“Estás fuerte, ¿eh?”, le dijo uno al otro cuando se dieron la mano. Posaron para la foto. Sonrientes. Primaveral, el ambiente en Cornellà-El Prat convidaba a la cordialidad de dos tipos que se conocieron cuando vestían de corto —compartieron experiencia mundialista en Corea y Japón, el 2002— y todavía no salían al campo en camisa. Como ahora, que Sergio González y Luis Enrique se enfrentan desde los banquillos. Lo harán este sábado (16.00 horas; C+Liga, GolT) en un derbi que puede marcar el devenir de la Liga.
“Ganar serían tres puntos muy importantes en la carrera por el título. Cada jornada tengo esta sensación. Creo que el campeonato estará muy reñido hasta el final, como está ocurriendo”, apuntó el técnico del Barcelona, líder de la Liga con dos puntos de ventaja sobre el Madrid, un día antes de plantarse en el Power8Stadium. “Es un derbi, con lo que eso significa. Y un partido que, por las fechas en las que estamos, será clave y estimulante para nosotros”, indicó.
Es su jugador de más calidad. Y puede solventar solo la papeleta”
Luis Enrique
Cree Luis Enrique que tanto ellos como su principal rival por el título perderán puntos en su camino hacia el trofeo liguero: “Difícilmente los dos de arriba ganaremos los seis partidos, se perderán puntos, pero ojalá no seamos nosotros los que pierdan”.
Al entrenador le preocupan las transiciones del Espanyol. Y Sergio García: “Es su jugador de más calidad. Y puede solventar solo la papeleta”, apunta. Sabe, como sentía cuando era jugador, que va “a territorio hostil”. Pero, “nos favorece, nuestros jugadores están acostumbrados a eso. Habrá que meterle intensidad”.
Cree Sergio que de eso le faltará al Espanyol. O así aspira a que juegue su equipo: “Estamos preparados. Afrontamos el partido con ilusión y compromiso. Tenemos que ser un equipo agresivo y competitivo. Tenemos que hacernos fuertes, porque nosotros también tendremos nuestras opciones”, señala el técnico blanquiazul.
Sería bonito poder compensar a la afición el mal sabor de boca que nos dejó la Copa”
Sergio González
Quiere que el Espanyol, que aspira a competir en Europa el año próximo, juegue con las líneas muy juntas: “Al Barça le gusta mucho jugar por dentro, filtrar pases. Tenemos que hacernos fuertes atrás para ganarles la espalda. Y aprovechar nuestras opciones con balón para hacerles daño”. Confía el entrenador en repetir la primera parte en el Camp Nou (5-1, 0-1 hasta el minuto 45). “Sería bonito poder compensar a la afición el mal sabor de boca que nos dejó la Copa”, añadió, en referencia a esa final que les negó el Athletic. De momento, la estadística no acompaña. El Espanyol no le ha ganado al Barça desde que estrenó estadio: tres victorias y dos empates de los azulgrana en cinco temporadas. El Tamudazo, en 2007, queda ya demasiado lejos.
El sueño europeo del Espanyol es una quimera comparado con las aspiraciones del Barcelona de ganar la Liga. No hubo derbi, ni tampoco litigio y menos partido en Cornellà-El Prat. Acaso los blanquiazules se pusieron gallitos en la defensa de la honra y del campo cuando el marcador ya no tenía remedio y los azulgrana campaban por terreno enemigo como Pedro por su casa, ufanos y poderosos, sin saber muy bien si meter uno o dos goles más o regular con vistas al martes, que llega el Getafe y se supone habrá rotaciones. Ni media hora tardó el Barça en resolver el encuentro ante la impotencia del chato Espanyol.
El Barcelona está en plena forma, se supera, juegue en casa o fuera, también en casa del Espanyol. Tiene el punto de fiebre de los equipos que aspiran a ganar títulos y se sienten fuertes y ambiciosos, el que se exige al líder de la Liga, vencedor en su complicada salida al campo del vecino Espanyol. Aunque empataron en Nervión, los azulgrana han resuelto con juego y resultados un calendario muy exigente que contemplaba como punto y final el derbi: 0-2. Ahora quedan cinco citas cuesta abajo: Getafe, Córdoba, Real Sociedad, Atlético y Deportivo,
No hay concesiones de ningún tipo en el Barça, ni siquiera en la alineación de Luis Enrique. No hay más retoque que en el central que acompaña a Piqué y en el volante derecho, ayer ocupado por Rafinha. Los cambios no afectan la mecánica del juego, que fluye de forma natural y coral, paciente en la elaboración, rápido y vertical después de la recuperación, imposible de defender incluso para un excelente portero como Casilla. No hubo contencioso sino que el partido fue un monólogo del Barça. Los azulgrana resolvieron la contienda con una facilidad asombrosa, abrumadoramente superiores, sin que mediara ningún conflicto, por más que Luis Suárez estuviera en fuera de juego en el 0-2. Los movimientos de los delanteros, y muy especialmente de Messi, a veces centrocampista, en ocasiones extremo y ariete cuando era menester, descuartizaron al Espanyol.
Messi acudió el miércoles a la consulta del dietista, pasó el viernes un control antidopaje y tuvo tiempo para tatuarse el brazo derecho y la pierna izquierda antes de enfrentar al Espanyol. Tiempo para distraerse de su sequía en los octavos y cuartos de final de la Champions. Nada más comparecer en el Power8, el 10 abrió el juego como volante central para Alba, profundo en su entrada por la banda izquierda, el lateral centró para la llegada de Suárez y el uruguayo dejó pasar la pelota para que la engatillara Neymar: 0-1. Iniesta habilitó después a Suárez con dos toques y el 9 cambió de primera para que marcara Messi: 0-2. Aunque el argentino se quedó sin ángulo y el tiro era muy difícil, Messi coló la pelota de palo a palo después de burlar a Kiko Casilla.
El portero ya había salvado tres mano a mano y antes del descanso todavía le sacó un remate de gol más a Neymar. La exhibición azulgrana fue completa en la primera parte porque dominó el juego, el partido, el campo y la grada, sometido el Espanyol. El Barça mezcló muy bien los argumentos que le han distinguido como un equipo único en la concepción del fútbol: la posición, la posesión, la presión y la percusión.
Luis Suárez se exhibe como jugador de equipo y Messi ejerce de futbolista total
No entró en el partido ni dijo ni pío el Espanyol, al que le resultó imposible responder al ritmo del Barça. La cadencia del pase conjugaba con el vértigo de las aceleraciones de manera que la velocidad de balón azulgrana nunca pudo ser defendida por los muchachos de Sergio González, espectador del repaso del Barça. No hubo más noticia blanquiazul que un disparo de Caicedo. Escarmentado en Sevilla, los errores fueron mínimos por parte del equipo de Luis Enrique.
El Espanyol supo que jugaba en su cancha porque la hinchada callaba o rabiaba, desconcertada por la dimisión de su equipo, que andaba destensado y narcotizado por las posesiones barcelonistas (80%), sin posibilidad de tocar bola, obligado a recapitular en el vestuario. Apretó los dientes en la reanudación, adelantó la línea de presión y ensució la contienda hasta desquiciar al Barça. Aparecieron las entradas feas y la pierna fuerte ante la complacencia del árbitro, que por el contrario la tomó con Alba, al que expulsó por menosprecio a la autoridad, por protestar las decisiones del sheriff. Mateu Lahoz fue víctima un partido más de un ataque intervencionista que acabó con un carrusel de tarjetas y una amenaza al banquillo del Barça.
La expulsión de Alba y la intensidad local equilibraron el choque en la segunda parte
El encuentro se puso desagradable y acabó por provocar la dimisión de Messi después de un rato en que amenazó con armar la de Dios es Cristo con su fútbol total. La furia del 10 acabó con un tiro al palo de la misma manera que Casilla le negó el gol al barroco y contradictorio Neymar. Tampoco pudo Stuani con Bravo, excelente en dos intervenciones para replicar la intensidad y agresividad del Espanyol, vencido el día en que aspiraba a tocar la gloria, cuando quería reeditar el Tamudazo, dispuesto a sumar su séptimo partido sin perder, abatido como siempre que le dan ataques de grandeza, una costumbre en el derbi desde el curso 2006-07.
A pesar de la inferioridad numérica y de las ocasiones falladas por los delanteros, menos resolutivos, el derbi acabó de forma plácida para el Barça, ya con Rakitic en la cancha en lugar de Suárez, en Cornellà jugador de equipo por excelencia, sustituido cada día desde que se quejó Neymar. Los delanteros volvieron a marcar la diferencia en una jornada para el inventario: Xavi celebró su partido 500 de Liga el día en que se cumplía un año de la muerte de Tito y hacía 50 años que debutó Rexach. Los datos ayudan cuando no hay fútbol y el Barça otea la Liga.
Por un rato a Jordi Alba (L’Hospitalet, 26 años) se le rompió el sueño de jugar en el Barça. En 2005, con la baja en el bolsillo, se buscó la vida en el Cornellà de donde le rescató el Valencia. Jugó cedido una temporada en el Nàstic y, de vuelta a Mestalla, Unai Emery le cambió la vida. Del Bosque se lo llevó a Polonia y, concentrado camino del triunfo en la Eurocopa, Zubizarreta le contrató para el Barcelona. Tras un año marcado por las lesiones, la bala de L’Hospitalet va como un tiro.
Pregunta. ¿Usted ha jugado en el Parque de los Bomberos?
Respuesta. ¿En el de L’Hospitalet? ¡Pues claro! De crío, muchas veces. Yo era de bajar a jugar a la calle.
P. ¿Ha cambiado mucho su barrio?
Gracias a Emery estoy en la selección y en el Barcelona»
R. No, en esencia no. Siempre ha sido un barrio de gente trabajadora que se busca la vida.
P. ¿Como usted en el campo?
R. Puede ser que a mi manera de jugar se traslade de dónde vengo, mis orígenes, y lo que me ha costado. llegar. En todas las ciudades seguramente hay barrios como el mío, pero tengo la sensación de haberme criado entre gente muy luchadora, que ha peleado para sacar adelante a sus hijos, darles unos estudios… Me enorgullece ser de L’Hospitalet.
P. ¿Sigue viviendo allí?
Messi ve el pase con la misma facilidad que el gol. Es el más completo que he visto”
R. Claro, pensé en irme a Barcelona, pero al final me quedé porque allí tengo a mis amigos, a mi familia, y pensé que para qué irme si, al final, iba a estar todo el día allí. Y ahí estoy, muy feliz.
P. ¿Le ha costado llegar más que a muchos?
R. No, llegar no es fácil para nadie, y al Barcelona menos. No tengo la sensación de que en mi caso haya sido más difícil. He dado muchas vueltas, eso sí. Tuve que buscarme la vida en el Cornellà, me fichó el Valencia y estuve un año en el Nàstic.
P. ¿Qué aprendió en Tarragona?
R. A vivir entre profesionales. Yo venía del juvenil y vivir con Casadesús, el que está ahora en el Levante, José Mari, Campano, Mingo, Redondo, gente de vuelta que venía de Primera fue una escuela. Al principio no jugué, pero al final, sí. Maduré mucho y volví al Valencia.
P. Por ello, ¿es especial enfrentarse al Valencia?
R. Sí, claro, siempre lo es. Y lo será. Como si juego contra el Nàstic. En el Valencia debuté en Primera y se lo debo casi todo. Apostó fuerte por mí en un momento difícil. Era un momento en el que no sabía qué iba a ser de mí, acababa de salir del Barça y vino a buscarme al Cornellà y apostó por mi fuerte.
P. En el Valencia, ¿Emery le cambió la vida?
R. Sin duda. Seguramente, ha sido el entrenador que más me ha marcado. Hubo muchas críticas cuando me puso de lateral, para mí y para él, pero siguió apostando. Tiene mérito. Tanto en el Valencia como en el Sevilla ha hecho grandes temporadas, es muy trabajador y apuesta por la gente que trabaja. Y no se casa con nadie. Es un tipo que da oportunidades. Gracias a él estoy en la selección y en el Barcelona. Si no me llega a cambiar de posición hoy no estaría aquí.
P. ¿Usted defiende o ataca?
R. A todos gusta más atacar que defender, pero yo me adapto a todo, aunque ahora me gusta defender más que antes. He aprendido. Me gusta. Le he pillado el gusto con el paso de los años. Al principio no me gustaba, sufría mucho, pero ahora no te cambio la posición por nada. Me gusta ser lateral.
P. Decía Juanfran que para atacar tienes un don pero para defender hay que ser muy listo. ¿Le da la razón?
R. Sí, claro. Cuando juegas en el Barça, en el Atlético o en la selección te enfrentas a los mejores y esa exigencia es muy grande. Has de estar muy concentrado. En ataque te puedes ir, en defensa el menor despiste es gol y quedas retratado. Tienes que estar pendiente de muchas cosas, más concentrado. Para mí es más comprometedor defender que atacar. Has de estar pendiente de muchas cosas. Pero el trabajo de los delanteros es fundamental.
P. ¿Entiende por qué tanta crítica a Iniesta este año?
R. Criticar a Andrés…. No lo he escuchado, pero si se critica a Andrés, de los demás ¿qué dicen? Me parece increíble porque, además, este año ha crecido. Defensivamente está aportando mucho más, igual la gente sólo valora la parte ofensiva, pero tampoco, porque cada vez que toca la pelota marca diferencia. No ha perdido capacidad de desborde, sino que ha ganado capacidad defensiva. Y te lo digo yo que lo noto.
P. ¿Me lo parece a mí o tiene buen rollo con Messi?
R. Tengo buen rollo con todos. Siempre me he llevado bien con la gente y con Leo es fácil entenderse, en el campo y fuera.
P. Da la sensación de que le busca, ¿han generado muchos automatismos?
R. No, pero le conozco y sé que en cualquier momento te encuentra. Contra el Atlético, nadie se esperaba que la iba a pasar, pero yo sabía que me vería. Vi mucho camino por delante y al final me la puso perfecta. Trato de ofrecer salidas a mis compañeros y Leo ve el pase con la misma facilidad que el gol. Es el más completo que he visto nunca. El que sea realista sabe que no hay nadie como Leo.
P. ¿Luis Enrique le frena o tiene el semáforo en verde?
R. Sin descuidar la tarea defensiva, tengo libertad, desde la responsabilidad. No me corto a la hora de subir.
P. Se las puede ver con Negredo, Paco Alcacer, Piatti, Rodrigo. ¿quién le resulta más complicado de ver delante?
R. Cada uno tiene lo suyo. Con Negredo, Paco y Rodrigo he coincidido en la selección, les conozco bien. Y contra Piatti he jugado bastante y sé que es complicado. No va a ser fácil. El Valencia tiene un buen equipo, valiente, están trabajando bien en defensa y son rápidos. Es un rival complicado.
P. ¿Es cierto que duerme mucho?
R. ¿Mucho? Es imposible dormir más. Puedo estar doce horas durmiendo. Me encanta dormir. Es muy sano.
P. ¿Y cuándo se va a sacar el carnet de conducir?
R. ¡Cuando me apetezca! Hombre, entiendo que es raro, debo ser el único futbolista mayor de 18 años sin carnet de conducir. Sí, debería sacármelo pero, bueno, ya lo haré.
“Tras las pruebas realizadas a Luka Modric (…) por los Servicios Médicos del Real Madrid, se le ha diagnosticado un esguince de ligamento colateral medial de la rodilla derecha. Pendiente de evolución”, señala el comunicado del Real Madrid que confirma la baja del centrocampista croata para el derbi ante el Atlético en la vuelta de los cuartos de final de la Champions.
En el minuto 24 de la segunda parte del partido de este sábado ante el Málaga, Modric se quedó tendido en el suelo después de un choque con Recio. Al apoyar el pie se le giró la rodilla. Sus compañeros corrieron hacia él hasta que llegaron los médicos. El croata se probó pisando fuerte el suelo mientras uno de los galenos del club pedía el cambio. “He oído un clic”, dijo. Salió del campo por su propio pie sin cojear demasiado. Y, sin embargo, la primera exploración en el vestuario, habla de esguince. Un mazazo para Ancelotti, que justo esta semana decía que la vida con Modric era mucho más fácil, y también para el jugador. El croata regresó el 10 de marzo (contra el Schalke) después de cuatro meses fuera por un arrancamiento en el tendón. El Madrid acusó mucho su baja y, justo cuando el pequeño centrocampista había hecho despegar al equipo, se frena de nuevo. Aunque no hay plazos concretos para su recuperación se estima que estará de baja entre cuatro y seis semanas.
Gareth Bale, por su parte, se retiró en el minuto 3 por un problema en el gemelo. Se lesionó solo. Sentado en el suelo y tocándose el gemelo izquierdo le explicaba a Cristiano Ronaldo dónde le dolía. Abandonó el campo sujetado por dos médicos, cojeando y con mala cara. Hasta le costó bajar las escaleras que llevan al túnel de vestuarios. Los fisios estuvieron tratándole durante más de una hora en la caseta con hielo y masajes.
Para averiguar si hay rotura hay que esperar 24-48 horas. Por lo que hoy el galés se someterá a una resonancia para averiguar el alcance de la lesión y los tiempos recuperación. Queda descartado para el miércoles. Bale, que había jugado 24 partidos seguidos desde noviembre, se ha perdido dos encuentros en los últimos diez días. Contra el Eibar, el pasado sábado, descansó por una sobrecarga –un par de días antes había forzado para jugar en Vallecas después de recibir un pisotón en el entrenamiento- y ayer apenas jugó tres minutos. 3.648 minutos suma el galés en lo que va de temporada en la que ha anotado 17 goles y repartidos 10 asistencias. La última lesión muscular que sufrió –aparte la sobrecarga de la semana pasada- fue en octubre. Una rotura en el piramidal le hizo perder cuatro partidos: el de Champions contra el Liverpool en Anfield, el clásico, la ida de Copa contra el Cornellá y el de Liga contra el Granada.
Las alternativas de Ancelotti para el miércoles son Isco para sustituir a Bale e Illarra, Lucas Silva o Khedira para sustituir a un insustituible Modric.
Con orgullo y corazón, limitado en el juego, el Levante alcanzó al final un empate balsámico, en el clásico arreón final del conjunto granota al calor de su afición. Víctor Casadesús, en la jugada más básica del fútbol cuando escasea el tiempo, un lanzamiento al aire desde la lejanía buscando un rematador en el área, logró marcar tras una dejada de Kalu Uche. Un gol, un punto que puede valer su peso en oro para el Levante, inferior al Espanyol en gran parte del partido, convencido el equipo de Sergio González de que la victoria que abastaba con orden y criterio, no se le escaparía. Perdonó el Espanyol y el Levante encontró alivio.
Con juego directo el Espanyol, con escasas y selectivas transiciones, obviando el centro del campo, al Levante le tocó llevar la iniciativa en el partido, poco dado a tales menesteres. El guión beneficiaba al conjunto de Sergio González, especialista en sacar rédito de la nada. El dominio ficticio del equipo granota no hacía cosquilla alguna al grupo perico. Un cuarto de hora tardó el Espanyol en cruzar el centro del campo. Y, en su primera acción ofensiva, cantó bingo. Un centro desde el costado izquierdo mal despejado por Simao, fue a parar a Víctor Sánchez cuyo tiro fue rechazado inocentemente por Mariño que dejó el esférico a los pies de Lucas Vázquez atento a la jugada.
El Espanyol sabe gestionar como pocos un resultado favorable. Pero en el fútbol suceden a menudo acciones episódicas que desmontan tácticas y equilibran el trabajo grupal. Si el conjunto catalán se adelantó en el marcador casi si proponérselo en una acción aislada, el Levante encontró rápida respuesta en la estrategia, tras un córner mal concedido por el juez de banda, lanzado este por El Zhar y rematado de cabeza por Simao de manera imponente, sin opción alguna para Kiko Casilla.
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Se encuentra cómodo el Espanyol en partidos de escaso ritmo y a ello se aplica. El orden le define. Lucas Vázquez pone la velocidad y verticalidad. Y Sergio García la distinción. Equilibrado el choque, del capitán perico nació la jugada del segundo gol españolista, culminado finalmente por Caicedo de un zurdazo a la escuadra de Mariño tras un pase filtrado de Víctor Álvarez. El delantero ecuatoriano, que no celebró el gol por su pasado levantinista, anotaba su noveno tanto del curso. Ya nadie discute en Cornellà-El Prat las prestaciones de Caicedo tildado de displicente en el inicio de temporada en la que le costó encontrar la forma y su espacio en el equipo. Aplaudió el Ciutat de València a Caicedo sustituido por Stuani al cuarto de hora del segundo tiempo.
Intensificó el ritmo y la presión el Levante en el segundo acto, descoordinado y discontinuo. Poca cosa para el Espanyol que creció con el avance del encuentro y que no supo concretar su dominio de la escena. Y al final, en una acción directa, el Levante encontró un empate de consuelo.