México elige presidente en un clima de violencia

México, la segunda economía de América Latina, elige hoy al futuro gobernante y sucesor del presidente Enrique Peña Nieto entre las sospechas de un posible fraude y tras una campaña electoral violenta que dejó un saldo de 133 políticos asesinados.

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que aspira a romper el bipartidismo que gobernó el país durante toda su vida democrática, encabeza los sondeos de intención de votos, pero le preocupa que un fraude electoral pueda arrebatarle la victoria.

La presidenta del movimiento, Yeidckol Polevnsky, aseguró esta semana: “Esta elección está definida, está decidida y no queremos manejos ni manipulaciones”. Unas declaraciones que evidencian que, para Morena, hoy todo se medirá en términos de victoria o fraude, sin posibilidad de aceptar una derrota limpia.

En las dos ocasiones que su actual candidato, Andrés López Obrador, se presentó a las elecciones, hubo irregularidades. En las presidenciales de 2012, la comisión de vigilancia ciudadana del movimiento #Yosoy132, informó que sistematizaron más de 1.100 fallas, algunas de las cuales eran robo de urnas, tiroteos, secuestrosde representantes y desaparición de actas electorales.

En las elecciones de 2006, Felipe Calderón ganó las elecciones más apretadas de la historia de México con un margen del 0,56%, sobre López Obrador. Según denunciaron investigaciones posteriores, una modificación del algoritmo que utiliza el Instituto Nacional Electoral (INE) le restó votos en detrimento de su rival. Aunque el caso más flagrante ocurrió en 1988: Cuauhtémoc Cárdenas aventajaba por un margen estrecho a su rival priísta, Carlos Salinas de Gortari, y el sistema “se cayó” durante algunas horas. Cuando regresaron los datos, Salinas había dado la vuelta al marcador y se llevaba la victoria con el 51% de los votos.

A esto se suma que en México todavía se considera legal que los partidos políticos regalen tarjetas con dinero, como parte de la estrategia de campaña. Eso ocurrió esta semana, cuando el INE consideró legales las tarjetas de Ingreso Básico Universal, distribuidas por el equipo de Ricardo Anaya, candidato de la coalición de Por México al Frente. Los ciudadanos que la recibieron en su buzón podrán disfrutar, si Anaya gana la presidencia, de un pago mensual de 1.500 pesos ($75,9). El argumento utilizado por el tribunal para dar el visto bueno a esta práctica es que se trata de una propuesta de campaña y no de compra directa de votos.

Sin embargo, Lorenzo Córdova, presidente del INE, descartó la posibilidad de un fraude y un conflicto postelectoral. “Yo responsablemente les digo que no hay ninguna conclusión en materia de fiscalización que ponga en riesgo la elección”.

Violencia criminal

Por si fuera poco, a esta tensión se suma la violencia criminal. La ejecución de Emigdio López, candidato de Morena a una diputación local en Oaxaca, junto con otras cuatro personas, se suma a la lista de 132 homicidios que se han registrado desde septiembre de 2017 a la fecha, de los cuales solo dos han sido resueltos con la detención de los presuntos responsables.

El recuento de la consultora Etellekt menciona 28 precandidatos asesinados de todos los partidos, 16 candidatos, 15 exalcaldes, 14 militantes, 12 regidores, siete activistas, siete alcaldes en funciones, siete dirigentes partidistas. De los 16 candidatos asesinados, cinco eran alcaldes en funciones.

Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la violencia política en México alcanzó niveles nunca antes vistos y representa uno de los desafíos en el actual proceso electoral.

El jueves los cuatro candidatos presidenciales, Andrés López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y el independiente Jaime Rodríguez cumplieron sus últimas citas de proselitismo reclamando que el proceso sea transparente. Mientras el presidente saliente Enrique Peña Nieto llamó a los ciudadanos a vivir hoy una “fiesta de la democracia”.(I)