«Después de ganar la Décima me fui al Mundial con la esperanza de recibir un gesto de la Directiva, algo que nunca llegó. Se hablaron muchas cosas y muchas mentiras. Siempre quisieron atribuirme la iniciativa de salir del club, pero no fue así. Lamentablemente no soy del gusto futbolístico de alguna persona. Yo lo único que pedí es algo que fuera justo. Hay muchas cosas que yo valoro y muchas de ellas nada tienen que ver con mi salario». Cuando se hizo oficial su fichaje por el Manchester United, Ángel Di María aprovechó las páginas del diario Marca para explicar su versión de la salida del Real Madrid. Se sintió traicionado por cómo desde el club se filtraba a la prensa la imagen de un Di María ‘pesetero’, una táctica que se ha vuelto a poner en marcha para abordar la renovación de Sergio Ramos.
El sevillano ha debido abortar algunos compromisos públicos que tenía en los últimos días para evitar dar más bombo al asunto de su renovación. Su hermano y agente, René, no ha sido llamado para profundizar en el tema y Sergio ya ha visto cómo ciertos sectores de la prensa han ‘atacado’ al defensa poniendo en tela de juicio su madridismo, con el dinero como telón de fondo. La época estival en la que actualmente nos encontramos ha colaborado para que la bola de nieve haya crecido tanto.
Hace dos años, Di María y su agente, Jorge Mendes, apostaron por una batería de peticiones -entre las que se encontraba un salario de 8 millones– que el MVP de la final de Lisboa calificó en su carta de despedida como “justas”. No lo era para una Directiva que le había ofrecido otras condiciones y que, viendo diferencias insalvables, filtró la operación a la prensa en base a su respetable criterio. Sergio Ramos, que casualmente también tiene una intención económica similar, está comenzando a vivir la misma situación.
Di María durante esta temporada con el Manchester United.
Ramos concluye contrato en junio de 2017 y, salvo excepción, la actual Junta del Real Madrid sólo se sienta a negociar una renovación con acuerdos que finalizan en menos de dos años, como será su caso desde el 30 de junio. El asunto ha empezado torcido y los casos recientes de renovación -Di María, Özil y Khedira– terminaron tan mal que lo que debía ser un motivo de unión se convirtió en una causa de divorcio.
Sergio Ramos es el segundo capitán del Real Madrid y, como ocurre con el primero, Iker Casillas, su relación con Florentino Pérez dista de ser la mejor (algo parecido ocurre con otro de los capitanes, Cristiano Ronaldo). Este episodio personal no ayuda en el tema, del mismo modo que tampoco supone un impedimento el hecho de que Ramos tenga peso específico dentro del club o lo que representa su figura para el madridismo, ya que hay precedentes con la actual presidencia: Hierro, Del Bosque o Raúl, por ejemplo.
Carlo Ancelotti deja un buen sabor de boca en afición, vestuario y club en lo que ha sido una compleja y nostálgica despedida, ejecutada este martes por Florentino Pérez. El Real Madrid rompe el contrato de un técnico que logró el mejor año en la historia del club –2014 con cuatro títulos levantados–, y unir a una plantilla que se encontró rota por diferentes lados. La puerta del Santiago Bernabéu la tendrá abierta porque continúa siendo “su casa”, como afirmó ayer el presidente, y también encontrará calidez entre los merengues de Madrid que se crucen en su camino desde hoy, ya como un vecino más de la capital de España… Eso si no se muda tras recibir ayer una oferta más que interesante de un potente club europeo (que no es el Milan).
(Ancelotti no pudo hacerlo en el césped, se despidió por Twitter)
En diciembre y tras la conquista del Mundial de clubes, Ancelotti había logrado ser el séptimo mejor entrenador del Madrid en cuanto a títulos se refiere. En poco más de un año, el italiano caminaba entre la élite y es algo que reconoció este martes Florentino cuando recordó que “ya es historia del Madrid por ser el entrenador de la Décima”. De la Décima, el de los cuatro títulos en un año y el récord de 22 victorias consecutivas que sólo un equipo en toda la historia del fútbol –Curitiba– ha logrado hasta ahora. Cinco meses después, esa explosión entusiasta de júbilo ha terminado en divorcio.
El séptimo entrenador más laureado en la historia del Madrid caminó en la cuerda floja en la recta final de la campaña pasada hasta que Sergio Ramos acudió en su rescate. Este curso, ninguna cabeza hizo lo propio ante la Juventus. Algo que no importó al vestuario o afición, como demostraban las encuestas recientes y los cánticos a su favor en el último partido en el Santiago Bernabéu. El pueblo, en esta decisión, no ha sido soberano.
Con el caché impoluto, Carletto se marcha a Vancouver para ser operado de unas molestias que tiene en su espalda. Allí realizará el reposo postoperatorio, en la ciudad que se ha convertido ya en residencia habitual –posee una propiedad– durante la época estival. Por cierto, la intervención quirúrgica estaba planificada con independencia de si continuaba entrenando o no en Valdebebas. Posteriormente, si no acepta la suculenta oferta recibida este martes regresará a su casa de la calle Serrano, desde la que todos los días divisa la Puerta de Alcalá, la que le permite disfrutar de paseos tranquilos por el Retiro y en la cual vio ayer la comparecencia de su ya expresidente.
Su último entrenamiento con Cristiano y el Madrid.
Ancelotti no sólo deja alto al siguiente entrenador el listón de los títulos –cuatro en dos años-, también deja en herencia un escudo en el pecho (el de campeón del mundo) y unos jugadores que han demostrado unidad de criterio sobre su técnico, tanto los que juegan como los que no, los pesos pesados y los menos importantes. Entre el sábado y este martes, Cristiano Ronaldo, Modric, James, Nacho e Illarramendi han defendido a su ya exentrenador y no precisamente de una manera liviana o pasajera: “Sería duro que se fuera”, “espero trabajar con él la próxima temporada”, “es entrenador para el Real Madrid”…
Los anteriores comentarios se unen a la lista de piropos cosechados durante estos dos años entre los que destaca uno de Pepe en marzo: “Gracias a Dios he tenido un entrenador como él. Me ha ayudado muchísimo”. Y otro de Sergio Ramos en abril: “Siempre es una virtud la modestia de Ancelotti. Es un gran entrenador y es la clave en esta quinta del Real Madrid”.
Su deseo era el de continuar, “el Madrid o paro”, y con una historia de ‘amor’ en la que ambos protagonistas –club y entrenador– han demostrado que todavía se quieren, quizás el destino les vuelva a unir… donde hubo fuego, cenizas quedan.
La segunda parte de su último partido de esta temporada lo disputó lesionado y no fue la única vez que jugaba mermado. Si en la planificación de la temporada una de las claves es llegar lo mejor posible a la recta final, cuando los títulos están en juego, en el caso de Sergio Ramos las previsiones han salido mal. De haberse clasificado el Real Madrid para las finales de Copa y Champions, o jugarse el título liguero en la última jornada, el sevillano se los hubiera perdido todos. Amén de los dos compromisos que tiene en junio la selección española, a los que Ramos tampoco acudirá. ¿Mala suerte o mala planificación?
A principios de febrero, horas después de que Ramos se tumbara sobre el césped del Bernabéu ante el Sevilla quejándose de la parte posterior de su muslo izquierdo, El Confidencial contactó con fuentes médicas para explicar cómo hay que trabajar en este tipo de lesión. “Debemos ser muy precavidos con las lesiones musculares por el elevado riesgo de recaída que presentan. Es aconsejable respetar los tiempos de recuperación, permitiendo que el tejido se regenere adecuadamente”, comentaba el Doctor David Rodríguez Sanz, profesor del departamento de fisioterapia y podología de la Universidad Europea. El médico, además, apuntaba la particularidad de las lesiones en la cadena posterior, las cuales pueden repercutir a otra zona del cuerpo si no se curan a la perfección. Para ello destacó la importancia del “adecuado tratamiento fisioterápico, así como las correcciones biomecánicas necesarias”.
Ese pinchazo vino tras unas molestias que arrastró en diciembre y que le obligaron a jugar tocado la final del Mundialito ante el San Lorenzo, partido en el que el propio Sergio reconoció que “arriesgó”. ¿Mereció la pena “arriesgar” sabiendo el desenlace en esta segunda mitad del año? Estuvo más de un mes ausente, cuando su equipo se desinfló en Liga, y jugó el segundo tiempo ante la Juventus lesionado del sóleo de su pierna izquierda. ¿Tiene algo que ver esta lesión con las anteriores? Tal vez, recordando la conversación con el doctor Rodríguez Sanz sobre la particularidad de las lesiones en la cadena posterior.
Sergio Ramos, tumbado en el césped cuando se lesionó en febrero.
Dentro del Real Madrid, el episodio de Sergio Ramos dio hasta para un enfrentamiento médico a inicios de año con dos puntos de vista diferentes: mientras que el doctor Jesús Olmo apostaba por el descanso del defensa, Pedro Chueca daba luz verde a su presencia sobre el césped.
Miguel Ángel Portugal recomendó en este periódico las bondades de realizar rotaciones en los equipos, sólo por pura estadística: “Cuanto menos se juega, menos riesgo hay de lesionarse”. En este caso, Sergio Ramos tenía un ‘suplente’ de garantía con Varane y también cuenta con Nacho. Aunque Carlo Ancelotti también ha debido prescindir de Pepe durante este año más de lo que deseaba. El portugués ha sido el central que menos ha jugado por lesión con 37 partidos (2 saliendo desde el banquillo), por 40 de Ramos y 48 de Varane (7 saliendo desde el banquillo)… el supuesto ‘suplente’. Tienen números similares, pero dichas participaciones son obligadas, no elegidas.
Ramos, habiéndose perdido la goleada en Cornellá-El Prat ante el Espanyol, tampoco estará en la despedida frente al Getafe en el Santiago Bernabéu ni en los dos compromisos que tiene la selección española en junio frente a Costa Rica (11 de junio en León, amistoso) y Bielorrusia (14 de junio en Borisov, clasificatorio para la Euro 2016). El de Camas tiene unas ‘vacaciones’ adelantadas, forzosas y necesarias para que su físico aparezca descansado y en las mejores condiciones el 11 de julio, cuando el Real Madrid comience su pretemporada en Melbourne, primera parada dentro de una gira por Australia y China.
“He trovado la confianza”, dijo Carlos Tévez, el lunes, mezclando expresiones castellanizadas del italiano. El porteño explicó brevemente que se siente importante. Seguro de su poder gracias al respaldo, en primer lugar, de la familia Agnelli, señores principales de este valle piamontés que ayer se cargó de una bruma blanca y perfumada. El vapor se elevó desde el Po como un aliento en la tarde bochornosa. Caliente, anticipando la hermosa semifinal que se cocinó en el viejo estadio Delle Alpi, nuevo estadio del Juventus, y que consagró a Tévez como la pieza definitiva en la maquinaria que atormentó al Madrid.
¡Qué feliz parecía el encuentro de ambos equipos! Buffon se reía con Casillas; Ancelotti hablaba con Allegri; Ramos intercambiaba anécdotas con Llorente; y Morata se abrazaba a sus viejos compañeros. El clima familiar en el túnel de vestuarios del viejo Delle Alpi no anunciaba unas semifinales al límite. Solo la cara del impasible Pirlo, serio como un presidiario, insinuaba un cierto conflicto.
La curva sur del estadio entonaba el nombre del Apache en un canto de devoción
La semifinal se planteó como suelen prepararse los partidos decisivos de la primavera. Como si no hubiera un mañana, Ancelotti y su homólogo Allegri entrelazaron una trama de lacerías para contrarrestarse mutuamente. El reparto de parejas fue riguroso desde el inicio. Como un complejo de ataduras, destacaron tres nudos. Bale persiguió a Pirlo; Ramos tapó las subidas de Vidal; y Sturaro se ocupó de incordiar a James. No había cabos sueltos. Hasta que los cabos empezaron a soltarse.
La Juve hace temblar al Madrid, CRÓNICA por J. SÁMANO
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Hace falta un gran talento para romper con lo previsible, para no hacer lo que todos piensan, para sacudir el tablero y dejar perpleja a la maquinaria que mueve la conciencia colectiva, adiestrada, gregaria, del equipo adversario, y al tiempo iluminar la a los propios colegas. Ese talento fue Tévez. Corría el minuto ocho. Avanzó el Juventus sobre campo contrario presionando con sus tres potentes volantes interiores, se desplegó Sturaro por la izquierda para fijar a Carvajal, incursionó Marchisio por la derecha, y Tévez se desmarcó al medio del área ganándole la espalda a Kroos y la posición a Varane. El argentino hizo la diagonal de tal modo que evitó la zona de Ramos. Señal de inteligencia porque el sevillano había levantado una empalizada del otro lado de la cancha. Quedaba, sin embargo, un acceso abierto en ese carril. Se coló por ahí. Y ahí le puso la pelota Marchisio. El disparo cruzado fue inmediato. Casillas lo desvió, pero no lo suficiente. Morata metió el rechace adelantándose a Pepe en el segundo palo. El 1-0 sometió al Madrid a una tensión que no lo abandonó en toda la noche. Solo la jugada de James, antes del empate de Cristiano (1-1), dio aire al equipo visitante en la agotadora búsqueda de espacios.
Al final del partido, Pirlo sonrió mostrando su blanca y casi desconocida dentadura
Tévez tiene 31 años. Pero maniobra con tanta astucia que siempre reserva una cuota de energía. En el minuto 55, cuando el Madrid se encontraba confiado buscando el remate en un córner en campo contrario, aprovechó un error de Marcelo, el hombre que debía cerrar, para dirigir un contragolpe que puede pesar como una estela de mármol sobre la eliminatoria. Carvajal no pudo contenerlo sin hacerle penalti. Casillas no pudo parar la ejecución.
El 1-0 sometió al Madrid a una tensión que no lo abandonó en toda la noche
La curva sur del estadio, repleta de ultras, entonaba el nombre de Tévez en un canto de devoción. Solo Ramos se interpuso entre el delantero y su empeño destructivo. La erosión que provocó en la defensa del Madrid mantuvo a Casillas en alerta hasta que a falta de cinco minutos Allegri lo sustituyó por Pereyra. El jugador abandonó el campo conteniendo su rabia. Cuando el entrenador lo quiso abrazar, aceleró como un animal salvaje y se metió en el banquillo. Al acabar el partido Buffon apretó los puños y en el borde del campo ocurrió algo extraordinario. Entrevistado por un equipo de la televisión italiana, Andrea Pirlo sonrió mostrando todos los incisivos y los colmillos de su blanca y casi desconocida dentadura.
Los partidos en el estadio del Juventus constituyen el revulsivo periódico de la ciudad de Turín. Peregrinos de lo sacro y de lo profano se mezclan en las inmediaciones de la Plaza del Castillo desde la mañana y son cientos los que acuden en romería a contemplar el Santo Sudario, expuesto de forma extraordinaria hasta julio en una urna en el Domo. Durante la jornada del martes los feligreses hicieron colas para ver los siete metros de manto abierto al público por primera vez. Muchos venían de Cerdeña, Malta, Bari, Palermo, y, por supuesto, España. Cumplida la visita, acudieron al partido Juventus-Madrid, objeto primordial del viaje. Ayer por la mañana el Domo presentaba un aspecto menos multitudinario. Solo algunos rezagados celebraban, o lamentaban, el 2-1 del duelo de semifinales de la Champions, según su parcialidad. La mayoría de los madridistas señalaban lo evidente: la banalidad de Bale y el penoso partido de Ramos. Lo que pocos compartían era la idea imperante en Valdebebas, donde, de vuelta en Madrid, los jugadores, los técnicos, y los empleados que acompañan al primer equipo coincidían en lo mismo: la Juventus pasa la factura de las licencias de la directiva en la construcción de la plantilla en la que prácticamente no quedan mediocampistas puros.
La directiva del Madrid sostiene que ha reunido a la mejor nómina de futbolistas en la historia del club. Pero los empleados más próximos al equipo reflexionan, como Ancelotti, que algo debió fallar en la política de altas y bajas. De lo contrario, la sola ausencia de Modric no habría forzado al técnico a poner a Ramos, su mejor central, en una posición que no es la suya.
«Tenemos demasiados parches», decía un jugador antes del partido
“Tenemos demasiados parches”, decía un jugador el martes, antes del partido. Desde que la Real les metió 4-2 en el comienzo de la Liga, siempre que vuelven a perder, hay un puñado de veteranos que evoca con desazón la venta de Xabi Alonso y Di María.
Ancelotti asegura que no le quedó más alternativa que apostar por Ramos. La apatía de Khedira, a quien el club envió señales desde agosto de que no renovará el contrato; el apocamiento de Illarra, que se comporta como si no le interesara exponerse; y la bisoñez de Lucas Silva, el refuerzo de enero, le dejaron sin pivotes defensivos. El entrenador insiste en que Kroos, que ha ocupado ese puesto con mucha clase pero sin demostrar el oficio requerido, sigue sin adquirir los automatismos defensivos. De modo que recurrió a Ramos como solución de emergencia. Y Ramos funcionó en condiciones ajustadísimas contra el Atlético y el Sevilla. El Madrid ganó los dos partidos pero solo se mostró superior cuando sus rivales se quedaron con diez, el Atlético por la expulsión de Arda y el Sevilla por la fractura del tabique nasal de Krychowiak.
CRÓNICA: La Juventus hace temblar al Madrid, por J. SÁMANO
Ramos es el catalizador
La Juve hace tambalear al Madrid
Carlos Tévez, rey del Piamonte
Ramos se mostró más desorientado que nunca durante el partido de Turín. «Yo estoy para ayudar al equipo en la posición que el míster me ponga», dijo el jugador, triste después de la derrota. «Ha sido un mal partido en general y tampoco yo he estado bien. Pero esto no me asusta. Confío plenamente en mí y en el míster. Y si tengo que volver a hacerlo me sacrificaré otra vez. En el mediocampo se corre mucho más que en el puesto de central».
El primer gol de Turín descubrió los problemas del Madrid, tácticos y, sobre todo, estratégicos. El 1-0 de Morata fue la culminación de una jugada que los futbolistas del Juventus remataron después de dar 27 pases. En el fútbol moderno son raros los goles que se construyen con más de 10 pases. Pirlo, Vidal, Marchisio y Tévez consiguieron dar 27 no solo porque son muy buenos sino porque su rival no fue capaz de robarles la pelota. La presencia de Ramos, el único especialista defensivo en su mediocampo, no fue suficiente para frenar una marea que ya seinsinuó en el Sánchez Pizjuán, antes de la lesión de Krychowiak.
«En el centro del campo se corre mucho más», advirtió Ramos. «Pero volvería a sacrificarme»
Ancelotti suele señalar que Kroos, Isco y James tienen físico de mediapuntas, más aptos para esfuerzos cortos que prolongados. Lo mismo, aunque en menor medida, le ocurre a Ramos, acostumbrado a los movimientos rápidos y breves de un central. La medición de la FIFA lo corrobora: en el balance general, los jugadores del Juventus corrieron siete kilómetros más que los madridistas. Vidal, Marchisio y Sturaro pertenecen a una especie que el Madrid no tiene: la de los centrocampistas puros. Hasta Pirlo, con 35 años, corrió un kilómetro más que Kroos con 26.
La recuperación de Benzema propiciará el regreso al sistema de 4-3-3 con tres delanteros y seguramente Ancelotti devuelva a Ramos al eje de la defensa. Pero entonces el equipo se expondrá a un peligro que tanto el entrenador como la directiva han acabado reconociendo: con un centrocampista menos el equipo es menos competitivo. El peligro, en cualquier caso, es aparentemente inevitable.
Mientras escuchamos una y otra vez por radios y televisiones a un tipo contando billetes metido en un coche y nos aseguran que no es el audio de una película de Berlanga, sino la realidad misma, y que el sujeto en cuestión es nada más y nada menos que el Presidente de la Diputación de Valencia, la vida sigue. Faltan todavía años hasta que sepamos quién ocupará el trono de hierro de los siete reinos, pero cada temporada en la NBA eligen a su propio rey. Ahí también, sin necesidad de bodas de sangre ni carnicerías, se suceden los cambios y desde hoy el trono estará ocupado por Stephen Curry. El nombramiento estaba cantado, y lo que me parece más destacable es que el éxito de Curry democratiza el baloncesto. Me explico. Tú ves jugar a Lebron o Kevin Durant, los últimos MVP, y un océano te separa de ellos. Ambos, de forma diferente, son físicos superlativos, inalcanzables. Pero Curry es otra cosa, un tipo cualquiera mientras no tenga un balón en las manos. El sueño de ser Lebron o Durant queda fuera del alcance de todos, el de ser Curry resulta mucho más accesible. Supera ligeramente el 1,90, sus músculos ni mucho menos llamarían la atención en un gimnasio y cada vez que choca con uno de los armarios de tres cuerpos que abundan por la liga temes que le vayan a desmontar como si fuese el señor Potato. En un campo lleno de agresivos leones dispuestos a soltarle un zarpazo a la menor oportunidad, Curry es una gacela que, a base de quiebros, es capaz de sobrevivir y no dejarse atrapar. Por eso hay algo de contracultural en el éxito de Curry, pues triunfa en una época donde el físico tiene un peso cada vez mayor. Pero él es otra cosa, un jugón en la mejor de sus acepciones, con una muñeca que es un mecanismo de precisión a la altura del mejor reloj suizo, unos ojos con visión de 360 grados y una coordinación de espacios y tiempos que le hace capaz de dar asistencias imposibles en posiciones y con mecánicas inverosímiles. Todo esto podría quedar en juegos de artificio, como ha ocurrido con otros jugadores anteriormente, pero Curry combina la estética con la eficacia y de su mano no sólo salen jugadas para el Top 10 de cada semana, sino que provocan victorias. Tantas como las 67 en 82 partidos que consiguió su equipo en la temporada regular. No hay duda que el trono está muy bien ocupado
Andres Kudacki (AP)’);»> ampliar foto
El Madrid ha perdido en Turín porque no ha merecido ganar. Dos jugadores se han ganado las portadas. Por un lado, Sergio Ramos, que ha jugado probablemente el peor partido de su carrera. Por el otro, Morata, que además de marcarse un partidazo (he de reconocer que me está sorprendiendo, no me parecía jugador de equipo grande) no ha celebrado el gol que ha metido, lo que se ha interpretado como siempre, un gran gesto de respeto. Nunca he entendido esto de no celebrar los goles. ¿Se falta al respeto alegrándote por meter un gol tan importante y celebrándolo como merece la ocasión? Porque, de la misma manera, podríamos pensar que al no celebrarlos se falta al respeto al equipo que te paga y la afición que te apoya. Por no hablar de los naturales y entendibles aires de revancha que suelen tener los deportistas cuando se enfrentan a exequipos que no confiaron en ellos, lo que es algo incompatible con la supuesta pena que les provoca el demostrarles lo que vales. No sé, yo siempre pienso lo mismo en estas situaciones, cuando veo que después de un gol ponen pucheritos. Joder, si te da tanta penita, pues no haberlo metido. Digo yo.
Fallece Jesús Hermida, un clásico. Se suceden los homenajes y palabras bonitas de aquellos que le conocieron. Me ha llamado la atención lo que ha dicho el rey saliente. “Hermida era un gran amigo, una gran persona, un magnífico periodista y, sobre todo, un gran español”. ¿Sobre todo? Ser amigo, buena persona, excelente periodista, está bien, pero sobre todo, lo importante es que era un gran español. Pues vale. Yo a Hermida siempre le recordaré presentando capítulos de Cheers en un tiempo donde nuestro conocimiento de las series norteamericanas resultaba entre escaso y nulo. De esta forma, en mi cabeza se quedó instalado el link entre él y Sam Malone, uno de mis héroes televisivos favoritos. Una pareja muy peculiar, sin duda.
Los Gasoles atacan. Después del triunfo de Memphis en la mismísima casa del rey Curry, ya tenemos a los dos hermanos con sus equipos habiendo recuperado la ventaja de campo. La cosa parece que va a ir para largo, lo que ya de por sí es una buena noticia pues los pronósticos iniciales no daban mucho carrete ni a Bulls ni a Grizzlies. Pero ahí están ambos, desafiando a los entendidos. En el caso de Pau, sin perder de vista otros asuntos, como el de la selección. Sus palabras de apoyo a la opción de la vuelta de Scariolo (me parece el hombre idóneo, frase textual) hacen pensar dos cosas. Una, que va a ser Scariolo, pues otra opción dejaría mal a Pau. Dos, que Pau estará en el Europeo, porque una renuncia haría poco entendible que se haya mojado tanto en este tema. Puedo acertar las dos como fallarlas, pero el razonamiento tiene su lógica ¿no?
Kai Pfaffenbach (reuters)’);»> ampliar foto
La noche es de Leo Messi, que destroza al Bayern en un abrir y cerrar de ojos. Su estado de forma es escandaloso, crea, combina, regatea, remata, golea y siempre encuentra la forma de terminar desesperando a los rivales. Ya lo había dicho Guardiola el día anterior, eso de que el talento no se puede frenar. Visto lo que ha ocurrido, ha pasado a ser una frase de referencia que en el futuro servirá para explicar muchos partidos. Con su 3-0 los azulgranas tienen pie y tres cuartos en la final de Berlín, y un clásico en la cumbre europea parece más cerca que nunca. Salvo que Morata tenga que pedir perdón por meter más goles el próximo miércoles.
Termino en positivo. Dice Rajoy que en España hay muchos tristes que se niegan a ver un futuro optimista (siempre que le sigan votando, claro). Una nueva noticia viene a confirmar que el que no quiera ver brotes verdes muy verdes es porque no quiere. El gorro, jersey y patucos que lució la hija de los duques de Cambridge cuando fue presentada el pasado sábado en Londres fue elaborado a mano en una tienda de San Sebastián. Un país capaz de semejante gesta, no tiene nada que temer.
Última hora. Ya es oficial. Scariolo es el nuevo seleccionador de baloncesto. ¡Sorpresaaaaaaa!
Baresi, Costacurta, Maldini, Thuram, Cannavaro, Montero, Stam, Nesta, Terry o Thiago Silva, son algunos de los 20 mejores defensas de las últimas décadas. Todos tienen algo en común. Los ha dirigido Carlo Ancelotti, o han convivido con él como compañero de vestuario. El entrenador del Madrid se enorgullece de la lista que luce su currículum. Ningún técnico en activo ha trabajado con un número semejante de defensas de referencia mundial. Por eso resultó interesante el juicio que emitió ayer antes de viajar a Sevilla, cuando declaró que de todos los centrales que conoció personalmente en el campo de entrenamiento el más completo es Sergio Ramos.
La gestión paternal de Ancelotti
Bale regresa en Sevilla
La primera llamada de Odegaard
“Es muy complicado comparar a Sergio con otros”, dijo Ancelotti, esforzándose por romper su habitual comedimiento a la hora de cotejar a sus queridos discípulos. “Hay defensores con una calidad técnica extraordinaria; otros tienen una calidad defensiva única, muy concentrados en la defensa, como Cannavaro, que era fantástico en el marcaje; otros tienen la habilidad de mandar sobre una línea de defensa, como Baresi; y otros influyen con su fuerte personalidad. Pero si tengo que contemplar todas estas condiciones para valorar a un defensa, Sergio Ramos es el más completo. Tiene un poco de todo. Calidad técnica, fuerza, personalidad y capacidad de mandar en la línea. Puede ser que Cannavaro sea más atento en las marcas pero en la relación global Ramos es el que reune más condiciones”.
La complicidad del entrenador con el segundo capitán del Madrid es fundamental para el equipo
La complicidad del entrenador con el segundo capitán del Madrid es el compuesto químico fundamental del equipo. A sus 29 años recién cumplidos, el jugador sevillano se ha convertido en el hombre influyente que siempre soñó con ser en el Madrid. El técnico le ha brindado esa oportunidad ante la evidencia de los hechos. Ramos ha adquirido el poder de los imprescindibles. Un proceso natural, porque cuando no ha estado disponible el equipo se ha hundido. Sucedió en el 4-0 sufrido contra el Atlético, lo mismo que en el 3-4 que le infligió el Schalke en la Champions y que casi elimina al Madrid de la competición.
Ahora Ramos se ha convertido en una especie de comodín, capaz de subir al mediocampo a escoltar a Kroos y cubrir así la baja de Modric. Este movimiento táctico de Ancelotti fue la clave de la clasificación para las semifinales de la Champions. Ayer le preguntaron al técnico si Ramos repetirá como volante en el Sánchez Pizjuán.
El entrenador madridista habló de las variantes que maneja ante el probable descarte de Illarra entre los titulares. “Ramos lo ha hecho muy bien, pero tenemos otras opciones”, dijo. “Lo más natural es utilizar un mediocentro como Isco. Él lo ha hecho muy bien junto a Kroos”.
Celta y Madrid piropearon al fútbol. A ese fútbol trepidante, golpe a golpe, sin tregua. Ese fútbol, en definitiva, que irrita a los ortodoxos de las gaitas tácticas, a esos que festejan como éxito el bostezo, que nada pase, que nadie se descamise. En Vigo lo hicieron todos, en un duelo a toda mecha, sin protocolos. Una gozada. Lo fue hasta para el Celta, que cayó con gloria, reconocido por su gente, que tiene motivos para el orgullo. Y más aún para el Madrid, que ha encontrado en el inesperado Chicharito el hilo al que agarrarse para pelear la Liga y lo que sea. Los de Ancelotti se llevaron un partido mayúsculo. Forzados al límite por un estupendo rival, salvaron un escollo descomunal. Una de esas victorias de mucho mérito, como subrayable fue la actuación del equipo vigués, que se rebela a ser un club subsidiario. El fútbol agradece apuestas así. Un brindis.
El Celta tiene su banda sonora. No se siente inferior, no importa el tonelaje del adversario. Un equipo didáctico para muchos de su condición, un conjunto de pensamiento propio. Frente al Madrid, se sublevó desde la primera bocanada. Augusto Fernández, Krohn-Dehli y Orellana, a los que les gusta rumiar la pelota, dar palique al balón, catalizaron el juego. Los tres tienen panorámica, no desprecian un toque ni arrestados por el rival. Da gusta verles. De entrada fueron un tormento para la zaga madridista. El Celta rescataba la pelota con la presión alta, el Madrid sufría un engorro. Y cada pérdida era un aviso. Hasta que Nolito, a lo Nolito, con esa jugada tan de autor, con regate en diagonal desde la orilla izquierda, acabó por dejar planchado a Casillas, inmóvil tras colarse el remate bajo los pies de Varane. La jugada partió de un córner favorable a los de Ancelotti, a Illarra le birlaron la pelota y la contra cerrada por el extremo celtiña tuvo un broche algo rocambolesco: Sergio Ramos cruzó la cancha, de área a área, con la bota derecha en la mano.
La desventaja, con la Liga en Barcelona, exigía una respuesta firme del grupo de Ancelotti. No era una jornada de paso, para remolones. Al equipo le costaba sacudirse al contrario, un conjunto de puertas abiertas, que se repliega hacia adelante, sin recular. La posición del chileno Orellana, a espaldas de Kroos e Illarramendi, torturaba a los visitantes. Mala noticia para el vasco, tras verse del todo arrinconado en la última cita de Champions. Con Orellana de enganche para todos, Kroos no se daba por enterado, los centrales, a lo suyo con el ariete Larrivey, e Illarra, extraviado.
Salvador Sas (EFE)’);»> ampliar foto
Aturdido el Madrid, el equipo encontró una vía de escape por la banda izquierda del Celta, donde Nolito, proclive a otras misiones, no escoltaba a los suyos. Ni siquiera se dejaba caer Cristiano por ese costado. Así fue en el empate visitante. James, como en el gol europeo de Chicharito al Atlético, se ha acostumbrado a dar carrete a CR por esa orilla. Lo hizo de nuevo en Balaídos y la incursión del portugués concluyó con un despeje hacia la frontal que cazó Kroos de maravilla, con un disparo contundente y con precisión de cirujano. El Celta notó la descarga y encajó el segundo tanto con Larrivey noqueado tras un trompazo de cabezas con Ramos, lo que le obligó a jugar con un gorro de látex como cortafuego de la sangre. La ruta fue la misma, el carril izquierdo celeste. También repitió el protagonista, James, el mejor mensajero del gol de este Madrid. El colombiano tiró dos paredes con Chicharito, suerte que maneja como los ángeles, y el mexicano, que está en onda, batió a Sergio, que hizo el sapo y el balón se alejó a la red entre sus piernas.
El partido no tenía pausa. A la reacción del Madrid correspondió la de los de Berizzo. Nada de achicarse. En otra oleada de buen juego, Santi Mina le tomó la matrícula a Marcelo, superado por un milimétrico servicio de Orellana. El vigués se presentó ante Casillas, su primer intento se fue al poste izquierdo del Madrid. Cazó el rebote por delante de Marcelo, y bingo. El encuentro no admitía descuido alguno, exigía una mirada fija, permanente. Toma y daca, pim, pam, pum. Conmovedor el Celta, llevado al extremo el Madrid, que demostró que la contundencia que le distingue también es cosa de suplentes, al menos de este Chicharito iluminado. Un goleador con ojo clínico cuando tiene escena. Con un exceso de vocación ofensiva, con la zaga local fuera de los cuarteles, el «guisante» habilitó a CR en una contra que concluyó con disparo cruzado del luso al poste. El preludio del 2-3, obra de James, que asiste y golea, otra vez en alza, de nuevo varios escalones por delante de Isco, solo fugaz con algún arabesco. James, con un desvío de Fontás, dejó al Madrid con el marcador de cara al filo del descanso tras un primer acto extenuante.
Cabía pensar que de vuelta del intermedio bajara el ritmo. Un espejismo. Nada de nada. El guion se mantuvo, con el Celta invadiendo el perímetro de Casillas, con Nolito de reto en reto con Carvajal, y casi siempre victorioso. El Celta iba con todo, el Madrid lo fiaba al horizonte despejado, al ataque a la carrera, como le gusta. Pero no le llegaba la jugada ansiada, porque su rival no cejaba en el empeño, iba, iba e iba. En uno de los asaltos, la gente reclamó penalti de Kroos a Orellana, en una acción confusa. El Madrid no tenía aire hasta que Sergio Ramos, en plan centurión, se lanzó a la aventura hasta la media cancha, donde nadie le obstaculizó el tranco y el defensa andaluz ejecutó un arquitectónico pase a Chicharito, que pinchó la pelota con exquisitez antes de batir a Sergio. Una veta de primera este Chicharito que parecía irrelevante.
Ni con 2-4 lo veía claro Ancelotti, sabedor de que enfrente había un adversario de cuerpo entero. La prueba es que el técnico italiano recurrió a Pepe y Arbeloa en detrimento de Chicharito y James. El Madrid bajó la persiana al duelo con seis defensas. El choque le había exigido de lo lindo y con el sueño de Chicharito puede seguir soñando. Para el Celta, honores. Si hay que perder, que se pierda así. Hay Liga, mucho Celta y mucho Chicharito.
Casi dos partidos completos le llevó al Madrid despachar al Atlético, demasiada pesadumbre para el equipo que hizo todos los méritos, superior en la ida y el único con vocación en la vuelta. Prueba de ello es que los rojiblancos mantuvieron el culebrón a hombros de Oblak, su oxígeno toda la eliminatoria. En el Madrid, otro héroe inesperado, Chicharito, autor de un gol agónico. Tan inopinado, que el mexicano, quien más hizo por derribar la muralla colchonera, llevaba 895 días sin marcar en Champions y solo había jugado el 17% de los minutos en lo que va de temporada. Con él al frente, el Madrid encadenó su quinta semifinal consecutiva, lo que no lograba desde 1956-1960. Un hecho más que estimable por las ausencias y por lo crudo de su adversario, que le tenía tomada la medida. Pero en esta ocasión, el Atlético, rácano y con urticaria por la pelota, solo quiso que le tocara la lotería. Cada mensaje que mandó Simeone así lo certificó. Le salió cruz y esta vez el fútbol se alió con quien le hizo mimos en exclusiva en un partido difícil de rebobinar salvo para los muy forofos.
Ni las carencias locales animaron al Atlético, mancomunado para defender y la nadería con el balón. El partido arrancó con un tumbo en la alineación del Madrid. Peritado el banquillo, Ancelotti optó por no desaliñar aún más el grupo. Mejor tres jugadores que le son fiables, como Pepe, Varane y Ramos, que reclutar a quienes tantos recelos han despertado, por mucho que la tasación de Khedira, Illarramendi y Lucas Silva rondara los 60 millones de euros. Con Ramos en la media, como en el fallido experimento de la pasada temporada en el Camp Nou, el Madrid apostaba por contrarrestar el juego espacial y sumar un llegador, pero no inventiva. Por desesperada y comprensible que fuera la medida del técnico italiano, el ensayo no resultó, sobremanera porque Ramos, lejos de ejercer de centinela de los centrocampistas, se situó un escalón por delante de Kroos, más sutil para crear, para armonizar el último tramo del ataque. Ante un Atlético con dos trincheras por delante de Oblak, no hubo madridista que agitara entre líneas. Abiertos James e Isco, nadie se infiltraba.
Con todo, el gobierno era del Madrid, de un Madrid precavido, sí, pero al menos con más intención, de tertulia con la pelota. Nada que ver con el Atlético, para el que el cuero tenía arsénico, para desesperación de su mejor domador, Arda. Ni un pase, ni dos. Los rojiblancos solo planteaban cepos. Su mejor remedio, jugar a que no se jugara. Para Griezmann y Mandzukic, también con la escoba, Casillas estaba en Marte. Como el balón le resultaba un artefacto solo encontraba vías con saques de banda, que ya los aplaude como los de esquina. Al Atlético no se le veían las cejas.
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Entre la poca marcha del Madrid y el pedrero de su adversario, el único motor del partido era el emotivo. El encuentro no tenía curvas, salvo por Chicharito, el más chisposo con su revoloteo. El mexicano y CR se saltaron el guion y se aproximaron al gol y se toparon la misma cerradura de la ida: Oblak, la bandera colchonera en estos cuartos, lo que revela el papel general del equipo. Por motivos bien diferentes, tampoco olvidará el reto Saúl, vencido desde el inicio, superado hasta que en el intermedio se quedó a la sombra. Poco antes, un despiste suyo dejó a CR frente al meta esloveno, otra vez lúcido.
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De regreso del descanso, al Madrid se le vio más suelto. A ello contribuyó un mayor goteo de Isco, en el cuarto oscuro todo el primer acto. Una asistencia con su sello a Chicharito estuvo a punto de descorchar por fin el duelo, pero el ariete cruzó demasiado el remate. Fue otro preludio de que el único con vocación ofensiva era el cuadro local. Quedó acentuada la intención visitante con el cambio de Simeone pasada la hora. Retiró a Griezmann, su mejor goleador, lo más picante del equipo, en favor de Raúl García. Para el Atlético todo quedaba supeditado a un bingo aéreo, a una jugada espasmódica, por mucho que en el fútbol lo casual a veces sea la lógica. No fue así, porque el conjunto de Simeone fue puro barbecho, máxime tras la expulsión de Arda, que con una tarjeta en el cartón planchó a Sergio Ramos. Demasiado imprudente el turco.
Hubo más sorpresas del técnico argentino. Al rato de quedarse el Atlético con diez, con Mandzukic con el tobillo dolorido, recién auxiliado por el equipo médico, entró el central Giménez por Tiago. La fe de Simeone con el croata rozó lo sobrenatural. Con un relevo y otro, el Atlético dimitía ya por completo del juego.
Con un relevo y otro, el cuadro rojiblanco dimitía ya por completo del juego
Con tres centrales no se refugió mejor el Atlético. Cristiano despegó por la derecha, James le dio hilo con un caño a Godín. Avanzó el portugués, ya dentro del área, y su servicio lo embocó Chicharito. Saltó la banca y el mexicano hizo justicia a quien fue superior de largo, en el Calderón y en Chamartín. Sin bajas y con ellas. Del Atlético hay versiones mucho más positivas. Esta vez dio demasiado la espalda al fútbol. Ganó el mejor.
Carlo Ancelotti tuvo que prescindir de Karim Benzema en el último entrenamiento previo al partido del Málaga. El francés, que apareció por el césped de Valdebebas con un vendaje en la rodilla derecha, se resintió de las molestias en esa zona y abandonó la sesión de trabajo. “No está disponible para mañana, pero lo vamos a recuperar para el miércoles. Su baja no va a cambiar el dibujo del equipo: pondré el mejor once posible para intentar ganarle al Málaga, es un rival peligroso”, explicó el entrenador italiano.
El Madrid se enfrentará al conjunto andaluz en el Bernabéu sabiendo el resultado del Barcelona. Esta vez jugarán primero los azulgrana (en casa contra al Valencia) y después de los blancos. La distancia entre el líder y su perseguidor ha bajado a dos puntos después del pinchazo culé en Sevilla. ¿El Madrid podría ponerse líder, verá el partido?, le preguntaron a Ancelotti. “No, iré al cine otra vez…”, dijo riéndose. El día que los de Luis Enrique se dejaron dos puntos en el Sánchez Pizjuán, el italiano estaba en una butaca viendo Ben Hur. “Mañana estaremos centrados en preparar nuestro partido y se me hace complicado ver el Barça-Valencia. Para un aficionado al fútbol es un partido bonito”, añadió.
Ancelotti tiene a cuatro jugadores apercibidos: si Sergio Ramos, Modric, Carvajal y Cristiano reciben una tarjeta amarilla se perderán el partido del próximo sábado en Vigo. Pese a ello y pese a tener que jugarse el miércoles el pase a semifinales de Champions contra el Atlético, el entrenador blanco asegura que no hará muchos cambios. “Es un partido peligroso, jugamos contra un equipo que mostró intensidad y dinamismo contra el Atlético. Nos preocupa que hayan ganado en Barcelona, así que tenemos que poner toda la energía que tenemos”, argumentó Ancelotti.
Varane y Ramos, los reyes del estrés
El Madrid se estrella contra un muro
Madrid sin diamantes
Marcelo coge el mando
Nada, por ejemplo, de sentar a Marcelo y dar minutos a Coentrão para que vaya cogiendo ritmo de competición antes del partido del miércoles en el que será, casi seguramente, titular por la baja del brasileño (sancionado). El portugués se ha quedado fuera de la lista para el duelo de este fin de semana. “El de mañana no es un partido para dar minutos a Coentrão. Tenemos que separar las cosas, el de mañana es un partido y el del miércoles otro. El del Málaga es un partido sino para ganar y seguir con la racha de victorias hasta final de temporada”, aseguró Ancelotti.
Tres días después del empate contra el Atlético en el Calderón, el técnico italiano dice que el 0-0 le deja un buen sabor de boca. “Lo que me da más felicidad es que el equipo juegue bien porque, para eso entrenamos. Después está la valoración del resultado… yo tengo buen sabor de boca porque el partido fue bueno”. Le preguntaron una y otra vez por Isco, por cómo se ha tomado la suplencia desde el regreso de James. El colombiano es un jugador diferente que da más verticalidad al juego del Madrid y más velocidad en la circulación del balón.
“Yo no estoy en la cabeza del jugador, pero creo que Isco está contento con lo que ha hecho esta temporada. Nosotros estamos contentos con lo que está haciendo. Ha jugado con más regularidad, ha mejorado mucho en el perfil defensivo. Todo el mundo hablaba de él hace un mes y ahora parece que, por haberse perdido un partido, no tiene calidad… Isco es fundamental para esta plantilla”, aseguró Ancelotti al mismo tiempo que decía que no se arrepiente de no haber rotado más a lo largo de la temporada.
“Tampoco creo que Isco piense que ha perdido el puesto; jugó contra el Eibar [fue suplente ante el Rayo y en el Calderón]. En este momento no hay partidos más o menos importantes, todos los son porque nos jugamos dos competiciones. Está fresco, está bien y en una buena condición física”, explicó Ancelotti que todavía no ha decidido quien reemplazará a Benzema en el ataque.
¿Usted se ve aquí la temporada que viene junto a Iker Casillas?, le preguntaron al técnico. “Me veo aquí con Casillas y con todos los jugadores que lo están haciendo bien, pero en este momento contestar a esta pregunta no es tan importante. Tenemos un final de temporada muy intenso y estamos centrados en lo que tenemos que hacer”, contestó. Anoche, en una entrevista en Es Radio, dijo que si llega un portero mejor que Casillas seguro que este no será titular. Esta mañana aseguró que los tres mejores porteros son los que tiene.
“No estoy aquí para hacer clasificaciones de porteros, eso lo hacemos en el bar”, contestó cuando le preguntaron cuántos guardametas hay ahora mismo que son mejores que el capitán blanco. ¿El Madrid no necesita fichar a un portero entonces?, le insistieron. “Nunca hemos hablado de esto”, zanjó.
El Madrid se apoyó en el bastón de James para cruzar un río caudaloso. Alcanzó la otra orilla con la misión cumplida. Derrotó al Málaga y ganó los tres puntos indispensables para continuar en la batalla del campeonato. Pero en la corriente se dejó una buena carga de energía y dos bajas sensibles. Bale, con una probable rotura fibrilar, y Modric, que se marchó agarrado a su rodilla derecha, amenazan con trastornar los planes de Ancelotti para disputar la vuelta de los cuartos de la Champions contra el Atlético, el próximo miércoles.
Gareth Bale se lesionó escuchando el himno. Poco más o menos. Comenzó el partido y al minuto siguiente ya cojeaba. Pasados dos minutos el galés se sentó en la hierba y le dijo a Cristiano que se había roto. Señaló su gemelo izquierdo. El Bernabéu asistió a la escena en silencio. Cuando los médicos pidieron el cambio la noticia hacía temblar los cimientos de la estrategia deportivo-institucional. No hay futbolista que haya preocupado más a Florentino Pérez en su larga trayectoria presidencial que este magnífico atleta. Lo que parece su inminente baja para la Champions siembra la inquietud en la directiva. En el banquillo la impresión es diferente. Allí, mascando chicle a discreción, Ancelotti no mostró el más mínimo indicio de contrariedad. La opinión predominante en el vestuario es que con Isco de titular en lugar de Bale el equipo será más competitivo frente al Atlético.
Chicharito entró por Bale y se situó junto a Cristiano en la punta del ataque. Por detrás, una línea de cuarto con James e Isco en las bandas, y Kroos emparejado a Modric en el mediocentro. Con esa formación de centrocampistas el Madrid jugó sus mejores partidos de la temporada. Solo faltaron Benzema y Carvajal, que descansaron, para completar el circuito más perfecto que puede ofrecer este plantel cuando se trata de controlar los partidos mediante la posesión del balón.
Ancelotti cambió al galés con indiferencia y se quedó pálido con la lesión del croata
El Málaga es un equipo joven pero no se dejó intimidar. Compitió con seriedad, replegándose con nueve futbolistas por detrás del balón y desplegándose como un acordeón en los ataques. Lo dirigió bien Recio, amplió el campo con Boka y Rosales, y maniobró con creatividad gracias al constante dinamismo de Samuel, Castillejo y Juanmi. Los tres canteranos se intercambiaron roles con soltura y generosidad. En una de sus acciones dejaron solo a Darder, que tuvo el 0-1 en un mano a mano con Casillas pero mandó el tiro por encima del larguero.
El Madrid nunca brilló como equipo pero se apoyó en tres o cuatro figuras que lo hicieron marchar con firmeza. Liberado por el repliegue del rival, Kroos hizo un soberbio ejercicio de dirección de personal. Su mejor socio fue James, ágil para jugar a un toque, veloz para encontrar la jugada, socio de todos entre líneas, y peligrosísimo en los tiros desde media distancia. Entre los dos enchufaron a Cristiano y al Málaga no le quedó más remedio que ajustar clavijas. El gol llegó tras una falta de Rosales sobre Cristiano. Ramos le ganó la espalda a Torres antes de rematar en el segundo palo el lanzamiento que el propio Cristiano envió con tensión desde la izquierda.
Ancelotti observó la lesión de Bale con aire distraído, pero cuando Modric llamó a los médicos se puso blanco. No había transcurrido un cuarto de hora del segundo tiempo cuando el croata chocó con Recio y se llevó las manos al interior de su rodilla derecha. El técnico ordenó el cambio inmediatamente y mandó a calentar a Illarra. Cualquier prevención es poca para proteger al jugador más influyente en el juego del equipo.
James metió el gol del partido y fue el mejor socio de Kroos en la construcción
La ausencia de Modric le restó consistencia al mediocampo. Fue como si al Madrid le quitaran presencia de ánimo, aire, y lucidez. El conformismo recorrió la cancha. El Málaga se había crecido y escarbaba cerca del área de Casillas cuando un contragolpe bien conducido por Isco y Cristiano acabó con James derribado en el área de Kameni. Lo ejecutó Cristiano y lo mandó al palo. El desánimo duró un par de minutos. Otra vez James se asoció a Isco y a Cristiano en la frontal del área. Le devolvieron dos paredes y a la segunda cruzó el zurdazo. Fue el gol de la tarde. Definitivamente, el colombiano se había hecho cargo de la situación.
Seguro de su ventaja, el Madrid no corrigió los defectos que venía mostrando. La respuesta del Málaga fue repentina. Una subida de Rosales y un cabezazo de Juanmi removieron el partido. Pepe no vio venir al astuto delantero. Pero se redimió junto a Ramos en la tenaz resistencia de los minutos finales y en la jugada del tercer tanto madridista. El central portugués peleó la pelota y la sirvió a Chichartito. El mexicano asistió a Cristiano. El goleador culminó la contra para sumar su gol 50 de la temporada. Suficiente para terminar sonriendo una tarde que pudo ser más tormentosa de lo que fue.
El Madrid se apoyó en el bastón de James para cruzar un río caudaloso. Alcanzó la otra orilla con la misión cumplida. Derrotó al Málaga y ganó los tres puntos indispensables para continuar en la batalla del campeonato. Pero en la corriente se dejó una buena carga de energía y dos bajas sensibles. Bale, con una probable rotura fibrilar, y Modric, que se marchó agarrado a su rodilla derecha, amenazan con trastornar los planes de Ancelotti para disputar la vuelta de los cuartos de la Champions contra el Atlético, el próximo miércoles.
Gareth Bale se lesionó escuchando el himno. Poco más o menos. Comenzó el partido y al minuto siguiente ya cojeaba. Pasados dos minutos el galés se sentó en la hierba y le dijo a Cristiano que se había roto. Señaló su gemelo izquierdo. El Bernabéu asistió a la escena en silencio. Cuando los médicos pidieron el cambio la noticia hacía temblar los cimientos de la estrategia deportivo-institucional. No hay futbolista que haya preocupado más a Florentino Pérez en su larga trayectoria presidencial que este magnífico atleta. Lo que parece su inminente baja para la Champions siembra la inquietud en la directiva. En el banquillo la impresión es diferente. Allí, mascando chicle a discreción, Ancelotti no mostró el más mínimo indicio de contrariedad. La opinión predominante en el vestuario es que con Isco de titular en lugar de Bale el equipo será más competitivo frente al Atlético.
Chicharito entró por Bale y se situó junto a Cristiano en la punta del ataque. Por detrás, una línea de cuarto con James e Isco en las bandas, y Kroos emparejado a Modric en el mediocentro. Con esa formación de centrocampistas el Madrid jugó sus mejores partidos de la temporada. Solo faltaron Benzema y Carvajal, que descansaron, para completar el circuito más perfecto que puede ofrecer este plantel cuando se trata de controlar los partidos mediante la posesión del balón.
Ancelotti cambió al galés con indiferencia y se quedó pálido con la lesión del croata
El Málaga es un equipo joven pero no se dejó intimidar. Compitió con seriedad, replegándose con nueve futbolistas por detrás del balón y desplegándose como un acordeón en los ataques. Lo dirigió bien Recio, amplió el campo con Boka y Rosales, y maniobró con creatividad gracias al constante dinamismo de Samuel, Castillejo y Juanmi. Los tres canteranos se intercambiaron roles con soltura y generosidad. En una de sus acciones dejaron solo a Darder, que tuvo el 0-1 en un mano a mano con Casillas pero mandó el tiro por encima del larguero.
El Madrid nunca brilló como equipo pero se apoyó en tres o cuatro figuras que lo hicieron marchar con firmeza. Liberado por el repliegue del rival, Kroos hizo un soberbio ejercicio de dirección de personal. Su mejor socio fue James, ágil para jugar a un toque, veloz para encontrar la jugada, socio de todos entre líneas, y peligrosísimo en los tiros desde media distancia. Entre los dos enchufaron a Cristiano y al Málaga no le quedó más remedio que ajustar clavijas. El gol llegó tras una falta de Rosales sobre Cristiano. Ramos le ganó la espalda a Torres antes de rematar en el segundo palo el lanzamiento que el propio Cristiano envió con tensión desde la izquierda.
Ancelotti observó la lesión de Bale con aire distraído, pero cuando Modric llamó a los médicos se puso blanco. No había transcurrido un cuarto de hora del segundo tiempo cuando el croata chocó con Recio y se llevó las manos al interior de su rodilla derecha. El técnico ordenó el cambio inmediatamente y mandó a calentar a Illarra. Cualquier prevención es poca para proteger al jugador más influyente en el juego del equipo.
James metió el gol del partido y fue el mejor socio de Kroos en la construcción
La ausencia de Modric le restó consistencia al mediocampo. Fue como si al Madrid le quitaran presencia de ánimo, aire, y lucidez. El conformismo recorrió la cancha. El Málaga se había crecido y escarbaba cerca del área de Casillas cuando un contragolpe bien conducido por Isco y Cristiano acabó con James derribado en el área de Kameni. Lo ejecutó Cristiano y lo mandó al palo. El desánimo duró un par de minutos. Otra vez James se asoció a Isco y a Cristiano en la frontal del área. Le devolvieron dos paredes y a la segunda cruzó el zurdazo. Fue el gol de la tarde. Definitivamente, el colombiano se había hecho cargo de la situación.
Seguro de su ventaja, el Madrid no corrigió los defectos que venía mostrando. La respuesta del Málaga fue repentina. Una subida de Rosales y un cabezazo de Juanmi removieron el partido. Pepe no vio venir al astuto delantero. Pero se redimió junto a Ramos en la tenaz resistencia de los minutos finales y en la jugada del tercer tanto madridista. El central portugués peleó la pelota y la sirvió a Chichartito. El mexicano asistió a Cristiano. El goleador culminó la contra para sumar su gol 50 de la temporada. Suficiente para terminar sonriendo una tarde que pudo ser más tormentosa de lo que fue.