“A Danilo hay que darle la enhorabuena por fichar por el mejor club del mundo y el año que viene tendremos un nuevo compañero. El año que viene competiré con él e intentaremos jugar lo máximo posible. La competencia siempre es buena”. Cuando Dani Carvajal fue cuestionado por la llegada de competencia para su lateral diestro respondió con educación, tranquilidad y de manera positiva ante la Prensa. Por dentro, su inquietud se disparó hasta el punto de pensar en cambiar de aires. A la zona noble del Santiago Bernabéu pronto llegó el malestar del de Leganés aunque la sangre, finalmente, no ha llegado al río. En estos días, Danilo (ya en Madrid) será presentado oficialmente como nuevo jugador del Real Madrid hasta junio de 2021 y supondrá la amenaza o catapulta en la progresión de Dani Carvajal.

Esta temporada apuntaba Varane que “la competencia de Pepe es importante para mejorar”, una sentencia que acompaña a la famosa y popular de “la competencia ayuda a no relajarse” y que sirve a Dani Carvajal para descargar su malestar inicial tras la contratación de Danilo (jugador, por cierto, que también puede jugar en la misma banda derecha pero más adelantado). Tanto el brasileño procedente del Oporto como el internacional español tienen 23 años y su ‘enfrentamiento’ promete ser una de las incógnitas de este verano que debe resolver Rafa Benítez.

El canterano -desde los diez años- madridista debió abandonar Valdebebas hace tres veranos y viajar hasta Alemania para continuar su progresión pegado a las bandas del Bay Arena, la cual ha mantenido de la mano de Carlo Ancelotti en el Bernabéu y que le sirvió hace más de un año para arrebatar la titularidad a Álvaro Arbeloa.

Con nuevo entrenador y aumento de la competencia, Carvajal comienza prácticamente desde ‘cero’ a partir de este curso. El respeto que se había ganado con Ancelotti debe renovarlo con Benítez para el beneficio del rendimiento en el césped del conjunto blanco. Danilo, que abandonó a Brasil en esta Copa América por lesión, tendrá el aval de su buena actuación con el Oporto (club que pagó hace dos años y medio 13 millones al Santos por él), la internacionalidad y titularidad con su país… y el haber costado a la directiva blanca 31,5 millones de euros (Coentrao, al cabo de los años, terminó siendo suplente habiendo costado también 30 millones de euros).

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