Aunque está previsto que se reúna este sábado con el presidente de manera oficial (ya hubo un encuentro informal el pasado lunes) para conocer la propuesta deportiva del Nápoles para la próxima campaña, el futuro de Rafa Benítez se perfila muy lejos de la Península Itálica. Eso no significa que el técnico madrileño tenga ni mucho menos claro hacia dónde va a dirigir sus pasos a partir del 30 de junio. Es más, no vería con malos ojos proseguir su periplo en el San Paolo si el club partenopeo atendiera a sus peticiones estrictamente deportivas -que no económicas- para consolidar el proyecto desde el fútbol base hasta el primer equipo. Pero el incumplimiento de promesas precedentes por parte de Aurelio De Laurentiis a lo largo de estas dos temporadas no invitan a pensar que las cosas vayan a cambiar de manera significativa en el futuro.
La realidad es que Benítez no se siente cómodo con un dirigente extremadamente voluble desde un punto de vista emocional en función de los resultados. El equipo está siempre al albur de que la pelota acabe entrando o no para saber cuál será la versión que se encontrarán al llegar al vestuario de su presidente. En este sentido, el último pataleo de De Laurentiis tras la derrota en semifinales de la Copa ante la Lazio, ha enfriado notoriamente las relaciones entre técnico y dirigente.
A Rafé no le hizo ninguna gracia tener que doblar el lomo y aceptar el silenzo stampa ordenado por su presidente, amén de tener que encerrarse con toda la plantilla en el retiro de Castell-Volturno por espacio de diez días para preparar los dos partidos de la Europa League ante el Wolfsburgo como penitencia. El estratega madrileño lo dejó bien claro en la conferenza stampa previa al choque de vuelta, en la que pudo saltarse el régimen ‘mussoliniano’ de De Laurentiis por mor de las amenazas de la UEFA, que obligó al club partenopeo a atender a los medios.
Rafa Benítez, con el título de Copa ganado el año pasado (Reuters)
«Los resultados no dependen de que estemos tantos días juntos. El año pasado el Nápoles anduvo muy bien y no estuvimos diez días metidos en un hotel. El Barça se juntó en el Camp Nou hora y media antes de jugar con el PSG y luego ganó. No creo que este tipo de concentraciones sean sinónimos de éxito. Cuando juegas 60 partidos al año, para los jugadores es importante volver a casa y estar con sus familias», dijo Benítez.
Pese a que el panorama pinta más negro que celeste en lo que a su futuro partenopeo se refiere, la honestidad profesional impide a Benítez bajar los brazos y no pensar en otra cosa que no sea llevar al Nápoles hasta las cotas más altas posibles, tanto en la Serie A como en la Europa League. De hecho, el máximo anhelo del entrenador español es tratar de asegurar una plaza directa en la próxima Champions a través del campeonato liguero o, en su defecto, conseguirla como premio añadido a una hipotética conquista de Europa League, competición en la que aún deberán superar el escollo de las semifinales (su rival es el Dnipro ucraniano) para plantarse en la final de Varsovia del próximo 27 de mayo. A Rafé le encantaría despedirse de la hinchada napolitana con un título continental, algo que el más grande club del sur de Italia no consigue desde los tiempos de Diego Maradona (88-89).
Precisamente, y para no desviar un ápice su atención de los objetivos de la escuadra en el mes próximo, Benítez ha decidido dejar en stand-by las propuestas que lleguen al despacho de su representante, Manuel García-Quilón, para cambiar de aires. Bien es cierto que, a día de hoy, no existe ningún ofrecimiento formal sobre la mesa. Sí ha habido alguna que otra llamada para interesarse por su situación y conocer de primera mano si tiene la intención de renovar su compromiso con el Nápoles. Pero la respuesta ha sido diáfana: quien pretenda sus servicios habrá de esperar hasta que los partenopeos no tengan opciones de pelear por sus objetivos en las dos competiciones en las que aún siguen inmersos.
Rafa Benítez, durante su etapa en el Liverpool (EFE)
Toda vez que su compromiso deportivo con el Nápoles haya sido satisfecho, el extécnico de Valencia, Liverpool, Chelsea o Inter encarará sus nuevos retos a partir de una encrucijada de carácter emocional. Benítez habrá de decidir entre buscar acomodo en la Premier, a tiro del hogar familiar de Liverpool donde continúan viviendo su mujer e hijas, o explorar nuevos horizontes, pero con la condición de que la mudanza incluya a todos los miembros del clan, amén de ‘Red’, ‘Goofy’, ‘Clem’ y ‘Honey’, su particular batallón canino.
Sin existir aún ofertas de por medio, dos son los clubes que, dada la progresiva pérdida de credibilidad de sus respectivos técnicos, se perfilan a día de hoy como posibles destinos del preparador madrileño: PSG y Manchester City. Ni que decir tiene que, puestos a elegir, Benítez daría prioridad a la opción inglesa, lo que le permitiría volver a dirigir en su liga favorita. Empero, tener a sus órdenes a futbolistas del calado de Ibrahimovic, Lucas Moura, Thiago Silva, Verratti o Matuidi y tratar de superar el listón de los cuartos de final de la Champions con el club parisino sería un hermoso desafío para un amante de las emociones fuertes en los banquillos.
“Nos secuestraron los goles como antes secuestraron a 30.000 argentinos”. Con esta frase, Cristina Fernández de Kirchner, con Diego Armando Maradona a su lado, daba paso en 2009 a uno de los proyectos estrella de su Gobierno y que, según diversos analistas, más réditos políticos le ha dado: desde ese momento, el Estado desplazaba del fútbol a las empresas privadas que explotaban los derechos para ofrecerlo de manera completamente gratuita, algo inusual en el resto del mundo y muy relevante en Argentina, donde el fútbol es una cuestión muy seria.
El programa se llama Fútbol para Todos, y en cinco años le ha costado al Gobierno, según datos oficiales, más de 1.000 millones de dólares. Un informe que preparó la Auditoría General de la Nación, un organismo de control del Congreso, y no pudo ver la luz por el veto de los auditores kirchneristas, ha detectado varias irregularidades en este programa. Uno de los detalles del informe señala que hay hasta 36 millones de dólares sin justificar en estos contratos del Fútbol para Todos, según los datos enviados por el Gobierno al Congreso, por lo que los auditores que lo han analizado estiman que podría haber profundas irregularidades. De hecho el asunto está ya en los tribunales, a través de la denuncia de Gabriela Ocaña, concejal porteña de la oposición que fue ministra de Salud con los Kirchner.
El contrato no fue tramitado respetando las leyes de contratación pública argentinas
El programa empezó con la idea de vivir de la publicidad pero ahora solo tiene en los intermedios propaganda oficial del Gobierno. En medio de los partidos de fútbol, por tanto, que en Argentina alcanzan audiencias récord, la presidenta y sus ministros aparecen en inauguraciones de distintas obras públicas, en actos con militantes y en general sonriendo en anuncios de imagen muy cuidada y que tienen más eficacia en ese momento preciso del intermedio del fútbol que cualquier discurso político.
De hecho el programa tuvo otro efecto importante para la batalla política que mantiene el Gobierno con algunos medios: le quitó un negocio muy importante al Grupo Clarín, que hasta entonces explotaba los derechos del fútbol. Aunque nunca se reconoce oficialmente, esa guerra estaba en el trasfondo de la decisión. Fútbol para Todos y la propaganda oficial en medio de los partidos se han convertido en algo tan relevante que diversos analistas y políticos consultados creen que gane quien gane las elecciones de octubre no renunciará a este formidable aparato de propaganda por mucho que el coste para el Estado sea elevado. Sobre todo, señalan estos analistas, nadie podrá asumir el coste de volver al fútbol de pago después de cinco años en los que los argentinos se han acostumbrado a ver todo tipo de partidos —campeonato, copa Libertadores de América y la selección argentina— de forma gratuita en televisión o por Internet y en alta definición.
Hay un profundo descontrol en uno de los programas estrella del Gobierno
La auditoría realizada por el organismo dependiente del Congreso entre agosto de 2009 y finales de 2012, y que no vio la luz, sostiene que hay una diferencia de 178,9 millones de pesos (36 millones de dólares de entonces) entre los totales devengados en la ejecución presupuestaria (2.967,5 millones de pesos) y la sumatoria de las órdenes de pago (2.788,6 millones), según los datos oficiales, por lo que los expertos han comprobado que existen “debilidades y desvíos”. En cuanto al pago a prestadores de servicios, se detectó la emisión de numerosas órdenes de pago sin el respaldo de la orden de compra correspondiente por un total de 188,9 millones de pesos (38 millones de dólares).
Además, el informe señala que el contrato no fue tramitado respetando las leyes de contratación pública argentinas. El texto recuerda que la decisión se argumentó en la crisis de los clubes argentinos, como una especie de rescate, pero el contrato no ha resuelto ni de lejos ese problema. Sostiene el informe que nunca se presentaron documentos técnicos demostrativos de la invocada crisis de los clubes ni de la verosimilitud de las millonarias sumas adeudadas por estos y que nunca se obligó a la Asociación del Fútbol Argentino, a través de algún mecanismo de control, a acreditar que con ese dinero estaba saneándolos.
En ningún expediente de pago constan antecedentes o referencias a constancias objetivas que validen la razonabilidad del precio pagado con los valores de plaza del servicio. Y tampoco se implementaron procedimientos escritos y detallados que regulen el circuito de facturación, pago y acreditación de los fondos generados. Esto es, un profundo descontrol en uno de los programas estrella del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
¿Qué ha convertido a Messi en el mejor jugador del mundo? La pregunta se la hace Álex de la Iglesia, un tipo desinteresado del fútbol que se acerca a la pelota fascinado por el fenómeno del crack argentino. Su respuesta es: “Messi”. Un documental que se estrenó el verano pasado en Río de Janeiro, en el mundial de Brasil, y que hoy (jueves, 23.30) se verá en España por Canal + 1.
Álex de la Iglesia pone el ojo, la familia Valdano (Jorge padre e hijo) firma el guion y Mediapro sella la producción. Todo con el beneplácito del clan Messi. El resultado, un documental ameno e inequívoco que viaja a través de la infancia y la adolescencia del rosarino. La vinculación de Leo con su abuela Celia, a quien dedica cada uno de sus goles porque le vaticinó que sería el mejor jugador del mundo; su carácter familiar, y especialmente el desgarro emocional sufrido cuando se quedó solo en Barcelona con su padre; y sus partidos con el Grandoni y Newell’s son comentados en su ciudad de Rosario y en Barcelona.
La película tiene un buen valor documental, especialmente en sus imágenes, algunas inéditas, y que, tratándose del 10 azulgrana, parece imposible que alguien se pueda cansar de revivir sus goles y jugadas, da lo mismo que sean con la camiseta del Barça o con la selección argentina. El film carece de sorpresa. Hay mucha literatura sobre Messi y cualquier relato sobre la vida de Messi parece una historia vieja. En cualquier caso, la película no ayuda a refrescar su vida, sí, en cambio, a aumentar su leyenda.
“¡Qué lindo sería ser cinco segundos él”. Así, con honestidad, plasma Javier Mascherano su admiración por de Messi. El defensa azulgrana es una de las grandes y muchas (a veces parecen demasiadas) personalidades que figuran en el documental que junto a Cruyff, Maradona, Iniesta, Piqué y Valdano, entre otras, razonan sobra la vida del cuatro veces ganador del Balón de Oro. “Juega por fuera, juega por dentro, juega donde quiere, porque juega como los dioses”, asegura Menotti. “La primera vez que jugamos con él los entrenadores nos pedían que no le entremos fuerte, que era muy pequeño y frágil”, recuerda Piqué; “simplemente no lo podíamos coger”. Y Cruyff afirma: “Gracias a Dios que existe Messi”. Messi es fútbol. Ahora también, película.