto más bajo», apunta. Cierto, pero el club de El Pireo no deja de ser uno de los más poderosos del baloncesto europeo.
No es fácil jugar contra un rival que se sabe inferior, pero que saca ventaja de esa inferioridad. Lo sabe Pablo Laso, que antes del último entrenamiento hacía referencia a esas palabras de Printezis y Sfairopoulos cuando decía que el Olympiacos se ha hecho fuerte en ese victimismo. Eso lo convierte en más peligroso, pues coloca toda la presión en el rival y les libera. «Ahora ya no diréis que Olympiacos no es favorito, ¿no?», preguntaba el técnico madridista a los periodistas tras ganar al Fenerbahçe.
El Madrid tendrá que manejar la presión de jugar en casa, que será mayor que en la semifinal; tendrá que desactivar las trampas que le pondrá el Olympiacos e imponer su ritmo, asunto clave si quiere llevar la iniciativa; y tendrá que superar la dureza mental de los jugadores griegos, una de sus grandes armas. Y además, Vassilis Spanoulis. «Será imposible pararlo. Tendremos que limitarlo», dice Sergio Rodríguez. Contra todo eso jugará el Madrid para intentar ganar su noveno título de campeón de Europa.
Si uno se fía de la actitud de Zeljko Obradovic en la rueda de prensa de este jueves, puede sacar conclusiones erróneas. El entrenador serbio estaba en su salsa, provocando las carcajadas de todos los que estaban en la Casa de Correos. Bromas con Pablo Laso, abrazos a Nemanja Bjelica, respuestas ingeniosas… De todos los que están en la Final Four, él es el que más experiencia tiene. Y sabe cómo utilizarla dentro y fuera de la cancha.
El serbio repite una y otra vez que está muy contento con sus jugadores, que han trabajado muy duro para llegar hasta aquí. «Seré feliz si veo a mi equipo dar todo lo que tiene dentro. Me quedo con eso», dice a El Confidencial. Pero, aunque el Fenerbahçe tenga más que ganar que perder, el objetivo no es otro que ganar al Real Madrid este viernes (21:00 horas) y jugar la final del domingo. El equipo turco es debutante, pero no ha venido de visita.
Bjelica cree que tiene que salir muy fuertes desde el principio (Efe)
Una de las mayores preocupaciones del Real Madrid será el juego interior de su rival, que durante buena parte de los partidos está ocupado por dos jugadores que tienen más de aleros que de pívots. Tres de los cinco quintetos más utilizados por Obradovic tienen al serbio Nemanja Bjelica y al checo Jan Vesely como dúo interior, y todos tienen ganado el parcial en pista. El primero llegó a jugar como base en el Estrella Roja y el segundo es un alero reconvertido. Los dos son muy grandes (2,09 y 2,11) y también muy móviles, lo que le puede generar problemas a los pívots madridistas, más lentos. «Pero no va a ser suficiente que ellos dos jueguen bien, tenemos que jugar todos bien porque enfrente tenemos un gran equipo», comenta Obradovic.
«Necesitamos jugar desde el principio muy fuerte porque ellos tienen mucha calidad individual», explica Bjelica minutos después de ser elegido MVP de la Euroliga. «Esa es la clave, estar concentrados. Esa es la única manera de jugar contra ellos», añade. El exjugador del Laboral Kutxa ha promediado 11,9 puntos y 8,6 rebotes en la mejor temporada de su carrera.
Goudelock es el máximo anotador del Fenerbahçe (Efe)
Además de Bjelica, también Vesely promedia más de 11 puntos por partido. Son, junto a el escolta Bogdan Bogdanovic (10,7) y el base-escolta Andrew Goudelock, las principales armas ofensivas del Fenerbahçe. Goudelock es el máximo anotador del equipo (16,4 puntos de media) y uno de los mejores tiradores de la Euroliga, con un 45,5% en triples. Si tiene el día, puede ser imparable, como demuestra el 10/13 que metió contra el Bayern Múnich o el 6/7 contra el Olympiacos. «Tiene muchos puntos en sus manos»; dice Sergio Llull.
«Estamos muy preparados para el partido contra el Real Madrid», dice Obradovic, que ha estudiado hasta el más mínimo detalle de su rival para encontrar la manera de sorprender a Laso, que lo conoce muy bien. «Pero él me conoce a mí también; estamos en la misma situación«, puntualiza. ¿Cuáles son los puntos fuertes del Real Madrid? «Juegan como un equipo, llevan tres años juntos, tienen muchísima experiencia y calidad. Pablo los dirige muy bien, cada uno de ellos sabe lo que tiene que hacer en cada momento».
¿Y los puntos fuertes del Fenerbahçe? «Tenemos muchos puntos fuertes y algunos débiles, como cada equipo, pero hablar de cosas concretas es muy difícil». Las claves para parar a su equipo se las queda él.
La llegada de José Ramón Sandoval al banquillo del Granada dio aire a un equipo que sigue soñando con la permanencia tras ganar 1-2 al Getafe, que sigue coqueteando con los tres puntos que necesita para seguir en Primera División y que parece no querer conseguir. Con el agua al cuello, Sandoval, en muy pocos días, planteó un partido valiente y a cara de perro. Tenía poco que perder y el técnico madrileño, tras la destitución de Abel Resino esta semana, apostó por un partido ofensivo para sobrevivir en la categoría. El conjunto andaluz ya no tenía mucho margen de error. Una derrota en el Coliseum era casi una sentencia de muerte.
Con solo tres partidos por delante y con la salvación a seis puntos de distancia antes del inicio del choque, el Granada tenía que ganar o ganar. Enfrente, los hombres de Pablo Franco, que han sufrido en los despachos lo que no está escrito, tenían al alcance de su mano la permanencia. Solo tres puntos le bastaban para sellar su presencia un año más en la Liga BBVA.
El destino parecía tener reservado al Getafe asegurarse su duodécima temporada consecutiva en Primera División. Sin embargo, como acostumbra en muchas ocasiones desde hace ya varias temporadas, parecía que ese suculento premio no iba con los jugadores de la escuadra azulona, que decidieron alargar la siesta durante la primera media hora del encuentro. Ese fue el tramo del choque en el que el Granada aprovechó su planteamiento descarado con el que se lanzó al ataque. Suyas fueron casi todas las oportunidades y en casi todas estuvo involucrado Rubén Rochina, el mejor de los suyos durante los noventa minutos. El futbolista valenciano fue un incordio constante para la defensa del Getafe. Desde la banda izquierda, dio un pequeño recital para intentar abrir el marcador casi desde el primer instante. Lo pudo conseguir con dos oportunidades casi consecutivas y que se encargó de desbaratar Vicente Guaita con dos buenas paradas, sobre todo la primera tras un cabezazo a bocajarro en el que tuvo que emplearse a fondo. El merecido premio granadino llegó justo después de esos acercamientos de Rochina.
La recompensa vino a ver al Granada tras una mano del brasileño Naldo dentro del área tras un centro de Piti. El francés Youssef El-Arabi no falló y marcó desde los once metros el primero de la tarde. El tanto del Granada no desperezó al Getafe, que casi hasta el último cuarto no empezó a funcionar. Entre el colombiano Freddy Hinestroza, que por sorpresa jugó de delantero, y Pedro León, consiguieron reactivar a un equipo que estaba a punto de besar la lona. Hinestroza fue el primero en avisar con un zurdazo envenenado que el portero Roberto Fernández salvó con apuros. Su estirada salvó el empate, pero justo al límite del descanso no pudo detener la jugada de la tarde, obra de Pedro León, que hizo de las suyas con un control estratosférico, un recorte perfecto y un zurdazo con el que mandó la pelota al fondo de la red. El golazo del murciano no afectó al Granada, que tras dejar los vestuarios volvió al césped con la misma actitud con la que empezó el choque. De nuevo se hizo dueño y señor del partido y de nuevo la conexión Piti-El Arabi funcionó con un centro del primero que remató de cabeza a la red el segundo.
El «milagro Sandoval» comenzaba a tomar forma entre el naufragio del Getafe, incapaz de enlazar jugadas de peligro con una actuación muy desacertada de sus dos medio centros, Mehdi Lacen y Juan Rodríguez, que no dejaron de cometer errores ofensivos y defensivos. Pablo Franco quitó a Pedro León y se echó al público encima tras sustituir al único capaz de tener una idea aislada entre la poca lucidez general de sus hombres. Quedaban quince minutos y ese fue el final del Getafe, que falló en su intentona por salvarse matemáticamente. Ahora tiene que jugar en Vallecas, recibir al Eibar y terminar en el Bernabéu. Tiene seis puntos de ventaja sobre el Deportivo. Bajar sería una debacle, pero todo es posible. Como lo es en Granada, que aún sueña con alcanzar a Almería y Eibar, a tres puntos de distancia con un partido menos.
Resulta habitual que, tras asistir a la presentación en sociedad de un nuevo libro, poco importan su temática e intenciones, emprendamos el regreso al hogar con un ejemplar de dicho texto dedicado por el puño y letra del autor, menos dinero encima del que contamos mientras cerrábamos la puerta con llave, al salir de casa, y si acaso un par de teléfonos a los que llamar las tardes de domingo sin fútbol, en especial las de verano. Sin embargo, y como toda norma tiene su excepción, supongo, el pasado mes de septiembre yo mismo salí de la presentación en Madrid del esperado Herr Pep,de Martí Perarnau, sin el pertinente libro ni dedicatoria alguna del autor, un reguero de calderilla en los bolsillos, y unas palabras del propio Martí rondándome la existencia, casi a modo de amenaza: “En Alemania hay un señor que te quiere conocer”.
El señor resultó ser Pep Guardiola, como me temía, y la citación oficial llegó hace pocas semanas, aprovechando su obligada visita a Oporto para afrontar el encuentro de ida de los cuartos de final de la Champions League. Luciendo mi mejor camisa y con un libro de José Luis Alvite en la mano, a modo de sencilla ofrenda, me presenté en el lugar convenido, puntual, y a mi encuentro apareció Manel Estiarte, todavía oliendo a laureles, metales nobles y agua bendita. “Entiendo que estas no deben ser las mejores horas para quien madruga a las doce pero encantado de conocerte, Cabeleira”. Pasaban diez minutos de las siete de la tarde.
Luciendo mi mejor camisa me presenté en el lugar convenido y a mi encuentro apareció Manel Estiarte, todavía oliendo a laureles y agua bendita
Guardiola apareció un poco después, también muy sonriente, amable y disculpándose por habernos hecho esperar. Me preguntó si ya había cenado o si me apetecía alguna cosa, a lo que respondí que una hamburguesa y una cerveza serían un comienzo tan digno para una buena amistad como el aeropuerto de Casablanca, y él aprovechó la repentina confianza para abroncarme por escribir tan poco y levantarme tan tarde. Luego se empeñó en que nos hiciésemos una fotografía juntos y yo no supe decir que no, claro. Poco antes, el propio Pep había atendido la solicitud de una señora desde la distancia, placada suavemente por un miembro de la seguridad del club alemán: “¡A ver, Pep!… Te tienes que hacer una foto conmigo que yo soy gallega, ¿oíste?”.
Ya de regreso al hotel, incapaz de controlar tantas emociones y con el bar cerrado, decidí llamar a mi amigo Pablo para contarle que, por fin, había conocido al cromo de cromos, al rey de todos los álbumes, pese a que mi reloj marcaba las dos y media de la madrugada, franja horaria portuguesa.
—¿Y qué te contó ese hombre?, me preguntó intrigado, con voz de no haberse acostado todavía.
—Me dijo que Lewandowski opina lo mismo que tú.
—¿Lewandowski dice que Thiago es Dios?
—Tal cual, neno…
—¡Te lo dije! ¿Y sabes si piensa volver al Barça algún día, el Pep? Bueno… Es igual. Cuelga, anda, que tengo que llamar a estos para contarles lo del polaco y es muy tarde.
El calendario es el mejor aliado, a priori, de un FC Barcelona que a falta de cinco jornadas tiene el título de Liga al alcance de la mano. Este martes visita el Camp Nou (20:00 horas) un Getafe que aún tiene que remar para sellar la salvación, un rival teóricamente asequible para el equipo de Luis Enrique. Visita a Córdoba, Real Sociedad en el Camp Nou, cita en el Vicente Calderón y Deportivo en Barcelona en la última jornada. Su gran enemigo ha de afrontar, tras recibir este miércoles al Almería, una complicada salida al Sánchez Pizjuán, para enfrentarse a continuación al Valencia en el Bernabéu; Espanyol, como visitante, y Getafe, en casa, aguardan en el horizonte. Con este panorama, el Atlético-Barcelona apunta a partido definitivo… o no. Dependerá de la situación del equipo de Simeone en la tabla.
Se apunta al Vicente Calderón como epicentro del desenlace de la Liga. Es el rival más complicado que le queda por delante al equipo de Luis Enrique, pero antes de que llegue esa cita, los resultados dictarán su importancia capital o todo lo contrario. Puede suceder que el Real Madrid se imponga a Sevilla y Valencia para meter máxima presión al Barcelona, pero si lo consigue el escenario para los intereses del equipo de Simeone puede estar ya despejado. Luchando por la tercera plaza con los citados rivales del equipo de Ancelotti, si ambos caen en sendos partidos dejarían a los rojiblancos con el objetivo cumplido si no fallan antes de esa penúltima jornada. El Barça, entonces, se mediría a un rival sin la necesidad de ganar y que, además, tendría en su mano la posibilidad de quitar la Liga a su gran enemigo.
Con este panorama, y teniendo como primer mandamiento de obligado cumplimiento ganar a Sevilla y Valencia, consecutivamente, es el Atlético de Madrid el equipo del que depende el Real Madrid claramente. La escuadra de Simeone ha de afrontar, antes de recibir la visita del Barcelona, tres correosos partidos. Este miércoles rinde visita al siempre complicado Villarreal -se impuso en el Calderón en la primera vuelta-, que no se puede despistar en su lucha por conseguir plaza europea. Días después recibe la visita del Athletic, que todavía pelea por el mismo objetivo; y a renglón seguido visita a un Levante que huye del descenso y que la temporada pasada se impuso en el Nou Estadi al Atleti en la antepenúltima jornada de Liga. Si sale airoso de estos compromisos, el partido ante el Barça será un puro trámite. Si la tercera plaza -incluso la cuarta- está en juego, será una auténtica final para el equipo del Manzanares.
En esta lucha por ganar la Liga se mezclan un puñado de contendientes, cada uno con sus respectivas batallas. Apuntando al Vicente Calderón como lugar caliente para el desenlace final, Sevilla y Valencia tendrán su incidencia en función de sus resultados. Al margen sus enfrentamientos con el Real Madrid, ambos tienen un calendario que, con sus complicaciones, pueden sacar adelante para estar presionando -si es que falla- al Atlético de Madrid hasta el final. Los de Nuno deben recibir a Celta y Eibar, viajando a Vallecas y Almería. Mientras, el equipo entrenado por Unai Emery debe desplazarse a Eibar, Vigo y Málaga, enfrentándose al Almería en el Sánchez Pizjuán.
Presionado por el Real Madrid, no da la impresión de que Luis Enrique vaya revolucionar en exceso su once para recibir al Getafe. Messi sigue siendo intocable porque el argentino no entiende de descansos, mientras Neymar parece haber adquirido un rol similar tras enganchar una serie de enfados por salir del terreno de juego antes de tiempo. Aún así, Pedro podría entrar en acción por el brasileño. No se olvida en Barcelona, por otra parte, que el Getafe arrancó un punto del Camp Nou (2-2) la pasada temporada, que acabó siendo definitivo para que la Liga volara a las vitrinas del Vicente Calderón. Rakitic y Xavi tienen opciones de recuperar galones de titular, mientras Adriano ocupará el lugar del sancionado Jordi Alba y Bartra podría tener su oportunidad, después de que Luis Enrique haya dejado fuera de la convocatoria a Gerard Piqué.
La derrota sufrida en casa ante el Levante en la última jornada, obligan al Getafe a no descuidarse en esta recta final de temporada. Con un colchón de 7 puntos con el Deportivo, equipo que marca la zona de descenso, los de Pablo Franco no se pueden despistar. El equipo del sur de Madrid se presenta en el Camp Nou con los justos, pues a los lesionados de larga duración -Yoda, Lafita, Valera y Álvaro Vázquez-, hay que añadir a Diego Castro y Pablo Sarabia, ambos con problemas físicos. Ello provocará que Emiliano Buendía o Álex Felip, ambos canteranos, encuentre un sitio en el once. Por el contrario, el técnico recupera para armar la zaga a Alexis y Velázquez, dos jugadores básicos para el Getafe.
Alineaciones probables:
Barcelona: Bravo; Alves, Bartra, Mathieu, Adriano; Xavi, Busquets, Rakitic; Messi, Suárez y Pedro.
Getafe: Guaita; Vigaray, Alexis, Velázquez, Escudero; Juan Rodríguez, Lacen; Pedro León, Emi o Alex Felip, Hinestroza; y Babá.
Árbitro: Fernández Borbalán (Comité Andaluz).
Estadio: Camp Nou.
Hora: 20.00.
Sentado en el palco por su expulsión en A Coruña, Diego Pablo Simeone asistió a otro reconocimiento unánime de su hinchada. Cada nombre de un jugador del Atlético anunciado por megafonía fue correspondido por una fuerte ovación. Sin embargo, la más atronadora fue para él. La afición rojiblanca quiso desligar la fe ciega que tiene en su entrenador del sentimiento generalizado de decepción por su planteamiento del miércoles. A la grada le importó el cómo fue eliminado su equipo desde el juego, no desde el esfuerzo, que nunca fue cuestionado. El resquemor, aparte de caer con el Madrid, tenía que ver con la sensación de que ante las bajas sensibles del vecino se podría haber dado un paso adelante.
Con ese calor de las gradas pobladas de niños por ser el día elegido por el club para ellos, el Atlético se dispuso a acometer su último gran objetivo de la temporada, terminar tercero o segundo en esta recta final del campeonato. Cumplió, aunque hasta el segundo tiempo liderado por el acierto de Griezmann no pudo concretar una victoria muy necesaria.
El oficio del gol en el Atlético le pertenece al francés, transformado ya hasta en un ratero de área si es preciso. Sus dos tantos respondieron al oportunismo de los cazagoles de toda la vida. En el primero enganchó al vuelo y de cabeza un despeje prodigioso de Tyton a remate picado, y con bote, de Koke. En el segundo estuvo rápido para meter la puntera antes que el portero tras un centro de Saúl, ganador de una disputa del balón en el área. Hasta tuvo Griezmann ese letargo melancólico de los goleadores a los que suele despertar el instinto. No estaba Griezmann en el partido y apareció para ganarlo.
El Elche, salvo en los primeros minutos en los que intentó sacar partido de las secuelas nerviosas iniciales que dejó el euroderbi, no dejó nada. Una de sus pocas muescas ofensivas fue un disparo de Adrián, que hurgó en un malentendido entre Giménez y Godín en la frontal del área. Se fue el conjunto de Escribá con tres goles en contra, pero pudo llevarse un saco si no llega a ser por su portero. Cuando el Atlético se desperezó, ajustó los pases fáciles y se soltó por la banda de Siqueira, emergió Tyton, que respondió a una volea y a un cabezazo de Raúl García con reflejos y colocación. El navarro fue incluido en el once en lugar de Arda, muy guadianesco en el último mes, y amenaza con consolidarse en el once de aquí al final de curso. Hizo un gol muy suyo, un golpeo seco de zurda desde el pico del área que sorprendió a Tyton por su palo. Antes, como Torres, había desperdiciado un par de ocasiones.
Cada vez se asienta más la percepción de que los rojiblancos juegan más cómodos sin Mandzukic
La primera de El Niño llegó cuando Koke burló la línea de cuatro del Elche con un pase con el exterior que le dejó ante Tyton. El remate fue un ejercicio de imprecisión por querer reventar la pelota. Un síntoma de ansiedad ante el gol. No marcó Torres en esa ocasión, ni en otra, al poco de iniciarse el segundo tiempo tras controlar a la carrera un pase largo. No encuentra el gol, pero sus movimientos mezclan mejor con el juego originario del equipo. Cada vez se asienta más la percepción de que el Atlético juega más cómodo sin Mandzukic, algo que ya se atisbaba incluso en sus mejores momentos. Sus centrocampistas están muy acostumbrados a verticalizar sin freno el juego en cuanto hay pradera que correr.
El croata calentó banquillo y vio como Simeone prefirió darle entrada antes a Raúl Jiménez que a él, no se sabe si porque prefirió no arriesgar por sus molestias en el tobillo. Lo que sí se conoce es que también el mexicano encaja mejor con las características de los centrocampistas y con el estilo histórico que obligó a variar el fichaje de Mandzukic. El mismo con el que los homenajeados antes del partido lograron la Intercontinental hace 40 años. El contragolpe.
Un grupo de científicos ha descubierto tres nuevas especies de lagartos con forma de dragón en los Andes de Perú y Ecuador. Las especies descubiertas difieren de sus parientes más próximos en el color, el tamaño y el ADN, según una investigación que se publica hoy en la revista ZooKeys.
Omar Torres-Carvajal, investigador del Museo de Zoología QCAZ (Ecuador), Pablo J. Venegas (CORBIDI, Peru), y Kevin de Queiroz (Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian, EE UU) han realizado su descubrimiento en los Andes tropicales y, según aseguran, es un «hecho llamativo, teniendo en cuenta que estas nuevas especies están entre los lagartos más grandes y llamativos de los bosques de Sudamérica».
Los lagartos del género Enyalioides, al que pertenecen estas tres especies, son diurnos y viven en las selvas tropicales, como el Chocó, así como los bosques a ambos lados de los Andes. Estas nuevas especies incrementan el número de lagartos Enyalioides a 15. En 2006 sólo se conocían siete.
«El hecho de que más de la mitad de estos reptiles se hayan descubierto en los últimos años debería ser tenido en cuenta por las personas que están al cargo de las agencias de conservación», ha dicho en una nota el doctor Torres-Carvajal.