“El Mayweather-Pacquiao lo vio mucha gente que no había visto boxeo en su vida. Espero que ahora se aproveche el rebufo y muchos de ellos acudan a un combate en directo de tal magnitud, será muy intenso y la primera vez siempre suele gustar. Además, el mío es un boxeo limpio, vistoso y técnico. Notarán nervios por cómo me desenvolveré… pero que confíen en mí. Tengo muchas ganas”. Este viernes 29, en Fuenlabrada, Mariano ‘Tiburón’ Hilario se juega ante el francés Hadillah Mohoumadi ser el campeón de Europa de peso supermedio. Una pelea que servirá de termómetro para situar en qué estado se encuentra el boxeo tras la fiebre por la pelea del siglo.

Tiburón-Mohoumadi: la pelea del año en España que intentará cubrir gastos

Será el primer gran combate que se celebre en España después del mediático Mayweather-Pacquiao que paró el mundo, incluido nuestro país. El púgil español es optimista en su mensaje a El Confidencial, aunque su entrenador y promotor del combate, Ricardo Atocha, es más realista: “Nosotros seguimos igual, a ese combate se le dio mucha importancia pero ahora el tratamiento de la prensa para la pelea del viernes es la misma que antes. Intentaremos que acudan 2.500 personas –que ya está bien- para cubrir gastos, que es lo importante”.

El Tiburón lleva nueve meses esperando y preparando este combate. “Mariano es muy técnico, muy fuerte y mentalmente está perfectamente preparado. No tiene ninguna duda de que va a ganar. Está convencido”, señala Atocha, entrenador de otros púgiles nacionales como Castillejo, Poli Díaz, Campillo…

Un bexeador 100%… y entrenador personal

Alegre, simpático y de talante agradable, nació en República Dominicana aunque creció en Lanzarote desde los 9 años y ha defendido durante cinco años a la selección nacional. Ahora tiene 28 y los dos últimos los ha pasado en Madrid, viviendo por y para el boxeo. Su mente sólo la ha tenido ocupada lejos del ring para sacarse un curso de entrenador personal, el resto: guantes.

Actualmente ocupa el número 11 en el mundo y de ganar la pelea ascendería en el ranking y tendría un cartel -ser el mejor del Viejo Continente- que le valdría para cruzar el charco. “Nuestra intención es ir a Estados Unidos después de esta pelea”, comenta un Atocha con la ilusión intacta pese a tantas batallas dentro y fuera del cuadrilátero durante las más de cuatro décadas dedicadas a esta disciplina.

Antes de llegar a ese punto y escribir el cuento de la lechera, Tiburón debe ganar el viernes y Atocha cubrir aforo para seguir apostando por el boxeo en España. Después de esa noche se sabrá a qué aspira el púgil español y en qué situación se encuentra el guante nacional tras aquel combate que permitió escuchar conversaciones de boxeo en la barra de un bar. Con capacidad para 3.900 personas, Atocha no espera acoger a mucho más público del que ya tenía calculado hace unos meses, los mencionados 2.500 espectadores que tienen entradas entre 22 y 100 euros (primeras filas). Su pupilo, más optimista, espera “que la gente responda porque es un título muy difícil de traer a España”.

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