Bahamas reanuda limpieza tras paso de otra tormenta

Jeffrey Roberts levantó una cortina, de color mostaza, que estaba en el suelo mientras buscaba pasaportes y otros documentos, donde antes se encontraba la casa de su familia en Gran Bahama.

Después apartó la tela, recogió un par de viejos alicates oxidados y siguió buscando.

“Tenemos que tomar lo que nos da Dios”, dijo Roberts en alusión a la tormenta tropical Humberto, que rozó la isla, el pasado fin de semana, en su ruta hacia el norte, que la llevará lejos de la costa este de Florida.

Los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes (NHC) informaron que posiblemente se convertiría en huracán anoche, aunque lejos de Bahamas y de la costa estadounidense cuando adquiría esa categoría.

En caso de que se cumpliera el pronóstico del NHC y Humberto alcanzara la condición de huracán será el tercero de esta temporada de ciclones en la cuenca atlántica, que va del 1 de junio al 30 de noviembre. Antes fueron Barry y Dorian.

La tormenta cerró brevemente un par de aeropuertos pequeños, causó que las personas en casas dañadas buscaran refugio y amenazó con interrumpir el reparto de suministros necesitados, como agua y alimentos.

Sin embargo, como finalmente pasó al norte de Bahamas, Roberts y otras personas retomaron la tarea pendiente: los esfuerzos de limpieza y recuperación en poblaciones devastadas por el huracán Dorian hace dos semanas.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, visitó el sábado la isla de Gran Ábaco para respaldar los esfuerzos humanitarios después del paso de una tormenta que dejó miles de personas necesitadas de comida, agua y cobijo.

“El huracán Dorian ha sido clasificado de categoría 5. Creo que es categoría infernal”, manifestó el secretario general, quien dijo que estaba horrorizado por el “nivel de devastación sistemática”.

El Gobierno de Bahamas estima que 10.000 personas en Ábaco necesitan agua, comida y vivienda temporal, mientras que, según la ONU, 70.000 personas no tienen vivienda o están seriamente dañadas en las zonas afectadas por el huracán.

La cifra de muertos por el huracán se mantenía en 50 personas, con una alarmante lista de 1.300 desaparecidos, aunque las autoridades advirtieron que era preliminar y que posiblemente mucha gente no contactó a sus seres queridos.

El Gobierno recomendó a los habitantes del archipiélago volver a los refugios debido a que la ayuda se atrasará. Mientras que el portavoz de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias, Carl Smith, pidió paciencia, en especial a los habitantes de Gran Ábaco.

Respecto a los hospitales, uno está lleno en Gran Bahama y otro de campaña, así como cuatro de nueve clínicas que funcionan a su capacidad máxima y otro que opera de forma limitada.

El jefe de la ONU, quien vincula el desastre con la crisis climática que afecta al mundo, visitó Bahamas para llamar la atención de la comunidad internacional sobre la necesidad de aumentar el apoyo al país caribeño tras la catástrofe.

“Estos grandes sistemas demandan una respuesta multilateral”, afirmó Guterres.

Aunque hasta el momento se desconocen las pérdidas económicas causadas por Dorian, aseguró que sobrepasará los millones de dólares, cuya cifra dudó que Bahamas pueda afrontar sola. Ante ello, envió un fuerte mensaje a los líderes del mundo y el Caribe, en el cual los instó a separar un presupuesto para atender la crisis climática.

La meta de Guterres es recaudar $ 100.000 millones anualmente de parte del Gobierno y el sector privado, tanto para mitigación y adaptación en el desarrollo del mundo, como países de gran riqueza han prometido por casi una década. (I)