A Ancelotti sólo le queda el mismo clavo ardiendo que la temporada pasada

Otra vez con dudas y otra vez a aferrarse a la Champions. Es la opción que le queda al Real Madrid después de empatar con el Valencia y de la victoria del Barcelona ante la Real Sociedad. Matemáticamente, los blancos todavía no han dicho adiós a la Liga, pero los cuatro puntos que los separan de los de Luis Enrique parecen irrevocables a estas alturas de la temporada. La situación del año pasado vuelve a repetirse, ni Copa, con la Liga un poco más lejos y con la Champions como la única vía de escape. Eso sí, para estar en la final de Berlín, a los de Ancelotti les toca remontar el 2-1 cosechado ante la Juve en Turín, y eso será de todo menos fácil. Si le sumamos que Kroos es duda, después de retirarse en el partido ante el Valencia por un pinchazo, y que Modric sigue lesionado y no estará, la situación suena a emergencia total. Y todo esto en la recta final.

Este temporada, al Real Madrid le quedan por delante tres partidos, máximo cuatro si llega a la final de la Champions y la situación no pinta bien. Los blancos miran al partido del próximo miércoles ante la Juventus con esperanza. Remontar el 2-1 es el objetivo y Ancelotti tirará de todo lo que tiene para que eso suceda. Entre esos efectivos no estará Modric, que sigue recuperándose de su lesión tras recaer en Málaga, pero sí espera estar Kroos. En el partido ante el Valencia, el alemán pidió el cambio en el minuto 24 de la primera parte después de un pinchazo en su glúteo izquierdo que le impidió continuar en el partido. Este domingo, el centrocampista se someterá a pruebas médicas, pero desde el club ya han confirmado que no parece grave.

Que Kroos esté en el partido ante la Juventus puede ser una de las mejores noticias para Ancelotti. Lo necesita en el medio del campo, es fundamental y el técnico italiano lo sabe. Ante el Valencia, Illarramendi fue su sustituto y aunque cumplió, de sobras es sabido que no es del total agrado del entrenador blanco. Con Khedira en su último año de contrato y más pendiente de su salida del club que de ayudar al equipo a terminar dignamente la temporada y con Lucas Silva, que como mucho aspira a ser suplente, Kroos se ha convertido en el hombre de confianza para Ancelotti en el centro del campo. Manda, dirige y se echa el equipo a sus espaldas.

Lejos quedan los experimentos con Sergio Ramos jugando por delante de la defensa, para el técnico italiano la clave del Real Madrid son Kroos y Modric jugando como doble pivote. El problema es que el croata se ha lesionado más de lo previsto y ahora todo pasa por el centrocampista alemán. Su recuperación es clave para pensar en la remontada europea ante la Juve. Ancelotti no es de pedir fichajes, trabaja en silencio con lo que tiene, pero, tal y como ha informado El Confidencial, el técnico italiano tiene predilección por Verratti, un jugador que formó en París, por el que suspira y del que mucho se acuerda ahora que tiene problemas en el centro del campo.

Mientras, los fantasmas del pasado han vuelto. De nuevo, el Real Madrid se aferra a la Champions con la variable de que los blancos afrontan la vuelta de la semifinal con el resultado en contra de la ida. La pasada temporada, en la eliminatoria ante el Bayern de Múnich, los de Ancelotti ganaron 1-0 en la ida del Bernabéu y lograron un 0-4 memorable en la vuelta en Múnich. Conseguir un resultado como ese, solucionaría los problemas del técnico italiano al menos hasta el 6 de junio, día en el que se celebrará la final de la Champions en Berlín.

Ancelotti confía en clasificarse para estar en tierras alemanas: “Tenemos buenas sensaciones que se pueden repetir en el partido del próximo miércoles y que todo salga bien. Los jugadores saben que con la misma manera de jugar se puede llegar a la final de la Liga de campeones”. Mientras el técnico italiano sigue concentrado en el partido ante la Juve, su futuro sigue en el aire. Se ha dicho de todo esta temporada, que si sigue, que si no… estar en Berlín le ayudaría para tener el ok del club, esto si él quiere seguir claro. 

La descolocación de Ramos en el centro del campo como síntoma

Los partidos en el estadio del Juventus constituyen el revulsivo periódico de la ciudad de Turín. Peregrinos de lo sacro y de lo profano se mezclan en las inmediaciones de la Plaza del Castillo desde la mañana y son cientos los que acuden en romería a contemplar el Santo Sudario, expuesto de forma extraordinaria hasta julio en una urna en el Domo. Durante la jornada del martes los feligreses hicieron colas para ver los siete metros de manto abierto al público por primera vez. Muchos venían de Cerdeña, Malta, Bari, Palermo, y, por supuesto, España. Cumplida la visita, acudieron al partido Juventus-Madrid, objeto primordial del viaje. Ayer por la mañana el Domo presentaba un aspecto menos multitudinario. Solo algunos rezagados celebraban, o lamentaban, el 2-1 del duelo de semifinales de la Champions, según su parcialidad. La mayoría de los madridistas señalaban lo evidente: la banalidad de Bale y el penoso partido de Ramos. Lo que pocos compartían era la idea imperante en Valdebebas, donde, de vuelta en Madrid, los jugadores, los técnicos, y los empleados que acompañan al primer equipo coincidían en lo mismo: la Juventus pasa la factura de las licencias de la directiva en la construcción de la plantilla en la que prácticamente no quedan mediocampistas puros.

La directiva del Madrid sostiene que ha reunido a la mejor nómina de futbolistas en la historia del club. Pero los empleados más próximos al equipo reflexionan, como Ancelotti, que algo debió fallar en la política de altas y bajas. De lo contrario, la sola ausencia de Modric no habría forzado al técnico a poner a Ramos, su mejor central, en una posición que no es la suya.

«Tenemos demasiados parches», decía un jugador antes del partido

“Tenemos demasiados parches”, decía un jugador el martes, antes del partido. Desde que la Real les metió 4-2 en el comienzo de la Liga, siempre que vuelven a perder, hay un puñado de veteranos que evoca con desazón la venta de Xabi Alonso y Di María.

Ancelotti asegura que no le quedó más alternativa que apostar por Ramos. La apatía de Khedira, a quien el club envió señales desde agosto de que no renovará el contrato; el apocamiento de Illarra, que se comporta como si no le interesara exponerse; y la bisoñez de Lucas Silva, el refuerzo de enero, le dejaron sin pivotes defensivos. El entrenador insiste en que Kroos, que ha ocupado ese puesto con mucha clase pero sin demostrar el oficio requerido, sigue sin adquirir los automatismos defensivos. De modo que recurrió a Ramos como solución de emergencia. Y Ramos funcionó en condiciones ajustadísimas contra el Atlético y el Sevilla. El Madrid ganó los dos partidos pero solo se mostró superior cuando sus rivales se quedaron con diez, el Atlético por la expulsión de Arda y el Sevilla por la fractura del tabique nasal de Krychowiak.

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Ramos se mostró más desorientado que nunca durante el partido de Turín. «Yo estoy para ayudar al equipo en la posición que el míster me ponga», dijo el jugador, triste después de la derrota. «Ha sido un mal partido en general y tampoco yo he estado bien. Pero esto no me asusta. Confío plenamente en mí y en el míster. Y si tengo que volver a hacerlo me sacrificaré otra vez. En el mediocampo se corre mucho más que en el puesto de central».

El primer gol de Turín descubrió los problemas del Madrid, tácticos y, sobre todo, estratégicos. El 1-0 de Morata fue la culminación de una jugada que los futbolistas del Juventus remataron después de dar 27 pases. En el fútbol moderno son raros los goles que se construyen con más de 10 pases. Pirlo, Vidal, Marchisio y Tévez consiguieron dar 27 no solo porque son muy buenos sino porque su rival no fue capaz de robarles la pelota. La presencia de Ramos, el único especialista defensivo en su mediocampo, no fue suficiente para frenar una marea que ya seinsinuó en el Sánchez Pizjuán, antes de la lesión de Krychowiak.

«En el centro del campo se corre mucho más», advirtió Ramos. «Pero volvería a sacrificarme»

Ancelotti suele señalar que Kroos, Isco y James tienen físico de mediapuntas, más aptos para esfuerzos cortos que prolongados. Lo mismo, aunque en menor medida, le ocurre a Ramos, acostumbrado a los movimientos rápidos y breves de un central. La medición de la FIFA lo corrobora: en el balance general, los jugadores del Juventus corrieron siete kilómetros más que los madridistas. Vidal, Marchisio y Sturaro pertenecen a una especie que el Madrid no tiene: la de los centrocampistas puros. Hasta Pirlo, con 35 años, corrió un kilómetro más que Kroos con 26.

La recuperación de Benzema propiciará el regreso al sistema de 4-3-3 con tres delanteros y seguramente Ancelotti devuelva a Ramos al eje de la defensa. Pero entonces el equipo se expondrá a un peligro que tanto el entrenador como la directiva han acabado reconociendo: con un centrocampista menos el equipo es menos competitivo. El peligro, en cualquier caso, es aparentemente inevitable.

Sueña Chicharito, sueña el Madrid

Celta y Madrid piropearon al fútbol. A ese fútbol trepidante, golpe a golpe, sin tregua. Ese fútbol, en definitiva, que irrita a los ortodoxos de las gaitas tácticas, a esos que festejan como éxito el bostezo, que nada pase, que nadie se descamise. En Vigo lo hicieron todos, en un duelo a toda mecha, sin protocolos. Una gozada. Lo fue hasta para el Celta, que cayó con gloria, reconocido por su gente, que tiene motivos para el orgullo. Y más aún para el Madrid, que ha encontrado en el inesperado Chicharito el hilo al que agarrarse para pelear la Liga y lo que sea. Los de Ancelotti se llevaron un partido mayúsculo. Forzados al límite por un estupendo rival, salvaron un escollo descomunal. Una de esas victorias de mucho mérito, como subrayable fue la actuación del equipo vigués, que se rebela a ser un club subsidiario. El fútbol agradece apuestas así. Un brindis.

El Celta tiene su banda sonora. No se siente inferior, no importa el tonelaje del adversario. Un equipo didáctico para muchos de su condición, un conjunto de pensamiento propio. Frente al Madrid, se sublevó desde la primera bocanada. Augusto Fernández, Krohn-Dehli y Orellana, a los que les gusta rumiar la pelota, dar palique al balón, catalizaron el juego. Los tres tienen panorámica, no desprecian un toque ni arrestados por el rival. Da gusta verles. De entrada fueron un tormento para la zaga madridista. El Celta rescataba la pelota con la presión alta, el Madrid sufría un engorro. Y cada pérdida era un aviso. Hasta que Nolito, a lo Nolito, con esa jugada tan de autor, con regate en diagonal desde la orilla izquierda, acabó por dejar planchado a Casillas, inmóvil tras colarse el remate bajo los pies de Varane. La jugada partió de un córner favorable a los de Ancelotti, a Illarra le birlaron la pelota y la contra cerrada por el extremo celtiña tuvo un broche algo rocambolesco: Sergio Ramos cruzó la cancha, de área a área, con la bota derecha en la mano.

La desventaja, con la Liga en Barcelona, exigía una respuesta firme del grupo de Ancelotti. No era una jornada de paso, para remolones. Al equipo le costaba sacudirse al contrario, un conjunto de puertas abiertas, que se repliega hacia adelante, sin recular. La posición del chileno Orellana, a espaldas de Kroos e Illarramendi, torturaba a los visitantes. Mala noticia para el vasco, tras verse del todo arrinconado en la última cita de Champions. Con Orellana de enganche para todos, Kroos no se daba por enterado, los centrales, a lo suyo con el ariete Larrivey, e Illarra, extraviado.

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Larrivey lanza ante Varane / Salvador Sas (EFE)

Aturdido el Madrid, el equipo encontró una vía de escape por la banda izquierda del Celta, donde Nolito, proclive a otras misiones, no escoltaba a los suyos. Ni siquiera se dejaba caer Cristiano por ese costado. Así fue en el empate visitante. James, como en el gol europeo de Chicharito al Atlético, se ha acostumbrado a dar carrete a CR por esa orilla. Lo hizo de nuevo en Balaídos y la incursión del portugués concluyó con un despeje hacia la frontal que cazó Kroos de maravilla, con un disparo contundente y con precisión de cirujano. El Celta notó la descarga y encajó el segundo tanto con Larrivey noqueado tras un trompazo de cabezas con Ramos, lo que le obligó a jugar con un gorro de látex como cortafuego de la sangre. La ruta fue la misma, el carril izquierdo celeste. También repitió el protagonista, James, el mejor mensajero del gol de este Madrid. El colombiano tiró dos paredes con Chicharito, suerte que maneja como los ángeles, y el mexicano, que está en onda, batió a Sergio, que hizo el sapo y el balón se alejó a la red entre sus piernas.

El partido no tenía pausa. A la reacción del Madrid correspondió la de los de Berizzo. Nada de achicarse. En otra oleada de buen juego, Santi Mina le tomó la matrícula a Marcelo, superado por un milimétrico servicio de Orellana. El vigués se presentó ante Casillas, su primer intento se fue al poste izquierdo del Madrid. Cazó el rebote por delante de Marcelo, y bingo. El encuentro no admitía descuido alguno, exigía una mirada fija, permanente. Toma y daca, pim, pam, pum. Conmovedor el Celta, llevado al extremo el Madrid, que demostró que la contundencia que le distingue también es cosa de suplentes, al menos de este Chicharito iluminado. Un goleador con ojo clínico cuando tiene escena. Con un exceso de vocación ofensiva, con la zaga local fuera de los cuarteles, el «guisante» habilitó a CR en una contra que concluyó con disparo cruzado del luso al poste. El preludio del 2-3, obra de James, que asiste y golea, otra vez en alza, de nuevo varios escalones por delante de Isco, solo fugaz con algún arabesco. James, con un desvío de Fontás, dejó al Madrid con el marcador de cara al filo del descanso tras un primer acto extenuante.

Cabía pensar que de vuelta del intermedio bajara el ritmo. Un espejismo. Nada de nada. El guion se mantuvo, con el Celta invadiendo el perímetro de Casillas, con Nolito de reto en reto con Carvajal, y casi siempre victorioso. El Celta iba con todo, el Madrid lo fiaba al horizonte despejado, al ataque a la carrera, como le gusta. Pero no le llegaba la jugada ansiada, porque su rival no cejaba en el empeño, iba, iba e iba. En uno de los asaltos, la gente reclamó penalti de Kroos a Orellana, en una acción confusa. El Madrid no tenía aire hasta que Sergio Ramos, en plan centurión, se lanzó a la aventura hasta la media cancha, donde nadie le obstaculizó el tranco y el defensa andaluz ejecutó un arquitectónico pase a Chicharito, que pinchó la pelota con exquisitez antes de batir a Sergio. Una veta de primera este Chicharito que parecía irrelevante.

Ni con 2-4 lo veía claro Ancelotti, sabedor de que enfrente había un adversario de cuerpo entero. La prueba es que el técnico italiano recurrió a Pepe y Arbeloa en detrimento de Chicharito y James. El Madrid bajó la persiana al duelo con seis defensas. El choque le había exigido de lo lindo y con el sueño de Chicharito puede seguir soñando. Para el Celta, honores. Si hay que perder, que se pierda así. Hay Liga, mucho Celta y mucho Chicharito.

Chicharito rompió la muralla del Atlético y mete al Madrid en semifinales de Champions

A la octava fue la vencida. La única victoria del Real Madrid (1-0) en este curso sobre el Atlético de Madrid ha servido para clasificarse para semifinales –por quinto año consecutivo– de la Champions League gracias al gol de Chicharito en el minuto 88 de partido. El gato al agua se lo llevó el equipo que más lo intentó sobre el césped del Santiago Bernabéu y, dentro de los madridistas, quien más peleó por atravesar la muralla de Oblak fue el que se llevó el mayor premio: Chicharito.

El primer gol en Champions de Javier ‘Chicharito’ Hernández llegó en el mejor momento para su equipo, cuando el ataque merengue cojeaba por las ausencias y la temporada llega a su momento clave. Match ball salvado sin cuatro titulares también porque Sergio Ramos se arremangó cuando le dijo Carlo Ancelotti que jugaría en el centro del campo, cerca de Kroos y por delante de su posición habitual, donde estaban Pepe y Varane. El experimento le salió bien al italiano y, sin crear numerosas ocasiones, jugó durante todo el partido con la misma intensidad que en la primera mitad de la ida, como había pedido Ancelotti… para desgracia de Simeone, que había solicitado algo similar a los suyos.

Desde que pitó el inicio el colegiado alemán Felix Brych, el conjunto local tomó el mando del partido con posesiones largas. En el minuto 2 avisó Kroos y Chicharito mandó otro en el 12, estrellando la pelota en el lateral de la red en un disparo escorado. Un minuto más tarde fue Cristiano Ronaldo desde lejos.

No eran ocasiones claras porque el Atlético no suele brindar tales oportunidades, pero resultaban acercamientos que mantenían la pelota lejos del área de Iker Casillas. El primer chut rojiblanco vino en el 15 tras quitarle de las manos una pelota Ramos, cuyo despeje acabó en las botas de Koke, aunque su volea se marchó por alto. El otro tiro medianamente peligroso en estos primeros 45 minutos lo realizaría Jesús Gámez en el 28, tras robar una pelota en el centro a James. Diego Simeone había pedido tras la ida más “intensidad” en el centro del campo para este choque….

En el 44, Cristiano falló (casi) un mano a mano

El resto del tiempo el balón era blanco. James y Cristiano Ronaldo lo intentaron de falta y Chicharito, en el 30, de cabeza a pase del colombiano. Juanfran desvió el remate. La ocasión más clara para los locales llegó en el 44, cuando James robó una pelota a Saúl y adelantó a Cristiano Ronaldo, que disparó ligeramente echado a la derecha pero con casi toda la portería para elegir: Oblak, como le sucedió a Bale en la ida, sacó un brazo para evitar el primer tanto de la eliminatoria.

El Cholo observó que el despiste de Saúl, que casi cuesta un gol, no fue el único, y en la segunda parte le sentó por Gabi. El Madrid se inmutó poco y la intensidad mandaba sobre cualquier otro factor. Isco, escondido en labores ofensivas durante el primer periodo, cogió el balón y vio un desmarque de un trabajador Chicharito… mano a mano fallado en fuera de juego.

Oblak, nuevamente, debió intervenir en el 58 para atrapar un remate de Varane a la salida de un córner. El Atlético y su centro del campo continuaban sin dar señales positivas mientras que en el Madrid, sin tirar cohetes, hasta se animaba a rematar su mediocampista de excepción esta noche, Sergio Ramos.

Arda, roja en el 75: el principio del fin rojiblanco

Con Raúl García sustituyendo a Griezmann en el 64, el Atlético buscaría de diferente manera el ataque. Aunque estuviese jugando con fuego dejando la pelota al Madrid, el Atlético no estaba excesivamente incómodo por el resultado y porque a balón parado sí que merodeaba un posible golpe ganador. En el 69, incluso Koke remató sin oposición dentro del área de cabeza tras una jugada trenzada.

En el 75, Arda Turán vería la segunda amarilla (plancha a Ramos) e instantes después Oblak desvió por centímetros un tiro cruzado de Chicharito desde la derecha. Quien la sigue la consigue y el mexicano, en el 88, remataba a gol una jugada entre Cristiano y James. No desaprovechó el pase del luso para marcar el primer tanto en 178 minutos de eliminatoria. Un activo Chicharito recibiría una ovación más del público cuando fue sustituido por Jesé en el descuento. Quizás la cesión esté amortizada con su segundo gol en el Santiago Bernabéu.

Ficha técnica:

1 – Real Madrid: Casillas; Carvajal, Varane, Pepe, Coentrao (Arbeloa, m.90); Sergio Ramos, Kroos, Isco (Illarramendi, m.92); James, Cristiano Ronaldo y ‘Chicharito’ Hernández (Jesé, m.90).

0 – Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Miranda, Godín, Gámez; Arda, Tiago (Giménez, m.85), Koke, Saúl (Gabi, m.46); Griezmann (Raúl García, m.65) y Mandzukic.

Goles: 1-0, m.88: Chicharito.

Árbitro: Félix Brych (Alemania). Amonestó a Pepe (74) y Arbeloa (92) por el Real Madrid; a Raúl Garcia (74) y Koke (93) por el Atlético de Madrid. Expulsó a los 76 minutos a Arda por una entrada en plancha a Ramos tras haber visto la primera cartulina a los 31 minutos.

Incidencias: encuentro de vuelta de los cuartos de final de Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu lleno, con la presencia de 83.500 espectadores.

Madrid y Bayern llegan justos al tramo final

Luka Modric y Gareth Bale dejaron el Bernabéu el sábado con muletas. El croata casi dice adiós a la temporada (estará fuera entre 5 y 6 semanas por un esguince en el ligamento colateral de la rodilla derecha). El galés, con un pinchazo en el gemelo izquierdo, será sometido hoy a una resonancia para averiguar si hay o no rotura. Benzema es duda para la vuelta de cuartos de Champions contra el Atlético —tiene unas molestias en la rodilla— y Marcelo no estará disponible por sanción. Carlo Ancelotti se juega así la temporada sin tres piezas clave. Pocas veces se le vio tan preocupado como el sábado tras el partido contra el Málaga. Cuando se retiraron Bale (minuto 3) y Modric (minuto 59), él estaba al borde de la zona técnica dando instrucciones.

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En la zona técnica también estaba el sábado Pep Guardiola cuando se llevó las manos a la cabeza tras la dura entrada de Rudy a Bernat en el partido contra el Hoffenheim. El entrenador del Bayern sustituyó al defensa en el descanso para evitar males mayores. El martes tiene que remontarle un 3-1 al Oporto si quiere jugar las semifinales y su equipo está diezmado por las lesiones. No están Robben, Ribéry, Schweinsteiger, Javi Martínez ni Alaba. Götze se unió a la lista después del choque contra el Oporto. Además, Hans- Wilhelm Müller-Wohlfarht, jefe médico que llevaba 38 años en el club, dijo adiós por diferencias con Guardiola abriendo un cisma importante en la entidad.

La Juve, que ganó 1-0 al Mónaco en Turín sin Pogba ni Pirlo, podrá recuperar únicamente al italiano para la vuelta. Simeone tendrá que renunciar a Mario Suárez en el Bernabéu por sanción. A diferencia del Bayern y de la Juve, que tienen 11 y 16 puntos de ventaja sobre el segundo, respectivamente, en sus campeonatos, Barcelona, Madrid y en menor medida Atlético no pueden permitirse descansos en este tramo final de temporada.

Los suplentes de Luis Enrique suman más minutos que los utilizados por Ancelotti

Barça y Madrid mantienen un pulso para llevarse el título liguero. Ambos están sufriendo para cumplir, pero los azulgrana han rotado más a lo largo de la temporada: Luis Enrique ha ido dando más minutos a los suplentes. Los cinco suplentes que más han jugado en el Barça suman 6.815 minutos, por ejemplo, por los 4.097 que suman los del Madrid.

Ancelotti ha tirado siempre de los mismos: salvo (caso de las lesiones de Modric, James, Sergio Ramos y Pepe) cuando ha tenido que buscar alternativas por obligación. “!No!”, contestó, rotundo, Ancelotti el viernes cuando le preguntaron si se había arrepentido de no haber rotado más a lo largo de la temporada. El sábado, contra el Málaga, sí prescindió de Coentrão —que sustituirá a Marcelo en Champions— para que trabajara en Valdebebas, pero no de los titulares de siempre.

Para la vuelta contra el Atlético (0-0 en la ida) maneja alternativas para suplir las ausencias de Modric (aunque este sea insustituible ya que no hay un jugador de ese corte en la plantilla, que dé pausa y rapidez al juego cuando este lo requiere) y Bale. Si mantiene el 4-3-3, James, Kroos e Isco podrían formar la medular (solución que ya empleó el Madrid siete veces esta temporada, una de ellas, precisamente, contra el Atlético en la vuelta del derbi de Copa). Arriba, junto a Benzema y Cristiano, puede optar entre un dinámico Chicharito o un Jesé que ha perdido velocidad y habilidad en el uno contra uno.

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Cristiano se interesa por el estado de Bale, lesionado. / GERARD JULIEN (AFP)

Si, en cambio, Ancelotti opta por un 4-4-2, tiene tres alternativas para acompañar a James, Kroos e Isco. Khedira, del que tiró en la final de Lisboa del año pasado aunque viniera de seis meses de lesión; Illarramendi, en el que nunca ha confiado, y Lucas Silva. El brasileño, que dijo querer ser como Toni Kroos el día de su presentación, ha ido desapareciendo de los once de Ancelotti. Khedira se ha quedado fuera en seis de las últimas siete convocatorias e Illarra ha jugado con algo más de regularidad. Al menos, en minutos.