Wawrinka, el tenista que tuvo que hacerse 'malo' para acabar con el sueño de Djokovic

Stan Wawrinka se ha convertido en el flamante ganador de Roland Garros. Contra todo pronóstico, el tenista suizo sacó su mejor tenis para acabar con el gran favorito, el todopoderoso Novak Djokovic, al que ha dejado sin el único ‘grande’ que le falta y que, por tanto, se quedó en París sin la posibilidad de tener en su poder los cuatro Grand Slam. El serbio, número uno del mundo que llegaba jugando el mejor tenis de toda su carrera, se vio sorprendido por Wawrinka, un jugador que se «endureció» para hacer historia en la Philippe Chatrier gracias a su lema: «No importa que falles, sigue intentándolo de nuevo».

Djokovic aterrizaba en París como uno de los grandes favoritos al título. Llegaba con 22 victorias de manera consecutiva y cinco títulos en lo que iba de curso -Open de Australia, Indian Wells, Miami, Monte Carlo y Roma-, siendo el rival a batir. Y, poco a poco, en la arcilla parisina empezó a demostrar que estaba preparado para asumir el reto que tanto ansiaba: conseguir levantar por primera vez en su carrera un título en Roland Garros. Las nueve victorias de Rafa Nadal en los últimos años, sumadas a la victoria de Roger Federer en 2009, habían impedido al serbio levantar la Copa de los Mosqueteros.

Pero, entonces, Djokovic vio su gran oportunidad. En cuartos de final del torneo, con un tenis excelso, fue capaz de acabar con el rey Nadal en sólo tres sets. Sus opciones empezaban a crecer. Llegaron entonces las semifinales del torneo, ante un Andy Murray que estaba brillando sobre la tierra batida, pero el serbio pudo deshacerse del británico en un partido que se tuvo que jugar en dos turnos por culpa de las condiciones meteorológicas. Llegaba el momento de la gran final y uno de los grandes partidos de su vida… pero entonces Wawrinka se cruzó en su camino para acabar con sus esperanzas.

Djokovic quería entrar en el selecto club de jugadores tan grandes comoe Fred Perry, Donald Budge, Rod Laver, Roy Emerson, André Agassi, Roger Federer o Rafael Nadal, pero no consiguió. Wawrinka se encargó de acabar con su sueño y dejar al serbio, de momento, en el grupo de Jimmy Connors, John McEnroe, Stefan Edberg, Pete Sampras o Boris Becker. Es decir, los grandes tenistas que consiguieron hacerse con todos los Grand Slam salvo Roland Garros, una maldición que empieza a alargarse en el tiempo. Djokovic no termina de encontrar la manera de brillar en París.

Magnus Norman, uno de los ‘culpables’ del éxito de Wawrinka

Norman, el valedor del éxito de Wawrinka

Sobre el papel, el suizo era claramente inferior a Djokovic, que había llegado a la final sumando 28 triunfos consecutivos. Pero Wawrinka sacó su mejor versión para confirmar que, a sus 30 años, es una de las grandes realidades del tenis actual. ‘Stananimal’, sobrenombre por el que se le conoce por su potencia de golpeo, tuvo una época complicada, en la que era incapaz de encontrar su juego. Alternar grandes partidos con otros para olvidar le condenaban a continuos altibajos que le impedían crecer sobre la pista. Pero, entonces, llegó el gran cambio de su carrera, de la mano del histórico Magnus Norman.

El que fuera histórico jugador sueco se convirtió en uno de los grandes valedores del éxito de Wawrinka. En una entrevista reciente, confirmaba cuál había sido su principal cambio en los últimos años: «Stan es simpático, una persona muy humilde, pero demasiado amable en la pista. Debe endurecerse si quiere hacer grandes cosas». Dicho y hecho, el suizo empezó a trabajar para ser más agresivo en pista, para la que encontró un lema que se tatuó en su brazo izquierdo: «Inténtalo siempre, aunque siempre falles. No importa. Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo, pero falla mejor«.

Djokovic posa con el trofeo de subcampeón de Roland Garros

Una leyenda que le ha llevado a lo más alto

Esa leyenda, escrita con tinta en su brazo, se la grabó a fuego en su cabeza. Y, a partir de ese momento, empezaron a llegar los éxitos, coronados en el momento en el que consiguió hacerse con el Open de Australia de 2014 tras ganar en la final a Rafa Nadal. Ha tenido que esperar algo más de un año para que Wawrinka alcanzara de nuevo la final de un ‘grande’. Y no ha perdido la oportunidad de hacerse con el título, derrotando al gran favorito Djokovic, ‘disfrazándose’ del mismísimo tenista español para convertise en un muro y acabar con el sueño del serbio.

Al final del partido, Wawrinka quiso acordarse del técnico que le llevó a lo más grande: «Quiero dedicárselo especialmente a Magnus, que perdió la final como jugador y dos veces como entrenador. Al menos esta vez la has ganado«, señaló. Tal y como le pidió el técnico sueco, Wawrinka fue capaz de endurecerse para convertirse en una roca capaz de devolver cada bola de su rival para terminar alzando Roland Garros. Djokovic deberá seguir peleando por levantar los cuatro Grand Slam, pues la arcilla parisina continúa resistiéndosele… de lo que Nadal y Wawrinka tienen mucha culpa.

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