Silbar el himno no estaba incluido en la entrada para la final de Copa, ¿o sí?
Martes, 16 de octubre de 2012. Partido clasificatorio para el Mundial 2014 que se disputa en el Vicente Calderón entre España y Francia. Con las dos selecciones formadas sobre el terreno de juego, suena por megafonía La Marsellesa, y en la grada que rodea al palco del estadio madrileño, presidido por el rey Juan Carlos I, son pocos los aficionados que se ponen en pie como muestra de respeto. Pero ahí no queda la cosa: el himno nacional francés es silbado por una gran parte del estadio. Lo ocurrido en este encuentro internacional sirve de ejemplo para concluir que el problema de raíz es la falta de educación y civismo de muchos aficionados al fútbol, y precisamente por ello lo fácil que resulta utilizar las gradas de los campos para exhibir diferentes reivindicaciones políticas. Y es aquí donde entra en escena la perversión de algunas instituciones u organizaciones de no sólo no pedir respeto, sino de incluso justificar la falta de este.
Tal y como estaba previsto, el himno de España que el sábado sonó en el Camp Nou antes del comienzo de la final de la Copa del Rey entre el Athletic y el FC Barcelona fue recibido con una estruendosa pitada, que alcanzó los 119 decibelios. Era la primera final copera presidida por Felipe VI como monarca, pero en las dos anteriores disputadas entre ambos equipos, con Juan Carlos I como rey, la situación fue similar: pitadas tanto en el Calderón madrileño, en 2012, como en Mestalla, de Valencia, en 2009. Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), acusa directamente a Artur Mas, presidente de la Generalitat catalana, de «no tener el valor de pedir respeto al himno de España, tal y como hizo, por ejemplo, Oriol Junqueras, presidente de ERC». «La Generalitat tiene que decirlo alto», añade Cardenal, para sentenciar que «no se puede pedir a la ciudadanía lo que los responsables políticos no obedecen».
El secretario general del Deporte de la Generalitat, Ivan Tibau, confirma en cierto modo las acusaciones de Cardenal, pues asegura que «hay que ser muy ingenuo si piensas que, en un partido como el del sábado y en la situación en la que estamos, no se va a pitar el himno». Es decir, que, al igual que Artur Mas, considera que silbar el himno de España estaba incluido en el precio de la entrada para la final de Copa. Además, Tibau calificó de «impresionante» la rapidez del comunicado del Gobierno central sobre los pitos y recalcó que «los clubes actuaron perfectamente antes del partido, e ir a buscar culpables será muy complicado. Con amenazas antes del partido, lo único que se consigue es una pitada monumental. Vi al rey Felipe VI mucho más tranquilo que los miembros del Gobierno. Ve las cosas diferente y con más frialdad», y aseguró que la Generalitat estará «junto al Barça» y evitará que «los clubes implicados tengan ninguna responsabilidad» en la pitada.
Lo que sí parece evidente, aunque precisamente de ello se aprovecharan los políticos, es que cuanta más repercusión o importancia previa se le diera a un acto como el ocurrido en el Camp Nou, más posibilidades había de que la pitada fuera, como fue, tan estruendosa como generalizada. A la falta de educación y civismo que semana tras semana se exhibe en algunos campos de España, se unió esta vez el hecho de que todas las miradas y, sobre todo, todos los oídos, estaban puestos en el himno que sonó antes de la final entre Athletic y Barcelona.
Silbar el himno no estaba incluido en la entrada para la final de Copa, ¿o sí?
Vídeo: Pitada al himno español en la final de la Copa del Rey
Se sospecha de instituciones ajenas al fútbol
La Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte se reúne este lunes para analizar los hechos ocurridos en el Camp Nou. La reunión, según un comunicado de la Presidencia del Gobierno, tiene el objetivo de «proceder a denunciar las actuaciones inconvenientes y, en su caso, proponer las sanciones que fueran procedentes, en aplicación de la vigente legislación, cuyos principios deben ser preservados». «Hay que ver qué medios han puesto los clubes para que no ocurriera», señala Cardenal, aunque no apunta a Athletic y Barça como principales responsables. De hecho, lo normal es que a los clubes se les pidan explicaciones y si estas resultan convincentes, como las que ofreció ayer Josu Urrutia, no sean sancionados.
Sin embargo, el presidente del CSD sí está convencido de que, «si ha habido organizaciones que han suministrado objetos y lo han fomentado, pueden ser también responsables. Ha habido instituciones que han suministrado material. La mayor responsabilidad va a estar en personas e instituciones ajenas al fútbol. Ha sido el intento de contaminar un evento deportivo», añade Cardenal. A la espera de los informes policiales, se cree que entre cinco y siete asociaciones estuvieron detrás de la pitada, y en este caso Antiviolencia sí parece que será inflexible e impondrá importantes multas económicas.
El Gobierno Vasco considera que es un «error» pretender sancionar a los clubes y afirma que está «fuera de lugar» llevar esta cuestión a la Comisión Antiviolencia. El Ejecutivo presidido por Iñigo Urkullu, que estuvo presente en el Camp Nou, dejó claro que su gobierno «es y será siempre partidario del respeto institucional en todos sus ámbitos y en todas sus manifestaciones y expresiones, también entre las propias instituciones».
Cardenal ya avisó que en el supuesto de que los aficionados pitasen el himno español existiría «una responsabilidad individual de las personas que puedan llevar a cabo este comportamiento» y que en el «ámbito disciplinario deportivo» la Comisión Antiviolencia «apurará todas las opciones que la legislación concede respecto al organizador del evento y los equipos participantes». Tanto el Athletic como el Barcelona y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) –esta como organizadora de la final– fueron informados de esa posibilidad a través de una carta firmada por el propio Cardenal y por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez.
El capitán del FC Barcelona Xabi (2-i) saluda al presidente de la Generalitat, Artur Mas (c). (EFE)
El vicepresidente del Barcelona, Carles Vilarrubí, aseguró que el club catalán será «reactivo» si es sancionado por la pitada al himno español y que recurrirá una eventual sanción que, a su entender, sería «totalmente injusta». «Dijimos públicamente que nuestra posición era la de respeto a las instituciones, a las personas y a los himnos. No nos tocaba ir más allá», afirmó.
Manos Limpias: Villar, «cooperante necesario»
Y si no había suficientes frentes abiertos, Manos Limpias denunció ante la Fiscalía a los aficionados que asistieron a la final por un delito de ultrajes a España ante «la enorme y masiva pitada al himno nacional», y al presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, por «ser cooperador necesario». Además, la denuncia incluye a la delegada del Gobierno en Cataluña «por omisión imprudente al no evitar los hechos delictivos», en relación con la pitada al himno.
Cabe recordar que el PSOE manifestó su repulsa «por los comportamientos incívicos» y en un comunicado indicó que «las manifestaciones de crispación y falta de respeto tan solo añaden tensiones innecesarias al entendimiento por el que apuestan mayoritariamente los ciudadanos». Los socialistas añaden que «tan libre debe ser el sentimiento nacional de cualquier ciudadano o ciudadana, como exigible el respeto por los símbolos que marca la Ley».
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