Norteamérica y Marruecos, por el Mundial 2026
Con un proceso que hace gala de la transparencia, escarmentado por los últimos escándalos en la elección de los torneos de Rusia y Catar, el Congreso de la FIFA elegirá mañana entre Marruecos y Norteamérica para organizar un Mundial de 48 selecciones, dentro de ocho años.
Esta vez votarán 207 delegados de federaciones -no lo podrán hacer los cuatro “implicados” (Canadá, Estados Unidos y México, por un lado, y Marruecos, por el otro) y no 22 miembros del comité ejecutivo, como ocurrió cuando las candidaturas rusa y catarí se hicieron con la organización de los mundiales de 2018 y 2022, en una polémica elección que terminó provocando la caída del extitular de FIFA,Joseph Blatter.
Las medidas aprobadas por el Consejo de la FIFA, el órgano que sustituyó a aquel comité ejecutivo, han ido destinadas a “garantizar la integridad” de todo el proceso de selección, incluyendo una evaluación previa de las candidaturas, cuyas condiciones han sido puntuadas por un grupo de trabajo que, a su vez, sometió su informe a una auditoría externa.
Esa puntuación se hizo pública y el trámite final ha sido la aprobación del propio Consejo por las dos propuestas.
Superados todos esos requisitos, Marruecos y la candidatura norteamericana llegan a la meta, aunque no sin polémica, porque desde el país magrebí siempre se ha acusado a FIFA de favorecer a sus rivales y la intervención de Donald Trump ha aumentado la tensión.
Alarmado por la posibilidad de que África votase en bloque a favor de los marroquíes, Trump “advirtió” por medio de un tuit el 30 de abril que EE.UU. consideraría una traición no recibir el apoyo de sus aliados.
“Espero que todos los países africanos, y del resto del mundo a los que apoyamos, respaldarán sabiamente nuestra candidatura. Vigilaremos de cerca cualquier ayuda que puedan darnos. Lo apreciaremos”, redactó en Twitter.
Trump acudió en ayuda de la candidatura norteamericana, tras saltar las alarmas ante no solo el apoyo africano, sino también la predilección europea por una propuesta que evitaría desplazamientos largos y costosos a sus aficionados y que, por franja horaria, favorecería a la transmisión televisiva.
El peculiar sentido de la diplomacia de Trump no ha sido la única queja de Marruecos, que también pidió a FIFA que excluyese de la votación a Guam, las Islas Vírgenes y Puerto Rico, por tener dependencia política de EE.UU. Su petición no tuvo éxito, puesto que son federaciones independientes.
La candidatura norteamericana es, sobre todo, estadounidense, puesto que México y Canadá albergarían 10 partidos cada uno, de los 80 que tendrá el nuevo torneo con 48 selecciones. Recibió una alta puntuación (4 sobre 5) y proyecta unos mayores beneficios ($ 14.300 millones por $ 7.200 de su rival).
Marruecos tendría que construir en ocho años nueve de los 14 estadios que propone y pasó el corte con un poco más de la mitad de los puntos, pero es perseverante -ya presentó su candidatura a los mundiales de 1994, 98, 2006 y 2010- y despierta simpatías donde la política de Trump no es bien vista.
Recuerda, además, que hace ocho años, Catar fue elegida, pese a que la evaluación previa dio como resultado un alto riesgo para jugadores, espectadores y oficiales. (I)