James Morrison (-10) ha conseguido la victoria en el Open de España, sorprendiendo por su estabilidad y consistencia a otros candidatos que parecían de un rango superior (Howell, Molinari, Grillo o incluso Sergio, que necesitaba remontar).

El inglés se desquita de aquel desempate que perdiera en Sevilla ante Álvaro Quirós en 2010, cuando venía de ganar la semana anterior en Madeira. Desde entonces, además, Morrison no había vuelto a cantar victoria. Morrison, que llegaba a la cita como número 296 del mundo, ha desactivado la emoción de la ronda final con un registro de 69 golpes y una tarjeta limpia de bogeys, dejando a sus inmediatos perseguidores a cuatro golpes de diferencia, muy seguro y confiado en sus posibilidades y beneficiándose además de que los ataques más serios venían desde muy lejos: Jiménez (-6), que firmaba un 67 o José Manuel Lara (-4) con un gran 66.

Sorprendentemente, El Prat no ha propuesto este domingo una lucha por la supervivencia, tal y como ocurriera a lo largo y ancho de la semana, por lo que más de la mitad de los jugadores ganaban al campo. Las razones son claras: los greenes fueron regados generosamente y el viento soplaba hoy con menos saña. Las primeras horas de juego, de hecho, transcurrieron en calma chicha y se vieron resultados avasalladores, como el 64 de Scott Jamieson o el 65 de Wade Ormsby, al margen de un buen puñado de registros por debajo de los setenta golpes.

Miguel Ángel Jiménez ha cumplido con su palabra, luchando “like a cat panza arriba” (como explicara a la cadena Sky) por revalidar el título y finalizando en una más que notable segunda posición. Tras el hoyo en uno del viernes, de nuevo un golpe insólito disparaba sus opciones y enardecía a los aficionados, pues embocaba desde la calle del hoyo 5 con un hierro 8 en las manos. Luego siguió remando y por momentos pareció la alterativa más seria a Morrison, pero un bogey en el hoyo 13 frenaba su impulso y dejaba sus opciones en manos de otros. “Se me han quedado birdies por el camino y ha sido una pena”, comentaba al acabar. Y no le faltaba razón: la del hoyo 10 fue seguramente la más sangrante, pues fallaba desde algo menos de un metro.

Sergio García (-1), sin embargo, no fue capaz de ponerse en marcha tras la exhibición del sábado. Antes bien, se puede decir que perdía casi todas sus escasas opciones (salía a cinco golpes de los líderes) en el primer tercio de la vuelta, con sendos bogeys en los hoyos 3 y 4. El castellonense llegaba a cazar 16 greenes, pero sumando 35 putts no hay remontada que sea posible.

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