El entrenador del Juventus, Massimiliano Allegri, ha resuelto quitar a Roberto Pereyra, el mediapunta, para sellar el carril central con Stefano Sturaro, un volante con vocación defensiva y gran despliegue físico. Allegri refuerza así la escolta de Pirlo, quien normalmente ejerce de mediocentro único por delante de los centrales. La maniobra pretende reducir en todo lo posible el espacio que se abre entre la zaga y el mediocampo del equipo, para evitar las carreras de Cristiano y Bale. En el Juventus saben perfectamente que los dos puntas del Madrid, sin lugar para correr, obligados a driblar con el balón pegado al pie, son mucho menos eficaces. Sin Benzema, este problema se agudiza.
El entrenador del Madrid, Carlo Ancelotti, lo había señalado en los últimos días. El italiano insistió en que el punto más débil del Juventus era la baja forma física de Pirlo. A los 35 años, el conductor del juego del equipo piamontés suele tener altibajos acusados. Sus días con poco oxígeno sobrevienen de forma aleatoria, cada vez con más frecuencia. Entonces es como si el Juventus jugase sin mediocentro defensivo y los centralesBonucci y Chiellini, se ven demasiado expuestos a los mano a mano con los atacantes rivales.
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Anticipándose a este escenario, Allegri tenía dos opciones: reforzar su mediocampo o jugar con defensa de cinco. Ha optado por la primera vía introduciendo a Sturaro, un joven de 22 años, de corte muy atlético, con poca experiencia en la máxima competición. Solo ha disputado ocho encuentros de Liga con la Juve esta temporada y un partido de Champions.
Allegri apuesta por Sturaro en un intento redoblado por alcanzar la vuelta en el Bernabéu sin encajar goles en campo propio. El plan tiene su lógica frente a un Madrid de un acusado perfil contragolpeador, más si cabe tras las bajas de Benzema y Modric. La eliminatoria de cuartos contra el Atlético lo exhibió ante el mundo: sin espacios para contragolpear, el equipo de Ancelotti se ha encontrado incómodo. El desafío que afronta en Turín será sobreponerse a la barrera que le añade Allegri con Sturaro.
Cuando había clase de canto en el colegio, a Massimiliano Allegri la maestra le colocaba en la última fila para que no se le escuchara. «Era un desafinado», dice. No ha desafinado en la Juve. Y eso que la tarea de sustituir a Antonio Conte era complicada. Conte fue quien rescató al equipo de las tinieblas, el que lo hizo volver a ganar después de pasarse cinco años en blanco, los que siguieron al ascenso a Primera después de la sanción por calciopoli (la Juve fue castigada a la Serie B por la compra de árbitros). Conte había devuelto el ADN ganador y luchador al equipo bianconero. En el imaginario colectivo parecía que sin él, el equipo volvería a derrumbarse.
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La Juve gana otro ‘scudetto’ sin oposición
Borrar su sombra, además de seguir ganando, era la misión de Allegri. Beppe Marotta, el administrador delegado, le llamó después de la final del Mundial. Llevaba seis meses en el paro, el Milan le había destituido en enero y él se había pasado el invierno y la primavera esquiando. Esperó paciente una llamada y cuando llegó hizo las maletas y se marchó a Turín. Tuttosport, el periódico deportivo de la ciudad, le recibió con una encuesta demoledora. De los 20.000 aficionados que votaron, el 91,5% contestó que la elección de Allegri no había sido la correcta. Por si eso no era suficiente, el técnico perdió el primer amistoso de verano contra los suplentes de un equipo de Cuarta División. Los hinchas congregados en las redes sociales dictaron sentencia: «No llegará a Navidad, por blando».
11 meses después, Allegri ha ganado el scudetto (con cuatro jornadas de antelación, récord histórico para el club), jugará la final de Copa y ha llevado al equipo a semifinales de Champions. Algo que Conte nunca consiguió (el primer año no pasó de la fase de grupo y el segundo cayó en cuartos). Es más, el ahora seleccionador italiano abandonó la Juve, peleado con la dirección deportiva, porque consideraba que no le habían armado un equipo competitivo para luchar en Europa. «Uno no se puede sentar con diez euros a una mesa de un restaurante de cien», fue su famosa frase. Con el mismo equipo (y la incorporación de Morata), Allegri ha superado su predecesor. Los pesos pesados del vestuario celebraron su llegada. Estaban exhaustos de los métodos de Conte: les había exprimido durante tres años. Sin pausa, sin posibilidad de respirar. Los dueños del club también se habían cansado del técnico crecido como jugador en la Juve.
«Su idea es que uno tiene que estar cómodo para jugar en ataque», dice Tévez
«Conte es un ganador. No puedes relajarte un segundo con él, ni en los entrenamientos ni en los partidos. Es ganar o ganar, para él no existe otra cosa. Allegri es más relajado, es de disfrutar un poco más, sobre todo cuando se gana. Conte llegaba después de una victoria y ya pensaba en mañana», confesó Tévez en una entrevista en El País. El delantero argentino, con la libertad táctica que la ha concedido Allegri, ha firmado su mejor temporada. «A Conte le gustaba mucho jugar con los dos puntas muy pegados, no quería que se separaran tanto. Allegri te pide que tengas una posición fija pero sólo cuando defiendes. Su idea es que cuando ataque, uno tiene que estar cómodo para jugar como más le gusta», explica el Apache.
«El míster heredó un buen grupo, con grandes valores morales y gran calidad, pero nos ha dado mucho. Cualquiera que hubiese venido a la Juve después de Conte habría encontrado un camino complicado… Para nosotros fue un estimulo, queríamos demostrar que los jugadores también tenemos nuestro valor», explica el capitán, Gigi Buffon. «Parecía que con la marcha de Conte iban a ser todas dificultades. Queríamos demostrar que somos un gran grupo», asegura Pirlo. «Nos daban por muertos con el cambio de técnico y hemos demostrado que este equipo vale y mucho», dice Chiellini.
Allegri, que vive en el centro de Turín y ha hecho migas con los pesos pesados del vestuario (incluido Pirlo, al que jubiló en el Milán en 2011 forzándole a marcharse) ha salido indemne del pos-Conte. Durante el temporal de verano -llegaron a lanzarle huevos-, con los hinchas revueltos, siempre encontró el paraguas del club, de los Agnelli y de la dirección deportiva. Marotta apostó por él -ya le había buscado cuando estaba en el Cagliari- no solo por su capacidad de adaptación sino también por su docilidad. Allegri es el clásico «entrenador de club». Después del huracán Conte, en la Juve buscaban un técnico que armase el equipo con las piezas que había en el vestuario sin aparecer a diario con nuevas peticiones, sin tensar la cuerda todo el rato. A Allegri, que firmó un contrato de 2 años, los más veteranos le comparan con Fabio Capello. Serio y duro en los entrenamientos pero sin estar encima de los jugadores una vez terminado el trabajo; con una gran capacidad para leer los partidos y hacer los cambios sobre la marcha.
En Turín ha tenido paciencia. Nunca le ha gustado el esquema de Conte (3-5-2) pero sabía que no podía cambiarlo todo de golpe; menos sabiendo que había traído tantos buenos resultados. Ha esperado los momentos oportunos para dar su sello al equipo con un 4-3-1-2. Ha hecho crecer a Morata (con el que ha tenido muchos entrenamientos individuales) y ha dado más libertades tácticas a sus jugadores. Sin pasearse como una sombra por los hoteles de concentración controlando cual sargento que no comieran un dulce demás. No es un sargento pero tiene carácter. Así también lo ve el presidente Agnelli. «Allegri los tiene cuadrados. Es la segunda liga que gana en su primer año», le piropeó el sábado.
Massimiliano Allegri, el técnico de la Juventus, se acurrucó en la mesa de la sala de conferencias, pálido, ojeroso, macilento y con barba de tres días, ayer en el Juventus Stadium. Dicen que padecía una gripe que no le acobardó a la hora de presentarse en público a cumplir con el protocolo. Con un hilo de áspera voz, esforzándose por abrir una vía en su garganta inflamada, hizo una evaluación rápida de su colega Carlo Ancelotti: “Es un buen hombre, es inteligente, y es un furbo”, dijo, empleando la expresión coloquial que en italiano se aproxima al pícaro, al villano superviviente.
Allegri borra la sombra de Conte
Pirlo: “Necesitaba volver a emocionarme”
https://deportes.elpais.com/deportes/2015/05/04/champions/1430732706_181982.html
Allegri habló con afecto de su amigo. El entrenador del Madrid es un hombre querido en toda Italia. Salvo en algunos reductos, especialmente en un sector de la afición del Juventus, la gente le tiene un gran respeto. Ayer le preguntaron por algo que escribió en su biografía al respecto: “Nunca podré amar a la Juve”. Pareció incómodo. Por primera vez en toda la comparecencia. “He entrenado aquí dos años”, respondió, “y me encontré muy bien con una parte de la afición y con el club. Solo tuve problemas con una parte de la hinchada. Realmente he aprendido mucho. Esos años me han ayudado mucho para crecer”.
Ancelotti regresó una vez más al escenario amargo del único paso fallido de su carrera. El emiliano dirigió con éxito al Parma, el Milan, el Chelsea, el PSG y el Madrid. A todos los equipos los elevó al máximo de sus posibilidades. Su carrera habría sido una cadena de experiencias exitosas de no haber sido por su fichaje como entrenador del Juventus en 1999. Tenía entre manos a un equipo formidable, armado de Zidane y Del Piero, pero solo ganó una Copa Intertoto. El sector ultra de la hinchada se esforzó por denigrarle con una batería de cánticos insultantes. Después de dejar la Juventus ya no fue el mismo hombre. Tampoco volvió a fallar: conquistó 16 títulos. Algunos de esos trofeos tuvieron como protagonista a Andrea Pirlo, el actual conductor de la Juve.
Pirlo dijo el domingo que Ancelotti es “como un padre” para él. El centrocampista recordó que el técnico le cambió la vida resituándole como mediocentro en el Milan. “Pirlo es un gran jugador”, dijo el técnico, cuando le preguntaron por el comentario. “Yo no lo considero un hijo; lo considero un hermano”.
Ancelotti solo se permitió una risita cuando le preguntaron por la estadística negra del Madrid frente a la Juve en su campo. El equipo blanco ganó su primer y último partido aquí en 1962, con un gol de Alfredo di Stéfano (0-1). “Las semifinales de la Champions son tan equilibradas que no las gana el mejor, sino el que consigue expresar mejor sus cualidades”, dijo. “Expresa mejor sus cualidades quien es valiente. Quien tiene miedo queda eliminado”.
La figura de James Rodríguez ha cobrado un valor que no tenía a ojos de sus compañeros, cuando comenzó la temporada. Con el paso de los meses, el mediapunta colombiano, de 23 años, se ha ido ganando el corazón y el aprecio profesional de los futbolistas y de los técnicos del Madrid. Este reconocimiento alcanza su pico en lo más álgido del año futbolístico. Esta noche en Delle Alpi, James cargará sobre sus espaldas el peso del deber de la creación. Sin Modric ni Benzema, su condición de futbolista experto en meter el último pase adquiere una nueva dimensión. Enfrente se alzará la fortaleza de la Juventus coronada por Pirlo.
El presidente Florentino Pérez se movía por los pasillos de Valdebebas con el paso firme de un mánager deportivo, el domingo, después del entrenamiento. Los jugadores lo veían ir del gimnasio al despacho de Ancelotti con la presencia suelta de los líderes cuando están en campaña. A todos les había asombrado el aparatoso vendaje que momentos antes había lucido la rodilla derecha de Benzema durante el entrenamiento a puerta cerrada. Los medios del club difundieron oportunamente las terribles cintas compresoras. Benzema llevaba meses con molestias físicas y a varios de sus compañeros les resultó extraño su repentino ingreso en la lista de bajas hace dos semanas. Aunque no tan raro como su ausencia en el avión que trasladó a la expedición a Turín, ayer por la mañana. Benzema no parecía estar tan mal, después de todo. Bale ocupará su lugar.
Ramos es el catalizador
El vestuario prefiere a James antes que a Isco
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Sin el delantero francés, el hombre más cualificado de la plantilla para generar espacios en ataques estáticos contra defensas cerradas, el Madrid pierde un recurso único. Un instrumento especialmente valioso si a la Juventus se le da por emboscarse atrás especulando con resolver la eliminatoria en el Bernabéu.
A falta de Modric y Benzema, el Madrid que ha configurado Ancelotti es una maquinaria de acusado perfil contragolpeador. Con Bale y Cristiano en punta, la tendencia se acentúa. Esta apuesta por la velocidad es eficaz contra equipos que se despliegan en ataque. Pero la Juventus no siempre toma la iniciativa. “Es uno de los pocos equipos en Europa que pueden pasar sin problemas de la defensa de tres a la defensa de cuatro”, dijo ayer Ancelotti, en referencia a la línea de centrales que saben formar Chiellini, Barzagli y Bonucci, flanqueados por dos laterales muy duros como Lichtsteiner y Evra. Esta faceta encastillada es la que más temen en el vestuario del Madrid. Sin espacios para correr, y sin un Benzema que los alimente, Bale y Cristiano tienden a ahogarse.
Ancelotti teme que la Juve se cierre con tres centrales para proteger al mediocentro
Ancelotti observa que el punto débil de la Juventus está en el eje de su estructura. Pirlo, a sus 35 años, no siempre se encuentra físicamente fresco para proteger a los centrales. Si tiene un mal día es como si el equipo jugara sin mediocentro. Para compensar esta situación, Conte primero y Allegri ahora, recurren a la defensa de tres centrales. Verdadero laberinto para el ataque del Madrid. “La dificultad para encontrar posiciones claras de remate no dependerá de un jugador”, advierte Ancelotti; “dependerá sobre todo del movimiento del equipo, del ritmo del juego con balón, y, sobre todo, de los movimientos sin balón”.
Ahí es donde James resulta especial porque ninguno de los titulares en Turín posee su inteligencia para moverse en espacios reducidos. Ancelotti ha descubierto que James da un nivel excelente como volante por derecha en el 4-4-2. El técnico considera que el colombiano es más diligente que Bale en las dos fases del juego. Defiende con más bravura y, puesto a atacar, no se limita a desmarcarse en busca del gol. James apoya, se ofrece, toca, colabora en la construcción de la jugada y sabe ser concluyente en los últimos metros. Incluso como extremo, sin ser veloz, se las ingenia para anticiparse a sus marcadores y desbordar. Sus compañeros destacan su humildad. Es la cualidad que lo distingue de otras estrellas en el equipo.
«Tendremos que movernos muy bien sin balón para encontrar espacios», dice el técnico
“Normalmente los jugadores de talento son potentes porque en su constitución predomina ese tipo de fibra muscular”, opina Ancelotti. “Pero James es talentoso y es físicamente resistente. Esta anomalía le ayuda a jugar en el centro del campo donde los esfuerzos son más prolongados”.
James Rodríguez fue decisivo en la maniobra que precedió el 1-0 de Chicharito al Atlético. Fue una de las pocas ocasiones verdaderamente claras que dispuso el Madrid en los cuartos de final. La clase de ocasión que necesitará generar esta noche en el laberinto de Pirlo.
La Juve apostó por jugar en el desfiladero ante el Mónaco, y le salió bien. El empate sin goles dio el pasaporte a los italianos tras 12 años en el limbo europeo. Es el retorno de un histórico que hace bastante poco se quemó en el infierno de segunda por asuntos bastante turbios. Dominadora absoluta en el campeonato italiano, a esta Juventus le faltaba dar un salto y mirarse a la cara con los grandes del continente. Y vaya si lo hará. Ahora esperan Barcelona, Bayern y Madrid, los tres gigantes del fútbol.
Un gol, un penalti. Eso fue todo lo que la vechia signora necesitó para despachar al Mónaco, el invitado inesperado en el baile de cuartos de final, pero que vendió muy caro su pellejo. Nadie como los italianos para rentabilizar un tanto, que para más inri llegó tras un error arbitral hace una semana en Turín. Pero esa diana fue una losa para los monegascos, que salieron obligados a atacar.
El balón era de los locales y solo se jugaba en campo visitante, aunque la Juve no parecía muy incómoda. Muy ordenada, con los tres centrales atrás barriendo cualquier internada de Eduardo Silva o Ferreira-Carrasco, solo concedía disparos lejanos a Kondogbia o centros laterales bastante improductivos. Las continuas faltas de los italianos para cortar el ritmo espesaron el partido y aturdieron a los jugadores del Mónaco. Los juventinos solo se estiraban para meter algo de miedo con algunas contras conducidas por Tévez o Morata.
Para el Mónaco era todo o nada. Había que marcar y tras el descanso los de Jardim salieron con una intensidad no vista en la eliminatoria. Presión muy arriba para arrinconar al rival e inquietar un par de veces a Buffon. Fue el peor rato para la Juventus, los únicos 15 minutos que pensó que la eliminatoria se le podía ir, pese a las apreturas del resultado. Pero Pirlo mandó parar. El eterno mediocentro cogió la bola, no mucho, lo justo para que su equipo respirase, contase hasta 10 y se serenase. Ahí se acabó todo. El campeón italiano volvió a la comodidad en defensa y fue un muro insalvable para el Mónaco. Incluso Pirlo mandó al balón para que besase la escuadra en un magistral libre directo.