El Madrid juega dos partidos: uno en el campo y otro en la cara de Cristiano Ronaldo. La cara de Cristiano es la de la Gioconda: la gente se para delante de ella y espera a ver qué pasa. Del fútbol moderno lo peor no es el relato, esa narración en la que hay que apoyar los títulos porque si sólo se ganan no pasas a la historia (a la historia del rival, quieren decir), sino la repentina curiosidad por las caras. Antes las repeticiones de la cámara slow motion se fijaban en el modo de ejecución de un regate; ahora, cuando James marca un gol, podemos ver cómo le da un tic nervioso a Cristiano y de qué forma redirige las pupilas buscando entre el público a Franco. No hay que saber lo que hace Cristiano sino lo que piensa, pero hasta en los momentos de más tensión, con el equipo al borde del KO, los compañeros crispados y él negando con la cabeza mientras vuelve a su campo, CR probablemente esté lamentando los diamantes que regaló a Irina.
En los partidos del Madrid pronto se dividirá la pantalla en dos; en una podrá seguirse el partido en el campo y en otra podrá seguirse en la cara de Cristiano. La gloria del pipero (gracias, Hughes, gracias por tanto) se producirá el día en que el Madrid gane 5-0 y lo sepamos sólo por los gestos de contrariedad del luso, tres de ellos por culpa de un inoportuno hat trick suyo. Consciente de eso, ayer Cristiano pensó que si se iba a deprimir porque sus compañeros marcasen un gol mejor los marcaba él todos: hay dinero para psiquiatras. Empezó el partido con un par de disparos arrabaleros y lo terminó rematando con el laurel de la cabeza, el último un golazo tras centro de otro de esos fracasos del Madrid que a final de temporada te tiran encima del plato la tarjeta de Tiger Woods.
Cuando de verdad se contempla la dimensión del Madrid no es cuando pierde, con esas portadas de 11-S, sino cuando gana, con esas portadas de 11-S. Siempre hay un motivo por el cual disolver al Real Madrid. Cuando alguien no interpreta enfados de Cristiano es que Chicharito hace que sobre Benzema, o Isco arruina a Bale, o el 4-4-2 con el que se ganó sepulta el 4-3-3. Hay una derrota íntima para cada victoria. Un día Mourinho puso a Marcelo de lateral, Marcelo marcó un gol y un locutor de radio, al borde del colapso, lo cantó así: «¡Toma, Mourinho, toma!». Yo vi la segunda parte en un bar abrazado a un señor bajito de gafas monedero al que prometí nombrar en mi artículo si ganábamos (gracias, Tomás, gracias por tanto). Me dijo muy serio, después del tercer gol que celebramos besándonos como Breznev y Honecker, que esos goles de CR los quería ver «cuando el Madrid se esté jugando un título». Hay pocas cosas más felices y divertidas que ser madridista. Yo no las conozco.
La figura de James Rodríguez ha cobrado un valor que no tenía a ojos de sus compañeros, cuando comenzó la temporada. Con el paso de los meses, el mediapunta colombiano, de 23 años, se ha ido ganando el corazón y el aprecio profesional de los futbolistas y de los técnicos del Madrid. Este reconocimiento alcanza su pico en lo más álgido del año futbolístico. Esta noche en Delle Alpi, James cargará sobre sus espaldas el peso del deber de la creación. Sin Modric ni Benzema, su condición de futbolista experto en meter el último pase adquiere una nueva dimensión. Enfrente se alzará la fortaleza de la Juventus coronada por Pirlo.
El presidente Florentino Pérez se movía por los pasillos de Valdebebas con el paso firme de un mánager deportivo, el domingo, después del entrenamiento. Los jugadores lo veían ir del gimnasio al despacho de Ancelotti con la presencia suelta de los líderes cuando están en campaña. A todos les había asombrado el aparatoso vendaje que momentos antes había lucido la rodilla derecha de Benzema durante el entrenamiento a puerta cerrada. Los medios del club difundieron oportunamente las terribles cintas compresoras. Benzema llevaba meses con molestias físicas y a varios de sus compañeros les resultó extraño su repentino ingreso en la lista de bajas hace dos semanas. Aunque no tan raro como su ausencia en el avión que trasladó a la expedición a Turín, ayer por la mañana. Benzema no parecía estar tan mal, después de todo. Bale ocupará su lugar.
Ramos es el catalizador
El vestuario prefiere a James antes que a Isco
Pirlo: «Necesito volver a emocionarme»
Sin el delantero francés, el hombre más cualificado de la plantilla para generar espacios en ataques estáticos contra defensas cerradas, el Madrid pierde un recurso único. Un instrumento especialmente valioso si a la Juventus se le da por emboscarse atrás especulando con resolver la eliminatoria en el Bernabéu.
A falta de Modric y Benzema, el Madrid que ha configurado Ancelotti es una maquinaria de acusado perfil contragolpeador. Con Bale y Cristiano en punta, la tendencia se acentúa. Esta apuesta por la velocidad es eficaz contra equipos que se despliegan en ataque. Pero la Juventus no siempre toma la iniciativa. “Es uno de los pocos equipos en Europa que pueden pasar sin problemas de la defensa de tres a la defensa de cuatro”, dijo ayer Ancelotti, en referencia a la línea de centrales que saben formar Chiellini, Barzagli y Bonucci, flanqueados por dos laterales muy duros como Lichtsteiner y Evra. Esta faceta encastillada es la que más temen en el vestuario del Madrid. Sin espacios para correr, y sin un Benzema que los alimente, Bale y Cristiano tienden a ahogarse.
Ancelotti teme que la Juve se cierre con tres centrales para proteger al mediocentro
Ancelotti observa que el punto débil de la Juventus está en el eje de su estructura. Pirlo, a sus 35 años, no siempre se encuentra físicamente fresco para proteger a los centrales. Si tiene un mal día es como si el equipo jugara sin mediocentro. Para compensar esta situación, Conte primero y Allegri ahora, recurren a la defensa de tres centrales. Verdadero laberinto para el ataque del Madrid. “La dificultad para encontrar posiciones claras de remate no dependerá de un jugador”, advierte Ancelotti; “dependerá sobre todo del movimiento del equipo, del ritmo del juego con balón, y, sobre todo, de los movimientos sin balón”.
Ahí es donde James resulta especial porque ninguno de los titulares en Turín posee su inteligencia para moverse en espacios reducidos. Ancelotti ha descubierto que James da un nivel excelente como volante por derecha en el 4-4-2. El técnico considera que el colombiano es más diligente que Bale en las dos fases del juego. Defiende con más bravura y, puesto a atacar, no se limita a desmarcarse en busca del gol. James apoya, se ofrece, toca, colabora en la construcción de la jugada y sabe ser concluyente en los últimos metros. Incluso como extremo, sin ser veloz, se las ingenia para anticiparse a sus marcadores y desbordar. Sus compañeros destacan su humildad. Es la cualidad que lo distingue de otras estrellas en el equipo.
«Tendremos que movernos muy bien sin balón para encontrar espacios», dice el técnico
“Normalmente los jugadores de talento son potentes porque en su constitución predomina ese tipo de fibra muscular”, opina Ancelotti. “Pero James es talentoso y es físicamente resistente. Esta anomalía le ayuda a jugar en el centro del campo donde los esfuerzos son más prolongados”.
James Rodríguez fue decisivo en la maniobra que precedió el 1-0 de Chicharito al Atlético. Fue una de las pocas ocasiones verdaderamente claras que dispuso el Madrid en los cuartos de final. La clase de ocasión que necesitará generar esta noche en el laberinto de Pirlo.
Karim Benzema no forma parte de la expedición madridista que viaja a Turín para jugar el martes la ida de las semifinales de Liga de Campeones. Tras haberse recuperado recientemente de un esguince de rodilla, Carlo Ancelotti prefiere reservar a su jugador para que reaparezca ante el Valencia.
Benzema regresó como estaba previsto el domingo a la dinámica de grupo pero Ancelotti ha considerado que su regreso en Liga de Campeones sería precipitado y se queda entrenando en solitario en Madrid para mejorar su condición física antes de reaparecer.
Será el del Juventus Stadium el quinto encuentro que se pierde Benzema, que cayó lesionado en el Vicente Calderón en la ida de cuartos de final de Liga de Campeones, para posteriormente perderse la vuelta ante el Atlético de Madrid y los partidos de Liga contra Celta, Almería y Sevilla.
Ancelotti ha facilitado una lista de 20 jugadores, de la que tendrá que descartar a dos a última hora, y en la que tampoco ha entrado por lesión el croata Luka Modric ni por decisión técnica el alemán Sami Khedira.
La expedición que aterrizará en Turín alrededor de las 12:30 (10:30h) horas la forman: Iker Casillas, Keylor Navas, Pacheco, Carvajal, Arbeloa, Varane, Pepe, Coentrao, Marcelo, Nacho, Sergio Ramos, Lucas Silva, Kroos, Illarramendi, Isco, James, Bale, Jesé, Cristiano Ronaldo y ‘Chicharito’.
El último entrenamiento antes del encuentro de ida de semifinales, lo completará el Real Madrid en la tarde de este lunes en el escenario del partido, el Juventus Stadium, desde las 18:30 horas (16:30h).
Celta y Madrid piropearon al fútbol. A ese fútbol trepidante, golpe a golpe, sin tregua. Ese fútbol, en definitiva, que irrita a los ortodoxos de las gaitas tácticas, a esos que festejan como éxito el bostezo, que nada pase, que nadie se descamise. En Vigo lo hicieron todos, en un duelo a toda mecha, sin protocolos. Una gozada. Lo fue hasta para el Celta, que cayó con gloria, reconocido por su gente, que tiene motivos para el orgullo. Y más aún para el Madrid, que ha encontrado en el inesperado Chicharito el hilo al que agarrarse para pelear la Liga y lo que sea. Los de Ancelotti se llevaron un partido mayúsculo. Forzados al límite por un estupendo rival, salvaron un escollo descomunal. Una de esas victorias de mucho mérito, como subrayable fue la actuación del equipo vigués, que se rebela a ser un club subsidiario. El fútbol agradece apuestas así. Un brindis.
El Celta tiene su banda sonora. No se siente inferior, no importa el tonelaje del adversario. Un equipo didáctico para muchos de su condición, un conjunto de pensamiento propio. Frente al Madrid, se sublevó desde la primera bocanada. Augusto Fernández, Krohn-Dehli y Orellana, a los que les gusta rumiar la pelota, dar palique al balón, catalizaron el juego. Los tres tienen panorámica, no desprecian un toque ni arrestados por el rival. Da gusta verles. De entrada fueron un tormento para la zaga madridista. El Celta rescataba la pelota con la presión alta, el Madrid sufría un engorro. Y cada pérdida era un aviso. Hasta que Nolito, a lo Nolito, con esa jugada tan de autor, con regate en diagonal desde la orilla izquierda, acabó por dejar planchado a Casillas, inmóvil tras colarse el remate bajo los pies de Varane. La jugada partió de un córner favorable a los de Ancelotti, a Illarra le birlaron la pelota y la contra cerrada por el extremo celtiña tuvo un broche algo rocambolesco: Sergio Ramos cruzó la cancha, de área a área, con la bota derecha en la mano.
La desventaja, con la Liga en Barcelona, exigía una respuesta firme del grupo de Ancelotti. No era una jornada de paso, para remolones. Al equipo le costaba sacudirse al contrario, un conjunto de puertas abiertas, que se repliega hacia adelante, sin recular. La posición del chileno Orellana, a espaldas de Kroos e Illarramendi, torturaba a los visitantes. Mala noticia para el vasco, tras verse del todo arrinconado en la última cita de Champions. Con Orellana de enganche para todos, Kroos no se daba por enterado, los centrales, a lo suyo con el ariete Larrivey, e Illarra, extraviado.
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Aturdido el Madrid, el equipo encontró una vía de escape por la banda izquierda del Celta, donde Nolito, proclive a otras misiones, no escoltaba a los suyos. Ni siquiera se dejaba caer Cristiano por ese costado. Así fue en el empate visitante. James, como en el gol europeo de Chicharito al Atlético, se ha acostumbrado a dar carrete a CR por esa orilla. Lo hizo de nuevo en Balaídos y la incursión del portugués concluyó con un despeje hacia la frontal que cazó Kroos de maravilla, con un disparo contundente y con precisión de cirujano. El Celta notó la descarga y encajó el segundo tanto con Larrivey noqueado tras un trompazo de cabezas con Ramos, lo que le obligó a jugar con un gorro de látex como cortafuego de la sangre. La ruta fue la misma, el carril izquierdo celeste. También repitió el protagonista, James, el mejor mensajero del gol de este Madrid. El colombiano tiró dos paredes con Chicharito, suerte que maneja como los ángeles, y el mexicano, que está en onda, batió a Sergio, que hizo el sapo y el balón se alejó a la red entre sus piernas.
El partido no tenía pausa. A la reacción del Madrid correspondió la de los de Berizzo. Nada de achicarse. En otra oleada de buen juego, Santi Mina le tomó la matrícula a Marcelo, superado por un milimétrico servicio de Orellana. El vigués se presentó ante Casillas, su primer intento se fue al poste izquierdo del Madrid. Cazó el rebote por delante de Marcelo, y bingo. El encuentro no admitía descuido alguno, exigía una mirada fija, permanente. Toma y daca, pim, pam, pum. Conmovedor el Celta, llevado al extremo el Madrid, que demostró que la contundencia que le distingue también es cosa de suplentes, al menos de este Chicharito iluminado. Un goleador con ojo clínico cuando tiene escena. Con un exceso de vocación ofensiva, con la zaga local fuera de los cuarteles, el «guisante» habilitó a CR en una contra que concluyó con disparo cruzado del luso al poste. El preludio del 2-3, obra de James, que asiste y golea, otra vez en alza, de nuevo varios escalones por delante de Isco, solo fugaz con algún arabesco. James, con un desvío de Fontás, dejó al Madrid con el marcador de cara al filo del descanso tras un primer acto extenuante.
Cabía pensar que de vuelta del intermedio bajara el ritmo. Un espejismo. Nada de nada. El guion se mantuvo, con el Celta invadiendo el perímetro de Casillas, con Nolito de reto en reto con Carvajal, y casi siempre victorioso. El Celta iba con todo, el Madrid lo fiaba al horizonte despejado, al ataque a la carrera, como le gusta. Pero no le llegaba la jugada ansiada, porque su rival no cejaba en el empeño, iba, iba e iba. En uno de los asaltos, la gente reclamó penalti de Kroos a Orellana, en una acción confusa. El Madrid no tenía aire hasta que Sergio Ramos, en plan centurión, se lanzó a la aventura hasta la media cancha, donde nadie le obstaculizó el tranco y el defensa andaluz ejecutó un arquitectónico pase a Chicharito, que pinchó la pelota con exquisitez antes de batir a Sergio. Una veta de primera este Chicharito que parecía irrelevante.
Ni con 2-4 lo veía claro Ancelotti, sabedor de que enfrente había un adversario de cuerpo entero. La prueba es que el técnico italiano recurrió a Pepe y Arbeloa en detrimento de Chicharito y James. El Madrid bajó la persiana al duelo con seis defensas. El choque le había exigido de lo lindo y con el sueño de Chicharito puede seguir soñando. Para el Celta, honores. Si hay que perder, que se pierda así. Hay Liga, mucho Celta y mucho Chicharito.
Sentenciadas casi todas las grandes ligas en Europa, la española mantiene el afilado pulso entre el Barcelona y el Real Madrid a falta de cinco jornadas para el final. Solo dos puntos les separan. El bipartidismo, quebrado el curso pasado por la irrupción del Atlético, se percibe ahora como un mal menor comparado con el absolutismo que, en otros torneos, ejercen los más poderosos. La lesión de Benzema ha permitido a Ancelotti encontrar un filón en Chicharito, sacrificado y listo tanto para jugar de espaldas a la meta rival como para abrirse caminos verticales hacia la portería anoche del Celta en Balaídos, donde marcó dos de los cuatro goles madridistas (2-4). Mientras, el Barça sigue cabalgando a lomos de su trío de atacantes, con un Messi cada día más dominante en todas facetas del juego, como el sábado en un derbi azulgrana en Cornellà ante el Espanyol de principio a fin.
En Italia, la Juventus no ha admitido réplicas más allá de algunos tramos de la Roma, descolgada ya a 15 puntos, uno menos que la Lazio. La Vecchia Signora, rival del Real Madrid en las semifinales de la Champions, ha tardado en volver a la élite europea y, por sus recursos, está todavía lejos de medirse al conjunto blanco de tú a tú, por mucho que el fútbol reserve sorpresas en cada esquina.
En la Bundesliga, el Bayern se proclamó ayer campeón tras pasearse una temporada más de la mano de Pep Guardiola, sin ni siquiera el incordio de un Borussia Dortmund desfondado, apenas animado por la remota presencia del Wolfsburgo. El panorama, además, invita a pensar en una competición sin rivales para el Bayern en los próximos cursos. Su cruce de semifinales ante el Barça despierta curiosidad y expectación en todos los rincones, ávidos del choque entre los dos cuadros más goleadores de la Champions.
En Inglaterra, el Chelsea ha aprovechado la confusión del Manchester City para consolidar el éxito de su apuesta mucho más defensiva (ayer empató sin goles ante el Arsenal en el Emirates y solo suma 65 tantos en 32 partidos por los 77 del Bayern en dos encuentros menos) y liderar la Premier con 10 puntos de ventaja sobre el conjunto de Pellegrini.
Solo Francia mantiene una distancia similar a la española entre el adinerado PSG, vapuleado por el Barça en los cuartos de final de la Champions, y la sorpresa del Olympique de Lyon, que ha vuelto a la élite después de una larga ausencia y queda a tres puntos. El Marsella, pese a un arranque ilusionante impulsado por la mística de Marcelo Bielsa, se ha desplomado en la segunda parte del campeonato y ya está a 11 puntos.
Otro signo de la vitalidad de la Liga es la tabla de goleadores. Hay vida detrás de los dos monstruos. La estela que dejan Cristiano Ronaldo (39 tantos) y de Messi (36) la pisa Griezmann (22 en 32 encuentros). El delantero francés del Atlético sería, con esa cifra, el máximo anotador de las tres principales Ligas europeas: por delante de los 21 tantos de Agüero en 29 partidos con el City; los 19 de Meier en 26 con el Eintracht de Fráncfort; y los 18 de Tévez en 28 citas con la Juventus. La excepción otra vez llega de Francia: Lacazette, el atacante del Lyon, ha alcanzado las 25 dianas en 29 duelos. El cuarto de la Liga, Neymar con 19, también se codearía entre los mejores en algunos torneos europeos.
Tal y como ha llegado el Barça al tramo final, nadie parece capaz de pararlo si no es el Atlético en la penúltima jornada en el Calderón. Los otros cuatro rivales son de la parte media de la tabla hacia abajo: Getafe, Córdoba, Real Sociedad y Deportivo. El Madrid, en cambio, se enfrentará a los dos principales escollos seguidos, el Sevilla en el Pizjuán y el Valencia en el Bernabéu, justo en medio de la eliminatoria frente a la Juve.
Orgullosos de su bandera, de su tierra y de su emblema futbolístico, el Chicharito, un buen número de mexicanos se pasearon por Vigo y frente a Balaídos durante las horas previas al partido. Expansivos y parlanchines como su ídolo, afortunados todos al fin porque el coliseo vigués vivió una segunda eclosión merengue del que hasta hace una semana era el delantero más suplente del Real Madrid. Hoy todos los focos le alumbran, goleador para dar el pase a semifinales a su equipo en la Champions, dos veces realizador para mantenerle en la Liga. “¡Viva México, viva Jalisco y viva el Chicharito!”, gritaba un abanderado aficionado entre la muchedumbre que aguardaba la salida de los futbolistas tras el partido. Perdida, por las lesiones, la sintonía de la BBC, el Madrid se expresa con acento azteca y aplaca la añoranza de los ausentes con el rendimiento de los presentes.
Hubo momentos desagradables, pero ahorita estoy feliz”
Chicharito Hernández
El delantero mexicano llega a su cénit como madridista justo cuando el club debe valorar si hace efectiva la opción de compra que pactó con el Manchester United el pasado verano. 25 millones de euros cuesta ese pase, de los que habría que descontar una décima parte, que es el dinero en el que se valora la cesión de esta temporada. En total 22 millones por un suplente, sí, pero cumplidor. “No pienso en eso, sólo en disfrutar del presente”, zanjó Javier Hernández. Sus números son demoledores en todos los sentidos. Apenas ha contado para el entrenador, que le otorgó en Vigo su tercera titularidad en lo que va de Liga. Participó en quince partidos más, apenas unas migajas para sumar en total 510 minutos. Diez veces remató entre los palos y seis veces marcó gol. Anota cada 85 minutos.
“Ha tenido mucha paciencia y es justo todo lo que le está pasando ahora”, apunta James Rodríguez. El colombiano no dejó de asociarse con Chicharito, más proclive a caer hacia el flanco derecho. Allí tejieron el gol que puso en ventaja al Real Madrid, tres paredes culminadas por el goleador con un remate bajo las piernas del meta Sergio Álvarez. “Todo el equipo está trabajando bien, pero él está disfrutando su momento, que es muy bueno”, reconoció Ancelotti. Tras el partido se le planteó al estratega italiano si el estatus del nuevo héroe madridista había cambiado, si su puntería convertía en prescindible a alguno de los que no hace tanto eran titularísimos. “Si Chicharito está así es innegociable como Cristiano, Benzema, James, Isco… Tengo un equipo innegociable, juegan sólo once y el resto se queda en el banquillo”. “Esa es una cuestión para el míster, lo único que está en mi cabeza es disfrutarlo ahora. Es un trabajo de conjunto. Ahorita estoy feliz, en el pasado se vivieron noches no tan agradables y ahora disfruto de algo que pedía en cada oportunidad que tenía”, explicó el mexicano.
No ha bajado nunca los brazos, nunca ha dejado de ayudarnos y entrenó siempre muy duro”
Marcelo
La caseta blanca da la sensación de agradecer tanta buena fortuna para su compañero. “A quien trabaja, Dios le ayuda”, concluyó el lateral Marcelo cuando le preguntaron por Chicharito. “Es un grandísimo jugador, pero no sólo de esta semana. No ha bajado nunca los brazos, nunca ha dejado de ayudarnos y entrenó siempre muy duro”. Minutos antes Sergio Ramos le había propinado un monumental abrazo después de que ambos conectaran para que llegase el gol que cerró el partido, el cuarto del Madrid. Poco después, al llegar al banquillo sustituido por Ancelotti le recibieron con idénticas muestras efusivas tanto Paul Clement, uno de los auxiliares del entrenador, como Keylor Navas, Arbeloa y Nacho. Luego Chicharito se sentó, miró al cielo, se santiguó y lanzó un guiño a su afición.
El entrenador del Celta, el Toto Berizzo, alabó la labor de sus jugadores y responsabilizó de la derrota a la efectividad de los delanteros madridistas: “La actuación de mi equipo me deja muy contento. Fuimos fieles a nuestro estilo de jugar pero su pegada nos hizo daño. Patearon seis veces a nuestro arco y nos convirtieron cuatro goles”.
“Jugarán los mejores”. Fue escueto y lo dijo entre líneas, casi como siendo una obviedad. Carlo Ancelotti, antes del encuentro ante el Atlético de Madrid en la vuelta de Champions, ‘señaló’ de esta manera que en su equipo alinearía a Varane, Pepe y Sergio Ramos. Este pasado domingo, regresó a la normalidad para no situar a ningún defensa en el centro del campo, dando el testigo natural a Illarramendi. Y el partido, en esa línea medular, estuvo dominado mayormente por el Celta, que tomó el mando del partido de manera descarada en la segunda mitad con un 65% de posesión.
Al margen de un posible fallo de Illarra en el primer gol del partido, los números no dejan en buen lugar al mediocampista vasco ya que la batalla en su línea –también la de Kroos– fue ganada por el conjunto vigués. Además, la “verticalidad” que tanto le gusta a su entrenador se produjo en su mayoría por las bandas –sólo un 25% de los ataques merengues arrancaron desde el centro- y, precisamente, una de esas jugadas que se hilvanaron por el medio acabó en gol. Aunque vino de las botas de Sergio Ramos, quien condujo la pelota hasta la línea medular para adelantar un balón de gol a Chicharito, acción que Illarra no ha logrado todavía fabricar.
El de Camas, con ese pase, ya lleva una asistencia más que Illarramendi en toda la temporada, que en este aspecto mantiene el casillero intacto. Kroos (encargado de botar los saques de esquina y las faltas) suma trece y Modric cuatro. Son cifras que respaldan la decisión de Ancelotti de haber colocado antes a Ramos que a Illarra en el centro del campo frente al Atlético. Y dicha circunstancia de colocar a un ‘forastero’ en la medular se podría repetir en otro encuentro. De momento, en Balaídos, el de Motrico no dio motivos para quitar esa duda al italiano. Por cierto, el encuentro lo terminaron disputando los tres centrales… aunque en su posición.
Con Modric descartado hasta el último metro de la recta final de temporada, este miércoles frente al Almería, Asier presumiblemente contará con la única rivalidad de Lucas Silva en busca de minutos. El brasileño llegó en invierno por 15 millones de euros y sólo ha disputado 331 minutos en tres titularidades y cuatro choques partiendo desde el banquillo. Tiene difícil que asuma un papel protagonista en ‘finales’ tan importantes como las de la Juventus o la del Sánchez Pizjuán de este sábado.
Es uno de los jugadores predilectos del Santiago Bernabéu. Isco Alarcón sabe cómo levantar a los espectadores de sus asientos dando un ‘pase de pecho’ como pocos en el mundo. Pero su estética a la hora de torear ha de acompañarla con una efectividad entrando a matar a la altura de sus compañeros, aquello de la “verticalidad” que tanto le gusta a Carlo Ancelotti y que tan bien la ejecuta James Rodríguez, su principal competencia. En Vallecas, en la primera ocasión que el entrenador del Real Madrid tuvo para elegir entre el colombiano o el malagueño, se decantó por un recién recuperado James. A Isco no le gustó y tanto Ancelotti como Sergio Ramos mantuvieron una charla con él para evitar que las aguas se salieran de su cauce. Esta noche, al contrario que hace una semana en el Vicente Calderón, Isco será titular ante el Atlético en la vuelta de los cuartos de Champions (20:45h – C+ Liga de Campeones), y no por aquel enfado.
Siempre que James y Bale han estado en condiciones, Isco ha debido aguardar en el banquillo su oportunidad (salvo que Benzema o Cristiano hayan sido baja). Con ello, Bale ha disputado 42 partidos en lo que va de año, James 34 e Isco otros 34, con la diferencia de que el internacional español ha jugado diez encuentros más partiendo desde el banquillo, por dos del colombiano y uno del galés. Teniendo similares números –algo más de 3.000 minutos sobre el verde–, la diferencia es que James y Bale han dependido de ellos mismos pero Isco, en buena parte, ha debido ser por ausencias de terceros. La última, este sábado gracias a la baja de Benzema.
“Vamos a ver qué hago porque doce no puedo poner”, respondió Ancelotti hace dos semanas cuando regresó James de su lesión y se le cuestionó sobre quién ocuparía la titularidad frente al Rayo, si este o Isco. Ninguno dio motivos para ir al banquillo, pero fue James el elegido. “(Contra el Granada) ha jugado con calidad e intensidad, nos ha ayudado. Es un jugador que verticaliza mucho el juego y siempre con ideas”. La verticalidad…
Quizás sin entender mucho por qué y asumiendo el ego propio de cualquier deportista, Isco se molestó con la nueva situación. Ancelotti, curtido en mil batallas con casos similares, le mandó un mensaje tranquilizador. Por si acaso y como uno de los capitanes, Sergio Ramos hizo lo propio. Isco cumplió este martes 23 años y este miércoles será titular en el Real Madrid para disputar los cuartos de final de Champions frente al Atlético de Madrid, en su plaza y ante su público. Al final se ha salido con la suya aunque ha sido su fútbol –y no su pataleta– el que lo ha situado en esta privilegiada situación.
Alineaciones probables
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Coentrao; Kroos, Illarramendi, Isco; James, Cristiano Ronaldo y ‘Chicharito’.
Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Miranda, Godín, Siqueira; Arda, Gabi, Tiago, Koke; Griezmann y Mandzukic.
Árbitro: Félix Brych (Alemania).
Estadio: Santiago Bernabéu.
Hora: 20:45 (18.45 GMT).
La Liga obliga a Carlo Ancelotti a aparcar, momentáneamente, las preocupaciones de la Champions. Pero, aunque el técnico del Madrid insista en recordar que son dos los títulos que se juega el equipo, la sensación es que la temporada dependa de cómo acabará el derbi de cuartos del próximo miércoles. De ahí que todo lo que ocurra en Valdebebas estos días: la lesión de Benzema ayer y la ausencia de Coentrão en la convocatoria, sea analizado con vistas al miércoles.
Mientras que para ganar la Liga el conjunto blanco depende de tropiezos ajenos, para disputar las semifinales de Champions depende de sus aciertos. Se divide así el Madrid entre la persecución al Barcelona —a dos puntos con 21 en juego— y la angustia de jugársela ante el Atlético. En mitad de los dilemas llega un Málaga con objetivos europeos.
Ni después de haber jugado su mejor partido en meses consiguió el Madrid golpear al Atlético. Remataron 18 veces los blancos y no festejaron ni un gol. Ancelotti aseguró el martes que eso no tendrá repercusiones en la cabeza de sus jugadores y ayer dijo que ese 0-0 no resultó amargo. “Lo que me da más felicidad es que el equipo juegue bien porque para eso entrenamos. Después está la valoración del resultado y yo tengo buen sabor de boca porque el partido fue bueno”, aseguró.
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Respecto a ese partido, el técnico recupera a Pepe —no estaba al cien por cien— y podría dar descanso a Modric y Carvajal (apercibidos igual que Ramos y Coentrão). Pierde, sin embargo, a Karim Benzema. El delantero francés apareció ayer por el césped de Valdebebas con un vendaje en la rodilla derecha y abandonó la sesión de trabajo al resentirse de unas molestias en esa zona.
“No estará disponible ante el Málaga, pero lo vamos a recuperar para el miércoles. La baja de Karim no va a cambiar el dibujo. Pondré el mejor once posible para intentar ganar este partido. El Málaga es un rival peligroso”, analizó Ancelotti, que no se fía un pelo de un equipo que ya ganó al Barça en el Camp Nou. “Juegan con intensidad y dinamismo. Nos preocupa que hayan ganado en Barcelona. Tenemos que poner toda la energía que tenemos”.
Rotaciones, por lo tanto, las justas. Nada nuevo en la hoja de ruta de Ancelotti. “El de mañana [por hoy] es un partido y el del miércoles otro. El del Málaga no es un partido para dar minutos a Coentrão sino para ganar y seguir con la racha”, contestó el técnico cuando le preguntaron si hoy alinearía al lateral portugués para que coja ritmo de cara al partido de Champions. Con la ausencia de Marcelo por sanción, Coentrão es, a priori, la opción más natural que tiene Ancelotti para la vuelta de cuartos ante el Atlético. Pero el caso es que el lateral portugués se ha quedado fuera de la convocatoria y Marcelo será titular esta noche. ¿El miércoles? Ya se verá.
Coentrão, relevo natural de Marcelo para el miércoles, se queda fuera de la convocatoria
Tres son las opciones [cuatro con Bale, pero esa queda prácticamente descartada] que tiene para el carril izquierdo. Arbeloa y Nacho, los comodines de la defensa, y Coentrão. Nacho siempre que ha jugado ha cumplido: suma 924 minutos. No tiene, sin embargo, la experiencia de Arbeloa (1.669 minutos) para partidos decisivos. Por su parte, Coentrão apenas ha jugado 774 minutos esta temporada y no es titular desde el partido ante el Schalke (10 de marzo).
En una entrevista en Es Radio Ancelotti dijo que, si está bien, jugará el miércoles ya que hizo “una semifinal fantástica con el Bayern el año pasado”. El estado de forma del portugués es una incógnita. Lo ha sido toda la temporada. Los distintos problemas que ha ido sufriendo le han impedido jugar con el Madrid pero no con su selección. “Es muy intenso en los partidos, pero debe mantener esa intensidad en los entrenamientos, no siempre lo hace y eso repercute en su estado físico. Debe hacerlo para no tener riesgo de lesiones”, le criticó el técnico en Es Radio. En el Allianz Arena en las semifinales de Champions ante el Bayern sustituyó a Marcelo (entonces lesionado) con siete partidos de rodaje en las piernas. Venía, además, de jugar todas las eliminatorias desde la vuelta de octavos. Ahora no juega desde el 10 de marzo.