El agente de Jackson Martínez confirma que su fichaje por el Atlético "está cerrado"

El agente del colombiano Jackson Martínez, Luiz Henrique Pompeo, confirmó que «todo está cerrado» para que el delantero fiche por las cuatro próximas temporadas por el Atlético de Madrid.

«No hay situación, no hay una actuación. Está cerrado, ha firmado un contrato de cuatro años. Todo está listo y no hay ningún problema», aseguró Pompeo en declaraciones al programa ‘El Larguero’, de la Cadena Ser.

El representante del jugador del Oporto recordó que está en la Copa América con Colombia, por lo que prefieren esperar para una fecha de presentación. «Eso va a tener que esperar a que termine la Copa América y hay cosas«, comentó.

Pompeo insistió en que «lo importante» del asunto es que Martínez ya lo tenía «cerrado» con el conjunto rojiblanco, al que está encantado de ir. «Si no le gustase la oportunidad no estaría cerrado. Con tantas opciones que tenía, si eligió el Atlético es porque le gusta mucho«, afirmó, confesando que el delantero ha hablado con Diego Pablo Simeone.

De este modo, a falta de oficiliazarse el acuerdo por todas las partes, el conjunto colchonero se reforzaría con su segundo jugador ofensivo, después del argentino Luciano Vietto, que también parece que está confirmado, tal y como apuntó el presidente del Villarreal, Fernando Roig.

El Atlético ha apostado por un futbolista de 28 años que este año ha vivido una de sus mejores temporadas en el Oporto, al que llegó en 2012 y en el que esta campaña ha sido su máximo goleador con 21 tantos ligueros y ocho en la ‘Champions’.

El día que Bueno firmó con el Madrid, "pero hubo elecciones y vino Cristiano, Benzema…"

“Los dos años aquí han sido excepcionales a nivel humano, afectivo, de cariño, comprensión, vestuario, club, grada… Espero que esta sensación que tengo yo la tengan los aficionados porque los goles, los años y los jugadores pasan, pero los valores de la persona permanecen. Ojalá recuerden dentro de un tiempo que Alberto era un tipo cercano, humilde, que dejó todo por la franja y nos dio tardes de alegría”. Alberto Bueno habla a El Confidencial de la persona, no del futbolista, cuando es preguntado por cómo se marcha del Rayo Vallecano tras su fichaje por el Oporto. Mentalidad de delantero, espera que haya marcado un gol en el corazón de cada aficionado rayista.

Tiene 27 años y su delgada figura acompaña a un rostro infantil que va en sintonía con su personalidad, la misma que le ha empujado a crear un campus con su nombre para este mes de junio en la ciudad deportiva del Rayo. “Yo sigo teniendo dentro de mí un niño. Soy un tío muy serio pero me encanta tirarme al suelo y jugar con ellos. Me gustan mucho y por eso quiero establecer este vínculo entre los jóvenes, Rayo y fútbol”.

Jémez le ha dado algún «tirón de orejas»

No sabe “cuál es la tecla” para ganarse a cada chaval, “depende del caso”, en el suyo, Paco Jémez le engatusó porque “reclamaba un poco de confianza, continuidad, de cariño. Mi momento en Valladolid lo tuve, a veces a cuentagotas, otras veces más… pero quería romper con una época en la que las relaciones estaban un poco turbias. En esos momentos apareció el míster para decirme: “Confío en ti, en tu fútbol y aquí tienes un sitio aunque no te aseguro que vayas a jugar”. Me pareció muy franco y me hizo entender que si hacía lo que me pedía iba a tener un hueco en el once. A partir de ahí me ganó en el día a día, exigiéndome mucho, sabiendo darme una palabra de ánimo o enhorabuena cuando me lo merecía o un tirón de orejas en los momentos regulares para reconducir cada situación”, explica el ya jugador de los Dragones portugueses.

El día que Bueno firmó con el Madrid, pero hubo elecciones y vino Cristiano, Benzema…

Se lleva “mucho” del técnico canario, que el año que viene continuará en el banquillo de Vallecas sin un delantero que esta temporada ha anotado 16 goles en Liga. ¿Cómo se lo tomó? “Él mismo se entera con las noticias filtradas en la prensa y le comento personalmente que son ciertas y que las cosas están encaminadas para ello. Me felicita y me señala que es un gran club. Y yo solo puedo mostrarle mi admiración y agradecimiento por estos dos años de aprendizaje con él. Pienso que está orgulloso de haberme tenido e incluso de aprender algo de mí como entrenador. Guardo muy buen recuerdo tanto de él como del cuerpo técnico porque he sido muy pesado para mejorar en lo que pudiera quedándome a rematar o a hacer tal ejercicio para mejorar mis números. Siempre se han quedado para ponerme balones de todas las formas. Y gracias a ellos, junto a mis compañeros, también he dado un salto cualitativo en estos dos años”.

De Jémez a Lopetegui, ¿qué palabras te dijo para convencerte? “Coincidí con él en el Castilla y me dio la oportunidad de debutar con el primer equipo del Madrid en las tres competiciones. Tenía muy buena sintonía con él y en el caso del Oporto me habló del proyecto y me explicó lo que significa el club, su grandeza. Antes de firmar tenía una idea pero con pasar allí sólo un día te das cuenta la magnitud de club que es al cual voy a pertenecer. Me señaló que mis cualidades podían cuadrar en su forma de jugar y esa confianza e insistencia hizo decantarme para sumarme a este reto”.

El día que Bueno firmó con el Madrid, pero hubo elecciones y vino Cristiano, Benzema…(Vídeo: goles de Alberto Bueno, su favorito es el ‘3’, el de Zorrilla ante el Valladolid)

«No he hablado nunca con Del Bosque»

Han pasado ya casi 7 años desde que Raúl le abrazara tras el gran tanto que logró en el Santiago Bernabéu en Copa del Rey frente al Irún, ¿se sigue acordan…? Antes de que concluyese la pregunta, Alberto sonríe e interviene. “Sí, muchas veces. Fue un momento muy bonito e importante para mí. Si no se hubieran dado las circunstancias del club que en ese momento se vivían y no nos hubieran eliminado en ese partido de hubiera tenido más posibilidades y partidos de jugar tanto en Copa como en Liga. Todo eso se truncó. Para ese verano yo tenía contrato con el primer equipo pero hubo elecciones y vinieron Kaká, Benzema, Cristiano Ronaldo… y taparon el hueco a la cantera. Lo recuerdo por un lado bien y por otro con la espina de no haber sido la llave de tener más continuidad”.

Con la tranquilidad que le aporta haber quedado el segundo en la tabla del Zarra (máximo goleador nacional por detrás de Aduriz) respeta el hecho de no haber sido nunca llamado con España aunque, por sus palabras, es un objetivo que desea cumplir, o haber cumplido. Espera que algún día reciba una llamada de Vicente del Bosque. “No he hablado nunca personalmente con él (Del Bosque) y trabajo cada día para tener la oportunidad de ir. Es una gran selección, con un gran entrenador y excelentes futbolistas y pienso que he hecho méritos para estar en esa lista, ir a una convocatoria y demostrar mis cualidades. Quizás mi temporada en el Rayo no tiene tanta repercusión como si hubiera sido en otro equipo, aunque pienso que adquiere un valor doble. No obstante, estoy tranquilo porque he tenido la oportunidad de crecer para un grande. Mi trabajo está hecho y el que tenga que valorarlo que lo haga”.

El Campus de Alberto Bueno y la Fundación Rayo Vallecano está destinado para niñas y niños entre los 6 y 14 años desde el 22 al 27 de junio. Habrá fútbol, sobre todo, combinado con clases de inglés, talleres y actividades lúdicas. 

Luis Enrique cree que al Barcelona le "costará y sufrirá" ante el Bayern

Luis Enrique ha asegurado en Múnich que su equipo tiene un sello y que no renunciará a él en la vuelta de las semifinales de la Champions contra el Bayern (martes 12 de mayo | 20:45 | La1). Un partido en el que no especularán: “Puede salir mejor o peor, pero nos enorgullece la impronta que tenemos y que vayamos siempre a por el partido”. El entrenador bromeó diciendo que los que siempre han estado “en el carro del Barça” siguen en él, a raíz de una pregunta que se le ha planteado sobre si ahora, con los triunfos, sentía que había más culés que secundan la idea de fútbol que defiende su Barça.

Por la mañana, y en el mismo escenario, el entrenador del Bayern, Guardiola, se refirió al Barcelona como el equipo que mejor practica el contragolpe en el mundo, hecho que para Luis Enrique “es un elogio. A nosotros tampoco nos interesa que el partido se vuelva loco. Y si se vuelve loco habrá que tranquilizarlo. Preferimos el balón y en campo contrario, pero el Bayern querrá lo mismo y por ello habrá que atacar los espacios”.

Luis Enrique aseguró que gran parte de su trabajo se centrará en motivar a sus jugadores e, incluso, frenar algún exceso de euforia, ante lo que también intuye un horizonte interesante: “Se trata de coordinar el trabajo y buscar un equilibrio, porque lo que necesitamos para ganar es atacar y defender. En una semifinal no se permite un estado de relajación por lo que se vive. En muchos casos hay que calmar a los jugadores porque hay que controlar las emociones”.

El técnico azulgrana considera que el Bayern podría ser más peligroso por sentirse herido tras el partido de ida y recordó que en una situación semejante el equipo bávaro supo remontar la eliminatoria contra el Oporto tras un 3-1 en la ida: “Nos va a costar y sufriremos en algunos momentos. Por eso quiero un partido como en la ida, con pocas ocasiones en contra y muchas a favor. El Bayern tiene nivel para marcar gol y para generar juego delante. Si logramos adelantarnos en el marcador, el objetivo se acerca, pero depende de los tantos que nos puedan marcar ellos”.

Finalmente, deseó que la gran noche como entrenador esté aún por llegar y que no sea sólo pasar a la final, además de asegurar que, como siempre, dormirá “sin ningún problema”.

“No vengo a un homenaje”

“Bona tarda”, dijo Josep Guardiola antes de responder la primera pregunta en la rueda de prensa que marcó ayer su regresó al Camp Nou, el campo donde soñó jugar, donde se hizo hombre y un nombre como futbolista, y donde lo ganó todo como entrenador no hace mucho tiempo. Volvió ayer como entrenador del Bayern y, según dijo, eso le hizo feliz. “Estoy muy contento de estar aquí. Pero no vengo a un homenaje, vengo a ganar”, avisó, como si hubiera dudas, como si no se le conociera, como si no hubiera aprendido a competir en La Masia. Pep, tras saludar en catalán, habló a ratos en alemán, a ratos recuperó su lengua materna y a veces, si se lo pidieron, se expresó en castellano. Siempre con respeto y sentido. Nada nuevo. Regresó el mito a casa.

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Lo hace como rival, que no como enemigo. Difícilmente lo será alguna vez. Juntos él y el Barça caminaran de por vida, por mucho que hoy entrene al Bayern. “No dudo de que me recibirán bien. Esta es mi casa, son 30 años”, admite. Y como si no hubiera pasado el tiempo, llenó la sala de prensa Ricard Maxenchs, a reventar de expectación, de sentido común, sentimiento y profesionalidad. “He venido a ejercer mi profesión”, advirtió antes de explicar que durante los días que lleva analizando el juego del Barcelona miraba cada vídeo como si no fuera el club de su vida, sino un rival cualquiera. Hasta que, claro, sonaba el teléfono y el que llamaba era su padre. Entonces “la cosa cambiaba” y explotaba la evidencia: juega contra el Barça.

Y ahí, una realidad descarnada: “Es difícil encontrar un punto débil en el talento del Barcelona”. Y Messi, a quien no ha encontrado la manera de desactivar. “Imposible. No hay defensa que pueda parar a Messi. Hay equipos que prueban con nueve en el área, otros con presión arriba, da igual… en el estado en el que está ahora no hay entrenador ni sistema defensivo que le pare. Es demasiado bueno. Hay que limitarle de otra manera”, dijo. Y se le escapó, o no, una voluntad. “La idea es atacar. Necesitamos un gol”.

Reconoció, eso sí, que le ha dado vueltas y que ha pensado mucho en el aspecto defensivo, por lo que con lo puesto, con los futbolistas que no tiene lesionados —“no me habéis escuchado nunca quejarme de eso y no lo haré ahora, por lo que competiremos con lo que tenemos”, aclaró— y con la duda de si estará y cómo Lewandowski, pues será él el que decidirá si puede jugar con la máscara que le proteja la mandíbula rota, el Bayern tratará de que Leo no reciba mucho el balón.

Imposible. No hay defensa que pueda parar a Messi. Unos prueban con nueve en el área, otros con presión arriba, da igual… No hay entrenador ni sistema que le pare”

Pep Guardiola, entrenador del Bayern Munich

Guardiola dispondrá ayudas y tapará pasillos interiores, pero antes, en la sala de prensa, se rindió ante el que, bien lo sabe, es el más grande. “Da igual, la magnitud de su talento no se defiende. Tanto talento no lo puedo controlar. Eso hace diferentes a jugadores como Messi y Neymar, Suárez… Puedes imaginar cosas, pero cuando piensas que saldrán por la derecha, salen por la izquierda. Lo que intentaremos es sorprenderlos”, dijo el técnico del Bayern.

Metido en faena, avisó de que la intención es marcar, sencillamente porque lo necesitan. “Estamos en la semifinal porque Thiago marcó en Oporto. Si nos vamos del Camp Nou sin un gol será imposible llegar a Berlín”, expuso. Un axioma que ha transmitido a sus jugadores. Y llegados a ese punto, reconoció que su amor y respeto al Barcelona no depende de la forma de celebrar un gol, si este llega o cuando lo haga. “Pero me pondré contento, seguro, porque quiero ganar, quiero estar en Berlín”.

En lo que fue un regreso propio de lo que es, un entrenador grande en la pizarra y en la sala de prensa, cerró su discurso, su lección antes de volver a pisar el césped del Camp Nou y dirigir el entrenamiento seguramente más extraño de su vida, con una intuición: “Cero a cero el partido no terminará”. Volvió el mito, habló Pep.

El fin del milagro del doctor Müller-Wohlfahrt

Al principio fue el milagro.

Hace 16 años, cuando se hablaba de la sanación de José María Olazábal, que había sido capaz de pasar de una parálisis que creía progresiva e inevitable a ganar su segundo Masters, Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, el taumaturgo, se paseaba por el campo de Augusta, alto, esbelto, su melena morena bailando con la brisa habitual. A su alrededor, los periodistas susurraban y, temerosos, se acercaban a preguntarle cómo había sido capaz de curar al golfista vasco de una enfermedad que se creía crónica y progresiva. Él, jovial y accesible, agradecía primero a Olazábal porque le había invitado al exclusivo torneo y después hablaba de duchas frías, de la dura voluntad del jugador de Hondarribia y de un pinzamiento vertebral que había logrado aligerar con inyecciones de aleta de tiburón y la fe del paciente en su curación. Allí nació para muchos un mito que, sin embargo, en círculos más secretos, ya tenía bien ganado el prestigio de médico milagroso.

A Olazábal, al médico alemán se lo habían recomendado como última esperanza, porque en Alemania el prestigio de Müller-Wohlfahrt estaba bien asentado. Llegó de Berlín al Bayern Múnich en 1977, un médico de 35 años que empezó a tratar a jugadores que tenían casi su edad, como Beckenbauer, Müller, Hoennes, y que más tarde llegarían a ser los dirigentes máximos del club. No solo curaba lesiones aparentemente incurables con métodos que otros colegas no dudaban en tildar de heterodoxos, como decenas de microinyecciones de ácido hialurónico o de Actovegin, un extracto de plasma de ternera, directamente en los músculos dañados, sino que también era un magnífico psicólogo, un gran conversador, un sanador de mentes y generador de optimismo. Müller-Wohlfahrt tiene 72 años, pero mantiene la misma melena, y el mismo color oscuro que hace 30 o 40 años, y el mismo cutis juvenil, por lo que quienes le tratan de lejos no saben si llamarle Dorian Gray o si preguntarle por la fórmula de la poción de la eterna juventud: ambas posibilidades aumentan, de todas maneras, el misterio sobre su persona, lo que aumenta la confianza de sus clientes, el negocio y, sobre todo, su poder.

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Como no hay nadie más dispuesto a experimentar o a creer en milagros que un deportista que no encuentra cura para su dolor, la lista de clientes conocidos del doctor que recibe en una consulta ubicada en un edificio gótico del siglo XII en Múnich es larga e importante. En su libro autobiográfico, Usain Bolt agradece varias veces a Müller-Wohlfahrt por haberle permitido ser el hombre más rápido de la historia pese a una escoliosis de columna que sin las manos del alemán le habrían limitado siempre; por su consulta también han pasado el segundo hombre más rápido, Tyson Gay, y la plusmarquista mundial de maratón, Paula Radcliffe. Y hay artículos que hablan del futbolista brasileño Ronaldo, del esquiador Bode Miller, del sprinter Maurice Greene

Es tan grande el personaje, tan importantes sus conexiones, que nadie duda de que su dimisión tras la noche de Oporto oculte seguramente una maniobra cuyo alcance se descubrirá en unos días.

Madrid y Bayern llegan justos al tramo final

Luka Modric y Gareth Bale dejaron el Bernabéu el sábado con muletas. El croata casi dice adiós a la temporada (estará fuera entre 5 y 6 semanas por un esguince en el ligamento colateral de la rodilla derecha). El galés, con un pinchazo en el gemelo izquierdo, será sometido hoy a una resonancia para averiguar si hay o no rotura. Benzema es duda para la vuelta de cuartos de Champions contra el Atlético —tiene unas molestias en la rodilla— y Marcelo no estará disponible por sanción. Carlo Ancelotti se juega así la temporada sin tres piezas clave. Pocas veces se le vio tan preocupado como el sábado tras el partido contra el Málaga. Cuando se retiraron Bale (minuto 3) y Modric (minuto 59), él estaba al borde de la zona técnica dando instrucciones.

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En la zona técnica también estaba el sábado Pep Guardiola cuando se llevó las manos a la cabeza tras la dura entrada de Rudy a Bernat en el partido contra el Hoffenheim. El entrenador del Bayern sustituyó al defensa en el descanso para evitar males mayores. El martes tiene que remontarle un 3-1 al Oporto si quiere jugar las semifinales y su equipo está diezmado por las lesiones. No están Robben, Ribéry, Schweinsteiger, Javi Martínez ni Alaba. Götze se unió a la lista después del choque contra el Oporto. Además, Hans- Wilhelm Müller-Wohlfarht, jefe médico que llevaba 38 años en el club, dijo adiós por diferencias con Guardiola abriendo un cisma importante en la entidad.

La Juve, que ganó 1-0 al Mónaco en Turín sin Pogba ni Pirlo, podrá recuperar únicamente al italiano para la vuelta. Simeone tendrá que renunciar a Mario Suárez en el Bernabéu por sanción. A diferencia del Bayern y de la Juve, que tienen 11 y 16 puntos de ventaja sobre el segundo, respectivamente, en sus campeonatos, Barcelona, Madrid y en menor medida Atlético no pueden permitirse descansos en este tramo final de temporada.

Los suplentes de Luis Enrique suman más minutos que los utilizados por Ancelotti

Barça y Madrid mantienen un pulso para llevarse el título liguero. Ambos están sufriendo para cumplir, pero los azulgrana han rotado más a lo largo de la temporada: Luis Enrique ha ido dando más minutos a los suplentes. Los cinco suplentes que más han jugado en el Barça suman 6.815 minutos, por ejemplo, por los 4.097 que suman los del Madrid.

Ancelotti ha tirado siempre de los mismos: salvo (caso de las lesiones de Modric, James, Sergio Ramos y Pepe) cuando ha tenido que buscar alternativas por obligación. “!No!”, contestó, rotundo, Ancelotti el viernes cuando le preguntaron si se había arrepentido de no haber rotado más a lo largo de la temporada. El sábado, contra el Málaga, sí prescindió de Coentrão —que sustituirá a Marcelo en Champions— para que trabajara en Valdebebas, pero no de los titulares de siempre.

Para la vuelta contra el Atlético (0-0 en la ida) maneja alternativas para suplir las ausencias de Modric (aunque este sea insustituible ya que no hay un jugador de ese corte en la plantilla, que dé pausa y rapidez al juego cuando este lo requiere) y Bale. Si mantiene el 4-3-3, James, Kroos e Isco podrían formar la medular (solución que ya empleó el Madrid siete veces esta temporada, una de ellas, precisamente, contra el Atlético en la vuelta del derbi de Copa). Arriba, junto a Benzema y Cristiano, puede optar entre un dinámico Chicharito o un Jesé que ha perdido velocidad y habilidad en el uno contra uno.

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Cristiano se interesa por el estado de Bale, lesionado. / GERARD JULIEN (AFP)

Si, en cambio, Ancelotti opta por un 4-4-2, tiene tres alternativas para acompañar a James, Kroos e Isco. Khedira, del que tiró en la final de Lisboa del año pasado aunque viniera de seis meses de lesión; Illarramendi, en el que nunca ha confiado, y Lucas Silva. El brasileño, que dijo querer ser como Toni Kroos el día de su presentación, ha ido desapareciendo de los once de Ancelotti. Khedira se ha quedado fuera en seis de las últimas siete convocatorias e Illarra ha jugado con algo más de regularidad. Al menos, en minutos.