Barça y Athletic habrían pedido no llevar los colores de la bandera de España en la final

Nuevo lío en la final de la Copa del Rey. Este sábado tendrá lugar el gran partido que determinará al nuevo campeón del torneo, en el que Barcelona y Athletic Club (21:30h / Telecinco) lucharán por levantar el título. Pero, pese a la importancia del encuentro, el choque en sí mismo parece quedar en un segundo plano, dada la politización que se está intentando llevar a cabo de la final del torneo del KO.

Hace unos días, era el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, el que pedía públicamente que no sonara el himno español en la final. Después de que el Comité Antiviolencia confirmara que sancionará a cualquiera de los dos clubes finalistas si existiera pitada durante la final, Ortuzar ofrecía una ‘solución’ para evitar que esta situación tuviera lugar: que no sonara el español y sí lo hagan el himno vasco y el catalán, respectivamente.

Pero la oleada de politización no se ha frenado aquí. Según informa ABC, tanto Barcelona como Athletic han pedido a la Federación no llevar el logotipo de la Copa del Rey, una imagen con el trofeo bañado con los colores de la bandera española. Pues bien, tal y como sucediera en la final de 2012, en la que ambos equipos ya se vieron las caras, pidieron no llevar esta imagen en la manga izquierda de su camiseta y sí un logotipo con una copa dorada. Los dos equipos llevarán un logo en blanco de la Copa en el pecho de sus equipaciones, tal y como quedó reflejado en la presentación de las camisetas de la final, donde sí aparece la imagen oficial del torneo. 

Bale y Mascherano, durante la final de 2014 con el logo de la Copa con los colores de España

Sin ir más lejos, en la última final de Copa -que enfrentó a Real Madrid y Barcelona-, ambos combinados llevaron el habitual logotipo en sus camisetas, el mismo que se ha llevado en todos los partidos de la competición. Sin embargo, de cara a la próxima final, ni el conjunto azulgrana ni el combinado vasco llevarán la imagen de la Copa con los colores de la bandera de España, fomentando así la politización del choque.

Pero un hecho curioso tuvo lugar en 2011. De nuevo el conjunto blanco y el azulgrana se medían en la gran final del torneo, en la que cada uno de los equipos llevaron un logotipo diferente. Mientras el Real Madrid sí llevó la Copa con los colores de España, el Barcelona llevó el suyo sin ningún color, con un fondo blanco. Eso sí, ambos llevaron la imagen antigua de la Copa, antes de que diseñara el logo que se lleva en la actualidad.

Imagen de la final de 2011: cada equipo, con un logo diferente

Castigos por pitar el himno nacional

Más allá de la polémica del logo, las autoridades están trabajando para tratar de evitar que la final se convierta, como ocurrió durante la de 2012, es un espectáculo nacionalista, con lo que se han puesto sobre la mesa hipotéticos castigos: así, el principal momento que será vigilado con lupa durante el partido tendrá lugar a la hora de sonar los himnos, donde se quiere evitar a toda costa la pitada en el Camp Nou.

«Se estudia la posibilidad de imponer sanciones si se dan hechos contrarios al ordenamiento jurídico. Hay una responsabilidad individual y la tutela corresponde primero a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y luego a las instituciones. Intentaremos que el evento se desarrolle con normalidad», confirmaba Miguel Cardenal hace unos días. A pocas horas del comienzo del choque, el lío está servido.

El monte Ologno, inédito 'rompepiernas' cuyo descenso ayudó a Indurain a sentenciar

Ha habido un número considerable de sprints en este Giro, pero la buena cifra cosechada está tocando a su fin. La llegada a Lugano fue el penúltimo caso en el que, si todo sale como se espera, habrá una volata masiva en la llegada a la línea de meta. En esas lides, no ha habido un equipo tan superior como Lampre-Merida. Los italo-taiwaneses no tienen un líder que pudiera entrometerse en la lucha que ha tenido Contador con Fabio Aru y Mikel Landa, así que su función en el Giro era otra bien distinta a buscar el rosa. Era ganar etapas, llamar la atención, hacerse ver. La apuesta les salió niquelada: cuatro victorias ya en lo que va de carrera, con doblete de Sacha Modolo incluido. Aprovecharon bien sus oportunidades, pero este jueves no tendrán muchas opciones de repetir.

Han sido dos jornadas de montaña muy intensas las que se vivieron el domingo pasado, con la ascensión a Madonna di Campiglio, y el martes, cuando el Mortirolo supuso la sentencia de Alberto Contador. El paseo hacia Suiza fue suave, relajado, sin las incidencias de otras carreras en teoría sencillas. Pero ahora viene otro plato fuerte, de esos que complican cualquier digestión, sobre todo si se trata de una comida extraña, nunca antes catada. El Monte Ologno se estrena en el Giro de Italia y alrededor del mismo existe mucho desconocimiento. Una etapa llana en casi su totalidad, con un hermoso paisaje del Lago Mayor alrededor, hasta los últimos 40 metros, donde aparece imponente el Ologno, con una pendiente media de más del 9% y con un desnivel máximo del 13%.

Se trata de una subida tremendamente exigente con un laberinto de curvas en una carretera estrecha desde donde las panorámicas del Lago Maggiore son de auténtica postal. Pero por muy bonitas que puedan ser las instantáneas que obtengan los fotógrafos, lo que realmente interesa a los ciclistas son los cinco kilómetros por encima del 10%, y sólo se encontrarán dos pequeños descansos muy breves hasta encontrar ese terrible 13%. Pero quizás lo más sorprendente de este puerto no sea ya sólo su dura subida, que lo es, sino su descenso, por el mismo camino angosto de la subida y girando constantemente. El grupo se dividirá en la subida y en la bajada se jugará la victoria de etapa.

Se da la circunstancia de que el Monte Ologno no ha sido coronado por ningún ciclista del Giro de Italia, pero la carretera que de él desciende es en parte la misma que baja del Alpe Segleta, un puerto con bastante historia en la corsa rosa. Ese alto de los Alpes piamonteses fue, de hecho, una de las etapas culminantes del Giro de 1992, por no decir que fue la que confirmó que Miguel Indurain iba a llegar al Parco Sempione de Milán con la maglia rosa por primera vez en su carrera. Dio allí otra demostración del poderío imperialista que derrochó a principios de los años 90, conquistando Francia e Italia a la vez.

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Vídeo: La llegada a Verbania en 1992.

Era la penúltima etapa, justo anterior a la contrarreloj que iba a llegar a Milán con Indurain a la cabeza. Para evitar que eso pasara, tanto Franco Chioccioli como Claudio Chiapucci tenían que atacarle. Más bien tenían que tirarlo al suelo y esperar que no se levantase, porque los dos sabían que si cualquiera de ellos conseguía superarle pero llegaba con poca ventaja a la crono, los destrozaría (como así hizo, en realidad). Por tanto, en el ascenso al Segleta no había más opción que ir a por todas, a intentar dejar atrás al ciclista más en forma del mundo. Había que jugársela, quien no arriesga no gana. Eso pensó Chioccioli.

El ciclista toscano tenía la obligación de defender el rosa que había ganado el año anterior, en el que confirmó su progresión en los Giros anteriores. Pero en el 92 estaba Indurain, y ese reto era mucho mayor, era colosal. Pero en realidad, lo que Chioccioli logró fue que el Giro no fuera tan fácil como pareció para Miguel Indurain. El día de la llegada a Verbania, donde también llegará hoy la etapa con Contador de rosa, el objetivo que se había propuesto Chioccioli era ganar la etapa, entrar primero en la meta por delante de Indurain. Por supuesto quería reducir la distancia en la general, pero eso es otra historia. Atacó en la ascensión y durante unos segundos pudo estar solo. Al poco, el navarro ya le había cogido la rueda y no la soltó hasta el sprint final de Verbania. En un descenso sensacional, los dos, junto a Chiapucci, lideraron la carrera. Después, Indurain ni compitió la etapa. Chioccioli tenía lo que quería, su victoria, e Indurain sentenció otro triunfo, el Giro.

“20 millones de euros donde antes solo había tres”

“Donde antes recibían cero ahora percibirán al menos 10 millones; y por la Copa del Rey, sin contar la final, que antes vendían por tres millones, ahora recibirán 10 millones”, dijo Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte, cuantificando lo beneficioso para la federación y lo solidario para el fútbol que es el real decreto que regula la venta centralizada de los derechos televisivos del fútbol español. “Y cinco millones serán para el fútbol no profesional, la Segunda B y el fútbol femenino. Solo el fútbol recibirá el mismo dinero de la Administración que la suma del resto de las federaciones”.

Cuatro días después de que el Consejo de Ministros aprobara la norma con los criterios del reparto entre las familias del fútbol, la federación española aún no ha reaccionado oficialmente, aunque a través de vías indirectas ha hecho saber su disconformidad y su disposición a pelear por obtener una mayor parte del pastel que se presume.

“Cinco millones serán para el sector no profesional, el fútbol femenino y Segunda B”

Anticipándose a la probable reivindicación del organismo presidido por Ángel María Villar, Cardenal, motor e impulsor de la venta centralizada, puso números a la letra del real decreto. El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) ofreció tres cálculos de ingresos, uno conservador (1.000 millones de euros de ingresos por temporada, 900 de ellos para Primera División), uno razonable (1.250 millones totales; 1.125 para Primera) y uno optimista (1.500 y 1.350 millones). En todos ellos se contempla que mientras los ingresos de los dos clubes que más perciben con la actual venta individual, el Madrid y el Barcelona, apenas variarán (seguirán rondando los 130 millones anuales), aplicando los criterios del reparto centralizado (50% fijo; 25% según valor deportivo y 25% según valor social), los de los demás equipos no serán tan escandalosamente menores.

En el cálculo llamado razonable (1.250 millones por temporada, incluida la venta de derechos al extranjero que alcanzaría un mínimo de 400 millones), el Valencia y el Atlético de Madrid, que actualmente perciben unos 45 millones, la tercera parte de los dos grandes, pasarían a 85 millones, con un ratio de solo 1,4 a uno; y los que menos reciben, los tres últimos clasificados, pasarán de ingresar la séptima parte de lo que reciben los primeros a la cuarta parte. “Esto permitirá una Liga más competitiva y un descenso de la deuda con Hacienda”, dijo Cardenal.

Dado que todos los clubes tienen contrato en vigor con algún operador para la próxima temporada, el real decreto regulará la venta a partir de la temporada 2016-17, pero Cardenal no excluyó que la Liga recupere los derechos y se pueda anticipar una temporada. Los operadores de la televisión de pago así lo desean, conscientes de que España es el país europeo con menor penetración de este sistema (cuatro millones de abonados, los mismos que Portugal, con una penetración de solo el 22%), y de que el fútbol sería la gran locomotora de su multiplicación.

La peligrosa relación de narco y fútbol

Una orden internacional de búsqueda y captura de la Interpol por blanqueo de dinero contra Freddy Rincón, uno de los futbolistas más recordados de Colombia y exjugador del Real Madrid (1995-96), revivió lo que algunos han llamado el lado B de la historia de este deporte en el país sudamericano, marcado por el narcotráfico y por los capos de la droga, cuyo poder alcanzó a jugadores, árbitros y directivos.

A Rincón la justicia lo reclama para que responda ante los tribunales panameños a partir de una investigación por lavado de dinero y conspiración para traficar con drogas. Su cercanía con el narcotraficante Pablo Rayo Montaño que, según él, surgió en la infancia, le vuelve a pasar factura. En 2007, el centrocampista internacional de finales de los años 80 y comienzos de los 90 ya había sido capturado en Brasil, señalado por invertir dinero de Rayo Montaño en Panamá. Y aunque entonces el caso fue archivado, ahora reaparece y recuerda cómo el fútbol ha sido protagonista de sonados líos con la justicia.

El América de Cali, equipo en el que jugó Rincón, estuvo durante 17 años en la Lista Clinton por su presunta relación con dinero procedente del narcotráfico. Miguel Rodríguez Orejuela, el capo que lideró el cártel de Cali, compró el equipo a finales de los años setenta y durante varios años tuvo las mejores nóminas. Detrás de cada nombre, había un operativo de lavado de dinero. Por ello, finalmente cayó el América de Cali en una cárcel financiera. Al equipo le cancelaron las cuentas bancarias y la nómina decayó.

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Pero no fue el único. Varios clubes fueron permeados por los dineros del tráfico de drogas. Pablo Escobar, el capo del cártel de Medellín, fue dueño del Atlético Nacional y uno de sus socios, Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mexicano, se convirtió en propietario del equipo bogotano Millonarios. “Era común saber que los capos del narcotráfico se adueñaban de los clubes y tenían nexos con equipos profesionales de fútbol que veían cómo sus formaciones se llenaban de estrellas imposibles de llevar a Colombia por sus costos. Los propósitos eran claros: tener al pueblo de su lado. ¿Quién iba a reprocharles moralidad si les daban alegría con sus inversiones en cracks?”, comenta el periodista y columnista colombiano Nicolás Samper.

Pero no solo se trataba de dinero de dudosa procedencia y de estrellas de fútbol que, sin aparente explicación, empezaron a llegar al país. También, en palabras de Samper, “la lucha de los cárteles de droga se trasladó a las canchas: se declaraban guerra de mafias a través de mensajes claros, como aquella vez que en medio de un partido del Atlético Nacional contra América de Cali una avioneta sobrevoló el Estadio Atanasio Girardot y arrojó panfletos a las gradas. Se anunciaba la creación del MAS, un grupo paramilitar financiado por el narcotráfico”.

Muchos recuerdan aún cuando el delantero colombiano Anthony de Ávila le dedicó un gol en las eliminatorias sudamericanas del Mundial de Francia a los narcotraficantes Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, hoy presos en Estados Unidos. A pesar de las críticas, el jugador, años después, ha asegurado que si tuviera que volver a dedicar un gol a un narco, lo haría. Lo mismo ocurrió con el arquero René Higuita, quien nunca negó su cercanía con Pablo Escobar. Y aunque pocos casos terminaron en la justicia, Samper recuerda las amenazas a los jueces internacionales Juan Carlos Bava, Abel Gnecco y Carlos Espósito, quienes fueron secuestrados un par de horas antes de dirigir la semifinal Nacional-Danubio de la Copa Libertadores en 1989 y el asesinato del árbitro Álvaro Ortega, en noviembre de 1989 después de un partido del Atlético de Medellín contra el América de Cali, lo que ocasionó la suspensión del torneo.

Y aunque las cosas han cambiado “no se ha alejado del todo al fútbol de los negocios turbios. Tanto que Envigado Fútbol Club, líder del actual torneo colombiano, está incluido en la lista Clinton”, recalca Samper.

Pero no solo en Colombia el narcotráfico ha permeado en el fútbol. En febrero del año pasado, en México, fue capturado Tirso Martínez Sánchez, presunto líder de un cártel, ligado al lavado de dinero en los equipos de fútbol Querétaro, Irapuato y Celaya. También en 2014, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ordenó sanciones contra uno de los directivos del Isidro Metapán por presunto lavado de dinero y evasión fiscal. “Los rezagos de las malas prácticas relacionadas con el narcotráfico continúan merodeando el fútbol”, recalca el periodista colombiano. Se espera saber cuál será el futuro jurídico de Freddy Rincón, que ha asegurado que no ha ido a responder personalmente ante los estrados de la justicia porque siente que no tiene “garantías”.

Adrián, el hijo del frutero

Adrián San Miguel (Sevilla; 1987) se ha convertido en el primer portero en la historia de la Premier en detener tres penaltis consecutivos. Lo ha hecho con el West Ham. El primero fue el pasado 22 de febrero ante el Tottenham, deteniendo el lanzamiento de la última figura del fútbol inglés, Kane. El segundo lo paró el 7 de abril contra el Leicester después del disparo de David Nugent. El tercero lo detuvo el sábado en el duelo de los hammers frente al QPR. Adrián desvió el lanzamiento de Charlie Austin. Un registro que ensalza la gran temporada que está realizando Adrián, un portero criado en la cantera del Betis, andaluz por los cuatro costados e hijo de un frutero bético, Manuel San Miguel, que lo dio todo para que su hijo fuera futbolista. En el barrio sevillano de las 800 Viviendas, todo el mundo conoce a Miguel y, por supuesto, a Adri, el meta que triunfa en la Premier.

“Llegó con nosotros en alevines. Fue pasando por todas las categorías hasta que un año, en el Betis C, pegó un salto brutal. Entonces nos dimos cuenta de que había portero para el primer equipo”, afirma Miguel Valenzuela, por entonces coordinador de la cantera bética y descubridor de Adrián. “Luchó mucho para estar en la élite”, destaca. En el Betis progresó con José Ramón Esnaola, que fue puliendo al meta. “Ahora es muy rápido bajo los palos a pesar de su altura. Es muy seguro y muy fiable en el uno contra uno”, añade Valenzuela. Después de 16 años en el Betis, solo jugó uno con asiduidad en el primer equipo, en la temporada 2012-13. Jugó 32 partidos y acabó contrato. El Betis le ofreció una migaja y emigró al fútbol inglés.

Adrián voló ayer desde Londres a Sevilla para pasar un par de días de descanso. Su West Ham vive con comodidad en la 11ª plaza. “Me dolió mucho la forma de salir del Betis. Los que mandaban decidieron apostar por porteros de fuera. Me salió la oferta del West Ham y al principio fue duro, pero ahora estoy muy contento”, afirma Adrián nada más llegar a la casa de sus padres, donde le espera Manuel con el chándal del West Ham. “Pero sigue siendo socio del Betis”, apostilla Adrián. “Es un premio al trabajo y al estudio que hemos hecho de cómo lanzan los delanteros. Sabíamos que Kane y Austin tiran a su derecha. Acertamos, como también en el caso de Nugent, que lanza los penaltis a la izquierda”, destaca el portero sevillano. “La Premier es una Liga estupenda por su competitividad y organización, pero los mejores equipos del mundo están en España y son el Madrid y el Barcelona”, añade. “Estoy en mi mejor momento y soy muy querido por la afición”, afirma Adrián, quien en unos dieciseisavos de la FA Cup anotó el penalti con el que el West Ham eliminó al Everton. Le metió el gol al español Yoel. “Sabe una cosa, el West Ham es el equipo histórico de Londres y de la gente de la ciudad, que no es mucha. Es un equipo sufridor, como el Betis”, aclara Adrián, quien vive en la planta 28 de un céntrico edificio de la capital inglesa, donde vive inadvertido en compañía de Zárate y Valencia, sus mejores amigos del West Ham.