“Estoy preocupado, pero solo lo justo”, dijo Carlo Ancelotti, que entró a la sala de conferencias del estadio saludando a viejos amigos después de sufrir el 2-1. En los peores momentos, el entrenador del Madrid transmite la idea de que este torbellino de pasiones que lo envuelve es el producto de las ilusiones ruidosas que proyecta un simple juego. “Hemos jugado un buen partido”, prosiguió. “Hemos hecho lo posible para ganarlo, pero no lo hemos hecho. Y el resultado no es bueno pero no es tan malo. No olvidemos que para llegar a la final hay que pasar por el Bernabéu y allí contaremos con el respaldo de nuestro público”.
Todo el equipo ha tenido más errores de lo normal a la hora de iniciar el juego»
Considerando que su equipo no tiró contra la portería de Buffon ni una vez en la segunda parte, Ancelotti hizo y dijo cosas que se ajustaban al protocolo de los momentos de crisis. Salvo en un punto. Salvo cuando sustituyó a Gareth Bale por primera vez esta temporada. Fue extraordinario porque nunca lo cambia. Finalmente, sucedió en Turín, cuando el Madrid se despeñaba. El técnico lo cambió por Jesé en el minuto 85 y fueron miles de aficionados y expertos en todo el mundo los que se preguntaron por qué no se apresuró a tomar la decisión antes. Porque Bale, el jugador por el que se pagaron los derechos federativos más cuantiosos de la historia del fútbol, 100 millones de euros en concepto de traspaso exclusivamente, pasó desapercibido. “No lo habría sustituido si no hubiera estado muy cansado”, explicó Ancelotti. “Bale volvió este fin de semana de una lesión y si se cansaba sufría un riesgo de recaer. Lo cambié para evitarle problemas”.
En Inglaterra se formaron corrillos en los platós de televisión solo para examinar la actuación de Bale ante la Juve. La vieja estrella del United, Roy Keane, le lanzó una andanada de bombas incendiarias: “El Madrid ha jugado con un ‘pasajero’. No ha hecho más que tomar las decisiones más sencillas. Lo ficharon para arriesgar, para que encare, pero cada vez que tuvo ocasión de jugarse un mano a mano con un rival, dio media vuelta como si le faltara confianza”. El zurdo galés fue el punto más sombrío de un Madrid que podrá reivindicarse en el partido de vuelta. El técnico local, Massimiliano Allegri, alertó a su gente al respecto: “Para estar en la final debemos ir al Bernabéu y hacer una obra maestra. Si no metemos por lo menos un gol no llegaremos a Berlín”.
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Ancelotti procuró ver el vaso medio lleno. “En algunos momentos hemos jugado muy bien”, dijo, “tocando bien, con paciencia. Generamos dos buenas oportunidades después de sufrir en los primeros 15 minutos. Tenemos que repetir lo mismo el próximo partido”. “Hemos intentado controlar el juego y tener la posesión”, prosiguió el italiano. “El 1-1 era un buen resultado. Pero cuando la Juve nos hizo el 2-1 al contragolpe se cerró más y se nos hizo difícil encontrar espacios. La Juve atraviesa un momento de gracia. Goza de un gran entusiasmo. Allegri ha conseguido aprovechar al máximo la calidad de Tévez, Pirlo y Vidal. Y en defensa han demostrado tener una organización que ha hecho que nos resulte muy difícil crear ocasiones”.
Le preguntaron a Ancelotti por el partido irregular de Ramos y el técnico no lo desmintió. “Tramos ha perdido balones pero no ha sido el único”, replicó, “Todo el equipo ha tenido más errores de lo normal a la hora de iniciar el juego. Atrás la Juve nos ha creado muchas dificultades presionándonos. Sobre todo en la segunda parte. Por lo demás, creo que Sergio ha vuelto a hacer un buen trabajo como centrocampista”.