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Los Juegos Olímpicos de Londres se saldaron con 17 medallas para España, tres oros, diez platas y cuatro bronces. Uno de los oros fue el logrado por Tamara Echegoyen, Sofía Toro y Ángela Pumariega en vela. Las ‘Xiquitas Team’, como se hacían llamar, se impusieron a Australia en la final de la categoría Elliot 6. Apenas se conocían dos años antes de llegar a Londres, pero mucho trabajo y entrenamiento las llevó a lo más alto del podio en la capital británica. Después de toda la alegría por conseguir ese oro, llegó el momento de afrontar otro ciclo olímpico, hasta Río 2016, sabiendo que la categoría Elliot 6 desaparecía. Tamara Echegoyen optó por la modalidad de 49er y Sofía Toro y Ángela Pumariega se cambiaron a la Clase 470. Con la asturiana ha hablado El Confidencial después de que estos cambios de modalidad se convirtieran en la “excusa fácil” para que el Consejo Superior de Deportes (CSD) les haya retirado las becas a las tres hace una semana.
“Desde que existe el plan ADO, cuando un deportista gana una medalla olímpica, te garantizabas cuatro años de beca. Nosotras, cambiamos de modalidad porque la nuestra dejaba de ser olímpica. Ésto se convirtió en la excusa fácil para que nuestra beca no siguiera adelante. Desde que terminaron los Juegos de Londres ya estábamos luchando con esto y conseguimos dos años de beca, pero ya este tercero nos la han retirado, justo el más importante en el ciclo olímpico”, explica Pumariega. La única opción de que las tres deportistas obtengan una beca es si logran clasificarse para estar en Río, pero eso no se sabrá hasta abril de 2016, para lo que queda prácticamente un año lleno de competiciones a las que acudir y de gastos que afrontar. “Hay que clasificar al país, ir al mundial, buscar la plaza olímpica… y ahora ¿cómo voy a hacer estos viajes? El 80% de mis ingresos es en función de esa beca, si me la quitas no es viable clasificarnos…”
Pumariega forma ahora equipo con Patricia Cantero en la Clase 470, dónde también está Sofía Toro junto a otra compañera. De los equipos españoles que compiten en esta categoría, hay tres, en los que están ellas, que destacan por encima del resto, pero sólo uno irá a los Juegos: “No sabemos qué va a ser de nuestro futuro. Cualquier equipo español que quede entre los tres primeros países puede ir a los Juegos. La plaza no es nominativa, la Federación elige quien va. Al final siento que he dedicado 17 años de mi vida a conseguir una medalla y una beca y ahora me la quitan”, explica Ángela.
Patrica Cantero y Ángela Pumariega con la embarcación para participar en la categoría 470 (Efe).
Con un Mundial en Israel el próximo mes de septiembre, a Pumariega le preocupa cómo van a afrontar el “segundo ciclo de este año” ya que no sería hasta abril del próximo año cuando le darían beca en caso de que sea ella y su compañera Patricia las que acudan a los Juegos de Río. “Es ahora cuando lo necesito, no después”, reconoce. A estas deportistas les tocará reinventarse para encontrar una solución: “Tenemos varias pruebas desde ahora y hasta julio. Esas regatas las pagaremos con el dinero de nuestros clubes y algún pequeño patrocinador, eso ya lo teníamos presupuestado. El problema es después. Tendremos que buscar alguna alternativa. Ahora vendemos pulseras, pero con eso sólo no tenemos suficiente, por eso buscamos como locas patrocinadores. Lo que tenemos es inseguridad porque no nos centramos al 100% en entrenar, si no en cosas externas”.
Aunque en principio desde el CSD les habían prometido que los dos primeros años recibirían el 100% de la beca, como así fue, y los dos posteriores el 80%, el tercero –dejando el 20% variable en función de los resultados-, y el 60% el cuarto –con el 40% variable-, finalmente desde la institución pública no han cumplido con lo establecido. Pumariega reconoce que nadie del Consejo Superior de Deportes ni del Comité Olímpico Español (COE) se ha puesto en contacto con ella y todo lo que tiene es la carta que se envió a la Federación. “Mucho hablan del proyecto ‘Mujer y deporte’, pero luego les da igual. Es totalmente injusto lo que han hecho porque una medalla de oro no se gana todos los días. En España somos pocos medallistas como para que nos dejen tirados de esta manera”, concluye.
Mucha gente sospecha que su sangre tiene un bouquet muy especial para los mosquitos porque amanecen cubiertos de picaduras mientras a sus compañeros de habitación ni les tocan. Para estas personas, la buena noticia es que los científicos están un paso más cerca de saber por qué sufren tantos picotazos; la mala, que sus hijos herederán este calvario. Porque según un estudio que se conoce hoy, nuestra genética sería el factor determinante en la elección de menú de los mosquitos. La importancia de este asunto, en un mundo en el que millones de personas mueren por enfermedades transmitidas por estos insectos, va mucho más allá del martirio de molestas noches de verano.
Los científicos especulan si algunas personas están desarrollando en sus genes una defensa natural frente a las picaduras
La clave para el hallazgo han sido casi cuarenta parejas de gemelas a las que se ha expuesto a la picadura de los mosquitos. De estas, 18 eran gemelas idénticas —que comparten el 100% de sus genes— y 19 mellizas, para comprobar si su genética determinaba el comportamiendo de los mosquitos. Los mosquitos sí mostraron preferencia entre alguna de las mellizas, mientras que elegían con el mismo interés a las gemelas idénticas, lo cual indica que ahí podría estar la clave. La conclusión es muy clara, según los científicos de las universidades de Londres, Florida y Nottingham que han realizado el estudio: «Nuestros resultados demuestran un componente genético subyacente al tipo de olor humano, una diferencia genética que es detectable por los mosquitos a través de nuestro olor y que se utiliza durante la selección de la persona».
Estudios previos habían mostrado que esencialmente es el olor corporal el elemento clave que atrae a los mosquitos hacia las personas. También se sabía que este atractivo puede variar en función de otros factores: por ejemplo, beber cerveza parece atraer más las picaduras. Estos insectos también se sienten atraídos por la temperatura corporal, el sudor, la emisión de CO2, la ropa de colores oscuros, las bacterias de la piel y las embarazadas, por ejemplo, según han mostrado otros trabajos científicos. Sin embargo, si los mosquitos se encontraran a dos personas tomando cerveza en una terraza, en las mismas condiciones, seguirían teniendo preferencia por una de las dos. Ahora tenemos una buena prueba de que es un regalo de sus padres, vía genes, lo que provoca que algunos se tengan que rascar más.
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De los 400 tipos de compuestos que exudan las personas, el 85% tienen un origen genético, pero identificar la combinación que atrae a los mosquitos es una tarea muy complicada. «El siguiente paso es seguir trabajando para determinar los genes implicados en el control del olor corporal que manipula el comportamiento del mosquito», explica James Logan, líder de este estudio que se publica hoy en PLoS ONE. La sangre es un elemento esencial en el ciclo vital de la mayoría de las especies de mosquitos ya que proporcionan a las hembras las proteínas necesarias para producir huevos.
Los investigadores sugieren en su trabajo que quizá la diferencia no se deba tanto a que algunas personas atraen más a estos insectos por reacciones metabólicas sino que, al contrario, algunas estarían desarrollando en sus genes una estrategia de defensa natural que las protege frente a las picaduras, que han sido un notorio vector de transmisión de enfermedades desde hace millones de años.
Podríamos desarrollar un fármaco que aumente la producción natural de repelentes en el cuerpo», asegura el investigador
Todas las gemelas voluntarias escogidas para el estudio habían superado la menopausia, para evitar que factores como el ciclo menstrual influyera en los mosquitos, y se les pidió que no tomaran cerveza, ajo y cebolla para que no surgieran olores específicos que modificaran su comportamiento. Aun así, la muestra es pequeña para dar los resultados como definitivos. La correlación entre las gemelas idénticas es tan alta, sin embargo, que implicaría que la atracción ejercida sobre los mosquitos es tan hereditaria como la altura, uno de los rasgos genéticos más marcados.
«La información de este estudio nos dice más acerca de cómo los mosquitos interactúan con nosotros», asegura Logan, director del Centro de Pruebas para el Control de Artrópodos de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. «Cuando identifiquemos los genes implicados seremos capaces de examinar a las personas para determinar su nivel de riesgo ante las picaduras de mosquitos y podríamos desarrollar un fármaco que aumente la producción natural de repelentes en el cuerpo y, por lo tanto, minimizar la necesidad de usar repelentes sobre la piel», afirma. Los mosquitos contagian cada año a millones de personas enfermedades como la malaria y el dengue en todo el mundo, especialmente en países en los que el acceso a cuidados médicos es más problemático.
Heritability of Attractiveness to Mosquitoes – DOI:10.1371/journal.pone.0122716