La Ciudad Deportiva de Valdebebas empezó a ponerse en pie una tarde de 2004. La imagen de aquel 12 de mayo fue la de Di Stéfano y un desconocido niño rubio, que a la par colocaron la primera piedra. Dani Carvajal, con 12 años y 2 en la institución, fue el elegido para representar a La Fábrica blanca en tan importante momento. El lateral derecho, tras un fugaz ida y vuelta a Alemania -firmó una gran temporada en el Bayer Leverkusen- que sólo duró un año, consiguió que un canterano se asentara en el once inicial del primer equipo del Real Madrid. Pero su vida no será la misma en el futuro tras el fichaje de Danilo, un hecho que ha provocado que Dani comience a plantearse seriamente su futuro.
Carvajal sabe lo que le espera teniendo como competidor al lateral derecho de la selección brasileña y que llega al Real Madrid tras el pago de 31,5 millones de euros -los gastos de la operación se incrementan porque aparecieron más intermediarios de lo previsto-, por lo que ya ha deslizado al club su preocupación por este nuevo escenario. Vamos, que si tiene que abandonar el Real Madrid… Pues sería cuestión de hablarlo. En el club ya se conoce el disgusto de Carvajal, que tras años de trabajo -llegó al club con cuando sólo tenía 10- para alcanzar la cima, tiene claro que Danilo tiene plaza fija en el once titular a partir de la temporada que viene.
Cuando se hizo oficial la contratación de Danilo y Carvajal comenzó a visualizar el nuevo escenario que se le presenta, tuvo claro que su participación en la próxima Eurocopa puede peligrar seriamente. A día de hoy, Juanfran y el lateral derecho del Real Madrid son los que cuentan con más opciones de estar en la lista definitiva de Del Bosque para la cita de Francia, pero para ello deben jugar con la asiduidad necesaria. Dani sabe que su participación en el Real Madrid puede perder protagonismo principal, y el seleccionador podría apostar por otro futbolista.
Danilo llega al Real Madrid con la vitola de titular indiscutible (EFE)
El madridista se ha ganado un lugar en la Roja con esfuerzo y rendimiento, pero sabe que para mantenerse debe sumar minutos. Y Danilo le quitará muchos… La temporada que viene, con Eurocopa en 2016, será especialmente competitiva, con un buen puñado de futbolistas peleando por entrar en la convocatoria definitiva de Del Bosque. Carvajal sabe que el rojiblanco Juanfran, afianzado en el grupo desde hace tiempo y titular indiscutible en el Atlético, tiene plaza fija, igual que otros futbolistas, como Azpilicueta, entre otros, le pueden quitar el sitio si deja de jugar con continuidad. Un inquietante futuro que no agrada al buen lateral madridista.
Está por ver, por otra parte, qué sucede con Arbeloa, otro de los afectados por la contratación de Danilo. “Me quedaré hasta que me quieran”, declaró recientemente en el programa El Chiringuito. Con un contrato firmado hasta junio de 2016, el futuro del defensa no está nada claro y su salida del club es más que probable. El último reducto del ‘mourinhismo’ de la actual plantilla del Real Madrid ha ido perdiendo peso en el equipo a medida que Carvajal se fue afianzando en el lateral derecho. Esta temporada ya ha participado en más de 30 partidos, pero asumiendo el papel de secundario en muchas ocasiones.
Después de la tormenta siempre viene la calma, y en el caso de Leo Messi, la frase se le ajusta como un guante. Tras tenérselas tiesas con Luis Enrique en un entrenamiento en enero, no acudir a un entrenamiento y quedarse en el banquillo ante la Real Sociedad, hace ya una vuelta, pocos apostaban por una solución plácida al enfrentamiento abierto entre el jugador y el entrenador. Y, sin embargo, ya se ha llegado al mes de mayo y el FC Barcelona opta al triplete con un Messi total. No solo marca, sino que asiste, piensa, se mueve, organiza y hace lo que le da la gana. Porque si hay un jugador que entiende el juego, ese es él. Si hay un futbolista al que el resto del vestuario se plega, es a él.
El argentino ha conseguido ya nada menos que 40 goles en la Liga, 51 en todas las competiciones en 50 partidos y 19 asistencias. Las cifras son estratosféricas. Los que conocen a Pep Guardiola aseguran que no han visto al técnico nervioso en esta última semana, pero sí preocupado. No es difícil imaginar que lo que más le obsesiona es cómo parar a un jugador como Messi cuando se mueve con libertad total y bien escoltado por Neymar y Luis Suárez. Pep, que fue el primero en entender que para que el equipo funcionara Messi debía sentirse feliz y sin compromisos dentro del terreno de juego, se enfrenta ahora a su obra.
Josep Maria Bartomeu habla con Luis Enrique
Luis Enrique también comprendió pronto que en la pelea con Leo, el que tenía las de perder era él. Así que el pasado mes de enero se tragó el sapo, toleró la salida de tono del jugador -“Messi perdió los papeles con Luis Enrique”, como señaló Mathieu-, decidió hacer de tripas corazón y ceder. Desde entonces el argentino no ha vuelto a oler el banquillo. Ha sido titular en todos y cada uno de los encuentros jugando los noventa minutos y su relación con el entrenador se limita a una cuestión profesional, aunque siguen sin hablarse. La elección de Luis Enrique, más allá de que ahora caigan o no los títulos, fue acertada ateniendo al rendimiento del jugador y a la estupenda conexión que tiene con Luis Suárez y Neymar. Eso sí, el uruguayo y el brasileño también escogieron trinchera. Y están en la Messi, no en la de su entrenador.
El líder es Leo y Neymar y Suárez se esfuerzan en complacerle. Su autoridad no se discute; la del técnico, sí. Ahí han estado los gestos malhumorados de ambos cuando Luis Enrique ha decidido sustituirles. Desde el jaleo del Pizjuán, eso sí, Neymar no ha vuelto a ser el elegido, mientras que el charrúa ha tenido que encaminarse hacia el banquillo con la cabeza gacha y sin hacer más ruidos, que bastante la lió el brasileño. Así, no es tan difícil entender el gesto de Messi el sábado en Córdoba, cuando le dejó a Neymar tirar el penalti. El voraz Messi valora tener aliados en el vestuario y el terreno de juego por encima de su feroz lucha con Cristiano Ronaldo.
Después del evidente malhumor del portugués el pasado miércoles cuando Arbeloa le ‘quitó’ un gol ante el Getafe, las comparaciones con el argentino y su gesto de generosidad estaban cantadas. No es que a Messi no le importe el Pichichi ni Cristiano, sino que sus objetivos van más allá de ser el máximo goleador de la Liga. Dentro del vestuario siempre se ha destacado, además de sus indudables cualidades técnicas, que es un tipo listo. Y con la madurez ha comprendido que serán los títulos del equipo los que, de paso, le encumbren a él. La temporada pasada el Barça no ganó ninguno y tuvo que escuchar cómo Cristiano le retaba en Suiza con el Balón de Oro en sus manos. Para alguien como Leo, fue una afrenta que no ha olvidado. Y la manera de cobrársela es hacer justo lo que hace: Marcar goles, sí, pero sobre todo jugar para el equipo. Y lo demás, con un poco de fortuna, caerá como fruta madura.