Gaël Kakuta: “El secreto del Rayo Vallecano es Paco”

Gaël Kakuta (Lille, 23 años) se toma las cosas con tranquilidad. “Este siempre es de los últimos…Sigue en la camilla, dice que en un rato sale”, advierten los utilleros del Rayo que aguardan su salida para cerrar el vestuario e irse a casa. El rato se convierte en horas de espera. La cita era a las 14 horas, después del entrenamiento, y el extremo francés aparece a las 15.45. “Perdón por el retraso”, se disculpa en inglés. No habla nada de castellano pero asegura entender a Paco Jémez y su lenguaje futbolero. Titular indiscutible esta temporada (es el jugador más utilizado por el técnico) ha marcado 5 goles y dado 6 asistencias en 31 partidos. En Vallecas ha tenido la continuidad que le había faltado en los últimos seis años en los que ha cambiado seis equipos. A final de temporada volverá al Chelsea por el que fichó con 16 años en 2007. Ese traspaso le costó a él y al club una sanción de la FIFA.

Pregunta. ¿Qué es lo primero que hace cuando llega a una ciudad nueva?

Respuesta. Buscar buenos restaurantes para llevar a mis amigos a comer.

P. ¿Cuáles son sus restaurantes favoritos de Madrid?

R. Kabuki y Ten Con Ten.

P. ¿Dónde vive?

R. En Vallecas, cerca de la Ciudad Deportiva.

P. ¿Es cierto que venía a entrenarse en bicicleta?

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R. Sí, estoy a 5 minutos en bici de aquí y al principio siempre me movía con ella.

P. ¿Y después?

R. Los entrenamientos se hacían cada vez más duros y tuve que dejar la bici en casa porque acababa muerto. Ahora voy y vengo en taxi; a veces me llevan mis amigos.

P. ¿Cómo fue su infancia?

R. Crecí en Lille. Jugaba al fútbol todo el rato, antes de ir al colegio, después del colegio e incluso en el colegio en el descanso.

P. ¿Recuerda su primera pelota?

R. Era de plástico y duró muy poco. Acabó en el jardín de los vecinos y nos la pincharon.

P. ¿Qué fotos tenía en su habitación?

R. Zidane, Ronaldinho y, aunque suene extraño, Steven Gerrard. Zidane es el futbolista más elegante que se ha visto en un campo: conduciendo la pelota y pasándola. Todo lo hacía bien. ¡Y esas ruletas! Ronaldinho era magia. De Gerrard me encanta su garra y disparo.

Al principio venía a los entrenamientos en bici. Acababa muerto… ahora vengo en taxi»

P. ¿Qué le gusta del fútbol?

R. Marcar goles y tener el control del balón.

P. ¿Ha llorado alguna vez por el fútbol?

R. Llorar no, cabrearme sí, mucho, porque no me gusta perder.

P. ¿Qué sabía del Rayo antes de llegar?

R. Todo lo que me contó Mohamed Diamé de cuando estuvo aquí: que más que un club era una familia. Y es verdad, a mí me encanta además esta forma que tienen de ver y vivir la vida. La gente es cercana, solemos juntarnos todos a comer a menudo. Para mí esto es muy importante, te sientes parte de algo.

P. Paco Jémez es un personaje peculiar, más debe serlo para alguien que no habla castellano. ¿Cómo lo entiende?

R. Entiendo todo cuando habla porque el lenguaje del fútbol me lo sé, lo aprendí.

P. ¿Qué tipo es?

En mi habitación tenía

fotos de Zidane, Ronaldinho y Gerrard: la elegancia, la magia y la garra”

R. Es muy buen entrenador, siempre está encima de todos y eso para un futbolista es fundamental, para que mejore a diario. Si no sale bien algo a la primera lo repite y lo repite hasta que conseguimos hacerlo bien. Es un perfeccionista. Y cuando ve que te relajas y bajas el pistón, ahí está pidiéndote el doble. Con él no puedes desconectar, si desconectas, está fuera del equipo. Era el entrenador que yo necesitaba.

P. ¿Ha tenido algún entrenador parecido?

R. Sí, Fred Rutten en el Vitesse. Cuando bajaba la guardia y me relajaba era como Paco: me mataba. Me han venido muy bien ambos porque antes apagaba el interruptor y ahora ya no lo hago, siempre me mantengo alerta y centrado cuando hay que trabajar.

P. ¿Cuál es el secreto de este Rayo?

R. ¡Paco! El secreto es Paco y su forma de trabajar. Con otros entrenadores el Rayo no estaría donde está.

P. ¿Qué le pide en el campo?

R. Que dé el cien por cien. Me gusta esto porque ha habido partidos, por ejemplo, en los que no he jugado tan bien y pese a ello no me ha sustituido. Yo sabía que me merecía ir al banquillo y pensaba: vale, me está dando confianza, ahora se la tengo que devolver. Recuerdo el día del Almería que tuve un mal partido y en los últimos 10-15 minutos me decía a mí mismo: tengo que marcar, tengo que marcar para devolverle la confianza porque a estas horas debería estar sentado en el banquillo. Lo hice, esprinté y marqué.

P. ¿Por qué el Chelsea lleva años cediéndole todas las temporadas?

R. No sé, creo que para jugar en el Chelsea tienes que estar preparado porque es un club grande. No puedes bajar el nivel, siempre te piden lo máximo.

P. ¿Y ahora lo está?

R. Estoy cerca del mejor nivel: he jugado con continuidad, he sumado experiencia. Pero necesitaría jugar allí para verlo y responderle.

Con Paco [Jémez] no puedes desconectar, si desconectas, está fuera del equipo. Era el entrenador que yo necesitaba”

[Jémez]

P. ¿Cómo vive tener que hacer las maletas cada año?

R. Como una experiencia.

P. ¿Qué aprendió en Holanda?

R. La concentración, los movimientos defensivos y aguantar. Normalmente, cuando tenía algún dolorcillo o molestia no quería jugar. Recuerdo que antes de un partido contra el Feyenoord, le dije al entrenador: ‘Me duele una pierna, no voy a poder jugar’. Me dijo: OK. Me fui a casa y recibí un SMS suyo que ponía: ‘Creía que eras un hombre, me esperaba más de ti’. Fue duro, pensé: Dios mío, no voy a volver a jugar, los que jueguen ahora lo harán tan bien que me van a quitar el sitio. Así que al día siguiente le dije: oye, lo intento. Jugué contra el Feyenoord y jugué muy bien. El entrenador me dijo después del partido: ‘Felicidades, ahora eres un hombre. Te puse a prueba’. Desde entonces me dije: voy a jugarlo todo salvo que tenga una pierna rota.

P. ¿Y en Italia?

En Holanda aprendí los movimientos defensivos y a aguantar. Italia fue una prueba de vida. En España he aprendido a darlo todo por el equipo y a luchar” 

R. Jugué 20 minutos [en la Lazio]. Pero todos los días llegaba el primero a los entrenamientos, siempre iba encabezando las carreras y los ejercicios. Hasta el entrenador estaba sorprendido de verme así teniendo en cuenta que no jugaba nunca. Me lo tomé como una prueba de vida. Pensaba: si no superas esto, no vales para el fútbol. Me hizo aún más fuerte porque veía que pese a tener cualidades y a trabajar duro no me ponían. Y eso quería decir que no dependía de mí. Por eso me esforzaba tanto: para que, llegado el momento, podía demostrarles lo que valía. Me hicieron jugar un partido benéfico a final de temporada en Bulgaria, marqué un gol y di una asistencia. Después de aquello me dijeron que querían hacerse con mi ficha. ¿Me estáis tomando el pelo o qué? ¿Llevo un año trabajando y os fijáis en mí ahora?

P. ¿Y en Inglaterra?

R. Es un poco diferente porque llegué allí siendo muy joven.

P. ¿El hecho de que el Chelsea le fichara con sólo 16 años creó demasiada expectación y la cargó de demasiadas responsabilidades?

R. No creo, llegué allí siendo el mejor jugador de mi generación. No me ficharon por ficharme. Lo que pasó es que hubo tantos cambios de entrenador que tenía que empezar de cero todas las veces y fue difícil. Además, como iba con las selecciones inferiores de Francia, siempre llegaba con las pretemporadas ya empezadas y sin un sitio en el equipo.

P. ¿Y en España que ha aprendido?

R. A darlo todo por el equipo y a luchar en cada partido.