Olmedo Quimbita evoca el simbolismo latinoamericano

Como hace 4 años, con motivo de las celebraciones de la Fundación de Guayaquil, Olmedo Quimbita (Latacunga, 1963) exhibe su obra pictórica en el barrio Las Peñas. Este año lo hace desde el pasado 5 de agosto con la muestra Nuevas Ideas de Quimbita en Formatos Pequeños.

Se trata de una propuesta de óleos y acrílicos compuesta por 24 obras en la que exalta a la niñez, como en los últimos 7 años, influenciado desde entonces por el nacimiento de su hija. “Es el vínculo paternal. De ahí nace esta exposición en formatos pequeños para que vaya acorde con los niños”.

La edad de su hija es la misma a la que él pintó por primera vez en la capital cotopaxense, influenciado por la atmósfera artística en su entorno. “En casa hubo un instrumento musical, color, revistas de arte. Para mí era un sueño tener todo eso”.

La muestra estará abierta en la galería Quimbita, en la Casa Calderón, de Las Peñas, hasta el próximo 23 de agosto.

Es ahí que Quimbita hace una remembranza cuando en su búsqueda de un estilo comenzó pintando la riqueza cultural de su natal Latacunga, de Quito y Guayaquil, urbes con las que desarrolló un nexo fuerte, aunque fue en esta última donde se le abrieron las puertas del éxito de su carrera y la que escogió para residir desde hace 19 años.

El indigenismo como ensayo

“Necesariamente uno tiene que pintar el entorno: paisajes, figuras humanas, temas que ayudan en el desarrollo pictórico (…). Un tiempo probé con el tema andino. Eran ensayos. Algo experimenté con el indigenismo, pero no profundicé”.

Entonces menciona “El encuentro de dos mundos” que aparece en una de sus telas y que está relacionado con la llegada de los españoles a América y de los “grandes maestros de la plástica europea” que compartieron sus conocimientos con los nativos, lo que significó su inicio y desarrollo artístico.

“Se ve la presencia del indigenismo muy marcado en la historia del arte ecuatoriano y en América Latina. Por ejemplo, México hace mucho énfasis en la problemática social latinoamericana, pero a mí me ha tocado una etapa diferente”. No obstante, lamenta que América Latina todavía no haya superado esa problemática en algunos sectores donde todavía se ve esa lucha social. “Son problemas que seguirán, pero que en algún momento lo superarán las nuevas generaciones”.

El “Pintor de la Luz”, como es conocido Quimbita porque en su trabajo hay una “investigación muy profunda” de esta, explica que eso se da por haber vivido primero en los Andes y luego en parte del Caribe, aunque su trabajo lo ha llevado a más de 30 países del mundo y en algunos ha residido hasta 2 años.

“Son luces totalmente diferentes, un pintor andino pinta con sus tonos que son más grises y azulados. En la Costa y países caribeños hay más luz”.

Es precisamente la Costa, y Guayaquil en especial, donde echó raíces. De la urbe porteña toma rasgos específicos, líneas y colores que los lleva a su lenguaje pictórico.

Desde allí se desplaza a Olón, donde tiene otra galería y pinta con la influencia de esa comuna de la provincia de Santa Elena: el mar, pescadores y otras vivencias.

Quimbita resume su obra en el simbolismo latinoamericano que abarca más allá de lo intercultural. Es el lenguaje que en los últimos 30 años logró desarrollar. “Al tener identidad como ecuatoriano, como latinoamericano, en Europa, Estados Unidos o países árabes donde me ha tocado exponer, automáticamente se genera un gran interés porque eso somos los latinoamericanos”.

El lenguaje latinoamericano

Por eso, insiste, en estos 30 años en su temática ha estado la preocupación del lenguaje latinoamericano. “Por ejemplo, tomamos a las mujeres exuberantes, el trópico, la naturaleza, una serie de etapas que han ido pasando, y eso es lo interesante de mi obra. Siempre estamos vinculados a esos rasgos”.

Precisamente en la muestra Nuevas Ideas de Quimbita en Formatos Pequeños resalta la identidad latinoamericana con relación al patrimonio cultural, como los juegos infantiles, procesiones tradicionales, los paisajes costeros y otros aspectos.

Lucho Mueckay, director de la Zonal 5 del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, durante la presentación de la muestra señaló que este tipo de eventos ayudan a preservar la identidad cultural; “además, convierten a la sede en un lugar de encuentro con el arte, la identidad y la humanidad”. (I)