Real Madrid-Olympiacos: un partido nuevo, un viejo rival y varias cuentas pendientes

¿Puede un partido entre dos equipos que se han enfrentado seis veces en las dos últimas temporadas, que llevan con el mismo el núcleo de jugadores importantes y un mismo estilo de juego varios años ser diferente a todo lo anterior? ¿Es posible hacer tabula rasa y olvidar la dolorosa final de Londres en 2013 y el durísimo playoff de 2014? Sí. Al menos eso es lo que creen Pablo Laso y Giannis Sfairopoulos, entrenadores de Real Madrid y Olympiacos, rivales en la final de la Euroliga de este domingo (20:00 horas).

«Las circunstancias son diferentes cada año. Puede que el Real Madrid tenga el mismo entrenador, pero este partido es diferente a la final de Londres y a los playoffs de la temporada pasada. Ellos han añadido jugadores. Y nuestro equipo es diferente. Mantenemos a muchos, pero estamos intentando jugar de diferente manera. No podemos comparar esta temporada con las anteriores«, explica el entrenador del Olympiacos. Pero esa comparación es inevitable. Y el resultado es positivo para el Madrid, que llega en mejores condiciones físicas que hace un año en Milán.

«Llegamos más exprimidos y con la sensación de que íbamos con la lengua fuera», recuerda Laso. Ese agotamiento, en parte, fue provocado por la eliminatoria contra el Olympiacos, resuelta en cinco partidos. El quinto encuentro de esa serie es el último precedente un clásico del baloncesto europeo en los últimos años.

Real Madrid y Olympiacos se han enfrentado seis veces en las últimas dos temporadas (Gtres)

El ritmo es lo más importante

En la previa del partido, Sfairopoulos repitió varias veces que, pase lo que pase en el partido, sus jugadores tienen que mantener el plan previsto. ¿Cuál es ese plan? El entrenador griego no lo desveló, pero Spanoulis dio alguna pista. A la pregunta de cuál será la clave, la estrella griega no dudó: «Controlar el ritmo del partido». Si el Olympiacos es capaz de evitar que el Madrid no corra (cosa que sí hizo enl segundo cuarto contra el Fenerbahçe), sus opciones de victoria aumentarán. Si no lo consigue, el Madrid tendrá mucho ganado. O eso dice la teoría. Hace dos años, en Londres, la final se salió de ese guion.

«Hay que ver cómo va yendo el partido. Hace dos años nos metieron más de 60 y nosotros también metimos más de 60 y nos ganaron», recuerda Sergio Rodríguez. Aquel partido acabó 100-88 a favor de los griegos. «Hay que estar muy preparados porque es un equipo que no se rinde nunca, que tiene grandes jugadores, que tiene muchísima experiencia. Y hasta que termina el partido no podemos relajarnos».

Cómodos en la inferioridad

Hace dos años, el Olympiacos anotó 90 puntos en tres cuartos para ganar al Madrid en la final de Londres (Efe)

Después de ganar el título en 2012 y 2013, calificar de sorpresa al Olympiacos, por mucho que el CSKA fuera el favorito, sería una osadía. Pero es el propio equipo griego, sus jugadores y su entrenador, el que se encarga de alimentar ese discurso de cenicienta. «Ellos juegan en casa, en su ciudad, delante de sus aficionados. Así que son favoritos. Por otro lado, nosotros sabemos jugar ante equipos favoritos, no sólo en la semifinal de anoche (por el viernes), sino también en anteriores Final Four», dice Sfairopoulos. A su lado, Giorgios Printezis insiste en el mismo discurso. «Somos el equipo con el presupuesto más bajo», apunta. Cierto, pero el club de El Pireo no deja de ser uno de los más poderosos del baloncesto europeo.

No es fácil jugar contra un rival que se sabe inferior, pero que saca ventaja de esa inferioridad. Lo sabe Pablo Laso, que antes del último entrenamiento hacía referencia a esas palabras de Printezis y Sfairopoulos cuando decía que el Olympiacos se ha hecho fuerte en ese victimismo. Eso lo convierte en más peligroso, pues coloca toda la presión en el rival y les libera. «Ahora ya no diréis que Olympiacos no es favorito, ¿no?», preguntaba el técnico madridista a los periodistas tras ganar al Fenerbahçe.

El Madrid tendrá que manejar la presión de jugar en casa, que será mayor que en la semifinal; tendrá que desactivar las trampas que le pondrá el Olympiacos e imponer su ritmo, asunto clave si quiere llevar la iniciativa; y tendrá que superar la dureza mental de los jugadores griegos, una de sus grandes armas. Y además, Vassilis Spanoulis. «Será imposible pararlo. Tendremos que limitarlo», dice Sergio Rodríguez. Contra todo eso jugará el Madrid para intentar ganar su noveno título de campeón de Europa.

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