Tittyshev, el inexistente delantero búlgaro que se convirtió en héroe por un día

El 27 de julio de 1994 es una fecha que nunca olvidará Steve Davis, pues cumplió el sueño que todo aficionado tiene: jugar con su equipo… ¡¡y marcar!! Nacido en Rushden (Northamptonshire), cuando sólo era un crío se hizo aficionado del West Ham tras ver ganar a los ‘hammers’ la final de la FA Cup de 1975 ante el Fulham. Desde ese mismo momento, se convirtió en un incondicional de combinado inglés, al que amaba por encima de todas las cosas. Con el paso de los años, solía a acudir de manera habitual a ver a su equipo… hasta que de manera increíble llegó a debutar.

En 1980, en plena adolescencia, tuvo su primer contacto con su gran héroe, Trevor Brooking. El delantero británico era, por aquel entonces, uno de los grandes ídolos del West Ham y, cómo no, también el de Davis. Acostumbrado a seguir a su equipo por toda Inglaterra, en Upton Park tuvo lugar su primera ‘revelación: viendo un partido frente al Watford, un balón salió despedido hacia la grada, con la fortuna que fue a parar a sus manos. ¿Quién le iba a pedir el balón? Su gran ídolo, Brooking, con quien intercambió unas palabras mientras le devolvía el esférico.

Por aquel entonces, creía que acababa de vivir una historia que le convertiría en la envidia de todos sus amigos, pero casi nada comparado con lo que le iba a esperar tan sólo unos años más tarde. Ya casado y con dos hijos, sus habituales escapadas a ver el fútbol se convirtieron cada vez en más esporádicas, hasta prácticamente convertirse en algo del pasado. Pero en la pretemporada de la campaña 1994-95, unos amigos le convencieron para ir a un nuevo partido: el West Ham jugaba un amistoso contra el Oxford City, que le iba a cambiar la vida por completo.

Viendo el partido de pie, cerca de los banquillos, Davis notó desde el primer momento un aura especial: el por aquel entonces entrenador ‘hammer’, Harry Redknapp, saludó a ese puñado de jóvenes allí situados, con los que compartió algunas palabras. Por aquel entonces, el delantero del equipo poco o nada tenía que ver con su ídolo Brooking, pues Lee Chapman era de un perfil completamente diferente: espigado, algo más endeble y con menos gol, en aquel partido ante el Oxford City se convirtió en el centro de las críticas de aquel grupo de jóvenes donde se encontraba Davis.

Harry Redknapp, en el momento de pedirle a Davis que vaya al vestuario (FOTO: Steve Bacon, The Guardian).

‘Calienta, que sales’

Al tratarse de un amistoso, Redknapp realizó todas las sustituciones posibles en el descanso -unas por decisión técnico y otras por lesión-, hasta que llegó un momento inesperado: en una pelea por un balón, Chapman caía lesionado. Sin más hombre en el banquillo, el técnico ‘hammer’ tomó una decisión increíble: «¡Eh, tú, el que tanto criticaba! ¿Serías capaz de hacerlo mejor que él si sales al campo?«. Sin persárselo más, la respuesta fue «Sí, por supuesto». Steve Davis entró al vestuario, se puso la equipación de su equipo y, con el ‘3’ a la espalda, se disponía a entrar al rectángulo de juego.

El resto de jugadores del West Ham se miraban extrañados, sin entender muy bien qué estaba sucediendo ni quién era ese joven. Precisamente, la misma pregunta que se hacía el encargado de la megafonía del estadio, ante lo que la respuesta de Redknapp fue clara: «¿Es que no has visto el Mundial? Es el gran goleador búlgaro, Tittyshev«. El ‘speaker’ no lo dudó más y presentó al «Matador Tittyshev» en su entrada al campo: el resto de jugadores del West Ham no se creían lo que estaban viendo y, en sus primeros contactos con el balón, demostraba que el partido le queda grande.

El propio Davis confesaba años después lo que sintió: «Recuerdo un par de buenos toques, incluyendo un gran pase de Alvin Martin. Él me llamó por mi nombre con su acento de Liverpool: ‘¡Stevie!’ gritó y me envió el balón a los pies con mucha potencia. Realmente me sorprendió al ritmo tan alto al que se jugaba«, confesaba a The Guardian. Para cualquier mortal, jugar con el equipo al que amaba e incluso realizar un par de buenas acciones en el medio del campo ya era suficiente como para poder moriri tranquilo… pero en el minuto 71 iba a llegar su gran momento de gloria.

Momento en el que Steve Davis entra al terreno de juego (FOTO: Steve Bacon, The Guardian).

Y llegó el gol de su vida

Matty Holmes iba a encarar a un par de defensa por banda izquierda y, tras un regate, metió un balón en profundidad a la espalda de la zaga. En ese momento apareció Steve Davis, alias Tittyshev, como una exhalación para quedarse mano a mano con el portero rival y, en un gran gesto técnico, iba a meter un increíble gol para cerrar la victoria del West Ham por 0 a 4. Aquel día, el joven Davis cumplió el sueño de su juventud: imitar a su gran ídolo, Trevor Brooking, para convertirse en el primer no profesional capaz de marcar un gool con el West Ham. Un sueño al alcance sólo de los elegidos.

Davis se convirtió en un héroe en su ciudad, pero nunca volvería a jugar al fútbol al más alto nivel. Ni tan siquiera en escalones inferiores, pues decidió continuar con su vida, aunque expoleado por su éxito dejó la empresa en la que trabajaba para montar una mensajería regida por él, que pronto gozó de gran éxito y en la que a día de hoy sigue trabajando. Muchos años después, la BBC volvió a juntar a Redknapp y a Davis en un programa llamado ‘The One Show’, donde el técnico y el eventual jugador se volvieron a reencontrar después de aquella inolvidable tarde de julio de 1994.

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