El FC Barcelona, el club, está enfadadísimo con Dani Alves, pero el brasileño jugará las dos finales, de Copa y de Champions, como titular. Eso no se discute. Luis Enrique tiene claro quién es su lateral derecho y no variará ni un milímetro sus planes. Alves jugará sus dos últimos partidos con la camiseta del Barça, mientras el presidente Josep Maria Bartomeu se morderá la lengua. Lo que importa ahora son los títulos, no el orgullo. Se prioriza no hacer ruido, aunque no será por falta de ganas.
La rueda de Prensa de Alves sentó como un tiro en el club y algunas de sus manifestaciones, como la de “lo que dijo Bartomeu no me interesa ni a mí”, como una falta de respeto que no debería ser tolerada y sí contestada. Bartomeu no lo hará. Comprende que no le haría ningún bien. Ni como presidente, ni como candidato, ni como barcelonista. Luis Enrique, además, ha demostrado a lo largo de la temporada que sabe convivir con el conflicto sin que influya en el terreno de juego. Es decir, que si él ha sabido encontrar un punto de encuentro con Messi después de que le retara delante de todos, lo de Alves ahora es, bah, una nimiedad.
Alves falta al respeto al presidente del Barça, pero Luis Enrique ni se plantea no alinearle
El técnico no ha escondido nunca tampoco su parecer respecto al lateral. Cada vez que se le preguntó al respectó afirmó que era un jugador indispensable para él y añadió que así se lo había manifestado a la directiva. Vamos, que si por él fuera, Alves estaría renovado desde hace tiempo. Así que ahora resulta impensable que le vaya a dejar fuera del once en las dos finales que restan para acabar la temporada. Además, nadie duda tampoco que el brasileño dará lo mejor de sí mismo a pesar de su salida de tono ante los medios de comunicación. Y tampoco hay que perder de vista que ni Montoya, y ya de Douglas ni hablamos, han tenido la confianza del entrenador durante la campaña. Así que todo se reduce a: ¿Está Alves? ¿Sí? Pues juega.
La única duda que tiene Luis Enrique de cara a la final de Copa ante el Athletic de Bilbao es la de Luis Suárez. Se ha entrenado sin problemas en los últimos días, según ha informado el Barça, pero la incógnita estará en ver cuál es su verdadero estado después de 19 días sin jugar, ya que el último partido que disputó fue el pasado 12 de mayo en Múnich. Será la primera final para Suárez con el Barça y muy mal tendría que estar, que no es el caso, para no jugarla.
Queda una semana para cerrar la temporada y el objetivo es nada menos que lograr un triplete. Así que todo lo demás, incluido elecciones, renovaciones o salidas, queda aparcado. Mientras la pelota ruede, el resto no importa.