Josep Guardiola acostumbra a madrugar, por hábito y por vocación; porque entendió de niño que a quien madruga, Dios le ayuda; porque, como ya dijo, quien se pone en danza bien pronto, bien pronto tiene el cielo ganado. Pero básicamente de lo que se trata en casa de los Guardiola, en Múnich, a la seis y media de la mañana, es de vivir en familia y en su caso de ejercer de padre antes que de entrenador del Bayern, su pasión y profesión. El jueves pasado, como acostumbra, a las siete y media, Guardiola saludó a Ludwig, el conserje de la finca en la que vive frente al río Isar, a diez minutos paseando de la céntrica Marienplatz, y con sus tres hijos caminó hasta la parada del bus escolar. Ya de vuelta a casa desayunó con Cristina, con la que se casó hace un año en Marruecos.
Antes de las ocho y media salió de casa. “Hasta mañana, Ludwig”, le dijo al conserje. Al volante de un Audi gris, en media hora, llegó al número 51 de la Säbener Straße, donde está la ciudad deportiva del Bayern Múnich. Tan pronto que a Manel Estiarte incluso le extrañó. Su asesor suele ser el primero en llegar y cuando lo hizo vio la puerta del despacho del entrenador abierta. Allí le encontró, escribiendo compulsivamente en la pared, pintada especialmente para tal menester: “Lo tengo claro; igual nos meten siete, pero lo tengo muy claro”, le dijo. Nadie sabe la fórmula, pero al parecer sabe desde el jueves la mejor manera de que Messi “no nos haga mucho daño”. “Está on fire” se comenta desde el jueves en el Bayern. “Así lleva todo el año. Inventando ante cada contratiempo”. “Hombre, a Messi pararle no le vamos a parar, igual le molestamos”, se le ha escuchado decir a Pep, entre risas, desde el sorteo.
Ha reinventado defensivamente al equipo”, dicen los jugadores
“Lo de este año es un milagro” cuentan. “Se ha pasado el curso reinventado defensivamente el equipo”. A cada lesión —hasta 14, con nueve operados—, una solución. “Ha sido impresionante”. “Si le dice a Rafinha [lateral derecho brasileño] que se case con él, se casa”, se ríen. “Le ha hecho jugar de todo. Si le pide que salga de portero, de portero juega”. “Pep ha elevado el juego del Bayern a la categoría científica”, se le reconoce incluso en los bares. O eso cuenta el hincha Florian Merk en la barra del Schall & Rauch, un bar del barrio universitario, el jueves por la noche: “Ir al Allianz es como ir a ver un espectáculo de teatro”, asegura mientras Teresa, su pareja, va mas allá. “Pep es guapo y viste muy bien”, dice mientras presume de que los hijos del catalán se calcen en la zapatería de su madre. “Pep ha hecho suyo al equipo. Creen en él como no creían el año pasado”, cuentan en el club, donde están locos por renovarle el contrato que acaba en junio de la próxima temporada.
“Conociéndole, ya habrá visto diez partidos del Barça”, dijo el miércoles medio en broma Javi Martínez. Ese día, tras caer eliminado contra el Borussia Dortmund en la semifinal de la Copa, Pep vio cinco, y el jueves seis más. “Son muchos detalles, pero entiendes por qué es un entrenador distinto”, reconoce Xabi Alonso, que destaca “la capacidad que tiene para tomarse en serio cualquiera partido de la Liga como si fuera una final de la Champions. El análisis y el trabajo, las herramientas, son idénticas y así construye las bases del juego durante el curso”. El exmadridista añade: “Sabe aunar y ganarse al vestuario. Estoy aprendiendo mucho de él”.
“Es mejor entrenador desde que ha llegado a Múnich”, le reconocen los que compartieron con él los años en el Barça. “Por una razón principal: la manera como ha trabajado defensivamente al equipo”, admite Carles Planchart, analista de partidos. “Con el Barça nos atacaban con un delantero o ninguno. Aquí van a por ti y eso te obliga mucho”. “Bueno, la experiencia tal vez te hace mejor, pero no tengo esa sensación, no sabría decir”, se escapa Guardiola.
El técnico busca la fórmula para que Messi “no nos haga mucho daño”
Martínez da la razón a quien señala que el Bayern ha experimentado un crecimiento defensivo brutal, “y en una situación complicada. La defensa la hemos trabajado muchísimo. Pep no te dice ‘juegas de central’ y ya está. Te explica el porqué, el cómo. Yo soy muy curioso y le pregunto mucho. Incluso lesionado le he preguntado por sus elecciones, por qué esta manera de jugar…”, explica el navarro. Nadie, en cualquier caso, más interesado en esos temas que Thiago. “Tienen conversaciones de entrenador”, reconocen testigos de las visitas del centrocampista al despacho del técnico. “Me interesa mucho. Suelo preguntar: ‘¿Y el Nuremberg, qué?’ Y él me cuenta: ‘Nos atacarán por banda derecha, tienen un punta muy grande’. Y me encanta”, explica el futbolista.
“Pep es pasión y en consecuencia, mucha intensidad en los entrenamientos”, dice Reina, que amplía las claves que han llevado al Bayern a ser el equipo menos goleado de Europa: 15 goles encajados y 207 remates recibidos, menos que nadie en el continente; el año del triplete, con Heynckes, el Bayern encajó 18. ¿La clave? “Defender con el balón, recuperarlo lo antes posible, ser intensos en la presión, tener al rival lo más lejos posible de nuestra portería”, explica Reina, que reconoce estar aprendiendo mucho “por cómo prepara los partidos y analiza al rival. Ayuda a que cada jugador sea mejor y al final la sensación que tengo es que sé más de fútbol por haber trabajado con él”.
Guardiola miró con un ojo al Leverkusen —hizo debutar a Strieder, capitán del filial, y a Görtler, con lo que son 11 los que se han estrenado con el catalán en la Bundesliga— y con el otro miraba al Barça de Luis Enrique, al tiempo que atendía a los mensajes de su esposa, que se pasó el día acompañando niños a la consulta del dentista. El jueves comió un poco de sushi y por supuesto no le hizo ni caso a Mona Nemmer, la dietista del equipo, que lleva todo el curso pidiéndole que por el bien de su espalda, si debe pasarse 300 horas delante del ordenador, lo haga sentado en una bola de goma de las que se utilizan para ejercicios de pilates, una bola que está arrinconada en una esquina del despacho. Tampoco pisó el gimnasio, al que parece tenerle alergia. Pasadas las nueve de la noche, Guardiola volvió a casa. Los niños habían cenado; Ludwig ya no estaba en la puerta.
Abortada la resistencia pasajera del Dortmund, que le birló dos Bundesligas (2011 y 2012) con la seductora propuesta de Jürgen Klopp, el Bayern no encuentra mayor estímulo ni desafío en su propio campeonato que la autosuperación. La liga alemana se traduce en un ejercicio rutinario para el gigante bávaro, gobernador implacable del torneo en los últimos tiempos —10 cetros de 15 desde la entrada en el nuevo siglo—, sea en la versión que sea. Ayer, después del tropiezo del Wolfsburgo frente al Moenchengladbach (1-0) y del triunfo un día antes contra el Hertha Berlín (1-0) en su lujoso hogar, el equipo muniqués celebró su 25º título en Alemania.
Se trata del segundo con Pep Guardiola en su banquillo, el quinto del catalán desde que aterrizó en la región de Baviera. Contratado hace dos años para llevar a cabo una obra magna, para implementar un estilo vistoso y contracultural en medio de un torneo rudo y físico hasta hace no mucho, el técnico ha atado el objetivo a falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato. Aunque ha tardado tres semanas más que el curso pasado, cuando se convirtió en el campeón más precoz de la Bundesliga, los registros del Bayern vuelven a ser categóricos.
Tomó el mando desde la quinta jornada —la temporada anterior lo hizo en la octava— y por el camino ha dejado varios marcadores rotundos —6-0 al Werder Bremen, 8-0 al Hamburgo (su triunfo liguero más abultado en 30 años) o el 0-6 en Paderborn—, así como unos registros demoledores: 24 victorias, cuatro empates y solo dos derrotas; ante el Wolfsburgo y el Borussia Moenchengladbach, precisamente. Hasta ahora, su ratio goleador se eleva a 2,53 dianas por encuentro (77 a favor y 13 en contra), ligeramente inferior al de la 2013-2014, sellada con un promedio de 2,65 y 94 tantos, por los 23 encajados.
Vuelve Guardiola a engarzar el título después de tomar decisiones complicadas el pasado verano y de dar una vuelta de tuerca a su equipo, golpeado por las lesiones. Dio vía libre al traspaso de dos jugadores importantes como Kroos (Real Madrid) y Mandzukic (Atlético) e incorporó piezas estratégicas como Xabi Alonso, jefe de operaciones en el centro del campo, o el polaco Lewandowski (16), segundo goleador del Bayern en el torneo doméstico por detrás de Robben (17).
La cifras vuelven a ser demoledoras: 24 triunfos, cuatro empates y dos derrotas, con un promedio goleador de 2,53 dianas por encuentro
Asimismo, decidió el entrenador españolizar un poco más el equipo. A la presencia de Javi Martínez y Thiago, reclutados en su primer año en Múnich, añadió la de Reina y Bernat, al que ha concedido un papel relevante en el carril izquierdo del equipo. En la faceta creativa sobresale hoy el joven Thiago, decisivo en el pase a las semifinales de la Champions, en las que el cuadro alemán quedó emparejado con el Barça. Antes de acometer el reto europeo y de la semifinal de la Copa, mañana martes (20.30), a partido único frente al Dortmund, despejó el camino con su 19º título como entrenador.
“Lo celebraremos por todo lo alto”, dijo el director general del club, Karl-Heinz Rummenigge. A buen seguro, con la cerveza que también regó a Guardiola hace un año.
El Bayern de Guardiola cayó eliminado en la semifinal de la Copa de Alemania; perdió en la tanda de penaltis ante el Borussia Dortmund después de que el tiempo reglamentario y la prórroga terminaran en un empate (1-1). La derrota puede considerarse desafortunada puesto que tuvo durante el partido oportunidades para sentenciar y en la tanda de penaltis fallo los cuatro lanzamientos que intentó. Lahm y Xabi Alonso se resbalaron en los dos primeros y dispararon por encima, lo que le dio al Dortmund una clara ventaja que a la postre no desaprovechó. También fallaron Götze y Neuer.
Guardiola había introducido algunas modificaciones con respecto a los últimos partidos, empezando por Rafinha, que había sido baja ante el Hertha y que cambió su posición habitual de lateral derecho por la banda izquierda. Eso le permitió a Bernat jugar más adelantado, mientras que en el lateral derecho estaba Mitchell Weiser. En el banquillo se quedaron Schweinsteiger, Robben -entró ya empezada la segunda parte por Thiago y acabó lesionado- y Götze. El Bayern se apoderó del balón desde el comienzo pero tardó en producir jugadas de área ante un Dortmund que cubría bien los espacios y que intentaba acciones de contragolpe tras robos de pelota.
La primera llegada del Bayern fue un remate de cabeza de Müller que salió desviado. Ese fue el comienzo de una breve fase en la que el Bayern se aproximó más al área. Incluso hubo un posible penalti contra Weiser que el árbitro no sancionó. El tanto muniqués se produjo en una situación curiosa, pues el punto de partida fue un contragolpe prometedor del Dortmund. Benatia logró cortar un pase de Kagawa, que buscaba a Reus, y a continuación soltó un pase largo que le permitió a Lewandowski llegar solo hasta el área contraria. El primer rebote pegó contra un poste, pero Lewandowski aprovechó el segundo para marcar.
En la segunda parte el Bayern estuvo cerca del segundo con varias buenas ocasiones entre las que hubo incluso un remate al larguero de Lewandowski y una mano dentro del área de Schmelzer que no sancionó el árbitro. Sin embargo, en la primera ocasión clara del Dortmund llegó el empate. Aubameyang aprovechó un centro desde la derecha de Henrihk Mhkitaryan. El empate llegaba un poco de la nada porque hasta ese momento el Dortmund sólo había rematado una vez a puerta -un cabezazo inofensivo de Aubameyang- y el Bayern parecía tener el partido bajo control. Tras el empate, en cambio, vino una fase en la que fue el Dortmund el que tuvo las mejores ocasiones.
En la prórroga el Bayern tuvo dos grandes oportunidades y luego vino la tanda de penaltis, con los fallos iniciales de Lahm y Xabi Alonso, para que luego Gündogan y Kehl marcasen por el Dortmund. En el tercero del Bayern, Götze no se resbaló pero Langerkan logró parar su disparo. Neuer aplazó la decisión al parar el tercer penalti del Dortmund, ejecutado por Mats Hummels, pero a continuación él mismo falló al estrellar el balón contra el larguero.
Ficha técnica
Bayern: Neuer; Weiser, Boateng, Benatia, Rafinha; Xabi Alonso; Lahm, Thiago (Robben, 68/Götze, 84), Bernat; Müller (Schweinsteiger, 76), Lewandowski.
Borussia Dortmund: Langerak; Durm; Sokratis, Hummels, Schmelzer; Bender, Gündogan; Blaszczykowski (Kampl, 83), Kagawa (Mkhitaryan, 70), Reus; Aubameyang.
Goles: 1-0 (min 30, Lewandowski), 1-1 (min 75, Aubameyang)
Tanda de penaltis: Lahm (falla), Gündogan (marca), Xabi Alonso (falla), Kehl (marca), Götze (Langerak para), Neuer (al larguero).
Árbitro: Peter Gagelmann amonestó a Rafinha, Xabi Alonso, Benatia, Kampl, Sokratis y expulsó a Kampl por doble amarilla
Incidencias: semifinal de la Copa de Alemana disputado en la Allianz Arena de Múnich ante 75.000 espectadores.