La posesión como herramienta. El balón para atacar o el balón para controlar el ritmo del partido. Las dos ideas no son excluyentes sino complementarias, pero a veces hay que elegir una como prioritaria. No es una cuestión menor, porque tanto el Barça como el Bayern necesitan relacionarse a través del balón por la misma razón que exigimos oxígeno para respirar. Sin la pelota, pueden disfrutar puntualmente, porque saben explotar su calidad en los espacios abiertos, pero tienen que recurrir a la supervivencia para no ahogarse si la situación se alarga. Las condiciones físicas en las que el equipo de Guardiola llega a la eliminatoria, después de sufrir durante toda la temporada bajas largas por lesión, le obliga todavía más a disponer de la pelota para intentar minimizar el intercambio de golpes.
Las lesiones han debilitado al Bayern: lo difícil de buscar el desequilibrio es que el talento no se crea
El escenario competitivo invita al equipo alemán a alargar las posesiones para que el partido tenga un ritmo más bajo, a quitarle revoluciones con el objetivo de que el Barça se sienta obligado a reanimarlo cada vez que recupere el cuero, a sugerirle la precipitación como trampa venenosa, a no estimular la alegría ofensiva blaugrana y a que el pase se imponga al remate. En cambio, el equipo de Luis Enrique deseará tener más posesión para atacar, exigir defensivamente al rival, erosionarlo sin descanso. El estado de ánimo barcelonista quiere que pasen muchas cosas en el partido; al Bayern le interesará que pasen menos para ganar tiempo.
Uno más atrás o en el medio. La flexibilidad táctica de Guardiola es uno de los grandes patrimonios del Bayern. Cuando descubramos la alineación, desconoceremos su disposición hasta que empiece el partido. Con los mismos jugadores —no tiene mucho donde escoger—, podrá jugar con una defensa de cuatro o tres centrales y dos laterales largos. Ese detalle definirá el mapa táctico del partido y constará bajo secreto de sumario hasta que el balón empiece a moverse. El técnico catalán debe decidir dónde tener un jugador más, si atrás o en el centro del campo. Todo dependerá de si quiere estar más protegido ante la pérdida del balón o si quiere tener superioridad numérica donde se decide el destino del duelo. Desde la exuberancia, Guardiola no dudaría, porque siempre quiere contar con un volante más que el rival; falta saber si decide lo mismo desde la austeridad.
El contexto condiciona el enfrentamiento y obliga a la reflexión. Rafinha ha jugado los dos últimos partidos como tercer central, Lahm puede actuar por dentro o por fuera y Bernat se siente igual de cómodo como lateral clásico o con un recorrido más largo. Si finalmente juega con tres defensas, tendrá una línea de pase más para salir ante la presión alta blaugrana, podrá incorporar a los exteriores al mediocampo, pero sobre todo siempre estará blindado ante la transición afilada de Messi, Neymar y Luis Suárez; nunca en inferioridad numérica. Eso sí, le costará más dar uno o dos pasos hacia adelante para localizar el juego en el campo rival porque tendrá un jugador menos por delante del balón. Guardiola siempre lo podría corregir, pero antes deberá elegir.
Sin desequilibrio. Las lesiones han debilitado al Bayern en las dos áreas: en la defensiva, donde se pueden reciclar jugadores, y sobre todo en el desequilibrio, donde es imposible inventar soluciones porque el talento no se crea. La plantilla bávara se ha quedado sin los futbolistas más capaces de eliminar rivales a través del regate. Robben y Ribéry han nacido para desbordar por fuera, como lo habían hecho toda la vida, o por dentro, donde Guardiola los había conseguido infiltrar con naturalidad en la posición de interior esta temporada como la última evolución de su plan. Sus ausencias y la irregularidad permanente de Götze han dejado a Thiago como el único jugador capaz de generar superioridades numéricas en acciones individuales, ya sea a través de la conducción o del pase al espacio. Xabi Alonso reparte el juego, Lahm le da continuidad sin errores, Schweinsteiger llena el centro del campo, Lewandowski es un buen socio para la descarga, los laterales pueden ofrecer profundidad exterior y Muller tiene la gran virtud de ser indetectable, pero Thiago es el actor que puede dar sentido a un guion formalmente correcto que se ha quedado sin picante.
El Bayern de Guardiola cayó eliminado en la semifinal de la Copa de Alemania; perdió en la tanda de penaltis ante el Borussia Dortmund después de que el tiempo reglamentario y la prórroga terminaran en un empate (1-1). La derrota puede considerarse desafortunada puesto que tuvo durante el partido oportunidades para sentenciar y en la tanda de penaltis fallo los cuatro lanzamientos que intentó. Lahm y Xabi Alonso se resbalaron en los dos primeros y dispararon por encima, lo que le dio al Dortmund una clara ventaja que a la postre no desaprovechó. También fallaron Götze y Neuer.
Guardiola había introducido algunas modificaciones con respecto a los últimos partidos, empezando por Rafinha, que había sido baja ante el Hertha y que cambió su posición habitual de lateral derecho por la banda izquierda. Eso le permitió a Bernat jugar más adelantado, mientras que en el lateral derecho estaba Mitchell Weiser. En el banquillo se quedaron Schweinsteiger, Robben -entró ya empezada la segunda parte por Thiago y acabó lesionado- y Götze. El Bayern se apoderó del balón desde el comienzo pero tardó en producir jugadas de área ante un Dortmund que cubría bien los espacios y que intentaba acciones de contragolpe tras robos de pelota.
La primera llegada del Bayern fue un remate de cabeza de Müller que salió desviado. Ese fue el comienzo de una breve fase en la que el Bayern se aproximó más al área. Incluso hubo un posible penalti contra Weiser que el árbitro no sancionó. El tanto muniqués se produjo en una situación curiosa, pues el punto de partida fue un contragolpe prometedor del Dortmund. Benatia logró cortar un pase de Kagawa, que buscaba a Reus, y a continuación soltó un pase largo que le permitió a Lewandowski llegar solo hasta el área contraria. El primer rebote pegó contra un poste, pero Lewandowski aprovechó el segundo para marcar.
En la segunda parte el Bayern estuvo cerca del segundo con varias buenas ocasiones entre las que hubo incluso un remate al larguero de Lewandowski y una mano dentro del área de Schmelzer que no sancionó el árbitro. Sin embargo, en la primera ocasión clara del Dortmund llegó el empate. Aubameyang aprovechó un centro desde la derecha de Henrihk Mhkitaryan. El empate llegaba un poco de la nada porque hasta ese momento el Dortmund sólo había rematado una vez a puerta -un cabezazo inofensivo de Aubameyang- y el Bayern parecía tener el partido bajo control. Tras el empate, en cambio, vino una fase en la que fue el Dortmund el que tuvo las mejores ocasiones.
En la prórroga el Bayern tuvo dos grandes oportunidades y luego vino la tanda de penaltis, con los fallos iniciales de Lahm y Xabi Alonso, para que luego Gündogan y Kehl marcasen por el Dortmund. En el tercero del Bayern, Götze no se resbaló pero Langerkan logró parar su disparo. Neuer aplazó la decisión al parar el tercer penalti del Dortmund, ejecutado por Mats Hummels, pero a continuación él mismo falló al estrellar el balón contra el larguero.
Ficha técnica
Bayern: Neuer; Weiser, Boateng, Benatia, Rafinha; Xabi Alonso; Lahm, Thiago (Robben, 68/Götze, 84), Bernat; Müller (Schweinsteiger, 76), Lewandowski.
Borussia Dortmund: Langerak; Durm; Sokratis, Hummels, Schmelzer; Bender, Gündogan; Blaszczykowski (Kampl, 83), Kagawa (Mkhitaryan, 70), Reus; Aubameyang.
Goles: 1-0 (min 30, Lewandowski), 1-1 (min 75, Aubameyang)
Tanda de penaltis: Lahm (falla), Gündogan (marca), Xabi Alonso (falla), Kehl (marca), Götze (Langerak para), Neuer (al larguero).
Árbitro: Peter Gagelmann amonestó a Rafinha, Xabi Alonso, Benatia, Kampl, Sokratis y expulsó a Kampl por doble amarilla
Incidencias: semifinal de la Copa de Alemana disputado en la Allianz Arena de Múnich ante 75.000 espectadores.
Hay partidos en los que el Barcelona sale más enchufado que en otros. No debe haber una sola razón que lo explique. El rival puede tener buena parte de culpa, también lo que esté en juego, pero más allá de eso, lo mismo puede salir despistado contra el Valencia que con ganas de comerse al Getafe (más allá del nivel de los dos), como sucedió este martes. El Barça no tuvo piedad y sacó la apisonadora: 4-0 a la media hora, 5-0 antes del descanso, 6-0 nada más volver del vestuario. El Real Madrid va a tener que seguir esperando por ese favor que necesita para poder ganar la Liga.
Hay detalles que indican que el Barça sale metido a un partido, como la presión tras pérdida, una de las señas de identidad de su mejor juego. Las primeras partes contra el Sevilla y el Espanyol son dos buenos ejemplos. Ese tipo de presión es indispensable para que el Barça aniquile a sus rivales. El partido contra el Getafe no fue una excepción. En el minuto 30, con 3-0 ya en el marcador, Dani Alves presionó la salida del balón del Getafe tras perderlo unos segundos antes y provocó la pérdida. La pelota le llegó a Xavi, que tras combinar con Neymar soltó un lanzamiento a la escuadra más lejana de la portería de Guaita.
Luis Suárez marcó un doblete y ya lleva 13 goles en Liga (Efe)
Por más que lo intentaba, el Getafe no conseguía salir. Los diez jugadores visitantes, colocados en un 4-4-2, estaban en una franja de apenas 15 metros delante de su área, corriendo detrás del balón. Y cuando lo conseguían robar, aparecían Rafinha, Xavi o alguno de los centrales para anticiparse y recuperar la posesión. Así una y otra vez. El Getafe sólo consiguió crear problemas entre el minuto 15 y el 17. Primero, con una vaselina de Hinestroza que casi se traga Claudio Bravo por una salida mpropia de él. Y después con un tiro inocente de Babá tras una subida del canterano de Emi, el mejor de los visitantes.
Para entonces, el Getafe ya perdía 1-0 después de que Messi marcara un penalti ‘a lo panenka’ en el minuto 9. Tras un gran pase de Bartra llegando desde atrás, Luis Súarez fue derribado por Arroyo justo en la línea frontal del área. Así abrió la lata el Barça, que se fue entonando hasta coger carrerilla. Entre el minuto 25 y el 30 marcó tres goles. El primero fue del delantero uruguayo, que remató de manera acrobática un pase de Messi desde la izquierda. El segundo, de Neymar tras una recuperación de Rafinha en la salida del Getafe. Y el tercero, el de Xavi. Un golazo tras otro. Y aún quedaban dos más.
Xavi marcó el 4-0 a la media hora de juego (Efe)
Messi volvió a recibir pegado a la banda, pero en vez de centrar arrancó hacia el centro. Hizo la pared con Neymar y pasó a Xavi, que se la dejó de tacón a Luis Suárez. Lo siguiente que se vio fue a Guaita recogiendo el balón de su portería tras el tiro de primeras del delantero al palo largo. La jugada comenzó en la derecha y acabó en la izquierda, como muchas en la primera parte. Messi se movió con muchísima comodidad ante la inofensiva defensa del Getafe. Lleva 38 goles (102 del tridente ofensivo azulgrana) y es difícil recordarle un momento mejor. Seguro que Guardiola ya ha tomado nota.
De Messi fue la única jugada que valió la pena en la segunda parte. Otra vez de lado a lado, esta vez de izquierda a derecha. El balón le llegó al argentino igual que en el primer gol en Sevilla, pero con más defensores entre él y la portería. Dio igual. Volvió a colocar el balón en la escuadra más lejana y cerró el marcador. Quedaba casi toda la segunda parte, una tortura para el Getafe y casi un entrenamiento para el Barça, que vuelve a meter presión al Madrid.
Ficha técnica:
6. Barcelona: Bravo, Alves (Montoya, min.68), Bartra, Mathieu, Adriano; Busquets (Sergi Roberto, min.46), Xavi (Pedro Rodríguez, min.61), Rafinha; Messi, Suárez y Neymar.
0. Getafe: Guaita; Arroyo, Alexis, Velázquez, Roberto Lago; Lacen, Juan Rodríguez (Álex Felip, min.65), Emi, Freddy, Pedro León (Escudero, min.75); y Babá (Ivi, min.48).
Goles: 1-0, min.10: Messi (p). 2-0, min.25: Luis Suárez. 3-0, min.28: Neymar Jr. 4-0, min.30: Xavi. 5-0, min.40: Luis Suárez. 6-0, min.47: Messi.
Árbitro: Fernández Borbalán (comité andaluz). No mostró ninguna tarjeta.
Incidencias: partido correspondiente a la trigésima cuarta jornada de la Liga disputado en el Camp Nou ante 65.356 aficionados, según datos facilitados por el FC Barcelona. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria de los fallecidos en el terremoto de Nepal.
Al Barça no le ha ido nada bien en sus partidos con el Bayern. La última eliminatoria de Champions, en 2012-13, se saldó con dos goleadas del equipo de Heynckes: 4-0 y 0-3. La enfermedad de Vilanova y la lesión de Messi facilitaron el éxito del club alemán, que acabaría siendo el campeón, como ha venido ocurriendo con el equipo que ha eliminado al Barça —semifinalista en ocho de las últimas diez ediciones— a excepción del año pasado con el Atlético. Los alemanes se vengaron de la exhibición azulgrana en 2008-09 con Guardiola en el banquillo del Camp Nou: 4-0 y 1-1. Una excepción porque el Bayern se impuso en las semifinales de la UEFA 1995-96 (2-2 y 1-2) y en la liguilla de 1998-99 (1-0 y 1-2). Y queda para el inventario el amistoso ganado en 2013 por el equipo de Baviera ya entrenado por Guardiola: 2-0.
Ambos equipos, de nuevo enfrentados en la Champions, aspiran a ganar la Liga —a los alemanes les faltan cuatro puntos— y la Copa. El choque europeo, con la ida en el Camp Nou, estará condicionado precisamente por los partidos previos y por las lesiones, numerosas en el Bayern. Alaba, Javi Martínez y Badstuber parecen descartados mientras son duda, aunque con muchas opciones de jugar, Robben, Ribery, Bernat, Benatia y Rafinha. Muy fecundos en Múnich, alimentados por figuras como Neuer, Lham, Götze, Müller y Lewandowski, los alemanes tienen más disfunciones en defensa cuando no consiguen tener la posesión de la pelota, aspecto que depende sobre todo de Xabi Alonso y el exazulgrana Thiago, que se enfrentará a su hermano Rafinha.
No hay manera de contener a Messi si está bien, y lo sé bien”, sentenció Guardiola
“No hay manera de contener a Messi si está bien, y lo sé bien”, sentenció Guardiola, protagonista del cruce morboso después de su etapa exitosa en el Barça. “El Barcelona es el más fuerte, pero no estamos desahuciados”, terció Beckenbauer, presidente del Bayern, ganador de cinco Copas de Europa, una más que el Barça.