Juego de tronos deportivos

13/04 Lunes

Comienza una semana que se las trae, tanto que va a ser difícil atender a tanto compromiso sin que en un momento dado algún miembro de la familia te eche en cara el tiempo que estas pasando delante del televisor. Llegan los cuartos de final de la Champions, donde los más ilustres clubes europeos comienzan a dirimir su gran objetivo del curso. Solapándose en días y horarios, otro tanto ocurre con la Euroliga de baloncesto, que la mezcla de todos las variantes que tiene su formato competitivo (primero liga, luego playoffs para terminar en Final a Cuatro) presenta un atractivo cartel en las eliminatorias que decidirán los cuatro finalistas que se verán en Madrid el mes próximo.

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Spieth gana el Masters de Augusta
‘Juego de tronos’ sigue fiel a sí misma
Nadal y el termómetro de la tierra
Todos contentos por el Calderón

El miércoles, la NBA termina la temporada regular y quedan todavía unos cuantos asuntos de posicionamiento por resolver en apasionantes partidos. Si con esto no fuese suficiente, en Montecarlo se da el pistoletazo a la temporada de tierra en el tenis. En otras circunstancias el asunto sería menor y quizás hasta el sábado no le prestaríamos especial atención, pero Nadal está como está, por lo que cada partido se convierte en una especie de lectura de posos de café para saber si el paciente mejora. Sin solución de continuidad, el fin de semana nos trae liga futbolera y un Barça-Valencia que suscita esperanzas en el universo madridista. Que esta semana decisiva para ir descubriendo los posibles reyes de esta temporada coincida con la puesta en antena del primer capítulo de la quinta temporada de Juego de Tronos no deja de tener su gracia.

Pero eso será a partir de mañana martes. Hoy se habla de Jordan Spieth, flamante ganador del Master de Augusta, al que debido a su juventud y aplastante superioridad mostrada, ya se hacen conjeturas sobre si estamos ante el advenimiento de un nuevo Tiger Woods. Pesada carga la que colgamos a cada joven deportista que destaca a edad temprana con comparaciones grandilocuentes. La historia está llena de nuevos Jordan, Magic, Woods, Rossi, Maradona o Borg, que finalmente no lo lograron, pero el tic de las etiquetas comparativas es una afición a la que nos negamos en renunciar.

Mientras debatimos a cuenta del Día Internacional del beso si somos una sociedad besucona o no, tomemos aliento para lo que nos viene encima.

Bubba Watson, el campeón saliente, ayuda a Jordan Spieth a vestir la chaqueta verde. / J. Y. (reuters)

14/04 Martes

A veces los partidos de fútbol son como las elecciones o las oleadas del EGM. Termina el encuentro, salen los protagonistas, y todos se declaran de alguna manera vencedores. Ha ocurrido en el derbi europeo madrileño, donde después de 90 minutos nadie sabe si reír o llorar. Lo entiendo, pues no es fácil hacer un análisis de una película cuando vas solo por la mitad. Recuerdo un partido hace uno años donde el Barcelona, que jugaba en sábado, empató. Un mal resultado, le dijeron a Guardiola. Pep contestó: Esperemos a mañana, que quizás el empate de hoy que parece malo, mañana se convierte en bueno. Efectivamente, el Madrid perdió y aquel punto dejó ser agrio para convertirse en dulce. Dependiendo de lo que ocurra el próximo miércoles, sabremos quien ha ganado hoy.

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El fútbol son unas frases. Por. J. Tallón
Los reyes del estrés
Muere el escritor uruguayo Eduardo Galeano a los 74 años
Muere el premio Nobel alemán Günter Grass a los 87 años

Como la espera se puede hacer larga, recomiendo la lectura de un libro. Futbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano, fallecido ayer en una mala jornada para la literatura mundial, pues también nos dejó Gunter Grass. Hubo un tiempo donde el deporte en general, y el fútbol en particular, sufría el desprecio de los intelectuales. Al poco de su invención y como nos cuenta Galeano en su libro, Rudyard Kipling ya se burló de él y de “las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan”. El pan y fútbol ha sido otro de los clásicos argumentos para descalificarlo. Afortunadamente el estigma ha sido superado, no totalmente, pero sí lo suficiente como para que podamos disfrutar de gente como Galeano contando, reflexionando y teorizando sobre algo que parte de un deporte pero que va mucho más allá. En el prólogo, el escrito uruguayo confiesa: “Yo quise ser jugador de fútbol. Jugaba de ocho y me fue mal porque siempre fui un pata dura. La pelota y yo nunca pudimos entendernos, fue un caso de amor no correspondido. También era un desastre en otro sentido: cuando los rivales hacían una linda jugada, yo iba y los felicitaba, lo cual es un pecado imperdonable para las reglas del fútbol moderno”. Con semejante comienzo, quien no tiene ganas de seguir leyendo.

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Mandzukic discute con Carvajal y Modric, en el derbi de cuartos. / Juan Medina (REUTERS)

15/04 Miércoles

Estoy agotado. Vaya atracón deportivo. Ha comenzado al mediodía, cuando Rafa Nadal ha debutado con éxito en Montecarlo. Tiene raqueta nueva, cuentan las crónicas, que le da mayor potencia a costa de algo de control. Ya uno no sabe si se está hablando de raquetas o de motores de F1. Horas más tarde, a la siete, en el Palau Blaugrana Barça y Olympiacos han iniciado su serie de cuartos. La cosa ha ido mucho más placentera de lo que se esperaba en este primer envite, que los azulgranas han solventado sin sobresaltos. Con Spanoulis bajo mínimos, los griegos son menos griegos, y el dolor de muelas anunciado se ha quedado, al menos hoy, en una pequeñas molestias que no han necesitado ni un ibuprofeno. Casi sin tiempo para ir al baño, a las 20.45 ha comenzado a rodar el balón en Paris, donde los de Luis Enrique se han dado un baño de confianza y autoestima ante un PSG cuyos mejores jugadores lo han tenido que ver en la grada. Seguramente David Luiz ha lamentado no haber podido estar ahí, y los chistosos de twitter le recomiendan para el partido de vuelta el jugar con sotana y así evitar lo que le ha ocurrido hoy, donde dos caños de Luis Suarez, además de costarle dos goles, le han puesto en evidencia. Como a las nueve Real Madrid y Efes se peleaban en el Palacio, el zapping ya era compulsivo cuando me entero que el Oporto le estaba pasando por encima al Bayern de Guardiola, lo que ha introducido un nuevo elemento en mi salón: el ordenador. Jugando a tres bandas no sé si he visto tres partidos a la vez o no he visto ninguno. Pero sí que me enterado que el Barça está ya en semifinales, que la defensa del Bayern ha estado penosa y que el Madrid podría tener un Carroll negro llamado K.C. Rivers y que no habíamos tenido la oportunidad de descubrir.

El Juego de Tronos deportivos continuará en los próximos días, donde unos cuantos caerán y cada vez quedarán menos aspirantes. Como ocurre en la serie, nos llevaremos alguna sorpresa inesperada, que cada cual espera que no se cebe con sus favoritos. Pero en el deporte y en los siete reinos, no siempre ocurre lo que uno desea.

Son las once y media de la noche y si hiciese caso al slogan “dormir es de cobardes”, aguantaría para ver lo que pasa en la NBA y como queda finalmente el cuadro de playoff que se dirime esta madrugada. Pero como dijo aquel, una retirada a tiempo es una victoria y con el cuerpo descansado, la cobardía se lleva mejor.

Postdata: Hay que reconocer regalar las cuatro primeras temporada de Juego de Tronos al rey Felipe como ha hecho hoy Pablo Iglesias es, como poco, de una refrescante originalidad. Los análisis políticos los dejo para otros, ya que como dijo en su momento Rajoy, “me voy a casa que estoy un poquito cansado”.

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Rivers, defendido por Osman. / JAVIER SORIANO (AFP)

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