Los refugiados sirios hicieron de Turquía su segundo hora

Hasta 4 millones de refugiados alberga Turquía. De ellos, 3,6 millones son sirios, el resto son personas de Afganistán, Somalia e Irak. La cifra representa el 4% de la población turca.

Según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Turquía alberga el mayor número de refugiados en el mundo y gasta más PIB per cápita en su bienestar que cualquier otra nación del mundo.

Un panel de Reino Unido, la semana pasada, analizó el papel humanitario de Turquía en la crisis de refugiados y los detalles de la política de inmigración de la Unión Europea, incluidos los del acuerdo UE-Turquía 2016.

La conferencia, organizada por el TRT World Research Center, fue presentada por Lord Mark McInnes con oradores invitados como Talip Kucukcan, profesor de la Universidad de Marmara en Estambul; Shoshana Fine, académica de CERI Sciences Po; y Eiko Thielemann, profesora asociada de la London School of Economics and Political Science.

“Europa necesita aprender de Turquía sobre el alojamiento de refugiados”, explicó Kucukcan, quien citó un informe de la Organización de las Naciones Unidas (0NU) que indica que 75 millones de desplazados hay en el mundo.

De esta cifra global, 25 millones son reconocidos como refugiados y cuatro millones están en Turquía.

El profesor agregó que Turquía gastó en 2018 más de $ 70.000 millones en propósitos humanitarios y no solo en su país, sino en el mundo. También elogió sus leyes que permiten que los refugiados tengan acceso a servicios de salud, educación y servicios públicos gratuitos.

Los beneficios

Los refugiados sirios se han beneficiado del Reglamento de Protección Temporal que fue aprobado por el Parlamento de Turquía en 2014, que permite a los ciudadanos sirios ser admitidos.

Además, ellos pueden solicitar la protección del Gobierno turco y evitar que sean enviados de vuelta a Siria. También les otorgó una serie de derechos, como la asistencia médica gratuita, educación y derecho al trabajo.

Shoshana Fine explicó, por su parte, cómo la clasificación de Turquía como “país de tránsito” para los refugiados es reductiva y pasa por alto las complejidades de la llamada “migración de tránsito”.

Muchos migrantes que planearon viajar a Europa permanecen indefinidamente en Turquía; por lo tanto la “migración de tránsito” como categoría es criticada, ya que no tiene en cuenta las intenciones. Más bien, según Fine, esto generaliza tendencias que apuntan a Europa como el destino final, por lo tanto es catalogado como una categoría “eurocéntrica”. (I)