Fecha18.06.2015 – 10:23 H.Actualizado: 10:30 H.
Nos estamos quedando sin agua. Así lo demuestra un gráfico publicado por la NASA en el que se aprecia cómo los acuíferos subterráneos más grandes del mundo se agotan a un ritmo alarmante. Gracias a los satélites lanzados al espacio, la agencia aeroespacial ha podido realizar una primera estimación sobre la situación de las masas de agua dulce que discurren por debajo de la tierra, y los resultados han reflejado un panorama preocupante: un tercio de las mayores cuencas están en las últimas. “La situación es bastante crítica”, afirma Jay Famiglietti, científico de la Nasa.
Según las estimaciones publicadas, 13 de los 37 acuíferos subterráneos más grandes han rebasado sus puntos límites de sostenibilidad. Esto significa que se ha sacado más agua de ellos de la que la naturaleza ha sido capaz de devolver a sus cauces desde 2003 hasta 2013 –el tiempo que duró el estudio–. Ubicados en regiones tan dispares como India, China, Francia o Estados Unidos, estas masas de agua ven bajar sus niveles a un ritmo frenético por el uso irresponsable que se da de ellas.
Las reservas de agua subterráneas son mucho menores que las estimaciones de hace décadas
“¿Qué sucede cuando un acuífero muy estresado se encuentra en una región con tensiones socioeconómicas o políticas que no pueden complementar la disminución de los suministros de agua lo suficientemente rápido?”, se preguntó Alexandra Richey, autora principal del estudio, para concienciar sobre la necesidad de que los países menos desarrollados trabajen en políticas al respecto. Los expertos apuntan a la teoría de que las reservas de agua subterráneas serán probablemente mucho menores que las estimaciones realizadas hace décadas.
El derroche de agua o su utilización irresponsable no es un tema baladí, pues estos acuíferos suministra el 35% del agua dulce consumida por los seres humanos en todo el mundo. Según los datos recogidos por los satelites GRACE de la NASA, el acuífero que presenta más dificultades es el árabe, una fuente de agua utilizado por más de 60 millones de personas. Después, la cuenca del Indo –en la India y Pakistán– y la cuenca del Murzuk-Djado –en Libia y Níger– son las más afectadas.
Rafa Nadal continúa brillando en Roland Garros. El tenista español sigue con su mejora en la arcilla parisina, donde está recuperando su mejor versión con el paso de los partidos. Pese a que en algunos momentos de la temporada ha ofrecido destellos de su juego, hasta el momento no se le había visto encadenar varios partidos consecutivos a tan brillante nivel. Ha tenido que llegar a París para volver a sentir tranquilidad en pista y que su estilo fluya. Sus increíbles golpes están de vuelta justo antes de la hora de la verdad convirtiéndose, hasta el momento, en el mejor jugador del torneo.
El tenista español es, junto a Novak Djokovic y Roger Federer, uno de los pocos jugadores que no ha perdido un sólo set en su primera semana de torneo. Pero, además, es el que mejor porcentaje de juegos tiene en su poder, pues se trata del jugador que menos ha cedido contra sus rivales. Mientras que Nadal sólo ha perdido 24 juegos en el presente Roland Garros, tanto el tenista serbio como el suizo lo han cedido en 30 ocasiones. El español está mostrándose más serio que nunca, pues hacía mucho tiempo que no se le veía tan sólido, lo que elevado las expectativas del número 7 del mundo.
Clasificado a los octavos de final del torneo, Nadal tendrá este lunes una importante prueba ante el norteamericano Jack Sock, un joven jugador de 22 años que está sorprendiendo por sus buenos resultados esta temporada. Campeón en el torneo de Houston y cuartofinalista en Indian Wells, su estilo es realmente parecido al de Nadal. Con una derecha tan potente como la del español, le gusta dominar el juego y mover al rival, por lo que el español deberá estar muy fino para evitar complicaciones ante el norteamericano, que califica el partido ante el balear como «una partida de ajedrez«.
Los datos informáticos del torneo confirman que la derecha de Sock es igual de potente que la de Nadal, pues ambos golpean a una media de 124 km/h lo que confirma que el ‘drive’ del estadounidense es realmente peligroso. De hecho, se siente cómodo en tierra batida y espera encontrar la manera de hacer daño a Nadal: «Espero una batalla de derecha contra derecha. Hacemos cosas similares. Voy a intentar golpearle de derecha, hacerle jugar, moverle. Será un partido muy interesante. Se tratará de saber quién encontrará primero su golpe de derecha. Como si fuera una partida de ajedrez», indicó.
Es la primera vez que Nadal y Sock se verán las caras en el circuito, en lo que será una buena piedra de toque para el español, que sabe que podría medirse en los cuartos de final del torneo a Djokovic. El español está confirmando su gran mejora, además de demostrar su crecimiento con el paso de los partidos. Muy seguro con su saque, con muy buenas piernas y muy fresco mentalmente, se le ve disfrutando después de mucho tiempo en la pista: cómodo, confiado y muy sereno, su juego está empezando a alcanzar un nivel realmente importante justo a la hora de la verdad.
En las once ediciones en la que el español ha jugado en Roland Garros, Nadal sólo ha perdido un partido -la derrota en octavos de 2009 ante Robin Soderling-, por lo que continúa siendo el rival a batir a pesar de todo. Pero, si a eso, se le suma que la arcilla parisina reúne las condiciones perfectas para el español y que «hay muchas cosas positivas» en su juego, el español empieza a tomar cartas de fgavorito. Nadal tiene una buena piedra de toque ante Sock, un hombre con una potente derecha que quiere acabar con las esperanzas del balear en Roland Garros… jugando una partida de ajedrez.
En su segunda incursión en la Fórmula Uno del aire metió una marcha más para acercarse a los mejores. La espectacular y única Red Bull Air Race tenía cita en Chiba (Japón), en la segunda prueba de una competición de siete, y Juan Velarde ‘voló’ un poco más alto, mejorando notablemente lo realizado en su estreno en Abu Dhabi. Ni siquiera algunos contratiempos evitaron que se quedara a una sola décima de segundo de competir por el triunfo. Todo un éxito para nuestro representante en una de las competiciones más atractivas que un aficionado al deporte puede disfrutar.
Este paso adelante dado tiene si cabe más mérito porque el piloto español y sus compañeros de escuadra no trabajaron en los días previos como estaba previsto. Prueba disputada durante el pasado sábado y domingo, el equipo de Juan Velarde aterrizó en Japón seis días antes, pero durante dos apenas pudo hacer nada. Un tifón pasó por Chiba, lo que provocó que hasta el miércoles no se pudieran montar los aviones. Un grave problema, puesto que se cancelaron entrenamientos considerados fundamentales, pues desde la prueba de Abu Dhabi -se disputó hace varias semanas-, Juan y los suyos no habían tenido oportunidad de trabajar en el avión.
En una especialidad tan espectacular como complicada de dominar, el español solo se quedó a una décima de segundo de Kirby Chambliss; de haber superado a su rival, se hubiera colocado en disposición de pelear con los mejores. Velarde marcó un crono de 54.241 segundos, una décima por detrás del tiempo del estadounidense (54.106), que es uno de los grandes pues hablamos de un doble campeón del mundo y ganador de ocho carreras. Finalmente, nuestro piloto acabó en la novena posición, mejorando en cuatro su estreno en Abu Dhabi.
Con unos 60.000 espectadores presentes disfrutando extasiados cómo avionetas alcanzan velocidades de hasta 420 kilómetros por hora, Velarde estuvo muy cerca de aspirar a sumar sus primeros puntos en este campeonato que consta de siete pruebas. “Estoy un poco contrariado por no haber podido pasar a la ronda de 8 por sólo una décima de segundo”, reconoce algo molesto, al mismo tiempo que valora “como muy positivo el resumen del fin de semana”. Nuestro piloto ya tiene en mente la siguiente carrera y asegura que “seguiremos mejorando de cara a la cita de Croacia”.
Hace semanas, el avión pesaba 540 kilos, demasiados para competir de igual a igual con los demás participantes en la Red Bull Air Race. Desde la primera prueba hasta la segunda celebrada en Japón, el Team Velarde ha trabajado a fondo para realizar diferentes ajustes técnicos en el aparato, consiguiendo que ya sea mucho más ligero y, por lo tanto, mucho más competitivo. Otro avance relevante es que mientras en Abu Dhabi el español cometió algún error en el aire, en tierras niponas se quedó a cero en este apartado. “Realizamos dos recorridos en carrera sin cometer ni un fallo, quedando de manifiesto que planteamos correctamente la carrera y haciendo una acertada lectura del recorrido”, explica el madrileño.
Desde que se estrenara en Abu Dhabi hace ya tres meses, el Team Velarde ha trabajado en dos direcciones. Mientras el protagonista se ha centrado en alcanzar un buen estado físico -siempre que sus obligaciones como piloto de Iberia se lo han permitido-, el resto de integrantes del equipo ha dedicado todos sus esfuerzos en conseguir una perfecta puesta a punto del avión. El resultado final de tantas horas de trabajo se pudo comprobar en Japón, donde piloto y máquina mejoraron notablemente sus prestaciones. “Hemos comprobado con hechos el resultado del trabajo invertido y ahora somos muy optimistas con vistas a la siguiente cita en Rovinj -Croatia- los días el 30 y 31 de mayo”.
Tan cruda resultó la Juve que con menos que el Madrid logró destemplar al conjunto español, al que se le vieron más costurones de los esperados. Salvo en el tramo final del primer acto, el equipo de Ancelotti fue a remolque de un rival abnegado, de pierna fuerte e ideas muy claras y, en algunas fases, cordial con la pelota. Con su victoria, los juventinos pusieron cerco a un Madrid con tembleques en la zaga, con Ramos sin cadena en el medio campo y con Bale menos que de puntillas, por subrayar sus mayores desarreglos. Mal de entrada y desbocado al final, entremedias el empate de Cristiano fue un espejismo. No tuvo continuación y Tévez tocó la corneta para dejar al campeón con la angustia de una vuelta que no se presume con paseíllo.
FOTOGALERÍA Las mejores imágenes del partido
Así te lo hemos contado
‘Ya estamos todos’, por M. JABOIS
Tévez, rey del Piamonte
Tiene menos cartel que el Madrid, pero no hay cascoteros en esta Juve, que reniega del costumbrista manual de algunos equipos italianos que bendicen el pelotazo porque no desordena. Con el imperecedero Pirlo como mascarón, el campeón del calcio arrancó con brío, con fútbol geométrico, con el balón al pie. Según dictara la jugada, a las órdenes de Pirlo, por supuesto, al que le falta depósito, pero mantiene de forma fugaz su distinguido visor, los jugadores de Allegri enchufaban en corto a Vidal o Tévez, o bien citaban con las luces largas a Morata, un coloso hasta que reventó. Las dos vías generaban quebraderos al Madrid, con Ramos y Kroos demasiado alineados para atacar y defender. A sus espaldas, los dos suramericanos del Juventus provocaban agudas interferencias entre el medio campo y la zaga española. Morata enredaba por su cuenta a Pepe y Varane. Su físico le procura el forro adecuado para el cuerpo a cuerpo.
Por momentos, la Juve lograba afeitar al Madrid y a la cuarta llegada antes de los diez minutos logró su propósito. Tévez encontró un pasillo con gran facilidad y su disparo cruzado lo acarició Casillas a su derecha, junto al poste. Morata, que es rastreador de áreas, estaba junto a la presa. No fue un tanto casual, ni mucho menos. Quizá desde el Milan de Sacchi no se conozca una escuadra italiana que haya dado 27 pases previos a una diana. Eso certificaron los estadísticos, tan valiosos con sus laboratorios. El gol, su génesis, retrató a un Madrid atribulado, tiritón con la pelota, blando en las disputas. En el espinazo del equipo, Sergio Ramos bastante tenía con encajar como postizo centrocampista. No encontraba con quién chocar y el partido demandaba gobierno. Sin un intermediario en el medio, Bale, como ariete, y Cristiano, proyectado desde la izquierda, quedaban aislados, fuera de plano.
Lejos de mantener la ruta, la Juve poco a poco cambió la escala musical. Prefirió refugiarse más en las cuerdas de Buffon y perdió metros hacia Casillas. Mala decisión, no conviene abrir el paisaje a Kroos, pese a su aparente pecho frío. El alemán anestesió a los suyos. Es lo que tiene colonizar el balón. A su compás respiró el Madrid, que comenzó a dar avisos en campo ajeno. Ya asomaba James, capital para la ofensiva madridista, clave para agitar a cualquier adversario. En la crecida visitante, fue el propio James quien provocó una indecisión de Evra, que fue al combate como un monaguillo. La acción descolocó a Chiellini, que fue al rescate sin éxito. El colombiano templó el baló al segundo palo y a Cristiano, sobre la raya de gol, le bastó con poner el flequillo que no tiene. Su puntualidad con el gol es mucho más que asombrosa, es una corazonada permanente.
La Juve notó la sacudida del innumerable tanto del portugués. Ya no era el equipo fluido del arranque. Las teclas eran de Kroos, de James, de Cristiano… Y, por un momento de Marcelo, que alivió su dislocada actuación al frente de una estupenda jugada colectiva. Tras una danza de Isco por el costado izquierdo, el lateral brasileño citó a James con el gol. El cafetero, a un palmo de la portería, se lanzó en plancha y su cabezazo fundió el larguero. Increíble. Solo cabía esperar gol o gol.
Salvo en el último tramo del primer tiempo, el cuadro de Ancelotti fue a remolque
En alza el Madrid, el retorno al segundo acto no tuvo la misma derivada. La Juve, de entrada, se pareció más al del inicio del duelo. Otra vez con más decisión, enérgica. Llegó el momento de Tévez, que es una avispa a campo abierto, canchero como pocos, pícaro e “incordión”. El Apache reflotó a los blanquinegros. Con Ramos con cara de náufrago y Bale no se sabe dónde, el grupo de Ancelotti no daba con la tecla, desajustado en todas las líneas. La Juve, como buen italiano, hurgó en la herida. Un córner a favor concluyó en un desastre para el Madrid, que se lo ganó a pulso. Cerraban, con dice el libreto de toda la vida, los dos laterales, los dos bajitos, Carvajal y Marcelo. Al brasileño le llegó un rebote y se animó a buscar un disparo. Una imprudencia cuando se está de centinela. El rechace en la alambrada local llegó a Tévez, que pegó varios muletazos a Carvajal hasta que este, con un punto de ingenuidad, le atropelló. Bien pudo contener, sin más. El argentino no falló desde el penalti.
El gol retrató a los visitantes, tiritones con la pelota, blandos en las disputas
Reaccionó Ancelotti, que puso en vuelo a Chicharito en detrimento de Isco. Bale, en tierra de nadie, se mantuvo. Un minuto tardó Allegri en dar réplica. Barzagli por el sorprendente Sturaro, titular pese a llevar solo desde febrero en Turín y haber jugado un encuentro de Champions y ocho de Liga. Frente al 4-3-3 español, el 5-3-2 italiano. Exhausto Tévez, la Juve se encomendó al blindaje a ultranza y una aventura de Llorente, relevo del más que meritorio Morata. El Madrid contra un muro, la Juve en el descampado, a cielo abierto. El partido obligaba a contener la respiración. No sobraba fútbol, pero había fogatas ante las dos porterías. La tuvo CR nada más irrumpir Chicharito, que en un rato dejó mal al inoperante Bale, por fin relevado a poco del final por Jesé.
El Madrid, sin mucho tino, aceptó descamisarse, ir a por el empate, poner remedio antes de la vuelta a Chamartín. Llorente a punto estuvo de hacérselo pagar caro. No hubo para más y la gente de la Juve tiró serpentinas, confetis y lo que tenía a mano para festejar un resultado que deja a su equipo con un destino posible a Berlín. Al Madrid le toca remar. En Turín tuvo muchas grietas. Esta vez, los remiendos, a estas alturas de la Copa de Europa, no fueron suficientes. Plano y sin ideas solo le quedó colgar balones sin techo. No es lo que se espera del campeón. Tiempo tiene para la reflexión. Para cuadrarse de otra manera el próximo miércoles. Falta le hará, y recursos tiene.
A un par de pasos de colarse en la final de una Europa League que domina como nadie (la ganó en 2006, 2007 y 2014), el Sevilla recibe a la Fiorentina en el primer acto de unas semifinales que tienen un protagonista principal. Joaquín Sánchez, de sangre bética, pisa de nuevo territorio hostil, un Sánchez Pizjuán que a buen seguro hará que sus tímpanos vibren más de la cuenta. Sobre todo, porque la fiel hinchada sevillista sabe que el mediocampista, siempre irregular, atraviesa un buen momento de forma que le ha hecho convertirse en fijo en las últimas alineaciones del equipo italiano.
“Soy bético, no antisevillista”, declaró hace muchos años Joaquín para poner distancia con los radicales de una ciudad en la que la rivalidad entre Betis y Sevilla va más allá de lo deportivo. Con 33 años y ya en la recta final de su carrera deportiva, nunca ha dudado en manifestar su deseo de volver a vestirse de verdiblanco. “Sería bonito volver al Betis”, ha dicho recientemente el extremo, que una y mil veces ha subrayado su anhelo por regresar a casa algún día. Hace unos días, por si quedaba alguna duda de su profundo sentimiento bético, recalcaba en los micrófonos de Radio Sevilla que “siempre que me enfrento al Sevilla, tengo esa cosa dentro… de revancha y de tratar de dar una alegría a todos los béticos”. Por algo jugará con unas botas de color verde…
Un dato anima a pensar a que Joaquín, que abandonó el Betis en 2006 -Valencia, Málaga y Fiorentina fueron sus siguientes paradas-, puede volver al Benito Villamarín este próximo verano. Hace unas semanas, el hombre que le reclutó para vestir la camiseta violeta de la Fiorentina, era fichado por el Betis como nuevo director deportivo. Eduardo Macía es el hombre que manejará la política deportiva de la entidad sevillana y se da por hecho, al menos así lo ha dejado entrever el propio interesado, que llamará a Joaquín para ser uno de los líderes del futuro Betis, que todo apunta a que estará de nuevo en Primera la temporada que viene.
Unai Emery, durante un partido del Sevilla (EFE)
Vigente campeón y soñando con disputar la gran final de Varsovia, el Sevilla se mide a un equipo plagado de futbolistas conocidos de sobra en nuestro país. Marcos Alonso, Borja Valero, Gonzalo Rodríguez, Mati Fernández, Rossi… Una escuadra que en su competición doméstica cortó una racha de cuatro derrotas consecutivas al imponerse el pasado fin de semana el Cesena (3-1) y que en el Sánchez Pizjuán apunta a que abrochará más de lo habitual su entramado defensivo en busca de un resultado que pueda hacer bueno en Florencia.
Se trata de un equipo, el entrenado por Vincenzo Montella, que suele apostar por un estilo atractivo, buscando siempre ser protagonista con la posesión del balón. Aunque en Sevilla pueda variar algo su habitual manual, Unai Emery no se fía de ello. El entrenador del equipo hispalense subraya que “nos enfrentamos a un equipo que siempre quiere controlar el balón”, señalando a Joaquín como jugador a vigilar porque “la Fiorentina tiene una gran capacidad ofensiva gracias a sus jugadores de banda, además de generar mucho juego entre líneas”. Por todo ello, considera que “la eliminatoria será muy competida, preciosa y muy bonita”.
Un equipo, la Fiorentina, con un buen puñado de hombres a tener en cuenta y en especial a un discípulo de Mourinho. El egipcio Salah fue fichado para reforzar la plantilla del Chelsea con vistas a la presente temporada, pero ante la falta de oportunidades, fue cedido al club italiano en el pasado mercado de invierno. Y el atacante ha cumplido a las mil maravillas, siendo vital en las eliminatorias que los viola superaron ante dos equipos tan complicados como el Tottenham y el Dínamo de Kiev. Tan buen rendimiento está ofreciendo que el club italiano se plantea alargar la cesión un año más o incluso ejercer la opción de compra que tiene sobre él. El problema es que otros clubes ya le han echado el ojo a la vista de sus buena prestaciones ofrecidas en la Fiorentina.
Alineaciones probables:
Sevilla: Sergio Rico; Coke, Carriço, Kolodziejczak, Trémoulinas; Krychowiak, Mbia; Aleix Vidal, Banega, Reyes; y Bacca.
Fiorentina: Neto; Tomovic, Savic, Gonzalo Rodríguez, Marcos Alonso; Matías Fernandez, Pizarro, Borja Valero; Joaquín, Salah y Gomez.
Árbitro: Felix Brych (Alemania).
Estadio: Ramón Sánchez Pizjuán.
Hora: 21.05.
Aunque está previsto que se reúna este sábado con el presidente de manera oficial (ya hubo un encuentro informal el pasado lunes) para conocer la propuesta deportiva del Nápoles para la próxima campaña, el futuro de Rafa Benítez se perfila muy lejos de la Península Itálica. Eso no significa que el técnico madrileño tenga ni mucho menos claro hacia dónde va a dirigir sus pasos a partir del 30 de junio. Es más, no vería con malos ojos proseguir su periplo en el San Paolo si el club partenopeo atendiera a sus peticiones estrictamente deportivas -que no económicas- para consolidar el proyecto desde el fútbol base hasta el primer equipo. Pero el incumplimiento de promesas precedentes por parte de Aurelio De Laurentiis a lo largo de estas dos temporadas no invitan a pensar que las cosas vayan a cambiar de manera significativa en el futuro.
La realidad es que Benítez no se siente cómodo con un dirigente extremadamente voluble desde un punto de vista emocional en función de los resultados. El equipo está siempre al albur de que la pelota acabe entrando o no para saber cuál será la versión que se encontrarán al llegar al vestuario de su presidente. En este sentido, el último pataleo de De Laurentiis tras la derrota en semifinales de la Copa ante la Lazio, ha enfriado notoriamente las relaciones entre técnico y dirigente.
A Rafé no le hizo ninguna gracia tener que doblar el lomo y aceptar el silenzo stampa ordenado por su presidente, amén de tener que encerrarse con toda la plantilla en el retiro de Castell-Volturno por espacio de diez días para preparar los dos partidos de la Europa League ante el Wolfsburgo como penitencia. El estratega madrileño lo dejó bien claro en la conferenza stampa previa al choque de vuelta, en la que pudo saltarse el régimen ‘mussoliniano’ de De Laurentiis por mor de las amenazas de la UEFA, que obligó al club partenopeo a atender a los medios.
Rafa Benítez, con el título de Copa ganado el año pasado (Reuters)
«Los resultados no dependen de que estemos tantos días juntos. El año pasado el Nápoles anduvo muy bien y no estuvimos diez días metidos en un hotel. El Barça se juntó en el Camp Nou hora y media antes de jugar con el PSG y luego ganó. No creo que este tipo de concentraciones sean sinónimos de éxito. Cuando juegas 60 partidos al año, para los jugadores es importante volver a casa y estar con sus familias», dijo Benítez.
Pese a que el panorama pinta más negro que celeste en lo que a su futuro partenopeo se refiere, la honestidad profesional impide a Benítez bajar los brazos y no pensar en otra cosa que no sea llevar al Nápoles hasta las cotas más altas posibles, tanto en la Serie A como en la Europa League. De hecho, el máximo anhelo del entrenador español es tratar de asegurar una plaza directa en la próxima Champions a través del campeonato liguero o, en su defecto, conseguirla como premio añadido a una hipotética conquista de Europa League, competición en la que aún deberán superar el escollo de las semifinales (su rival es el Dnipro ucraniano) para plantarse en la final de Varsovia del próximo 27 de mayo. A Rafé le encantaría despedirse de la hinchada napolitana con un título continental, algo que el más grande club del sur de Italia no consigue desde los tiempos de Diego Maradona (88-89).
Precisamente, y para no desviar un ápice su atención de los objetivos de la escuadra en el mes próximo, Benítez ha decidido dejar en stand-by las propuestas que lleguen al despacho de su representante, Manuel García-Quilón, para cambiar de aires. Bien es cierto que, a día de hoy, no existe ningún ofrecimiento formal sobre la mesa. Sí ha habido alguna que otra llamada para interesarse por su situación y conocer de primera mano si tiene la intención de renovar su compromiso con el Nápoles. Pero la respuesta ha sido diáfana: quien pretenda sus servicios habrá de esperar hasta que los partenopeos no tengan opciones de pelear por sus objetivos en las dos competiciones en las que aún siguen inmersos.
Rafa Benítez, durante su etapa en el Liverpool (EFE)
Toda vez que su compromiso deportivo con el Nápoles haya sido satisfecho, el extécnico de Valencia, Liverpool, Chelsea o Inter encarará sus nuevos retos a partir de una encrucijada de carácter emocional. Benítez habrá de decidir entre buscar acomodo en la Premier, a tiro del hogar familiar de Liverpool donde continúan viviendo su mujer e hijas, o explorar nuevos horizontes, pero con la condición de que la mudanza incluya a todos los miembros del clan, amén de ‘Red’, ‘Goofy’, ‘Clem’ y ‘Honey’, su particular batallón canino.
Sin existir aún ofertas de por medio, dos son los clubes que, dada la progresiva pérdida de credibilidad de sus respectivos técnicos, se perfilan a día de hoy como posibles destinos del preparador madrileño: PSG y Manchester City. Ni que decir tiene que, puestos a elegir, Benítez daría prioridad a la opción inglesa, lo que le permitiría volver a dirigir en su liga favorita. Empero, tener a sus órdenes a futbolistas del calado de Ibrahimovic, Lucas Moura, Thiago Silva, Verratti o Matuidi y tratar de superar el listón de los cuartos de final de la Champions con el club parisino sería un hermoso desafío para un amante de las emociones fuertes en los banquillos.
A Luis Enrique le cuesta utilizar la palabra rotaciones. En cambio, el entrenador del Barcelona, dice que prefiere alinear al mejor once de acuerdo a las coyunturas de cada partido (adaptarse al rival). Así el técnico asturiano tardó 29 jornadas en calcar un equipo. Los mismos jugadores que derrotaron al Atlético en el Camp Nou (3-1), saltaron al campo siete días después en Riazor (0-4). Así también el preparador azulgrana repite sus fórmulas. Frente al Rayo (tanto en la ida como en la vuelta), para contrarrestar el control en la medular del cuadro de Paco Jémez, el Barça acudió a la vieja receta con Xavi e Iniesta. Sergi Roberto jugó los dos partidos contra el Eibar. Y cuando llegó el turno del Valencia, Luis Enrique dio carrete a la pareja: Mascherano-Busquets.
El Tata Martino, la temporada pasada, ya había experimentado con un intento de doble pivote: Song de interior y Busquets de pivote frente a la Real Sociedad en Anoeta. El resultado: 3-1. Mala prueba. “En principio no utilizo el doble pivote, es algo que no he hecho nunca como entrenador. Nuestro sistema se entiende más con un pivote único”, advirtió Luis Enrique el 8 de noviembre. Aunque días más tarde, en Mestalla, el Barça saltó al campo con Mascherano y Busquets. El Jefecito de 5 (según la tradición de números en argentina) y a su derecha el de Badia de 6. Más músculo que control en la mitad del campo para contrarrestar las transiciones del Valencia.
No es mi posición natural, pero me adapto sin problemas a lo que pida el entrenador”
Sergio Busquets
Si los azulgrana volvieron de Mestalla con los tres puntos bajo el brazo fue gracias a Busquets. El pivote (interior en Valencia) marcó el gol del triunfo en el último suspiro, a la salida de un córner. Y como de visitante liquidó el marcador, en su casa colaboró para abrir el marcador. Busquets profundizó el balón para la conducción en carrera de Messi, que terminó en el gol de Luis Suárez. Aunque trascendente en el juego, el campeón del Mundo con España no le termina de coger el gusto a su “nueva función”. “No es mi posición natural, pero me adapto sin problemas a lo que pida el entrenador”, aseguró el catalán tras el partido frente a la escuadra de Nuno.
Pero aunque Busquets se adapta sin problemas a lo que le pide Luis Enrique, el equipo sufre. El Barça finalizó el partido contra el Valencia con 18 faltas cometidas, casi el doble de su media de infracciones en la Liga (9,7). Y en el primer acto el conjunto azulgrana cambió 18 perdidas de balones por 20 recuperaciones. Todo cambio en la segunda parte. El asturiano rectificó su plan inicial y mandó a Rakitic al campo, Busquets paso a jugar de pivote y Mascherano volvió a la cueva junto a Piqué. El enroque trajo consecuencias: el Barça recuperó 33 pelotas y perdió 12 en la segunda mitad.
Es imposible sustituir a Busi porque es un centrocampista hecho para este equipo”
Javier Mascherano
Cada vez que puede Luis Enrique elogia a Mascherano y en el verano le prometieron que iba a jugar más pivote (como a él le gusta y como lo hace en la selección argentina). Aunque el 14 tiene claro que ese puesto ya tiene dueño. “Es imposible sustituirle porque es un centrocampista hecho para este equipo. Mantiene mucho más la posición que yo y tiene más fluidez. Yo estoy más pendiente de las ayudas, soy más físico”, explica el Jefecito. “Pero”, añade; “también podemos jugar juntos en algún pasaje de los partidos”. Como pasa cada vez que el Barça se enfrenta al Valencia. Por ahora un fórmula sin resultado para el resultadismo de Luis Enrique.