Tantas veces redentor, un muro infranqueable, un error de Alves complicó al Valencia el desarrollo del partido bien jugado como siempre por el Rayo y del que solo pudo sacar un empate gracias a Parejo tras un excelente golpeo de falta. Al principio del choque, un disparo inocente de Embarba se le escapó de las manos a Alves y obligó al Valencia a remar contracorriente. Le alcanzó para un empate que frena su objetivo vital de Champions. Mantiene la cuarta plaza igualado con el Sevilla al que supera en el golaverage.
Con decisión, sin especulación alguna, el Valencia impuso su ley en principio ante un Rayo al que le va el vértigo y el riesgo. Ni la avanzada presión del conjunto de Nuno le hizo cambiar de proceder, iniciando el juego desde la defensa, fiel al compromiso con el fútbol que propone Paco Jémez, para bien y para mal. Una propuesta atractiva y que ha servido al Rayo para salvar la categoría de manera sobrada y con seducción.
El Rayo convierte los partidos en un placer visual. No hay corsé alguno y el juego discurre de portería a portería con un ritmo alto de juego siempre que el rival también entre en la tómbola. Lo agradeció un Valencia enchufado que antes del primer cuarto de hora contó con cuatro llegadas claras al área de Toño, bien llevadas, peor finalizadas, siempre peligrosas entrando por el centro con André Gomes y Parejo, o por las bandas con Piatti, de nuevo en el equipo superada la lesión muscular, y Rodrigo, secundados ambos por Gayà y Barragán.
Hermético cuando lo requiere el Valencia, al Rayo le costaba asomarse ante Alves. Y en una acción sin aparente peligro encontró el gol. La fe de Embarba, porfiando por el esférico con tres jugadores valencianistas, le concedió el premio gracias a su optimismo. Su disparo centrado, sin aparente peligro con dirección al pecho de Alves acabó en la red por un error técnico o exceso de confianza del fiable portero brasileño. Los tantos de churro también cuentan.
El gol recibido hizo mella en la confianza del Valencia que perdió chispa y claridad, mientras el Rayo, con los deberes hechos antes de tiempo en la temporada, siguió a lo suyo, sin refugiarse. Pero el potencial ofensivo del Valencia, capaz de generar ocasiones de la nada, obligaba a la defensa vallecana a extremar la concentración. Dos remates consecutivos en boca de gol, falló Negredo asistido por Rodrigo antes de finalizar el primer acto.
Atribulado en el despliegue, el palo derecho de Toño evitó que el disparo de Parejo igualara el marcador ya en la segunda mitad. Al poco, Una incursión de André Gomes fue abortada en falta por Morcillo siendo el último defensor que acarreó su expulsión. Parejo convirtió el lanzamiento directo. El empate y la superioridad numérica abrieron el cielo al Valencia. No se venció el Rayo rebelde y Toño provocó la expulsión de Rodrigo que picó en la provocación del portero. Se enredó el partido y el Valencia no concretó su arreón final. Peligra la Champions.