La zancada de Torres, ese tranco poderoso que le llevó a lo más alto reapareció anoche en Vila-real para darle tres puntos al Atlético que le consolidan en su pelea por el tercer puesto. Para que emergiera esa carrera larga que tanto le define, antes persiguió un balón guiado por su instinto y por su compromiso de darlo todo, de que nunca se sabe en qué jugada o en qué balón puede estar la solución a un partido. Torres no celebró con mucha efusión el gol, quizá porque no ve recompensado con más titularidades sus esfuerzos y también sus silencios. Estuvo frío hasta que sus compañeros llegaron para achucharle sabedores de la trascendencia que puede tener ese tanto. Tiene que decidir su entrenador, más allá de esos 20 goles de Mandzukic, solo 12 en Liga, si prefiere esa estadística o a un jugador que se adapta mejor al estilo histórico del club, el contragolpe.
Anoche Simeone volvió a optar por Mandzukic, al que cambio a la hora de juego con muy poco que contar sobre él, salvo algunos enfados porque ni sus compañeros terminan de encontrarle ni él, limitado por su velocidad, tampoco suele entrar en el radar de pases de gol. En el único que recibió claro en el área se lanzó en plancha y remató ajustado al palo poco antes de ser sustituido. Fue entonces cuando entró El Niño y en medio de un dominio creciente del Villarreal decidió ir tras un primer pase atrás de Trigueros de cabeza y el posterior mal control de Bailly. La pifia dejó a Torres con 40 metros que recorrer con solo Asenjo de por medio. Tuvo fortuna al encarar al meta del Villarreal, que no le cazó el regate por poco. Después, antes de marcar tras ser favorecido por el rechace hizo un recorte frío que se llevó por delante al propio Bailly y a Víctor Ruiz antes de empujar el balón a la red con una suavidad barrial.
El tanto le dio un giro a un encuentro en el que Atlético empezaba a sentir la carga final del Villarreal. Fue de más a menos el equipo de Simeone. Entró en el campo como en teoría le exige la presencia de Mandzukic. Salió a presionar arriba y logró encajonar al Villarreal, que solo encontraba respuesta en el ruido de la velocidad y el uno contra uno de Campbell. Arda, Koke y Griezmann rozaron el gol antes de que el Atlético se desplomara al primer aviso serio. Fue un cabezazo cercano de Víctor Ruiz tras una falta lateral que volvió a confirmar a Oblak en el perfil del portero gana puntos que buscaba el club con su fichaje. Fue extraña la alineación de Marcelino, muy condicionado por las bajas, con Rukavina y Jaume Costa, dos laterales, ejerciendo de interiores
No fue el mismo equipo el Atlético desde que recibió ese susto. Pasó de dominador a dominado sin posibilidad de estirarse. Hasta que Simeone ordenó la entrada de Saúl, Torres y poco después la de Raúl García. Se rearmó el Atlético, aunque no necesitó para ello el balón. Solo un error y pradera para correr. Ahí Torres emergió para castigar con su zancada eterna al Villarreal.