Luis Enrique: No veo ningún problema para ganar los siguientes partidos Luis Enrique: No veo ningún problema para ganar los
Minutos después de que Luis Enrique conociera que el Bayern Munich sería su rival en las semifinales de la Champions, apareció en la sala de prensa de la ciudad deportiva dispuesto a no perder el foco en el partido de mañana en Cornellà frente al Espanyol (16.00 horas). “¿Qué tengo en la cabeza?”, dijo el asturiano; “al Espanyol sin lugar a dudas. Sólo existe el partido de mañana”. “En el sorteo sólo he perdido cinco minutos en verlo y me interesan los tres partidos que tenemos antes de las semifinales”, abundó el preparador azulgrana.
El Barcelona es el líder de la Liga, a dos puntos del segundo, el Real Madrid, y Luis Enrique pide “ser conscientes de lo que nos jugamos”. El asturiano insistió en su idea de que puede haber sorpresas en el final del curso. “Creo que los equipos de arriba pueden perder puntos y espero y deseo que no seamos nosotros”, reiteró el técnico del Barça. “Esto ya es la recta final de la temporada, los jugadores ya lo perciben y aquí el estado anímico es clave. Veo al equipo con muchas opciones y en una dinámica positiva”, dijo el preparador del Barça en la previa del derbi catalán».
El Espanyol es un equipo que defiende muy bien, en bloque, y me preocupa sus transiciones, me preocupa Sergio García y su poderío a balón parado. Es un derbi, un partido muy bonito de jugar”, explicó el entrenador del Barcelona, que recordó sus emociones cuando le tocó visitar Sarrià y Montjuïc como jugador azulgrana. “Sensaciones muy claras y concretas, sabías que ibas un territorio hostil y que te ibas a encontrar con dificultades. Ahora, como entrenador, todo se vive con mayor frialdad. No tienes la calentura del jugador”, contó. En cualquier caso, Luis Enrique entiende que la adrenalina del duelo favorece a sus chicos. “A estas alturas de la temporada no favorece el derbi: intensidad y fútbol”, concluyó el preparador del Barcelona.
El sueño europeo del Espanyol es una quimera comparado con las aspiraciones del Barcelona de ganar la Liga. No hubo derbi, ni tampoco litigio y menos partido en Cornellà-El Prat. Acaso los blanquiazules se pusieron gallitos en la defensa de la honra y del campo cuando el marcador ya no tenía remedio y los azulgrana campaban por terreno enemigo como Pedro por su casa, ufanos y poderosos, sin saber muy bien si meter uno o dos goles más o regular con vistas al martes, que llega el Getafe y se supone habrá rotaciones. Ni media hora tardó el Barça en resolver el encuentro ante la impotencia del chato Espanyol.
El Barcelona está en plena forma, se supera, juegue en casa o fuera, también en casa del Espanyol. Tiene el punto de fiebre de los equipos que aspiran a ganar títulos y se sienten fuertes y ambiciosos, el que se exige al líder de la Liga, vencedor en su complicada salida al campo del vecino Espanyol. Aunque empataron en Nervión, los azulgrana han resuelto con juego y resultados un calendario muy exigente que contemplaba como punto y final el derbi: 0-2. Ahora quedan cinco citas cuesta abajo: Getafe, Córdoba, Real Sociedad, Atlético y Deportivo,
No hay concesiones de ningún tipo en el Barça, ni siquiera en la alineación de Luis Enrique. No hay más retoque que en el central que acompaña a Piqué y en el volante derecho, ayer ocupado por Rafinha. Los cambios no afectan la mecánica del juego, que fluye de forma natural y coral, paciente en la elaboración, rápido y vertical después de la recuperación, imposible de defender incluso para un excelente portero como Casilla. No hubo contencioso sino que el partido fue un monólogo del Barça. Los azulgrana resolvieron la contienda con una facilidad asombrosa, abrumadoramente superiores, sin que mediara ningún conflicto, por más que Luis Suárez estuviera en fuera de juego en el 0-2. Los movimientos de los delanteros, y muy especialmente de Messi, a veces centrocampista, en ocasiones extremo y ariete cuando era menester, descuartizaron al Espanyol.
Messi acudió el miércoles a la consulta del dietista, pasó el viernes un control antidopaje y tuvo tiempo para tatuarse el brazo derecho y la pierna izquierda antes de enfrentar al Espanyol. Tiempo para distraerse de su sequía en los octavos y cuartos de final de la Champions. Nada más comparecer en el Power8, el 10 abrió el juego como volante central para Alba, profundo en su entrada por la banda izquierda, el lateral centró para la llegada de Suárez y el uruguayo dejó pasar la pelota para que la engatillara Neymar: 0-1. Iniesta habilitó después a Suárez con dos toques y el 9 cambió de primera para que marcara Messi: 0-2. Aunque el argentino se quedó sin ángulo y el tiro era muy difícil, Messi coló la pelota de palo a palo después de burlar a Kiko Casilla.
El portero ya había salvado tres mano a mano y antes del descanso todavía le sacó un remate de gol más a Neymar. La exhibición azulgrana fue completa en la primera parte porque dominó el juego, el partido, el campo y la grada, sometido el Espanyol. El Barça mezcló muy bien los argumentos que le han distinguido como un equipo único en la concepción del fútbol: la posición, la posesión, la presión y la percusión.
Luis Suárez se exhibe como jugador de equipo y Messi ejerce de futbolista total
No entró en el partido ni dijo ni pío el Espanyol, al que le resultó imposible responder al ritmo del Barça. La cadencia del pase conjugaba con el vértigo de las aceleraciones de manera que la velocidad de balón azulgrana nunca pudo ser defendida por los muchachos de Sergio González, espectador del repaso del Barça. No hubo más noticia blanquiazul que un disparo de Caicedo. Escarmentado en Sevilla, los errores fueron mínimos por parte del equipo de Luis Enrique.
El Espanyol supo que jugaba en su cancha porque la hinchada callaba o rabiaba, desconcertada por la dimisión de su equipo, que andaba destensado y narcotizado por las posesiones barcelonistas (80%), sin posibilidad de tocar bola, obligado a recapitular en el vestuario. Apretó los dientes en la reanudación, adelantó la línea de presión y ensució la contienda hasta desquiciar al Barça. Aparecieron las entradas feas y la pierna fuerte ante la complacencia del árbitro, que por el contrario la tomó con Alba, al que expulsó por menosprecio a la autoridad, por protestar las decisiones del sheriff. Mateu Lahoz fue víctima un partido más de un ataque intervencionista que acabó con un carrusel de tarjetas y una amenaza al banquillo del Barça.
La expulsión de Alba y la intensidad local equilibraron el choque en la segunda parte
El encuentro se puso desagradable y acabó por provocar la dimisión de Messi después de un rato en que amenazó con armar la de Dios es Cristo con su fútbol total. La furia del 10 acabó con un tiro al palo de la misma manera que Casilla le negó el gol al barroco y contradictorio Neymar. Tampoco pudo Stuani con Bravo, excelente en dos intervenciones para replicar la intensidad y agresividad del Espanyol, vencido el día en que aspiraba a tocar la gloria, cuando quería reeditar el Tamudazo, dispuesto a sumar su séptimo partido sin perder, abatido como siempre que le dan ataques de grandeza, una costumbre en el derbi desde el curso 2006-07.
A pesar de la inferioridad numérica y de las ocasiones falladas por los delanteros, menos resolutivos, el derbi acabó de forma plácida para el Barça, ya con Rakitic en la cancha en lugar de Suárez, en Cornellà jugador de equipo por excelencia, sustituido cada día desde que se quejó Neymar. Los delanteros volvieron a marcar la diferencia en una jornada para el inventario: Xavi celebró su partido 500 de Liga el día en que se cumplía un año de la muerte de Tito y hacía 50 años que debutó Rexach. Los datos ayudan cuando no hay fútbol y el Barça otea la Liga.
Acumulan los jugadores del Barcelona 48 partidos en los que va de temporada, seis en el último mes, y Luis Enrique le presta especial atención al físico de sus futbolistas. El Barça recibe mañana al Valencia en el Estadi (16.00) y el preparador azulgrana tiene clara cuál es la receta para remediar al cansancio. “Nunca lo hice, pero ahora llamo a los aficionados. Este partido para nosotros es muy importante. Espero que el Camp Nou esté a reventar y nos lleve en volandas. Por el horario y por lo poco que hace que jugamos. Somos más fuertes con la afición. Los necesitamos”, se arrancó el entrenador del Barça. “El partido me preocupa más físicamente que mentalmente. Cada caso es particular y hay jugadores a los que tenemos que valorar, por eso necesitamos más que nunca a la afición y ser un equipo”, completó.
Solo pienso en el Valencia”, aseguró el entrenador del Barcelona
Entiende el técnico asturiano que tras el contundente triunfo del Barcelona en el Parque de los Príncipes (1-3, por la ida en los cuartos de final de la Champions), a la espera de la final de la Copa y líderes en la Liga, haya un clima de euforia en el entorno. “Si hay euforia, mejor”, subrayó Luis Enrique; “que se llene el Camp Nou a las cuatro y que la afición esté en pie de guerra. Si hay algún momento en que el equipo no esté muy lúcido y tiene problemas, que tiemble el campo”.
No quiere distracciones Luis Enrique. “Solo pienso en el Valencia”, dijo. Sabe el entrenador del Barcelona que el conjunto de Nuno no será un hueso fácil. Es el segundo equipo que menos goleado en la Liga detrás del Barça -“Exactamente 23 goles”, recordó el asturiano-. “Es un conjunto muy bien trabajado, un bloque defensivo que no deja espacios y peligrosidad en ataque porque tiene jugadores de calidad. Es un partido difícil, pero muy atractivo. Se nota el trabajo del entrenador”, elogió el entrenador del Barça a su rival de mañana. Y machacó: “No hay margen ni la situación está para especular. Es uno de los siete partidos claves. Contra un rival en muy buena racha, entre los mejores equipos de la Liga sin duda”.
El señor de los récords
“Aprendimos del partido de Sevilla”
Xavi, un revulsivo con pausa
Por último, Luis Enrique no se olvidó de su amigo Pep Guardiola y cuando le cuestionaron sobre la actual situación del técnico del Bayern. A pesar de su buena marcha en la Bundesliga, el exentrenador del Barça atraviesa un momento delicado por la caída del cuadro alemán frente al Porto, en el partido de ida de los cuartos de la Champions. “Pep es el número 1”, concluyó; “más allá de que gane más o menos títulos. Por mi percepción, su imagen y su idea de fútbol ofensivo”.