El asfalto se convierte en otro de los enemigos de Contador en las grandes vueltas

Era la décima etapa del Tour 2014. Durante las semanas anteriores, incluso los meses previos, se había anunciado una batalla sin precedentes en la ronda francesa entre Chris Froome y Alberto Contador, como si se tratase del combate del siglo de Floyd Mayweather y Manny Pacquiao. Eran los dos corredores más en forma, los mejores del mundo, probablemente, e iban a luchar hasta el final por estar en lo más alto del podio de los Campos Elíseos de París. O eso querían ellos, la afición y todo el mundo del ciclismo. Bueno, todos menos Vincenzo Nibali, que aprovechó y muy bien la ocasión que le brindaron con sus abandonos. Primero fue Froome, luego Contador.

Ese día era el día en que Contador iba a preparar el asalto al maillot jeune. Cuatro puertos de primera categoría más otros dos de segunda y otro de tercera. La llegada a La Planche des Belles Filles se planteaba histórica a la par que muy emocionante. Contador tenía la motivación de haber dejado atrás días antes a su máximo enemigo, tenía ante sí el camino despejado hacia su tercer Tour. Pero durante el descenso del primer puerto de primera, la carretera, la bicicleta o simplemente los dioses del destino se la jugaron y lo mandaron al suelo. Fue un golpe fuerte, directo sobre la pierna derecha. El de Pinto sabía entonces que había dicho adiós al Tour.

Imagen de Contador con el brazo izquierdo en cabestrillo tras su caída (FOTO: @adriasuaz).

Y lo increíble del hecho es que el madrileño estaba malherido, con una herida abierta en la rodilla y la tibia fracturada (levemente, pero fracturada al fin y al cabo) y tomó la valiente decisión de, pese a todo, tratar de terminar la etapa, a la que le quedaban casi cien kilómetros y muchísima pendiente todavía. Se subió a la bici contra las indicaciones de su equipo y siguió. Subió el puerto del Col du Platzerwasel y pudo llegar a estar a 2:45 del grupo de Nibali, que se dirigía a ganar la etapa y ponerse líder del Tour. Pero fue en el descenso cuando se dio cuenta de que no podía más, se subió al coche del Tinkoff-Saxo y se marchó al hospital.

Cuando el grupo llegó este jueves a Castiglione della Pescaia, absolutamente nada hacía presagiar que Contador estaba cerca de sufrir algo parecido a lo de aquella vez. La mala suerte y un cámara descerebrado provocaron una caída cuando el sprint estaba lanzado. Daniele Colli fue golpeado con el objetivo de la cámara, se fue al suelo y se partió el brazo, literalmente. La caída del italiano provocó un efecto dominó de ciclistas yéndose al asfalto, uno tras otro. Y eso que el Tinkoff-Saxo intentó estar lo más adelante posible en el pelotón para evitar precisamente peligros como éste, pero finalmente, Contador, en el extremo opuesto de la carretera, también se cayó.

El asfalto se convierte en otro de los enemigos de Contador en las grandes vueltas

Vídeo: La múltiple caída llegando a Castiglione della Pescaia.

Cuando se le vio llegar a meta, evidentemente se sabía que estaría magullado, porque caerse de una bicicleta y más a la velocidad de llegada en un sprint no es precisamente agradable. Pero no había perdido la ventaja con Fabio Aru y Richie Porte, por lo que era de pensar que se encontraba en perfectas condiciones. Fue minutos después, cuando subió las escaleras de camino al podio, cuando se cogía con la mano izquierda el muslo del mismo lado y después, ya subido en él, le decía a las azafatas que no iba a poder ponerse la maglia rosa. Tenía el brazo izquierdo casi inmóvil, inerte colgando del hombro. Ni descorchar el champán pudo… Fue sin duda la celebración de liderato más triste y preocupante de su carrera.

El español fue sometido a diversas pruebas médicas para observar la importancia y la evolución de sus heridas, que no le han impedido salir de Grosseto este viernes. Pero si tanto le costó moverse, mala señal es. El asfalto de nuevo volvió a ponerse en su contra, otra vez cuando era favorito a un triunfo en una grande. Y Contador lleva su vida dedicado a eso, a las grandes, porque él no está en esto del ciclismo para pasar desapercibido. Pero los ciclistas tienen enemigos contra los que no pueden ganar. Contador tiene dos: la sanción por dopaje y las caídas en los momentos importantes. Al primero ya lo ha superado con creces; al segundo le está costando ganarle la carrera.