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Seis suplementos dietarios que los expertos recomiendan para tener una vida más saludable

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Suplementos dietarios para una vida más saludable

Por falta de tiempo y el ritmo de vida actual, muchos no se alimentan de forma adecuada, por lo que deben recurrir a suplementos dietarios.

En los últimos años, alimentarse sanamente y de forma equilibrada adquirió mayor relevancia, con esto el consumo de suplementos nutricionales también cobró una mayor importancia, se indica en una publicación del sitio web Infobae.

Estas opciones hallaron un espacio en la dieta de muchos debido a que, pese a las intenciones de alimentarse de una mejor forma, la falta de tiempo y el ritmo de vida actual no permiten que una gran cantidad de personas se alimenten de forma adecuada y el cuerpo termina experimentando los efectos de la falta de nutrientes.

Por eso en la actualidad, la industria de los suplementos se ha vuelto multimillonaria y, a diferencia de las farmacéuticas, quienes fabrican estos productos no deben demostrar que estos productos son efectivos, sino únicamente que son seguros.

Según expertos consultados por Infobae, estos son los suplementos alimentarios más utilizados y por qué:

1. Cúrcuma: Suplementos dietarios

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Aunque es muy usada en la cocina del sur de Asia, en los últimos años ha ganado relevancia en otros lugares por sus posibles beneficios para la salud. La cúrcuma se usa como un remedio tradicional en muchas partes para reducir la inflamación y ayudar a curar las heridas.

Según recientes estudios, esta además puede ayudar a proteger contra una variedad de enfermedades, como la artritis reumatoide, las enfermedades cardiovasculares, la demencia y algunos cánceres.

Una investigación publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias señala que la cúrcuma sirve para eliminar ciertas células cancerosas. Aunque los estudios sobre la función de la cúrcuma en el tratamiento del cáncer todavía continúan, esta especia podría aportar otros beneficios para la salud.

La planta de la que proviene la cúrcuma es similar al jengibre y se utiliza desde hace mucho tiempo con fines medicinales. “Tiene compuestos antinflamatorios naturales llamados curcuminoides, a los cuales se les han atribuido efectos positivos sobre varias enfermedades”, explicó a Infobae Anya Guy, licenciada en Nutrición de la Clínica Mayo de Estados Unidos. Entre esas enfermedades están la diabetes tipo 2, la obesidad, la enfermedad inflamatoria del intestino y el cáncer.

“Pese a que la cúrcuma tiene propiedades antinflamatorias, si le diagnostican una enfermedad como cáncer o diabetes. Hable con el proveedor de atención médica antes de tomar el suplemento”, explica Guy. La cúrcuma puede consumirse en polvo o en mezclas de tipo curry o chutney. “Personalmente, la recomiendo más en polvo o en su forma natural y procurar ingerirla con comida para mejor absorción”, añade Guy. Si se pregunta cuánto puede tomar diariamente sin peligro, Guy contesta: “La cúrcuma no se considera peligrosa en dosis de hasta ocho gramos diarios”.

2. Vitamina D

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Debido a que se le atribuyen propiedades como la de combatir la inflamación, en la actualidad se ha convertido en una gran aliada. Incluso, para fortalecer el sistema inmunológico.

Varios estudios han evidenciado que la falta de vitamina D afecta tanto al sistema inmune innato como al adaptativo. E incorporarla puede tener un papel en la protección contra las infecciones respiratorias.

Según una reciente investigación, obtener vitamina D está relacionado con un menor riesgo de sufrir infecciones graves por coronavirus y padecer síntomas graves como confusión, pérdida del conocimiento, dificultad para respirar y muerte.

El estudio fue desarrollado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston de los Estados Unidos. En donde los científicos se preguntaron qué hace que una persona sea más propensa a contraer COVID-19. Las conclusiones indicaron que las personas que incorporan suficiente vitamina D tienen un riesgo 52% menor de morir de COVID-19 que aquellos que tienen deficiencia de la ‘vitamina del sol’.

Sundeep Khosla, jefe de Endocrinología de Mayo Clinic en Rochester, asegura que la vitamina D es un nutriente fundamental que el cuerpo requiere sobre todo para tener huesos fuertes. Esto debido a que la vitamina D ayuda al cuerpo a absorber y mantener un nivel adecuado de otros dos nutrientes importantes para la salud ósea. El calcio y el fosfato.

La vitamina D se obtiene principalmente de la luz solar. Cuando los rayos ultravioletas (UV) tocan la piel. Especialmente a mediodía, se inicia la producción de vitamina D. En general, los adultos deben consumir 600 unidades internacionales de vitamina D a diario. Eso aumenta a 800 unidades internacionales diarias en las personas mayores de 70 años.

La luz UVB del sol incide en la piel y los seres humanos sintetizan vitamina D3, por lo que es la forma más “natural”. Los seres humanos no producen vitamina D2, por lo que es necesario incorporarla al organismo.

Para obtener la vitamina D de forma natural se debe, a más de tomar sol de 5 a 10 minutos por día. Algunos de los alimentos que se pueden ingerir para obtener esta vitamina son el pescado (salmón, bacalao, sardinas), los lácteos y cereales, entre otros.

3. Probióticos: Suplementos dietarios

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En los últimos años se ha resaltado que una microbiota sana y robusta es sinónimo de salud y bienestar, y los probióticos sin duda son aliados porque ofrecen múltiples beneficios.

“Se trata de ese ejército de miles y miles de bacterias que se encuentran en todo el tracto gastrointestinal, piel, tracto genital, tracto respiratorio y glándulas mamarias, tiene un rol fundamental en la salud física y mental. En el intestino se produce más del 90% de la serotonina, neurotransmisor del bienestar; por esta razón, entre otras, hace unos cuantos años es que al intestino se lo llama ‘segundo cerebro’”, dice a Infobae la médica Victoria Cavoti.

Las bacterias intestinales producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que tienen acción antinflamatoria local, general y moduladora del sistema inmune, además de ser este ácido graso el combustible para renovar continuamente el epitelio intestinal. Una microbiota robusta y diversa brinda equilibrio a los sistemas digestivos, endocrinos, vasculares y metabólicos.

Aunque no es totalmente necesario incluir estos alimentos en la dieta, estos microorganismos podrían ayudar con la digestión y ofrecer protección contra las bacterias perjudiciales, tal como lo hacen las bacterias “buenas” ya existentes en el cuerpo”, indica.

Si bien se necesitan más investigaciones, hay pruebas de que los probióticos pueden ayudar a tratar la diarrea, el síndrome del intestino irritable, acelerar el tratamiento de determinadas infecciones intestinales, prevenir los resfriados y la gripe o reducir su gravedad, aliviar los trastornos alérgicos, como el eccema y la rinitis alérgica (fiebre del heno).

4. Prebióticos

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Son carbohidratos no digeribles que actúan como alimento para los probióticos. Es así que cuando los probióticos y los prebióticos se combinan, interactúan de manera beneficiosa. Los productos lácteos fermentados. Como el yogur y el kéfir (yogur búlgaro), se consideran simbióticos, porque poseen bacterias vivas y el combustible que necesitan para desarrollarse.

Podemos encontrar prebióticos en los cereales integrales, las bananas, las cebollas, el ajo, la soja y las alcachofas. Además, los probióticos y los prebióticos se agregan a algunos alimentos y están disponibles como suplementos dietéticos.

El gastroenterólogo miembro del Servicio de Gastroenterología del Hospital Alemán y de la Sociedad Argentina de Gastroenterología Lisandro Pereyra indica que los prebióticos son “fibras solubles o glúcidos complejos no metabolizados en el estómago ni en el intestino delgado, que alcanzan el intestino grueso donde son degradados por la microflora bacteriana, principalmente por las bifidobacterias y los lactobacilos”.

Pero ¿a qué se debe que sean beneficiosos? “Los prebióticos generan una biomasa bacteriana saludable y un pH óptimo, constituyendo una flora intestinal saludable”, explica Pereyra.

La evidencia científica muestra efectos positivos sobre funciones como la regulación de la microflora y resistencia a infecciones agudas, tránsito intestinal, absorción de minerales (calcio y magnesio), y metabolismo de glúcidos y lípidos, etc.

5. Omega 3: Suplementos dietarios

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La inflamación es parte del mecanismo de defensa de nuestro organismo. Pero cuando se mantiene más de lo necesario o se vuelve crónica puede perjudicar al tejido, generando un daño mayor. Actualmente, más del 50% de todas las muertes son atribuibles a enfermedades inflamatorias. Entre las que se incluyen accidentes cerebrovasculares, diabetes, cardiopatía isquémica y diversos tipos de cáncer, entre otros.

La deficiencia de nutrientes como el zinc, magnesio y fundamentalmente omega 3, entre otros factores, tienen una gran injerencia en la problemática inflamatoria.

“El omega 3 fortifica y defiende al organismo frente a enfermedades como diabetes, cáncer, depresión y deterioro cognitivo. Así como de problemáticas cardiovasculares como fibrilación auricular, aterosclerosis, trombosis, inflamación y muerte súbita, entre otras. Uno de sus principales aportes es su capacidad antinflamatoria, ya que mejora el funcionamiento de los vasos sanguíneos. Mientras que también se ocupa de balancear los niveles de colesterol en el organismo y regula el trabajo de los glóbulos blancos que responden a los procesos inflamatorios del organismo”, explica Virginia Busnelli, médica especialista en Nutrición.

La experta agrega que entre los principales ácidos grasos omega 3 se encuentran el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA); una de las principales fuentes naturales para obtenerlos es el aceite de pescados como el salmón, el atún, la caballa, el sábalo y el surubí, entre otros.

“El EPA de aceite de pescado se destaca por su rol en el cuidado del corazón y sus propiedades antinflamatorias y antialérgicas, mientras que el DHA refuerza el sistema nervioso, el cerebro y la visión”, dice.

“Afortunadamente, aquellas personas que consumen poco pescado, tienen a disposición suplementos dietarios de venta libre a base de aceite de salmón. De esta manera, y con la supervisión de especialistas, es posible complementar los déficits de nuestro organismo para hacerles frente a las múltiples problemáticas asociadas a la inflamación crónica”, agrega Busnelli.

6. Los verdaderos alimentos

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Según Tim Spector, profesor de Epidemiología Genética del King’s College London, hace seis años tomó la decisión de dejar de tomar suplementos. “En muchos casos, existe alguna evidencia experimental de que estos productos químicos en los suplementos actúan de forma natural en el cuerpo o como alimentos. Pero no hay una buena evidencia de que cuando se administran en forma concentrada como tabletas tengan algún beneficio. La evidencia reciente muestra que las dosis altas de algunos suplementos pueden incluso ser dañinas, como el calcio y la vitamina D, por ejemplo”, señala.

“Afortunadamente, aquellas personas que consumen poco pescado ostosos, para él, deberían obtenerse todos los nutrientes, microbios y vitaminas que el cuerpo necesita comiendo una variedad de alimentos reales.

Los especialistas señalan que los “alimentos reales” son todos aquellos que no son procesados: carnes (rojas y blancas), huevos, frutas, verduras, legumbres, frutas secas, cereales, todo tal como lo presenta la naturaleza.

Hace un tiempo surgió un movimiento denominado realfooding, que es precisamente un estilo de vida basado en comer comida real y evitar los ultraprocesados. Para quienes siguen este estilo de vida, comer alimentos ultraprocesados no está prohibido, pero hacerlo sí será una excepción.