París y Budapest entran en la carrera por los Juegos de 2024 de la que Madrid huyó

Este mediodía, París ha hecho oficial su candidatura para organizar los Juegos Olímpicos de Verano de 2024. Unos 150 deportistas se han reunido en la sede del Comité Olímpico Francés para dar el pistoletazo de salida a una carrera que culminará en 2017 con la elección en el Congreso de Lima (Perú). Tras ese acto simbólico, la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, y el presidente de la región de Ile-de-France, Jean-Paul Huchon, aportarán más detalles de la candidatura.

La capital francesa vuelve a dar el paso tras no conseguir ganar la votación para organizar las ediciones de 2008 (Pekín) y 2012 (Londres). En la segunda ocasión, Madrid fue una de sus rivales. La capital española lo intentó tres veces seguidas: en 2012, 2016 y 2020. Y en las tres, las altas expectativas acabaron alimentando la decepción. La votación de Buenos Aires en 2013 sepultó las últimas aspiraciones olímpicas de Madrid, que ni se ha planteado optar a organizar los JJOO de 2024.

«Madrid no puede ir al 2024, pero vamos a ver cómo ese proyecto que presentamos se plasma y prueba de ello es que ahora ha cogido el COI», explicó Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, en una entrevista en el El Confidencial.

París y Budapest entran en la carrera por los Juegos de 2024 de la que Madrid huyó

En 2024 se cumple un siglo de la última vez que París organizó los Juegos (1924). Esa fue la segunda vez, puesto que ya lo había hecho en la segunda edición, en 1900.

Otras cuatro ciudades competirán con París por organizar los Juegos (el plazo de presentación termnina el 15 de septiembre): Boston (Estados Unidos), Roma (Italia), Hamburgo (Alemania) y Budapest (Hungría). La capital húngara también lo ha hecho oficial este martes. El pleno del Ayuntamiento aprobó presentarse, aunque el proyecto que ahora tiene que ser respaldado por el gobierno y el parlamento del país. Según un informe encargado por el Comité Olímpico de Hungría, la organización de los JJOO tendría un coste de 2.480 millones de euros y generaría unos ingresos de 3.500 millones.

Insuficiente remontada de 19 puntos para un Madrid que no pudo con un enorme Valencia

El Valencia ganó por 89-93 en el Palacio de Deportes al Real Madrid en una épica victoria que iguala la eliminatoria de semifinales (1-1) y le otorga el factor cancha, con una gran actuación coral plena de fuerza, agresividad y garra, que neutralizó el gran partido de Sergio Llull, autor de 28 puntos. Sin rebote y sin defensa, el Real Madrid se enredó, en el primer cuarto, en un duelo de pistoleros que acabó en tablas con 5 aciertos de 9 intentos para cada bando, con Sergio Llull, 3 de 4, y Jaycee Carroll, 2 de 3. Además de los 31 puntos encajados en este primer periodo, 22-31, señal de la escasa efectividad de la defensa local, los 3 rebotes capturados en el periodo, ninguno en ataque, acabaron de matar a un Real Madrid que lo fió todo a su pegada en ataque.

Carles Durán, entrenador del Valencia, prometió una nueva batalla y «otras armas» para el segundo partido, pese a las ausencias por lesión de Pau Ribas y Kresimir Loncar. Un ataque más incisivo, sin mucha elaboración si no era necesaria y un mayor porcentaje en el lanzamiento triple, junto a una defensa aguerrida, fueron la plasmación de ese aviso. El Madrid no se dio por aludido pese a los 9 puntos de desventaja al final de los primeros diez minutos y estiró su galbana tres minutos más, hasta que el marcador registró un 22-41 (min.13). ¡Diecinueve puntos de desventaja! Pablo Laso, entrenador del Real Madrid, no conseguía encontrar el cinco necesario para frenar a un Valencia ambicioso, con hambre, dispuesto a luchar cada balón y con la puntería que, quizá, le faltó en el primer partido (9 de 15 triples, un 60 por ciento de acierto) al descanso.

Llull fue el máximo anotador del partido con 28 puntos (Efe)

Con Nocioni, de nuevo como catalizador en la lucha, el Madrid comenzó a dar señales de vida con un parcial de 12-4 en poco más de 4 minutos (34-43, min.16,30). La clave fue la aparición de la defensa, por momentos en zona o uno y caja, y una velocidad más en ataque. El Valencia aguantó el arreón madridista y se fue al descanso por delante en el marcador, 41-53. El Madrid identificó el problema, intentó solucionarlo y, lo mejor, no se fue al vestuario con el partido perdido del todo tras recuperar 7 puntos y tener ‘sólo’ 12 de desventaja. Las primeras jugadas del tercer cuarto evidenciaron que la charla del vestuario fue intensa cuando menos. La actitud del Real Madrid fue bien distinta, pero el Valencia siguió enchufado en el lanzamiento y crecido en lo moral, además de mantener su estajanovista defensa, 50-63 (min.23).

El partido se enredó con muchos roces, mucha lucha, muchos parones y demasiados balones perdidos por ambas partes, mientras que el marcador apenas registró modificaciones en la diferencia visitante, 53-63 (min.25). Uno de esos roces acabó con Guillem Vives dolorido y con la perdida de nervios de su técnico Durán, que pateó con dureza un balón a las gradas. Los árbitros le pitaron una técnica y le perdonaron la descalificante. Pero a partir de ahí ya nada fue igual, 59-65 (min.26). El Madrid, después de mucho tiempo, estaba en disposición de echar el aliento en el cogote al Valencia. Y aunque los levantinos no aflojaron en su empeño, el campeón de Europa pareció estar de vuelta. Lo que confirmó Rudy con un triple lejano que estrechó el marcador hasta un 66-67 (min. 28,40). Otro triple sobre la bocina de Sergio Llull (21 puntos hasta ese momento y otro de los líderes de la reacción) cerró el tercer periodo con un incierto 71-73.

El Real Madrid con rebote, actitud, ganas, esfuerzo y trabajo y, sobre todo, con defensa y rebote, logró neutralizar los 19 puntos de desventaja con los que llegó a ir perdiendo (22-41, min.22,45). Un triple de Nocioni en los primeros segundos del último cuarto devolvió al Madrid a las ventajas, 74-73 (min.30,20). El Valencia no se arredró aunque el marcador comenzó a pintar mal para sus intereses (79-75, min.34) y supo seguir moviendo el balón en ataque en busca de sus mejores opciones, 79-89 (min 37,20), consiguiendo un parcial letal de 0-14 en tres minutos y medio que le dieron finalmente la victoria por 89-93. El Madrid volvió a intentarlo de nuevo y tuvo una última opción tras acercarse, a falta de 50 segundos, con un 89-91. El Madrid se durmió y se lo llevó la corriente, se despertó a tiempo y remó y remó hasta morir en la orilla.

Patty Llaguno y Eli Amatriain consiguen en Córdoba su primer triunfo de la temporada

Mucha igualdad en el pádel femenino: tres torneos, tres parejas campeonas. En el Córdoba Challenger (Open en categoría femenina), Patty Llaguno y Eli Amatriain consiguieron su primer título de la temporada tras imponerse en la final a Alejandra Salazar y Marta Marrero, que habían ganado en La Palma en la segunda cita del World Padel Tour.

Llaguno y Amatriain, tercera pareja del ranking, tuvieron que sufrir en la final, donde se acabaron ganando por 4-6, 7-6, 4-6 a la pareja número 2. En semifinales habían conseguido vencer a las número 1, a las hermanas Sánchez Alayeto, en dos sets (6-2, 6-4). Las primeras del ranking abrieron la temporada ganando el Barcelona Master, pero luego no han podido repetir ni en La Palma ni ahora en Córdoba.

La siguiente cita para todas ellas será a partir del 17 de junio en Valladolid.

Marina y Ruiz remontaron para conseguir el triunfo (Foto: WPT)

Los jóvenes brillan

El torneo masculino, a diferencia del femenino, no contó con las mejores raquetas del ranking. Los primeros de la clasificación no suelen jugar los Challenger, lo que da la oportunidad a parejas más jóvenez. En Córdoba no estuvo ninguna de las diez primeras parejas, y las dos mejores, según la clasificación, eran las formadas por Uri Botello y Javier Concepción y Maty Marina y Álex Ruiz, que se enfrentaron en la final. La media de edad de los cuatro es de menos de 23 años.

La victoria fue para Marina y Ruiz, que remontaron tras perder el primer set en el tie break (6-7). Se recuperaron y ganaron los dos siguientes por 6-4 y 6-3 y se coronaron en el Club Deportivo de Sierra Morena.

La siguiente cita llegará en poco más de una semana, con el comienzo del Río Gallegos Open, primera cita de la temporada que se disputa fuera de España. En Argentina sólo habrá competición categoría masculina. Regresará tras su lesión el brasileño Pablo Lima. En su ausencia, su compañero Fernando Belasteguin ganó los torneos de San Fernando y La Palma junto a Willy Lahoz.

Xavi no se olvida de su amigo Iker, con quien firmó un pacto de sangre en Nigeria

«Me sabe mal y me parece muy injusto lo que esta pasando con Iker. No es una situación agradable para él, creo que está sufriendo y no se lo merece. La gente debería tener un poco mas de memoria y valorar todo lo que ha hecho por el Real Madrid y por su país». No fue casualidad que el día en el que decide dar un paso al costado y decirle hasta pronto al club de sus amores, Xavi Hernández, el inimitable ‘Pelopo’, se acordara de su eterno compadre de fatigas -además de amigo de los de verdad- en la selección española. A pesar de que siempre se hayan visto las caras de frente sobre el manto verde como estandartes de Barça y Real Madrid, resulta imposible entender la carrera del todavía capitán azulgrana sin vincularla estrechamente a la del todavía capitán madridista y de la selección española. Seguramente, en ambos casos, ese brazalete debería tener carácter vitalicio, como sus respectivas camisetas, por lo mucho y bueno que le han dado al balompié de este país. Me explico…     

Aunque el primer contacto entre ambos se produjo en las concentraciones previas al Mundial sub 17 de Egipto, en 1997 (donde España logró la medalla de bronce), fue dos años más tarde, en Nigeria, donde realmente se gestó una camaradería y una complicidad que, sin saberlo aún, sentaría las bases del esplendoroso futuro que aguardaba a La Roja en los años venideros, los que coincidieron con la plena madurez deportiva del pequeño genio egarense y el gran cancerbero mostoleño. 

Siempre he sostenido, tal vez porque tuve la fortuna de sentirlo a flor de piel en aquella especie de máster exprés de periodismo en tres semanas que resultó ser para un servidor Nigeria 99, que el origen del ‘tiqui-taca’ no se produjo en Aarhus con aquel soberbio partido de España ante Dinamarca, jugándose la piel para estar en la Euro 2008. El verdadero nacimiento de esa escuadra que ha hecho realidad nuestros sueños de ver en la solapa de la rojigualda la estrella de campeones del mundo o de enlazar dos europeos al hilo como el que va a comprar el pan cada mañana, tuvo lugar en aquel campeonato sub 20 en el que 18 valientes juveniles se pusieron el mundo por montera en las peores condiciones posibles y cuando nadie daba una pela (moneda de curso legal entonces) por ellos.

El Mundial sub 20 de Nigeria marcó su amistad

Nigeria no era ciertamente el escenario apropiado para una gesta del calibre de la que rubricaron los discípulos de Iñaki Sáez superando en el camino penalidades varias a fuerza de una voluntad de acero, mucho sudor (todos acabaron al borde de la deshidratación el partido ante Zambia) y lágrimas de nostalgia al no poder siquiera comunicarse con sus seres queridos dada la precaria situación a todos los niveles de un país que no estaba en condiciones de albergar un torneo del calado de una Copa del Mundo en 1999. 

Empero, aquella aventura ‘a lo Livingston supongo’ plagada de trampas anímicas de todos los colores, acabó por sacar lo mejor de cada integrante del combinado hispano. Fue precisamente en aquel complejo escenario donde Xavi e Iker, tanto monta, sellaron un pacto de sangre inviolable que aún hoy día defienden contra viento y marea. Esa fusión indisoluble de sus personalidades resultó fundamental para evitar que el equipo arrojase definitivamente la toalla dos días antes de los cuartos frente a Ghana, cuando al sentarse a comer en el hotel de Kaduna, les sirvieron platos de ensalada aderezados de hormigas. El azulgrana y el merengue, junto a Marchena y Orbaiz, fueron los encargados de tirar del carro y levantar el ánimo alicaído de sus compañeros, hartos ya de padecer tantas vejaciones. 

Sobre el césped, sucedió otro tanto de lo mismo. A Iker no le tembló el pulso con sus 17 añitos cuando hubo de jugarse a vida o muerte el pase a semifinales con los fornidos ghaneses desde los once metros. Una vez más, la primera de muchas, salió cara para el portero del Real Madrid y España se plantó en semis, donde nos comeríamos a Keyta, Momo Diarra y al resto del combinado maliense en tres bocados.  

Lo de ‘Pelopo’ en aquel torneo merece un capítulo aparte. Al mejor arquitecto y, posiblemente, también el mejor jugador que ha dado el balompié patrio en sus más de 100 años de historia, se le caían los pases al hueco, las paredes y los ‘caños’ de las costuras de sus botas. Xavi paseó su fútbol sencillo -como de hecho es él como persona- a la par que deslumbrante por Calabar, Port Harcourt, Kaduna y Lagos, las cuatro sedes en las que España disputó sus siete encuentros mundialistas. Su relación con la pelota ya era pura liturgia en movimiento, como lo es ahora. Como lo ha sido siempre. Un compás perfecto a nivel táctico que medía las distancias y marcaba los tiempos del juego con la precisión y elegancia de aquel ‘Tag-Heur’ que les regaló la RFEF por llevarnos hasta la gloria por vez primera en nuestras vidas.   

Todos los allí presentes (todos menos la FIFA, que le escamoteó vilmente el Balón de Oro al mejor jugador) nos percatamos de que aquel menudo y sagaz Le Corbusier de la redonda jugaba a otra cosa diferente al resto de mortales que participaron en el torneo africano. Que le pregunten a los japoneses, que tras la final pasaron en fila india, de uno en uno, para pedirle la camiseta, sin suerte, porque esa Xavi la tenía reservada para Joaquim, su padre. Tenía 19 primaveras, pero ya entonces se trataba de un extraterrestre metido a capón en el cuerpo de un retaco que se pasaba el día montando tertulias futboleras con su amigo Iker y queriendo conocer detalles de los cracks a los que un servidor había tenido la ocasión de entrevistar. 

A falta de buenas viandas que echarse a la boca, Xavi consumía fútbol a todas horas y su carácter jovial y extrovertido terminó por contagiar a todos los que estuvimos metidos durante aquellas tres semanas inolvidables dentro de su campo magnético. Algo que no ha dejado de hacer por más años que hayan pasado de aquel Mundial y que, no me cabe ninguna duda, seguirá haciendo desde Qatar o desde el lugar que elija para seguir impartiendo magisterio con su mejor amigo.

Ancelotti: "El agente de Bale podría haberse quedado callado, era mejor"

A Carlo Ancelotti no le han hecho ninguna gracia las declaraciones del agente de Gareth Bale, Jonathan Barnett, que declaró que al jugador galés no le pasaban el balón. En la rueda de prensa previa a la vuelta de semifinales contra la Juventus, el entrenador italiano fue muy claro cuando le preguntaron por esas palabras y dio la respuesta más contundente de todas: «Ha hablado deamasiado, podría haberse quedado callado, era mejor».

«Creo que Bale ha hecho una buena temporada. El año pasado marcó en los momentos importantes, en las finales. Puede que con suerte este año tenga la oportunidad de hacerl o mismo: Estamos contentos de la temporada que ha hecho Bale», dijo el entrenador del Real Madrid, antes de apuntar al agente del jugador: «Esto es un mundo donde mucha gente habla. Y de vez en cuando habla demasiado. El agente de Bale nunca ha ido a ver un entrenamiento, no conoce nuestro ambiente, habla desde fuera. Bale no ha tenido problemas con los compañeros».

«Casillas es una garantía»

Bale no fue el único nombre propio de la rueda de presa, también estaba el de Casillas, al que los pitos de la afición en el partido contra el Valencia acabaron por hacerle reaccionar. «Como he diho muchas, veces, todo el mundo lo siente cuando pitan a sus jugadores. Pero entiendo que Casillas tiene mucha experiencia, está acostumbrado y no le van a afectar, le van a motivar«, dijo el italiano.

Sobre una posible marcha de portero en verano, Ancelotti dijo que son «decisiones personales», pero que respaldan a Casillas. «Lo ha repetido muchas veces, quiere quedarse en este equipo. Tiene la confianza del entrenador, de los compañeros y del club. Es una garantía».

La duda de Benzema

Ancelotti reconoció que aún no ha decidido sobre Benzema. El jugador está recuperado, pero el mes que ha estado de baja hace que el entrenador del Real Madrid dude si alinearlo de inicio o esperar a la segunda parte. «Se ha recuperado bien, pero hace un mes que no juega. Es la duda que tengo: si ponerlo desde el principio, porque sé que no puede dar toda su calidad en la primera parte, o ponerlo en la segunda parte cuando el ritmo sea más bajo», explicó.

El entrenador del Real Madrid también desveló que no descarta volver a situar a Sergio Ramos en el centro del campo, opción por la que ha apostado en los dos últimos partidos de Champions League, en casa contra el Atlético de Madrid y fuera contra la Juventus.

«Al equipo lo veo concentrao, con ganas, con la ilusión de hacer una gran semifinal para tener la oportunidad de jugar otra final», dijo Ancelotti, que se refirió varias veces a la posibilidad de hacer historia clasificándose dos años seguidos para la final de la Champions.

«En los últimios partidos el equipo ha jugado bien. Nos ha faltado concentración en los pequeños detalles, eso es lo que tenemos que evitar mañana. Hay que ser pacientes, estar concentrados para evitar problemas y jugar con una intentasidad superior a la del partido de ida».

De lo "aterrador" que era conducir el McLaren a la brecha histórica recortada

“Las primeras treinta vueltas han sido las más aterradoras de mi vida. Cada vez que pisaba el acelerador a cualquier velocidad, la parte trasera se me iba. simplemente no era normal, parecía que no estaba conectada a la parte delantera. La primera mitad de carrera fue bastante horrible”. La descripción de Jenson Button sobre el MP4-30 en el Gran Premio de España resultaba muy preocupante. Era la primera vez que uno de los pilotos de McLaren se expresaba en términos tan negativos sobre su monoplaza. Al escucharle, se deducía que el Gran Premio de España fue una pesadilla para el británico.

Puede que se tratara de una puesta a punto particular que no funcionó, porque Fernando Alonso llevaba otro ritmo diferente en carrera. Porque si se atendiera al británico, el McLaren-Honda no solo no ha mejorado en el Gran Premio de España, sino que no resultaba nada competitivo a pesar de la progresión que se anuncia Button solo pudo batir a los Manor.“Después de lo de hoy, no creo que vayamos a conseguir puntos en toda la temporada. Pero seguramente pienso así porque hoy ha sido un día muy difícil”. 

“Hace dos meses estábamos a cuatro segundos y medio, y ahora estamos a dos. No creo haya existido ningún equipo en la historia que haya recuperado toda esa brecha en dos meses. Esto demuestra que vamos en la dirección correcta”, explicaba por su parte Fernando Alonso, con otra visión más positiva del fin de semana. no puntuar en las primeras cinco carreras también es histórico para McLaren en la Fórmula 1.

Jenson Button (Reuters)

“No creo que consigamos puntos este año”

Sin embargo, Alonso pensaba que “los puntos eran posibles”, y su posición en carrera antes de  abandonar parecía dar alguna opción a ello. Solo completó 28 vueltas al trazado catalán, intentando una estrategia diferente al resto de la parrilla, pero a mitad de camino unos problemas en los frenos acabaron con cualquier “ilusión” de puntuar en casa.

“Me fui largo en la primera curva, no tenía frenos. He preguntado por la radio qué hacer, me dijeron: vamos a hacer un pit stop a mirar bien los frenos de atrás que parece que no están funcionando. Pero nada, no podía parar ni en el pit stop, casi juego a los bolos con ellos (mecánicos)”, explicó el español ante los medios tras abandonar.  El asturiano casi atropellaba al mecánico que levantaba el coche con el gato, pero afortundamente este  reaccionó muy rápido.

En el caso de Alonso, no hubo fortuna. Porque una de las láminas que los pilotos utilizan sobre la visera del casco, y que se quitan durante la carrera para limpiarla, entró en el sistema de frenos trasero, y dió al traste con la carrera del piloto español. Fue auténtica mala fortuna. 

 

Fernando Alonso en carrera delante de un Red Bull y un Sauber (Efe)

“Las simulaciones nos ponían octavo o noveno”

Las opciones de puntuarparecían reales, y si se cumplía “una carrera perfecta”, como anticipaba Alonso el sábado. El asturiano iba encaminado a ello; probó a alargar su parada para ir solo a dos. “Las simulaciones nos ponían octavo o noveno, y más o menos íbamos en esa posición cuando estábamos rodando. No ha podido ser”, indicó.

“El primer objetivo lo conseguimos, el segundo no», dice Eric Boullier. Entrar en la Q2 con los dos coches era uno de ellos, el segundo, puntuar. Se quedaron a medias. Boullier habló también de una parte “decepcionante”, pero mirando el lado más positivo, el “ritmo mejora en cada carrera”.

Fernando Alonso en Montmeló (Efe)

Todos mejoran, así que a “mejorar el doble”

En Mónaco llegarán mejoras. “Llevaremos alguna pieza nueva, creo que hay algo nuevo de motor, de aerodinámica también, y es un circuito muy especial. Ojalá este año, que tenemos más dificultades, sea una carrera un poco alocada y así poder aprovechar la oportunidad en un circuito tan raro”, señala Alonso.

McLaren está obligado a dar algo más que un paso adelante. Y mientras ayer parecía que era el caso con Fernando Alonso, con Jenson Button se falló estrepitosamente: «Queda un largo camino. Todavía estamos a casi dos segundos de los coches de cabeza. Eso es un mundo. Ellos mejoran cada carrera, así que tenemos que mejorar el doble. Es el desafío y creo que podemos sacarlo adelante».

El fútbol según Shakespeare

En secreto, todos los futbolistas temen a las jugadas inofensivas. Son las más peligrosas. Cuando parece que no ocurre nada interesante, y los mediocentros marean el balón como si diesen vueltas a un guiso, de pronto se escucha un crack en una rodilla, reducida a migas de pan. Esa onomatopeya anuncia la bancarrota en forma de larga lesión, pues hay futuros que dependen de que no se despeine un músculo. Sergio Asenjo, el portero del Villarreal, va por su tercera rotura, algo que lo convierte en un caballero irreductible al que la tormenta hostiga todo el tiempo, pero nunca derrota.

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Un futbolista lesionado siempre sale a flote. En cierto sentido, te evoca a aquel vecino de Ourense al que hace 80 años subieron a una camioneta y condujeron al bosque. Allí le descerrajaron tres tiros. Nada grave, aunque lo dieron por muerto. El joven se arrastró hasta la carretera. Alguien lo recogió y lo llevó al hospital. Días después, tan pronto sus ejecutores se enteraron, partieron hacia la clínica y lo arrojaron por la ventana, desde un tercero. Mal podían imaginar, al huir por una puerta trasera, que el chico no se había roto un solo hueso. Esos son los futbolistas que me gustan. Ni siquiera hace falta que jueguen al fútbol.

Cuando un muchacho se va al hospital en una jugada de trámite, se repone. Lentamente, se hace a la idea de que los huesos despedazados son pelusilla en los hombros, que se sacude sin más. No importa si caes hasta el fondo, ni si el dolor te estremece, ni si cojeas. Todos sabemos que cojo se juega mejor, del mismo modo que un equipo diezmado, según Helenio Herrera, se volvía imbatible. Tal vez la lesión sea una de las primeras adversidades a las que deba someterse un futbolista para ponerse a prueba y descartar que no prefiere ser radiólogo o detective privado.

Cuando nada importante está en juego, y el día te sonríe, adviene la bancarrota

La lesión es lo que pasa mientras no pasa nada. Luka Modric se rompió hace un mes por disputar el dominio de una piedra que confundió con un balón de reglamento. ¿Pudo evitarse? No. Al croata le gusta demasiado el fútbol como para menospreciar los lances estériles, que sólo te conducirán a la ruina. Además es tan buen jugador que no necesita el balón. Puede darte un pase de gol con una lata de Fanta. “Lukita, inventa”, le dice un amigo al comienzo de cada partido. El encuentro contra el Málaga iba a ser un picnic, y se derrumbaron Modric y Bale. Cuando nada importante está en juego, y el día te sonríe, adviene la bancarrota. Shakespeare, que reflexionó mucho sobre fútbol, aunque antes de que se inventase, ya nos alertó en El rey Lear, por boca de Edgar: “El cambio que nos desmantela nos llega siempre cuando estamos instalados en lo mejor”.

La salud se vuelve sospechosa. Carlos Castilho, exguardameta del Fluminense, sufrió su quinta rotura en el meñique izquierdo en el momento que el equipo acariciaba el título. El médico le explicó que con una operación sencilla, y dos meses de reposo, estaría a punto para el comienzo de la siguiente temporada. Castilho lo miró desencajado, y preguntó si no habría manera de acortar la convalecencia. “Por supuesto que sí”, dijo el doctor entre risas. ¿Cómo? “Amputando”. Dos semanas después, Castilho ya defendía la portería con nueve dedos, que se bastan y sobran. Los futbolistas que no cuentan hasta diez para hacer las cosas, viven para siempre en nuestra memoria.

Las “buenas maneras” de los ultras del Deportivo de La Coruña

Medio centenar de personas invadieron su campo de entrenamiento, interrumpieron su trabajo y, entre reproches, brotaron los insultos en la cara de los futbolistas del Deportivo. Fue en su primera sesión tras la derrota del equipo en Elche, ya con la mirada puesta en el decisivo duelo de este sábado (22.00, Cuatro) contra el Villarreal. “¡Lopo, retírate!”, le espetaron al veterano central del equipo. A Álex Bergantiños, coruñés y deportivista de cuna, le llamaron bastardo. “Los ultras somos tus hermanos”, le recordaron varias personas que desde el club identificaron como veteranos integrantes de los Riazor Blues. El Deportivo, acuciado en lo futbolístico y en lo social, no tiene previsto ningún tipo de actuación contra los seguidores que amenazaron, ordenaron callar e insultaron a sus futbolistas a pesar de conocer sus identidades.

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Bergantiños trató de establecer un diálogo con quienes le insultaban, pero tuvieron que alejarlo de ellos para rebajar la tensión. Le acusan en los últimos meses de no posicionarse con los ultras tras los acontecimientos que acabaron con el asesinato de Francisco Javier Romero Jimmy el pasado 30 de noviembre. Entonces condenó la violencia en el entorno del deporte y se mostró a favor de que si se probaba que en la multitudinaria pelea de Madrid Río había socios del Deportivo implicados el club debería expulsarlos. Ahora tras el último episodio mira hacia delante: “Es duro, pero hay que asumirlo y ser fuertes. Somos futbolistas y esto forma parte del contexto del fútbol”.

Este viernes, en las redes sociales y también en los foros que frecuentan los radicales del Deportivo, sí se elogiaban las palabras de Juan Domínguez, otro de los capitanes del equipo, que se mostró comprensivo con lo sucedido en la tarde del jueves en la ciudad deportiva de Abegondo. Incluso lo justificó: “Entiendo el malestar de la gente”. Domínguez, que sufre una leve lesión muscular que le impedirá jugar contra el Villarreal y que no estaba en el campo cuando irrumpieron los aficionados, explicó su visión de los acontecimientos que llevaron una lluvia de insultos a su propia casa. “Hay que dejar al margen las malas formas. No pasó nada a nivel de violencia, nada grave, fue un toque de atención para hacernos ver que están descontentos. Se comportaron sin violencia, bien, como siempre, de buenas maneras y con una buena actitud, intentando que sirva para ayudarnos”. Domínguez cree que lo sucedido no impedirá que esta jornada desde el fondo de los Riazor Blues brote el apoyo hacia el equipo. “Son exigentes y saben que podemos dar más, pero van a estar con el equipo como lo han estado siempre”, concluye.

“Son exigentes y saben que podemos dar más», añadió el 10 del Deportivo

Con doce puntos por dilucidar, los tres últimos en una visita al Camp Nou, y tras sumar cuatro de los últimos 46 que disputó, el Deportivo transita a dos puntos de Eibar y Almería, que marcan los puestos de permanencia en la categoría. La llegada de Víctor Sánchez del Amo, un exfutbolista de la época dorada del club que suscitó el consenso entre la mayoría de aficionados, no ha servido como reactivo, pero sí ha situado a los jugadores en el foco del que los apartaba el anterior técnico, Víctor Fernández, que durante meses acaparó reproches y consiguió mantener, pese a los malos resultados, una paz en el vestuario que ahora es precaria. Su sucesor no quiso entrar en la tarde de ayer en lo sucedido en el entrenamiento del jueves. “Eso queda en el pasado. Tenemos un partido muy importante y el apoyo de la afición es importantísimo. No hay que darle más vueltas”.

El teclado sirve para diagnosticar enfermedades neurodegenerativas

Un acto tan mecánico y breve como es el de pulsar una tecla tras otra puede servir para detectar enfermedades neurodegenerativas. Eso es lo que ha demostrado un grupo de investigadores, que han creado un sistema que analiza patrones al teclear en el ordenador, detectando el deterioro en las habilidades psicomotoras. Ya lo han probado con personas sanas y ahora lo están investigando con enfermos de párkinson.

La forma que tenemos de usar el teclado es tan personal que se ha convertido en una de las maneras más seguras de identificar a una persona. Son muchos los elementos que forman la huella biométrica del que teclea: la velocidad de tecleo, repetición de errores, la fuerza con la que se golpea el teclado o lo rápido que se libera cada tecla. Toda esa información se puede registrar para detectar patrones únicos. Un cambio en ese patrón puede indicar que alguien está usurpando una identidad. Pero también puede revelar que el sujeto podría estar enfermo.

Pulsar la tecla es la más breve de esas métricas, sin embargo, también puede ser la más informativa. La acción se puede descomponer en tres fases: impacto del dedo en la tecla, comprensión de la yema del dedo y liberación de la tecla. Estudios de la neurobiología del teclear han mostrado que todo el proceso no dura más de 100 milisegundos y la mayor parte del tiempo (el 77%) es para la liberación. A pesar de su brevedad, cada pulsación activa la corteza motora primaria, el área motora suplementaria, los ganglios basales y el cerebelo.

«Es la métrica más robusta e independiente de tus habilidades previas de tecleo», dice el neurólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Álvaro Sánchez. A diferencia de la destreza al escribir o si se hace con dos dedos o todos, la pulsación de la tecla es una mejor ventana a lo que pasa en el cerebro. Lo que han hecho Sánchez y un grupo de ingenieros de software y telecomunicaciones es crear una serie de algoritmos para modelar matemáticamente las pulsaciones «por su capacidad para detectar un deterioro en las habilidades motoras tan determinantes en enfermedades como el párkinson», explica.

Pulsar una tecla apenas dura 100 milisegundos pero en la acción intervienen varias partes del cerebro

El resultado es un programa llamado neuroQWERTY. Fruto del consorcio M+Visión, en el que participan varias instituciones y empresas madrileñas junto a la universidad estadounidense, este programa registra las pulsaciones en el teclado y las analiza buscando cambios que puedan indicar un deterioro en las habilidades psicomotoras. La idea es tan nueva que, como dice el neurólogo, han tenido que construir la forma de medir su eficacia desde cero. «Con la fiebre, podemos saber que algo pasa cuando se pasa de 36º a 38º, pero nosotros hemos tenido que inventarnos nuestro propio termómetro», comenta.

Para probar la validez de neuroQWERTY, los investigadores usaron el programa con un grupo de personas sanas. Primero les hicieron escribir un párrafo durante el día. Después, para inducir un estado de deterioro de sus habilidades, los levantaron en mitad de la noche para que volvieran a escribir. El experimento, realizado con 14 personas de distintos países y lengua materna, se repitió pasados unos días.

La gráfica muestra el patrón de escritura de tres sujetos durante el día (izquierda) y tras levantarlos en mitad de la noche (derecha). Cada píxel es una pulsación del teclado. / Giancardo et al.

Aunque los resultados no se pueden expresar en un porcentaje de pérdida de habilidad, tal y como muestran en la revista Scientific Reports, los investigadores comprobaron que, en el estado de inercia del sueño, los voluntarios se volvían hasta un 15% más torpes.

En un segundo estudio ya en marcha, los participantes son una veintena de enfermos de Parkinson en fase precoz y, como grupo de control, una quincena de familiares. «Los primeros resultados muestran también este mismo patrón de pérdida», comenta Sánchez.

Una de las ventajas del programa es que trabaja sin afectar al uso cotidiano del teclado. NeuroQWERTY registra las pulsaciones y envía sus datos a los servidores del proyecto donde se modelan matemáticamente. Ahora mismo cualquiera puede instalarlo y ayudar a afinar el modelo. A medio plazo, sus autores quieren crear una interfaz gráfica para que el propio usuario pueda monitorear su forma de teclear.

El conjunto de algoritmos que forman neuroQWERTY, que ya ha sido patentado, podrían servir para probar la eficacia de los medicamentos que se administran a enfermos de párkinson. Pero, el objetivo final es detectarlo en personas de riesgo antes de que sea tarde.

«Ahora nos centramos en el párkinson porque es una enfermedad de mucho impacto, pero neuroQWERTY podría servir para cualquier enfermedad o situación donde se presente una alteración motora», recuerda Sánchez. El tecleo podría así, ayudar en otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o la artritis reumatoide, pero también a detectar estados alterados en personas que tengan responsabilidades tras un teclado.

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Documento: ‘Psychomotor Impairment Detection via Finger Interactions with a Computer Keyboard During Natural Typing’
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Juega el Valencia, gana el Barça

El Barça perdió sensibilidad y ha ganado dureza y, sobre todo, tiene una admirable capacidad de supervivencia, expresada en circunstancias tan sorprendentes como la de marcar un gol en el primer minuto y el otro en el último, superior en las áreas y desbordado en la divisoria, ayer tomada por el Valencia. Hubo un momento en que pareció que al Barcelona le sobraba el balón, la cancha y el partido, y se abandonaba a la fortuna propia y a la desdicha ajena, tanto da, como quedó constancia en el penalti fallado por Parejo o parado por Bravo. El Barcelona se parece más que nunca a Luis Enrique.

El asturiano siempre fue un jugador extremadamente competitivo e indetectable para los defensas y hoy es un ciudadano aficionado a las pruebas extremas y un entrenador seguro de sí mismo, hasta cierto punto desafiante, dispuesto a desmentir a los que filosofan con el fútbol, siempre directo, resultadista a mucha honra, para nada ruborizado sobre el qué dirán sobre su equipo, si ya no seduce y solo gana, si es más guerrero que artista, si la bola puede ir de área a área y no de pie a pie, todos a una, como hace hoy por ejemplo el Valencia, abatido cruelmente por la puntera Luis Suárez y la bota de Messi.

El partido lo perdió el Valencia; no lo ganó el Camp Nou, un estadio de mosaicos más que de tambores, de cánticos y pancartas, siempre expectante, más crítico con el árbitro que intimidador con el contrario, por más que mediara la invocación de Luis Enrique. El técnico pidió que temblara el campo y llevara en volandas a sus jugadores y al final hubo muchos aficionados que ni siquiera vieron los goles porque acostumbran a llegar tarde y a retirarse antes de hora para evitar atascos en Barcelona. Así que el mérito de cuanto pasó para bien y para mal, de los tramos buenos y malos de costumbre, fue del Barça y de Luis Enrique.

El Barcelona, duro,  desafiante y competitivo, se parece más que nunca a Luis Enrique

El Valencia tiene la ideología, y también las costuras del mejor Barcelona, sobre todo por la valentía con la que afronta los partidos, la autoridad con que gobierna el juego, y más si el escenario es de la talla del Camp Nou. El equipo de Nuno nunca miró al marcador sino que se fijó en la pelota y en la portería de Bravo. Y si el resultado se puso de parte del Barça a los 55 segundos fue porque Luis Suárez acabó la jugada que había iniciado Parejo: Piqué se interpuso ante el centro del volante y armó un contragolpe vertical, muy bien conducido por la velocidad de Messi y rematado por el 9.

No sabían jugar los azulgrana con ventaja, seguramente porque se han olvidado de descansar con el balón, pendientes de ser más intensos que precisos, sometidos por la excelente presión del Valencia. El Barça solo ganó un duelo de los planteados: Messi le pudo a Orban en la acción del 1-0. No tenía más futbolista el Barça que al 10, asistente al inicio, después aglutinador del juego, siempre bien puesto en la cancha, tanto cuando daba salida al cuero desde la cancha propia como en el momento en que enfrentaba a la zaga comandaba por Otamendi y Mustafi. El fútbol y las oportunidades eran del Valencia. Bravo le paró un penalti a Parejo después que Piqué tirara a Rodrigo a la salida de un fuera de banda, Paco Alcácer remató a la base del palo y el portero le sacó dos balones de la bota al 9 de Nunes. Atrevido, armónico y bien armado, el Valencia fue el único protagonista hasta el descanso, cuando la hinchada salió disparada en busca de un buen trago para reponerse del susto, sorprendido por la vulnerabilidad del Barça, por la exuberancia del Valencia y por el arbitraje crispante de González González, incapaz de atender tanta tralla y de entender a Messi.

Atrevido, armónico y bien armado, el Valencia fue el único protagonista hasta el descanso

El 10 descifró las pocas jugadas que dibujó el Barça y marró también el 2-0 en un remate con la derecha ante Diego Alves. Los azulgrana solo sobrevivieron en las porterías, faltos de pausa y de control, desbordados por los dos costados, el de Alves y el de Adriano, confundido en la medular por la presencia de Busquets como interior y de Mascherano, igual que ya ocurrió en Mestalla. Apremiado por un calendario agotador y exigente, Luis Enrique cambió a un futbolista por línea y el Barça quedó a merced del Valencia. Mal organizado, perdía la pelota continuamente, no tenía salía desde su cancha y concedía ocasiones continuamente.

El Valencia acentuó su determinación con el cambio de un lateral defensivo por uno de ataque (Gayà-Orban) mientras el Barça se corrigió estructuralmente: dejó en la caseta a Adriano para que entrara Rakitic y Mathieu pasó al costado izquierdo de la defensa, como ya pasó en el Bernabéu. Apareció Xavi y el equipo se entregó a posesiones muy largas, dispuesto a calmar la contienda y a domar al Valencia. Ocurre que no todos los futbolistas tienen la misma concepción del juego: unos aceleran, otros retienen, los hay que pasan y también quienes regatean, los diez pendientes del decisivo Messi.

No tenía más futbolista el Barça que a Messi, asistente al inicio y después aglutinador del juego

Mejoró la mecánica del Barça. Jugaban al menos centrocampistas en el centro del campo y se estabilizó el juego para desdicha del Valencia, que desfalleció poco a poco, reventado y desengañado, contrariado porque se le negó el gol durante el meneo que ofició en el primer tiempo mientras los azulgrana acabaron cantando dos en tres remates, el último de Messi en un mano a mano con el portero después de lanzar una falta a la cruceta de Diego Alves. El 10 metió el gol 400, el 46 de la temporada, y Luis Suárez, el 19º, 12 en los últimos 12 partidos, algunos decisivos como los de París.

La efectividad azulgrana fue tan rotunda como la esterilidad del Valencia, un señor equipo, 10 partidos invicto hasta ayer, más consistente que el Barça, de nuevo ganador sin discusión: 2-0. Palabra de Luis Enrique. A ver quién le lleva la contraria.

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El estilo de vida occidental mata las bacterias del cuerpo

En su camino de progreso, los occidentales no solo están acabando con la vida que les rodea, también con la que llevan dentro. Una comparación entre el microbioma intestinal de estudiantes en EE UU y miembros de dos comunidades de Papúa Nueva Guinea (Oceanía) muestra que los papúes tienen mayor diversidad de bacterias. Las servidumbres del estilo occidental, con su higiene, su dieta o sus antibióticos, están llevando a la extinción a organismos que, en la mayoría de los casos, llevaban cientos de miles de años conviviendo con nosotros.

Un número creciente de biólogos sostiene que cada ser humano es en realidad un holobionte (de todo y vida, en griego) formado por el humano y su microbioma. No en vano, dentro de cada uno hay un kilo y medio de bacterias: unos 100 billones de microbios agrupados en centenares de especies. La mayoría llevan con nosotros desde que bajamos del árbol. Las hay en la piel, en los genitales, en la boca y, en especial, en el aparato digestivo donde, en un complicado equilibrio, hacen la mayor parte del trabajo que transforma la comida en nutrientes, alimentándose de los que el cuerpo no se necesita.

Sin embargo, los humanos actuales, en especial los occidentales, ya no son los mismos. La Revolución industrial y las revoluciones que la siguieron (la del transporte, la sanitaria, la del consumo o la homogeneización cultural) han creado un estilo de vida que es hostil para las bacterias. Lo bueno del progreso es que ha acabado con muchas de las infecciones de origen bacteriano en las sociedades avanzadas. Lo malo es que está atacando a las bacterias que, como organismos simbióticos, vivían por y para los humanos.

Los ocidentales tienen un 15% menos de diversidad bacteriana que los habitantes de Papúa Nueva Guinea

La última prueba la acaban de obtener un grupo de microbiólogos americanos y australianos que han estudiado el microbioma intestinal de un grupo de estudiantes de una universidad estadounidense con el de dos grupos de papúes, comprobando que los primeros tienen ecosistemas bacterianos más pobres que los segundos.

«Los individuos de Papúa Nueva Guinea alojan un promedio de 224 especies, mientras que los residentes en EE UU tenían una media de 197», dice el biólogo de las universidades de Alberta (Canadá) y Nebraska (EE UU) y coautor del estudio Jens Walter. «Si lo expresamos en porcentaje, se puede decir que los residentes estadounidenses tiene un 15% menos de diversidad», añade.

Con la ayuda de microbiólogos australianos y papúes, Walter y su equipo de investigadores llegaron hasta dos comunidades rurales en la ya rural Papúa Nueva Guinea. De las tierras altas de Goroka, seleccionaron a una veintena de adultos del pueblo de los asaro. De las llanuras de Madang, a otros tantos de entre los sausi. En ambos casos, bondades de la occidentalización como el agua corriente, recogida de basuras o retretes aún no han llegado. Su dieta es mayoritariamente vegetal, rica en fibra pero reducida a la batata, taro o plátano que cocinan al aire libre. Solo ocasionalmente comen carne o pescado.

El microbioma de los papúes es más homogéneo entre cada uno de ellos

Como grupo de control, los investigadores reclutaron a un grupo de estudiantes de la universidad de Nebraska. La mayoría, salvo dos, no eran estadounidenses. Los había de varios países latinoamericanos, asiáticos y algún africano. A pesar de su diversidad de origen todos encajan en lo que se llamaría estilo de vida occidental.

Los biólogos tomaron muestras fecales de todos los participantes y realizaron un análisis genético para dibujar el microbioma intestinal de cada uno. Buscaban diferencias y coincidencias tanto de grupo como entre cada individuo. Identificar todas las cepas de bacterias por su huella genética es una tarea ardua que exige una secuenciación casi completa, así que usaron una técnica que permite catalogarlas en unidades taxonómicas superiores a la especie, como género, familia, orden…

Tal y como publican en Cell Reports, los científicos encontraron un total de 1.520 de estas unidades taxonómicas. Pero, mientras entre los papúes, su microbioma estaba formado por más de 1.250 unidades, entre los estudiantes la cifra se quedó en las 931. Además, entre los asaro y los sausi, sus microbiomas se superponían y eso que ambas comunidades distan entre sí unos tres días a pie.

Entre las especies detectadas, los autores del trabajo comprobaron que la mayoría de los papúes tenían al menos unas 45 que no aparecen en la microbiota de los occidentales. Al contrario, en los estudiantes solo detectaron cuatro especies que no salían en el análisis de las heces de los indígenas.

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Los asaro de Papúa Nueva Guinea tienen mayor diversidad bacteriana que los occidentales y su dieta rica en fibras es una de las causas. / Andrew Greenhill

«Un caso especial es el de la Lactobacillus reuteri, detectada en todos los participantes de Papúa Nueva Guinea pero ausente en los de EE UU», comenta la investigadora uruguaya y principal autora del estudio, Inés Martínez. «En los años 60, esta bacteria era frecuentemente aislada en los occidentales y en un número elevado, pero hoy en día apenas se detecta», añade. Entre las posibles razones para su desaparición podrían estar cambios en la dieta o algún factor que haya alterado su forma de dispersión.

También encontraron diferentes grados de abundancia de varias familias de bacterias. Al menos 25 familias y 45 géneros presentaban diferencias significativas en cuanto a su número entre occidentales e indígenas. Por ejemplo, la presencia del filo Bacteroidetes era mayor entre los papúes, mientras que el género Bifidobacterium era mayor en los estudiantes.

Otro dato que confirma el estudio es un fenómeno ya mostrado en trabajos anteriores. Aunque la diversidad de bacterias de los occidentales es menor, su microbioma es más diverso de individuo a individuo. Así, la microbiota de cada asaro o sausi es muy parecida a la de los demás miembros de la comunidad. En el caso de los participantes de EE UU, sus microbiomas diferían más entre sí.

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«Lo más interesante es que este patrón se observa de forma similar en todos los estudios hasta el momento que han comparado la microbiota de gente en sociedades industrializadas versus no industrializadas», recuerda Martínez. Distintos científicos han señalado a diversas causas de esta menor homogeneidad entre los occidentales, como la dieta o los distintos estilos de vida.

Para explicar este doble fenómeno de mayor diversidad y homogeneidad entre los no occidentales frente a los occidentales, los autores del estudio recurren a mecanismos ecológicos. Las bacterias están tan vinculadas a su huésped, que los cambios o continuidades en los humanos ayudan a explicar el destino de estos microbios.

«Nuestra hipótesis propone que un mecanismo importante por el que esto puede ocurrir es la mayor dispersión de bacterias entre las personas en sociedades no industrializadas», sostiene Martínez. Las sociedades occidentales han levantado barreras contra esa dispersión en forma de mayor higiene, tratamiento del agua, antibióticos… que han combatido muchas infecciones pero que, «como daño colateral, han provocado una menor dispersión de las bacterias simbiontes», añade la investigadora uruguaya.

Para los autores del estudio, con el estilo de vida occidental, existe el riesgo de que se pierdan bacterias que podríamos necesitar más adelante. «Si en el futuro identificamos bacterias que no son detectables en el Occidente, pero sí lo son en países no industrializados, y al estudiarlas vemos que tienen un beneficio a la salud, las podríamos administrar como probióticos a los occidentales», mantiene Martínez.

En todo caso, el estudio concluye recordando que, a pesar de las diferencias detectadas entre la microbiota de los asaro, los sausi o la veintena de estudiantes venidos de varios países, todos comparten entre el 87% y el 97% de las bacterias fundamentales.

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Documento: ‘The Gut Microbiota of Rural Papua New Guineans: Composition, Diversity Patterns, and Ecological Processes’

Los yanomami, los humanos con mayor variedad de bacterias

Un helicóptero del ejército venezolano descubría en 2008 entre la espesura de la selva amazónica un poblado no registrado en sus mapas. Unos meses después, una misión médica científica llegaba hasta esa zona del sur de Venezuela para descubrir que se trataba de un grupo de unos 50 indios yanomami. Comprobaron que, salvo algún contacto con otros de su misma tribu, nunca habían tenido relación con el mundo exterior. Para los científicos era una ocasión única para estudiar su universo bacteriano y compararlo con el de los occidentales. Se llevaron unas cuantas sorpresas.

«Llegamos en abril de 2009. Siempre que vamos a una comunidad hacemos una reunión con todos los pobladores para explicarles que es lo que vamos a hacer, gracias a la ayuda de un traductor», recuerda el investigador del Centro Amazónico de Investigación y Control de Enfermedades Tropicales Simón Bolívar, el venezolano Óscar Noya-Alarcón. Este médico, que participa en un programa del Gobierno de Venezuela para eliminar la oncocercosis, o ceguera de los ríos, lleva varios años buscando nuevos poblados yanomami. Esta vez tenía una misión extra.

Aunque no era el objetivo principal, los científicos consiguieron el consentimiento de una treintena de los 54 yanomami que formaban la comunidad para tomar muestras de piel de su antebrazo, su boca y de material fecal, el mejor indicador de la flora bacteriana del tracto intestinal. «Les parecía asqueroso, como a cualquier ser humano, que recogiéramos sus muestras de heces. Se burlaban de ello. Pero siempre accedieron amablemente a colaborar», comenta Noya-Alarcón. Los materiales biológicos se conservaron en nitrógeno líquido hasta que volvieran a la civilización.

La diversidad del microbioma de los yanomami dobla a la de los occidentales

Empezaba entonces la segunda parte de la aventura. En un ejemplo de que la ciencia le puede a la política, las muestras volaron hasta un par de laboratorios de EE UU. Durante cuatro años, una veintena de científicos estadounidenses y venezolanos han desentrañado el perfil genético de las bacterias presentes en las muestras originales. También las cultivaron, para realizar ensayos que midieran su resistencia a los antibióticos, lo que se conoce como resistoma.

«Lo que hemos encontrado es que los yanomami de este estudio tiene un grado de diversidad bacteriana sin precedentes», decía durante una conferencia de prensa el profesor de genética de la escuela Icahn de medicina del hospital Monte Sinaí (Nueva York) y principal autor del estudio, José Clemente. Los autores de la investigación compararon el microbioma de los yanomamis con una muestra de estadounidenses y otras dos de los guahibo, también amerindios amazónicos, y de indígenas de Malaui, en el sur de África. En los dos casos se trata de poblaciones con cierto grado de occidentalización. Los yanomami, añade Clemente, «tienen casi el doble de diversidad que los estadounidenses».

De hecho, observaron un progresivo descenso de diversidad desde los yanomami hasta los occidentales, pasando por los guahibo y los malauíes. Además, los investigadores bucearon en estudios anteriores sobre microbioma y no han encontrado otros pueblos que tengan mayor variedad bacteriana. Tampoco en los archivos del proyecto Microbioma Humano. Es como si, cuanto más expuesto está uno al estilo de vida occidental, más se reduce la riqueza de su microbioma. Estos resultados colocan a los yanomamis en la cúspide en lo que a bacterias se refiere. Esta misma semana, otro estudio mostraba como comunidades rurales de Papúa Nueva Guinea tenían un 15% de mayor diversidad que los occidentales. Pero estos indios amazónicos se acercan al 100%.

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El poblado yanomami fue descubierto por un helicóptero del ejército venezolano en 2008 y al año siguiente recibieron la visita de una misión científica. Era la primera vez que tenían contacto con el hombre blanco. / Óscar Noya-Alarcón

Los yanomami de este poblado, cuya ubicación no se ha revelado para protegerlos, siguen viviendo de la caza y la recogida de frutos como hacían sus antepasados hace miles de años. Lo más cerca que habían visto a un hombre blanco era cuando veían volar sobre ellos algún avión. De la medicina, solo conocían la propia palabra, que se la habían oído a otros yanomami de poblados vecinos. Y el dispensario más cercano, regentado por unos misioneros, se encuentra a dos semanas yendo a pie por entre las montañas. Para los microbiólogos, este pueblo aislado es una máquina en el tiempo con la que imaginar como era la microbiota de los humanos antes de que la modernización lo cambiara todo.

«Nuestras bacterias juegan importantes cometidos en la fisiología humana, como la respuesta inmune, el metabolismo y hasta la conducta. Pero aún no sabemos cuánto y cómo han cambiado nuestros microbiomas occidentalizados con relación al microbioma de nuestros ancestros», recuerda la profesora de la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York, María Gloria Domínguez, también coautora del estudio. «Tenemos muchas prácticas antimicrobianas, como el nacimiento por cesárea, el uso de los antibióticos, el jabón, los limpiadores. Pero en el mundo aún quedan poblaciones remotas de cazadores y recolectores que viven en la era pre-biótica como lo hacían nuestros antepasados», añade. Unos pueblos, que alerta, «se están occidentalizando rápidamente».

Antes de que el estilo de vida occidental reduzca su diversidad bacteriana, pueblos como este yanomami, pueden ayudar a la ciencia. Muchas de las enfermedades no transmisibles, como inflamación intestinal, la esclerosis múltiple, la diabetes tipo I, la artritis reumatoide, obesidad, cáncer de colon y un sinfín de alergias están mediatizadas por bacterias. La mayoría tienen una alta prevalencia en las sociedades avanzadas, siendo testimoniales en las poblaciones menos occidentalizadas. Aunque queda mucho por investigar, la degradación del microbioma puede tener mucho que ver con estas enfermedades modernas.

Resistencia adquirida a los antibióticos

La segunda gran sorpresa que se llevaron los investigadores fue que, al cultivar y secuenciar las muestras fecales, encontraron que las bacterias de los yanomami portan genes que las harían resistentes a los antibióticos, incluso a los de última generación. Para medir esta resistencia, los estudios científicos suelen fijarse en las cepas de la enterobacteria Escherichia coli. En las muestras fecales de los yanomami, encontraron que todas las cepas de E. coli contaban con genes que intervienen en el desarrollo de resistencia a la acción de los antibióticos. Entonces ampliaron su análisis a otras bacterias, encontrando unos 30 genes que podrían expresar resistencia.

Si se da por buenas las palabras del jefe del poblado, negando haber tenido contacto con otros hombres que no fueran otros yanomami y, menos aún, con la medicina moderna, ¿de dónde procede esa resistencia? La principal hipótesis de los investigadores es que viene de la íntima relación de estos indios con el medio que les rodea. Mucho antes de que Alexander Fleming descubriera casi por azar el poder antibiótico de hongos del género Penicillium, las bacterias han tenido que lidiar con otros microorganismos para sobrevivir. En el caso de los yanomami, estos microbios habrían aprendido a combatir gracias a la flora bacteriana del suelo de la selva que, por medio de transferencia horizontal, les habrían prestado los genes anti antibióticos.

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Los investigadores tomaron muestras de la boca, piel y heces de 30 yanomami (el rostro de esta joven se ha recortado para respetar su privacidad). / Óscar Noya-Alarcón

«Sin embargo, también encontramos varios genes de resistencia que codifican resistencia contra las últimas generaciones de antibióticos semisintéticos y sintéticos», recuerda el profesor de patología de la Universidad Washington en San Luis (EE UU), Gautam Dantas. «Incluyen, por ejemplo, a medicamentos de tercera y cuarta generación (las cefalosporinas) que intentamos reservar para luchar contra algunas de las peores infecciones del mundo», añade. Son medicinas tan nuevas y tan sintéticas que la hipótesis del préstamo de la resistencia por otras bacterias no consigue explicarlo.

A los autores del estudio, publicado en Science Advances, les alarmó descubrir que la flora bacteriana de los yanomami pudiera ser resistente a tan modernas medicinas. «Pensamos en un par de explicaciones a estos resultados. La primera y quizá la más simple es que en el suelo haya versiones naturales de estos medicamentos sintéticos y que, simplemente, no las hayamos encontrado aún», opina Dantas. Al fin y al cabo, las primeras generaciones de antibióticos copiaban a la penicilina natural.

Pero hay otra posibilidad que intriga aún más: que estos genes de resistencia tengan una gran plasticidad y sean multifuncionales. «En realidad, podrían tener otras funciones en la bacteria pero, expuestos a los antibióticos, podrían reprogramarse para desarrollar carga de resistencia», sugiere este patólogo. De ser así, esto explicaría el rápido y extendido desarrollo de resistencia entre muchas de las bacterias patógenas que alarma tanto a los científicos y médicos por el abuso de los antibióticos.

Los antibióticos, la dieta, el jabón o el nacimiento por cesárea han reducido la diversidad bacteriana de los occidentales

En cuanto a los yanomami que tanto han ayudado a la microbiología, el doctor Noya-Alarcón comenta que han vuelto a esa comunidad solo una o dos veces al año desde 2009, «por lo que el impacto en su microbioma habría sido mínimo, pero ya no será el mismo». Recuerda haber dado antibióticos a algún yanomami con neumonía o con alguna infección dermatológica. «Lo ético era tratarla ya que teníamos la medicina a nuestra disposición, de otra forma quizás el paciente con neumonía podría haber muerto», explica.

«Gracias a esta oportunidad de encontrar un microbioma tan diverso, el resto de la humanidad podría verse beneficiada al conocer que probablemente tengamos que restablecer parte de nuestra flora microbiana para volver a lograr una armonía entre nuestras funciones metabólicas o fisiológicas», opina Noya-Alarcón. El primer hombre blanco, un venezolano de ascendencia gallega, que contactó con este pueblo cree obligado, «reconocer esta diversidad bacteriana y respetar este equilibrio que se mantiene entre los yanomami e intentar extrapolarlo a lo macro, es decir, aprender del estrecho contacto que ellos tienen con la naturaleza».

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Documento: ‘The microbiome of uncontacted Amerindians’