“Hemos hecho la revolución contra los prejuicios. ¿Cómo? Con un equipo que es como un grupo de rock: agresivo e intenso”, dice al otro lado del teléfono Fabrizio Castori, entrenador del Carpi y volcán de energía, cuando se le pregunta cómo explicaría a un periódico extranjero el milagro conseguido por su equipo. El Carpi (club de 1909 y ciudad de 70.000 habitantes) acaba de conseguir el ascenso a la Serie A (la primera italiana) con unas cuantas jornadas de antelación y una plantilla plagada de jóvenes que ha costado 100.000 euros. Kevin Lasagna, una de las relevaciones de la temporada, llegó por 12.000 euros a un club que en 2010 estaba en la Serie D. Y no ha sido el más barato.
Ha ido ascendiendo año tras año con un entrenador diferente y la misma política low cost. “Nuestro secreto es el trabajo diario, invertir en el capital humano y apostar por jugadores jóvenes con ganas de llegar”, explica Cristiano Giuntoli, director deportivo desde 2009 y uno de los artífices de los éxitos del club que maneja un presupuesto de 4,5 millones de euros (2,5 destinados a las nóminas de la plantilla). Lleva años rastreando el mercado en busca de talentos. Los ha encontrado en las categorías más bajas y a precios tirados. A juzgar por los resultados, siempre le han funcionado.
Cuenta con una plantilla plagada de jóvenes que ha costado 100.000 euros
De los 38 partidos que ha jugado el Carpi en lo que va de temporada, solo ha perdido cinco. Es un equipo fuerte, roñoso, que se cierra bien y juega al contragolpe. Es el menos goleado de Segunda y posiblemente el más sobrio y eficaz (1,5 gol por partido). En la clasificación de la posesión del balón es el farolillo rojo (22% por encuentro).
“¿Fútbol espectáculo? ¿Qué es eso del fútbol espectáculo? Para mí el espectáculo es velocidad y marcar rápido. Mi idea de fútbol cambia en función de los jugadores que tengo, el entrenador es como un sastre que tiene que coser el traje con las prendas que tiene. Eso hago. Mi equipo juega un fútbol adecuado a las características de los futbolistas. Hay mucha palabrería… pero lo que cuenta son los resultados y ganar”, explicas Castori. Él, contable y exvendedor, lo ha conseguido.
Gracias también a su mujer. Fue ella la que lo convenció a dejar el negocio de zapatos y bolsos que había montado. “Hasta 1999 compaginé el fútbol con mi negocio. Tuve que elegir cuando me llegó una oferta que me obligaba a alejarme de casa. No estaba nada convencido yo, casado con 3 hijos. Me parecía poco responsable dejar el negocio para centrarme en el fútbol. Fue mi mujer la que me convenció”, recuerda ahora. Lleva años entre Tercera y Segunda.
La ciudad, en plena Llanura Padana, se ha volcado con el equipo. El club está negociando con el Ayuntamiento la remodelación del estadio. El Carpi juega en un antiguo velódromo en el que caben poco más de 4.000 espectadores. No es un campo habilitado para Primera por lo que si no serán aprobadas las obras, el equipo tendrá que jugar de alquiler en el campo del Parma (que ha bajado a Segunda) o de la cercana Módena.
Nadie contaba con ascender este año. De hecho, Giuntoli había recortado el presupuesto de un 40% a principio de temporada. “No montamos un equipo para ganar. Cuando armas una plantilla con jugadores tan jóvenes (el promedio de edad es de entre 23-24 años) y que vienen de categorías tan bajas no puedes tener el objetivo de ganar. La idea era salvarse y aprobar. Hemos sacado un sobresaliente”, comenta. Y añade: “Nuestra identidad no va a cambiar en la Serie A. Nos mantendremos ligeros, haremos lo máximo sí pero siempre según nuestras posibilidades. Para nosotros estar en Primera será como tocar el cielo con los dedos”.
Es el menos goleado de Segunda y el farolillo rojo en posesión (22% por encuentro)
La página web del club está pintada estos días de rojo y blanco, los colores del Carpi. Una gran A (de Serie A) sale dibujada en la pantalla en la que se puede leer este mensaje: “¡La que hemos liado!”. Algunos, como el presidente de la Lazio Lotito había vaticinado que el ascenso de un club tan pequeño sería nefasto para el mundo del fútbol. “El Carpi [y el Frosinone] en Primera serían una ruina. ¡Quién pagaría los derechos televisivos!”, dijo en una conversación telefónica.
Castori mientras se divide entre celebraciones y planes para la próxima temporada. “En el fútbol el único secreto que hay es el trabajo. En Primera seguiremos haciendo nuestro fútbol: intensidad, sacrificio y valores. A los que han empezado desde muy abajo como yo, nos importa un carajo lo que opinen los del fútbol espectáculo”, concluye.