Xavi dio marcha atrás este verano y decidió quedarse en el Barça, por lo que desde la dirección deportiva respiraron aliviados al no tener que buscar un sustituto que garantizara el orden en el juego, alguien que llevara las manijas del fútbol azulgrana. Prefirieron, además, aguardar a la evolución de Samper, jugador del filial con un cerebro en los pies, y le antepusieron a Kroos, futbolista que finalmente recaló en el Madrid.
Los dos relevos naturales de Xavi ya emigraron del Barcelona. El primero fue Thiago, que prefirió el Bayern porque suponía que tendría más continuidad y porque Guardiola le hizo ver lo importante que sería en su equipo. Ahora, después de una lesión de rodilla que le apartó un año de los campos, ha regresado con el toque y la clarividencia de siempre, futbolista que descuenta líneas de presión con un pase y que alborota el fútbol en las zonas concluyentes. Acaba de celebrar la Bundesliga y pide turno para medirse con el Barça en Europa. También se marchó Cesc, molesto por unas cuantas pitadas del Camp Nou y con el sentimiento de la incomprensión porque no hubo quién diera más asistencias de gol (22) y quien ofreciera más posibilidades en su fútbol, bien de mediocentro, de mediapunta o de falso delantero. También acaba de festejar la victoria de la Premier con el Chelsea tras 23 asistencias.
Thiago y Cesc se marcharon, por lo que no queda un relevo natural de Xavi más allá de Samper
Ahora, la opción de Samper parece haber perdido un poco de fuelle porque no ha podido brillar en el filial, equipo destartalado que pelea sin demasiado éxito por no descender a Segunda B. La falta de un relevo para Xavi, en cualquier caso, es un mal endémico en este Barcelona, toda vez que varios jugadores ya han deslizado su intención de marcharse o, al menos, sus serias dudas de continuidad. Es el caso del mismo Xavi, de Pedro, de Adriano y de Alves. Luis Enrique tiene contrato hasta 2016, pero no habla sobre su futuro. “No concibo el Barça del año que viene sin este entrenador”, expuso Bartomeu. Pero tampoco se sabe quién será el nuevo presidente, con las anunciadas elecciones a la vuelta de la esquina, por más que la fecha de los comicios esté por determinar.
El Barça funciona de rechupete ahora, con técnico, plantilla compensada y Xavi como baluarte para guardar el balón en caso de necesidad; pero no se sabe en qué acabará el año que viene, sancionado por la FIFA a no fichar hasta enero de 2016 por la contratación irregular de menores.
Una orden internacional de búsqueda y captura de la Interpol por blanqueo de dinero contra Freddy Rincón, uno de los futbolistas más recordados de Colombia y exjugador del Real Madrid (1995-96), revivió lo que algunos han llamado el lado B de la historia de este deporte en el país sudamericano, marcado por el narcotráfico y por los capos de la droga, cuyo poder alcanzó a jugadores, árbitros y directivos.
A Rincón la justicia lo reclama para que responda ante los tribunales panameños a partir de una investigación por lavado de dinero y conspiración para traficar con drogas. Su cercanía con el narcotraficante Pablo Rayo Montaño que, según él, surgió en la infancia, le vuelve a pasar factura. En 2007, el centrocampista internacional de finales de los años 80 y comienzos de los 90 ya había sido capturado en Brasil, señalado por invertir dinero de Rayo Montaño en Panamá. Y aunque entonces el caso fue archivado, ahora reaparece y recuerda cómo el fútbol ha sido protagonista de sonados líos con la justicia.
El América de Cali, equipo en el que jugó Rincón, estuvo durante 17 años en la Lista Clinton por su presunta relación con dinero procedente del narcotráfico. Miguel Rodríguez Orejuela, el capo que lideró el cártel de Cali, compró el equipo a finales de los años setenta y durante varios años tuvo las mejores nóminas. Detrás de cada nombre, había un operativo de lavado de dinero. Por ello, finalmente cayó el América de Cali en una cárcel financiera. Al equipo le cancelaron las cuentas bancarias y la nómina decayó.
Freddy Rincón, reclamado por la justicia panameña
Freddy Rincón, arrestado
El Corinthians recurre a la FIFA para retener a Rincón
La venganza de Rincón
Pero no fue el único. Varios clubes fueron permeados por los dineros del tráfico de drogas. Pablo Escobar, el capo del cártel de Medellín, fue dueño del Atlético Nacional y uno de sus socios, Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mexicano, se convirtió en propietario del equipo bogotano Millonarios. “Era común saber que los capos del narcotráfico se adueñaban de los clubes y tenían nexos con equipos profesionales de fútbol que veían cómo sus formaciones se llenaban de estrellas imposibles de llevar a Colombia por sus costos. Los propósitos eran claros: tener al pueblo de su lado. ¿Quién iba a reprocharles moralidad si les daban alegría con sus inversiones en cracks?”, comenta el periodista y columnista colombiano Nicolás Samper.
Pero no solo se trataba de dinero de dudosa procedencia y de estrellas de fútbol que, sin aparente explicación, empezaron a llegar al país. También, en palabras de Samper, “la lucha de los cárteles de droga se trasladó a las canchas: se declaraban guerra de mafias a través de mensajes claros, como aquella vez que en medio de un partido del Atlético Nacional contra América de Cali una avioneta sobrevoló el Estadio Atanasio Girardot y arrojó panfletos a las gradas. Se anunciaba la creación del MAS, un grupo paramilitar financiado por el narcotráfico”.
Muchos recuerdan aún cuando el delantero colombiano Anthony de Ávila le dedicó un gol en las eliminatorias sudamericanas del Mundial de Francia a los narcotraficantes Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, hoy presos en Estados Unidos. A pesar de las críticas, el jugador, años después, ha asegurado que si tuviera que volver a dedicar un gol a un narco, lo haría. Lo mismo ocurrió con el arquero René Higuita, quien nunca negó su cercanía con Pablo Escobar. Y aunque pocos casos terminaron en la justicia, Samper recuerda las amenazas a los jueces internacionales Juan Carlos Bava, Abel Gnecco y Carlos Espósito, quienes fueron secuestrados un par de horas antes de dirigir la semifinal Nacional-Danubio de la Copa Libertadores en 1989 y el asesinato del árbitro Álvaro Ortega, en noviembre de 1989 después de un partido del Atlético de Medellín contra el América de Cali, lo que ocasionó la suspensión del torneo.
Y aunque las cosas han cambiado “no se ha alejado del todo al fútbol de los negocios turbios. Tanto que Envigado Fútbol Club, líder del actual torneo colombiano, está incluido en la lista Clinton”, recalca Samper.
Pero no solo en Colombia el narcotráfico ha permeado en el fútbol. En febrero del año pasado, en México, fue capturado Tirso Martínez Sánchez, presunto líder de un cártel, ligado al lavado de dinero en los equipos de fútbol Querétaro, Irapuato y Celaya. También en 2014, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ordenó sanciones contra uno de los directivos del Isidro Metapán por presunto lavado de dinero y evasión fiscal. “Los rezagos de las malas prácticas relacionadas con el narcotráfico continúan merodeando el fútbol”, recalca el periodista colombiano. Se espera saber cuál será el futuro jurídico de Freddy Rincón, que ha asegurado que no ha ido a responder personalmente ante los estrados de la justicia porque siente que no tiene “garantías”.