No habrá un rojiblanco que haya olvidado ese minuto 98 de aquel partido que se jugó en el Bernabéu el 17 de 2013. Volvía el Atleti a otra final de Copa, como en 2010, pero esta vez, era contra el máximo rival, y el equipo estaba al máximo, no como entonces. El equipo venía de clasificarse a la Champions League, superando así su puesto en Liga anterior. La Europa League se perdió muy pronto, pero el objetivo era jugar la Copa de Europa… y ganar otro título. Y qué mejor que hacerlo en el campo del Real Madrid. Aquel día hubo un héroe llamado João Miranda, que ahora está muy cerca de marcharse del equipo que lo ha hecho grande.

Miranda ha ganado casi todo lo que podía ganar un jugador en un club. Se irá con la espina de la final de la Champions, perdida en Lisboa cuando la estaban ya acariciando con la punta de los dedos. Pero sin embargo, ese recuerdo de la Copa del Rey no lo borrará jamás de su memoria: fue uno de esos partidos que colocan a un jugador en el escaparate mundial. Algunos no se sienten afectados por ello, y siguen jugando con absoluta normalidad. Para Miranda, ser considerado uno de los mejores centrales del planeta le ha hecho querer más. Lo extraño es que su destino, si nada de última hora se tuerce, sea el Inter de Milán, que no jugará en Europa el próximo año.

En Italia aseguran que el acuerdo está prácticamente cerrado y que tan sólo falta que el Atleti y el Inter se pongan de acuerdo en el montante de la operación, que no estará ni cerca de la cláusula de rescisión de 30 millones de euros. De hecho, se habla de que el fichaje finalmente podría rondar los 16 millones. De esta manera, Miranda tiene ante sí la opción de firmar el último gran contrato de su carrera, ya que el Inter está intentando construir de nuevo un equipo ganador que devuelva al equipo no sólo a las competiciones europeas, sino a la lucha por el Scudetto.

¿Cómo puede ser que el Atlético haya rechazado más de 20 millones de euros del Barcelona el pasado verano y ahora acceda a vender al mismo jugador por poco más de la mitad? Es más sencillo de lo que parece: Miranda acaba contrato en 2016 y no ha tenido en ningún momento intención de renovar, ni siquiera de negociar, por lo que si el Atlético quiere sacar algo, tiene que ser ahora o nunca.

Además, Diego Pablo Simeone se siente protegido atrás con José María Giménez, quien esta temporada ha dado un paso al frente que parece definitivo para sustituir de manera constante a Miranda y ser la pareja fija de Diego Godín tanto en el Atlético de Madrid como en el Uruguay. Es decir, perder a Miranda es importante, porque se le tiene en gran estima en el club por estos cuatro años al máximo nivel, pero es una pérdida reparable en buena medida.

Ciertamente, desde que el brasileño tuvo la opción de ir al Barça, no ha vuelto a recuperar ese puntito de excelencia que sí alcanzó durante toda la temporada anterior, en la que fue campeón de Liga y subcampeón de Europa. Se le ha visto más lento, más impreciso, algo desconcentrado en ciertas fases de partidos importantes que, al final, han costado al Atleti quedarse sin títulos. Precisamente este bajón de rendimiento fue lo que hizo a Simeone dar más minutos este año a Giménez. Miranda ha jugando, de hecho, 16 partidos menos esta campaña con respecto a la anterior: 52 en la 2013-14 y 36 en la 2014-15.

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