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Paco Jémez ha renovado este viernes una temporada con el Rayo Vallecano y seguirá al frente del conjunto franjirrojo hasta 2016, según ha anunciado el club madrileño a través de su Twitter oficial. El técnico se mostró ambicioso con su futuro deportivo al asegurar que «hay récords y objetivos» que quiere «batir» con el equipo madrileño.
«La renovación ha costado un poco más de lo que esperábamos, pero al final el interés y el entendimiento han permitido desbloquear una situación complicada, muy difícil. El club ha hecho un esfuerzo en muchos aspectos y al final se ha llegado a un entendimiento. Cuando una entidad quiere llegar a un acuerdo al final se llega. La intención era quedarnos y siempre ha sido esa», dijo Jémez, en rueda de prensa.
«El Rayo tiene mucho que crecer y desde el plano deportivo hay récords y objetivos que batir y que yo quiero lograr. Es un día tremendamente feliz y esperemos que la afición así lo reciba, porque es la continuidad de un proyecto», confesó Jémez, al que no le inquieta que la afición le pueda exigir cada año un poco más.
Jémez, de 45 años, llegó al Rayo en junio de 2012. Aparte del histórico octavo puesto en la temporada 2012/2013, el técnico canario ha sido el primero en guiar al equipo a tres permanencias consecutivas en Primera División. Junto con Paco Jémez, continuarán en el Rayo su segundo, Jesús Muñoz, y su preparador físico, Julio Muñoz, que lo acompañan desde su llegada al club.
Hasta el momento, Paco Jémez lleva dirigidos 120 partidos oficiales con el Rayo (113 de Liga y 7 de Copa del Rey), siendo el quinto entrenador que más veces ha dirigido al conjunto madrileño por detrás de Héctor Nuñez (172), Pepe Mel (169), Juande Ramos (146) y José Antonio Olmedo (144). El balance de Jémez como entrenador del Rayo en esos 120 partidos es de 45 victorias, 17 empates y 59 derrotas.
Antes de fichar por el Rayo, Jémez dirigió en Tercera al Alcalá (2006/2007), en Segunda B al Cartagena (2008/2009) y en Segunda al Córdoba (2007/2008 y 2011/2012) y UD Las Palmas (2009-2011).
Mala noticia para el Almería que el Rayo saltase al campo tan enchufado, en su mejor versión, esa en la que juega y no deja jugar. Funcionó casi a la perfección el conjunto de Paco Jémez y certifica ya de manera definitiva su permanencia un año más en Primera. Los seis partidos que restan servirán para despedir a un técnico que ha hecho historia convirtiendo un equipo eternamente sufridor en una referencia por su valor y descaro. El Almería, por su parte, seguirá sufriendo en una parte baja en la que no gana nadie.
Casi desde el principio los de Jémez convirtieron la banda derecha en su caudal ofensivo y Dubarbier sufrió lo indecible desde el pitido inicial. El lateral argentino era la viva imagen de la desesperación, siempre llegando tarde y sin otro recurso que hacer falta para frenar a Kakuta. El extremo francés generaba peligro cada vez que aparecía por su flanco, siempre bien secundado por un incansable Tito, capaz de llegar a línea de fondo una y otra vez.
Durante la primera parte hubo tramos que hicieron las delicias de Paco Jémez, con un Rayo de defensa adelantadísima, tocando rápido y presionado como lobos para recuperar el balón. El Almería, que salió a contemporizar de inicio para ver qué Rayo se encontraba, se vio acorralado y sin capacidad de respuesta. La intención de Sergi de superpoblar el medio con Corona, Azeez y Thomas resultó ser infructuosa, ya que Trashorras se bastaba solito para gobernar el partido.
Precisamente fue el capitán del Rayo el que pudo adelantar a su equipo cuando se internó en el área y sacó un disparo raso que Rubén repelió con el pie. Fue un aviso. Poco después Antonio Amaya cabeceó en el segundo palo un balón servido por Zé Castro en una jugada de estrategia para hacer el primero del partido. Un gol cocinado por los dos centrales. El Almería, encogido, apenas molestó más que con algún tiro lejano y alguna incursión kamikaze de Thievy.
Lo mejor para el Almería es que llegó al descanso con vida, así que no quedaba otra que salir a jugársela. La necesidad del cuadro andaluz convirtió el partido en un toma y daca en el segundo acto. El Rayo no es de los que se achica cuando le ponen un órdago y si había que intercambiar golpes iba a poner los puños y la cara, aunque la pelea es más fácil cuando tu portero está de dulce. Dos manos de Toño a tiros de Thievy y Zongo evitaron las tablas. Tampoco le faltó trabajo a Rubén en el otro marco, ya que las urgencias de los visitantes dejaban a veces pista a los atacantes franjirrojos.
En el último tramo de partido el Rayo por momentos parecía atolondrado en defensa, pero el Almería lo ponía tan fácil que con un simple pase adelante se generaba una contra mortal. Solo la mala puntería de Manucho y Kakuta impidieron que el partido tuviese emoción hasta el final, justo hasta que Kakuta se marcó la jugada del partido y sirvió a Miku, que en la misma raya de gol y solo con la red delante acabó con el encuentro.