Profundo malestar y temor existe, al momento, entre los trabajadores de la salud del Hospital pediátrico Baca Ortiz, en Quito. Esto, luego de que el viernes pasado falleciera un niño de cinco años por coronavirus y, paralelamente, varios empleados entre médicos y las principales autoridades de la casa de salud también dieran positivo a este mal.

Varios de los trabajadores, que prefirieron no identificarse, indicaron que no se han respetado los protocolos de seguridad y el cerco epidemiológico de rigor, pese a la presentación de estos casos. Entienden que esto puede deberse a que si aislaran a todos quienes tuvieron contacto con los casos de coronavirus, presentados a lo interno de la casa asistencial, podrían quedar sin suficiente personal que realice la atención a los pacientes. Ellos están dispuestos a cumplir con su difícil labor, sin embargo, piensan que se les debe hacer de manera inmediata pruebas a todos los relacionados, para proceder con el aislamiento, en los casos pertinentes.

Es que hace 10 días el gerente y la directora médica del hospital, comentaron, dieron positivo a COVID-19. Ellos se aislaron y después hicieron lo propio, todos los jefes de servicio, que tuvieron contacto con esas autoridades.

Adicionalmente, un niño de 5 años que llegó con síntomas de un problema respiratorio falleció en el hospital también por coronavirus el viernes pasado. Sin embargo, las pruebas que establecían que estaba contagiado llegaron recién el lunes, es decir luego de su muerte. Esto significó que muchos trabajadores de la salud estuvieran también en contacto con el pequeño, sin saber de su padecimiento.

Tras este episodio, muchos médicos y personal han presentado sintomatología. Lamentablemente, no ha habido una respuesta oportuna, a fin de establecer el cerco epidemiológico. Hoy otros médicos fueron aislados.

Adicionalmente, hoy se cerraron los servicios de neumología, traumatología y neurocirugía. (I)