Mientras escuchamos una y otra vez por radios y televisiones a un tipo contando billetes metido en un coche y nos aseguran que no es el audio de una película de Berlanga, sino la realidad misma, y que el sujeto en cuestión es nada más y nada menos que el Presidente de la Diputación de Valencia, la vida sigue. Faltan todavía años hasta que sepamos quién ocupará el trono de hierro de los siete reinos, pero cada temporada en la NBA eligen a su propio rey. Ahí también, sin necesidad de bodas de sangre ni carnicerías, se suceden los cambios y desde hoy el trono estará ocupado por Stephen Curry. El nombramiento estaba cantado, y lo que me parece más destacable es que el éxito de Curry democratiza el baloncesto. Me explico. Tú ves jugar a Lebron o Kevin Durant, los últimos MVP, y un océano te separa de ellos. Ambos, de forma diferente, son físicos superlativos, inalcanzables. Pero Curry es otra cosa, un tipo cualquiera mientras no tenga un balón en las manos. El sueño de ser Lebron o Durant queda fuera del alcance de todos, el de ser Curry resulta mucho más accesible. Supera ligeramente el 1,90, sus músculos ni mucho menos llamarían la atención en un gimnasio y cada vez que choca con uno de los armarios de tres cuerpos que abundan por la liga temes que le vayan a desmontar como si fuese el señor Potato. En un campo lleno de agresivos leones dispuestos a soltarle un zarpazo a la menor oportunidad, Curry es una gacela que, a base de quiebros, es capaz de sobrevivir y no dejarse atrapar. Por eso hay algo de contracultural en el éxito de Curry, pues triunfa en una época donde el físico tiene un peso cada vez mayor. Pero él es otra cosa, un jugón en la mejor de sus acepciones, con una muñeca que es un mecanismo de precisión a la altura del mejor reloj suizo, unos ojos con visión de 360 grados y una coordinación de espacios y tiempos que le hace capaz de dar asistencias imposibles en posiciones y con mecánicas inverosímiles. Todo esto podría quedar en juegos de artificio, como ha ocurrido con otros jugadores anteriormente, pero Curry combina la estética con la eficacia y de su mano no sólo salen jugadas para el Top 10 de cada semana, sino que provocan victorias. Tantas como las 67 en 82 partidos que consiguió su equipo en la temporada regular. No hay duda que el trono está muy bien ocupado
Andres Kudacki (AP)’);»> ampliar foto
El Madrid ha perdido en Turín porque no ha merecido ganar. Dos jugadores se han ganado las portadas. Por un lado, Sergio Ramos, que ha jugado probablemente el peor partido de su carrera. Por el otro, Morata, que además de marcarse un partidazo (he de reconocer que me está sorprendiendo, no me parecía jugador de equipo grande) no ha celebrado el gol que ha metido, lo que se ha interpretado como siempre, un gran gesto de respeto. Nunca he entendido esto de no celebrar los goles. ¿Se falta al respeto alegrándote por meter un gol tan importante y celebrándolo como merece la ocasión? Porque, de la misma manera, podríamos pensar que al no celebrarlos se falta al respeto al equipo que te paga y la afición que te apoya. Por no hablar de los naturales y entendibles aires de revancha que suelen tener los deportistas cuando se enfrentan a exequipos que no confiaron en ellos, lo que es algo incompatible con la supuesta pena que les provoca el demostrarles lo que vales. No sé, yo siempre pienso lo mismo en estas situaciones, cuando veo que después de un gol ponen pucheritos. Joder, si te da tanta penita, pues no haberlo metido. Digo yo.
Fallece Jesús Hermida, un clásico. Se suceden los homenajes y palabras bonitas de aquellos que le conocieron. Me ha llamado la atención lo que ha dicho el rey saliente. “Hermida era un gran amigo, una gran persona, un magnífico periodista y, sobre todo, un gran español”. ¿Sobre todo? Ser amigo, buena persona, excelente periodista, está bien, pero sobre todo, lo importante es que era un gran español. Pues vale. Yo a Hermida siempre le recordaré presentando capítulos de Cheers en un tiempo donde nuestro conocimiento de las series norteamericanas resultaba entre escaso y nulo. De esta forma, en mi cabeza se quedó instalado el link entre él y Sam Malone, uno de mis héroes televisivos favoritos. Una pareja muy peculiar, sin duda.
Los Gasoles atacan. Después del triunfo de Memphis en la mismísima casa del rey Curry, ya tenemos a los dos hermanos con sus equipos habiendo recuperado la ventaja de campo. La cosa parece que va a ir para largo, lo que ya de por sí es una buena noticia pues los pronósticos iniciales no daban mucho carrete ni a Bulls ni a Grizzlies. Pero ahí están ambos, desafiando a los entendidos. En el caso de Pau, sin perder de vista otros asuntos, como el de la selección. Sus palabras de apoyo a la opción de la vuelta de Scariolo (me parece el hombre idóneo, frase textual) hacen pensar dos cosas. Una, que va a ser Scariolo, pues otra opción dejaría mal a Pau. Dos, que Pau estará en el Europeo, porque una renuncia haría poco entendible que se haya mojado tanto en este tema. Puedo acertar las dos como fallarlas, pero el razonamiento tiene su lógica ¿no?
Kai Pfaffenbach (reuters)’);»> ampliar foto
La noche es de Leo Messi, que destroza al Bayern en un abrir y cerrar de ojos. Su estado de forma es escandaloso, crea, combina, regatea, remata, golea y siempre encuentra la forma de terminar desesperando a los rivales. Ya lo había dicho Guardiola el día anterior, eso de que el talento no se puede frenar. Visto lo que ha ocurrido, ha pasado a ser una frase de referencia que en el futuro servirá para explicar muchos partidos. Con su 3-0 los azulgranas tienen pie y tres cuartos en la final de Berlín, y un clásico en la cumbre europea parece más cerca que nunca. Salvo que Morata tenga que pedir perdón por meter más goles el próximo miércoles.
Termino en positivo. Dice Rajoy que en España hay muchos tristes que se niegan a ver un futuro optimista (siempre que le sigan votando, claro). Una nueva noticia viene a confirmar que el que no quiera ver brotes verdes muy verdes es porque no quiere. El gorro, jersey y patucos que lució la hija de los duques de Cambridge cuando fue presentada el pasado sábado en Londres fue elaborado a mano en una tienda de San Sebastián. Un país capaz de semejante gesta, no tiene nada que temer.
Última hora. Ya es oficial. Scariolo es el nuevo seleccionador de baloncesto. ¡Sorpresaaaaaaa!