Cuando un futbolista lleva 16 años en el mismo club, desde juveniles, pasando por el Baskonia (filial en 3ª división), Bilbao Athletic (filial en 2ªB) y Athletic (12 años) y se ha jugado en todas las zonas del campo: extremo, interior, medio centro, mediapunta y, sobre todo, lateral, los momentos pasan de singulares a plurales. Andoni Iraola, que hoy ha anunciado que en junio abandona el Athletic, ha elegido sus momentos en el club de sus amores: «El debut ante el Barcelona, el 30 de agosto de 2003 (0-1 en San Mamés) y espero que el último partido ante el Barcelona en la final de Copa, aunque confío en que sea con otro resultado», dijo en la multitudinaria conferencia de prensa en Lezama. Alfa y omega de una trayectoria a lo Le Tissier, otro one club man. Sin embargo, puestos a elegir hay dos momentos que colorearon la fotografía de Iraola en el Athletic. Una fue en Anoeta, llorando en el banquillo tras una derrita del Athletic frente a la Real. Él, guipuzcoano de Usurbil, sufriendo una derrota como quizás ningún aficionado la sufrió. Otra, el 18 de marzo de 2012, cuando frente al Valencia en San Mamés (0-3) fue expulsado por doble amonestación. Fue la primera y la última expulsión de Andoni Iraola en el fútbol profesional. Mister Iraola, ni en la plenitud ni en la decadencia, apeló a lo que no sabía hacer: frenar por la fuerza al rival, domesticarlo con el látigo, abrasarlo con la violencia. Fue por eso que Ronaldinho, tras un partido en el Camp Nou, dijo que de él que era el futbolista que mejor lo había marcado «porque no se conformaba con quitarme el balón, sino que lo convertía en una acción de peligro».
Ronaldinho no sabía que cuando Iraola jugaba en el Antiguoko juvenil (un club de referencia en Gipuzkoa) el entrenador solía hacer un juego que consistía en colocar al futbolista en el entorno del banderín de córner y retar a dos, tres o cuatro jugadores a que le quitaran el balón. «Nunca lo conseguían. Su dominio de la pelota era espectacular». Por eso se inició como delantero, o como interior, por su aire de jugón y su eficiencia en el control de la pelota. Sin embargo, fue con Ernesto Valverde, en su primera época cuando Iraola se asentó como lateral: «Él siempre me decía que le gustaba ver el campo de frente y no de espaldas», señaló entonces el actual técnico rojiblanco. Y desde atrás, desde lejos, dicen que se ve más claro, que diría Joan Manuel Serrat. Porque desde atrás también se mira la portería contraria. Con Susaeta, cuando ambos han estado en plenitud, ha formado la banda derecha más sutil y más próspera de las últimas décadas, en un equipo que siempre tenía tendencia a la izquierda por la impronta de tipos como Gorostiza, Gainza, Rojo o Argote.
Fuera del campo, Iraola ha sido un capitán silencioso, un líder discreto al que el propio vestuario intentó convencer de que siguiera al menos un año más. Pero Andoni Iraola, con 507 partidos oficiales en Primera y 37 goles (más lo que reste hasta la final de Copa del 30 de mayo) mantuvo intacta su determinación: no se sentía con el poderío suficiente para responder lo que todo el mundo esperaba cada año de él. A punto de cumplir 33 años, Iraola prefiere despedirse en loor de multitudes que en el olor rancio de los reproches. Es lo que tienen los gentlemen, que no les gustan los lamparones.
El español Alejandro Valverde (Movistar) se impuso en la 80ª edición de la Flecha Valona, disputada a través de 205,5 kilómetros entre Waremme y el Muro de Huy, la que supone la tercera victoria del murciano en la prueba. Valverde se impuso con autoridad con un tiempo de 5h.08.21, cuarto éxito español consecutivo en la segunda carrera del tríptico de las Ardenas.
Valverde vuelve a brillar en el Muro de Huy para llevarse la Flecha Valona
La cima del Muro de Huy siguió siendo española por cuarto año consecutivo con el triunfo de Alejandro Valverde (Movistar), una auténtica bala en las rampas finales antes de celebrar su triplete en la Flecha Valona. Segundo el pasado domingo en la Amstel Gold Race emergió con autoridad en la pared de Huy, de manera incontestable, sin oposición, para reeditar sus victorias de 2006 y 2014 por delante del francés Julian Alaphilippe (Etixx), del suizo Michael Albasini (Orica) y del dúo español del Katusha Joaquim ‘Purito’ Rodríguez y Dani Moreno.
El líder del Movistar renovó el título en el mítico Muro de Huy, al final de un trayecto de 205,5 kilómetros que completó con un tiempo de 5h.08.21. Se convierte en uno de los cuatro corredores que en la historia de la carrera han ganado tres veces, junto al belga Eddy Merckx y los italianos Davide Rebellin y Moreno Argentin. «Lo teníamos todo controlado y en la última subida hemos puesto el ritmo para atacar en el momento justo. Estoy supercontento. Fui segundo en la Amstel y el domingo voy con ilusión a la Lieja«, dijo emocionado y ambicioso Alejandro Valverde, quien acababa de sumar el quinto triunfo de 2015.
Movistar lo tenía todo listo para el asalto a la cima ‘española’, y su líder no falló en el momento clave. El cuadro telefónico trabajó para anular la fuga de la jornada, metió a Visconti antes de la Cota de Chérave, punto novedoso a 5 kilómetros del Muro y luego Valverde en primera persona se metió en cabeza para rematar la faena con un ataque fulminante a 50 metros de la línea. El trayecto de las 11 cotas estuvo animado por la escapada de 7 corredores: De Gendt (Lotto-Soudal), Van Speybrouk (Topsport), Baugnies (Wanty), Honig (Roompot), Ratto (United Healthcare), Teunissen (Lotto-Jumbo) y Feillu (Bretagne), que llegaron a contar con 7.50 minutos en el kilómetro 50.
Un retraso que obligó a trabajar al Movistar de Valverde y al Katusha de ‘Purito’, así como a otros equipos de favoritos, como el Etixx del campeón del mundo polaco Michal Kwiatkowski y el Sky de Froome. La ventaja empezó a caer cuando la escuadra inglesa tomó el mando. Producto de la presión cedieron en la fuga Honig y Teunissen, alcanzados por un pelotón que ya echaba en falta al belga Philippe Gilbert (BMC) víctima de una caída que le obligó a la retirada y que le pone en duda para la Lieja Bastoña del próximo domingo.
En el segundo paso por el Muro de Huy, a 29 de meta, el grupo ya tenía a los aventureros a 45 segundos. Aguantaron Baugnies y De Gendt, a quienes se unieron en la bajada Visconti (Movistar) y Luis León Sánchez (Astana). Los dos últimos se pusieron al frente con sueños de gloria, pero la carrera ya iba desatada. Surgieron los ataques y no tardaron en mover sus fichas los equipos de los favoritos, ya que esperaba el repecho de 1500 metros de Chérave como aperitivo del ascenso definitivo. Antes de dicha dificultad, una caída terminó con las aspiraciones del británico Chris Froome, quien resultó lesionado en el costado izquierdo. El corredor del Sky se subió, no obstante, a la bicicleta y reemprendió el camino, ya sin opciones.
Al final, lo intentó el belga Tim Wellens (Lotto Soudal), a quien trató de alcanzar el italiano Caruso, un hombre de Purito, pero el impulso de los grandes hizo inútil cualquier esfuerzo. El Lampre trató de controlar la subida, y Kwiatkowski, con su maillot arcoiris, pretendía dar la segunda estocada en cuatro días a Valverde. Pero fue mucho Valverde. Conocía de sobre ese infernal kilómetro y medio que incluye rampas del 17 por ciento. Su maillot asomó en cabeza a la hora de la verdad, con espacio para no complicarse la vida y lanzar ese ataque que le condujo de nuevo a la conquista de la Flecha Valona. Una bala española fue más rápida que la flecha belga.