Messi, Neymar y Luis Suárez: el tridente que fusionó el liderazgo de Mascherano
Cuando la temporada no había dado comienzo y los equipos estaban poniéndose a punto para afrontarla, muchos dudaron. Encajar tres piezas de tanto nivel no se presentaba como tarea sencilla para Luis Enrique. No sólo a nivel futbolístico, sobre todo personal teniendo presente que hablamos de tres estrellas de nivel mundial. El primer asunto quedó resuelto hace mucho a la vista de los espectaculares números firmados por este trío, y el segundo no se reveló como problemático nunca. La convivencia entre Messi, Neymar y Luis Suárez se ha desarrollado por el mejor cauce, sobre todo gracias al silencioso y efectivo trabajo realizado por Mascherano. Fundamental de principio a fin. Y primer título de la temporada en el bolsillo tras el triunfo logrado en el Vicente Calderón.
Los números que han firmado –con un partido de Liga, final de Copa y final de Champions League por disputar– los tres atacantes del Barcelona son descomunales. Ni más ni menos que 115 goles han marcado hasta el momento entre los tres en todas las competiciones, Liga, Champions y Copa del Rey. Messi (41, 10 y 3), Neymar (22, 9 y 6) y Luis Suárez (16, 6 y 2) han lanzado a un Barcelona que puede firmar un histórico triplete. Leo ha encontrado la felicidad, sobre todo porque ninguno de sus dos compañeros puso en cuestión su liderazgo, lo que sí hicieron otros como Eto’o o Ibrahimovic, en el Barcelona, o Tévez en la selección argentina.
Con los peligrosos precedentes de Eto’o, Ibrahimovic y Villa, se temía que Messi no aceptara de buena gana tener a su lado a dos futbolistas de un nivel superlativo que hicieran sombra a su eterna autoridad futbolística. La convivencia con Neymar no empezó de la mejor manera, con una fría distancia entre ambos en los primeros tiempos, cuando Leo aún mascullaba entre dientes por no tener a su lado al Kun Agüero. No le agradó la contratación del brasileño, un icono mundial que podía poner en peligro su liderazgo. Pero eso no sucedió, entre otras cosas porque Neymar repitió una mil veces que el argentino era el mejor, el indiscutible capo del equipo. Y Mascherano, al que respeta como a nadie su compañero de equipo y selección, cumplió una función básica para que la convivencia no se ensuciara.
Messi, nada más marcar el gol que dio la Liga al Barcelona (Reuters)
De asados y demás cuestiones
El arranque de la relación entre Neymar y Messi tuvo la frialdad como bandera. El de Rosario no le recibió precisamente con los brazos abiertos. Pero poco a poco, y gracias a la actitud del brasileño, el ambiente se fue relajando. Cada vez que podía, el icono de la canarinha lanzaba flores a su compañero. “Leo es el mejor jugador que he visto”, dijo en alguna oportunidad, mensaje, como otros similares, que relajó a su compañero. A lo largo de esta temporada, en la que Ney plasmó en el terreno de juego todo lo bueno que tiene, su convivencia con Messi acabó convirtiéndose en más que respetuosa. Cada uno encontró su espacio para alumbrar un Barcelona que desde hace tiempo se muestra intratable.
Mascherano, al que Messi respeta mucho por su personalidad y por ser un impecable profesional, trabajó mucho para que las dos estrellas remaran en la misma dirección. El defensa/mediocampista argentino es todo un líder en el vestuario y su callado trabajo con Leo encontró el premio de una buena convivencia entre ambos. Sucedió algo similar cuando llegó Luis Suárez. Ambos con pasado red del Liverpool, el Jefecito trabajó para que el uruguayo entrara con buen pie en el vestuario azulgrana, sobre todo a ojos de Messi. Con una cultura similar, los asados y asuntos de conversación similares fueron clave para que encajaran perfectamente Leo y Suárez. Y todo bajo la atenta mirada de Mascherano.
En el pasado Mundial de Brasil, cuando Argentina se jugaba un lugar en la final ante Holanda, Mascherano vino a decir a sus compañeros que estaba “harto de comer mierda, quiero ganar este torneo”. La albiceleste eliminó a la Orange y se jugó la gloria con una Alemania que ganó el título gracias a un postrero gol de Götze. Basta la mencionada frase para entender el carácter de un jugador único. Curioso caso el suyo, que debutó antes con la selección mayor de Argentina en un amistoso contra Uruguay que en la primera división con River Plate, club en el que dejó huella –le gustaría acabar su carrera en el equipo de la franja roja, según ha dicho alguna vez–. Leo Astrada, el Jefe y líder del club bonaerense, le cedió el mítico 5 para terminar siendo bautizado Mascherano como el Jefecito. En el Barcelona su categoría alcanzó la condición de jefe supremo, como bien pueden atestiguar Messi, Neymar y Luis Suárez…
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