Los problemas de la Honda obligan a Márquez a dejar de ser Márquez
“Ha sido una pelea constante con la moto”. De poco le sirvió a Marc Márquez firmar una espléndida en el Gran Premio de Francia porque, un día después, su Honda le hizo perder la batalla. El actual campeón del mundo tuvo más problemas de lo esperado debido a las consecuencias de las altas temperaturas en Le Mans; tanto que no sólo peleó con sus compañeros de parrilla, dejando un bonito espectáculo con Iannone, sino que tuvo que hacerlo contra su máquina. La Honda ya no es la mejor moto de la parrilla y hay problemas que debe solucionar por mucho que “el talento de Marc Márquez” los camufle. Dovizioso dixit.
El pasado mes de noviembre, con el título aún en el paladar, el piloto de Cervera se subió a la Honda que la fábrica del ala dorada le había preparado para 2015. Con Valencia como escenario, Márquez avisó que lo que tenía entre manos no terminaba de convencerle: “Igual que dije que el año pasado tenía una gran moto con la que me encontraba a gusto, cuando probé la nueva había cositas que no me gustaban”. Marc hizo sus particulares peticiones -un motor más suave- y confió en “la capacidad de reacción que Honda ya ha demostrado en el pasado”. Seis meses después, su moto sigue sin estar bien afinada: sigue siendo rápida, pero con unas condiciones muy específicas. A esto hay que añadir que esta temporada la Yamaha es mucho más equilibrada y las Ducati, más potentes.
Marc Márquez en su box (Efe).
Así las cosas, es normal que Márquez declare que mantiene una pelea constante con su moto. Tanto él como Emilio Alzamora han comentado que esta temporada está mejor que la pasada en el aspecto físico, pero acaba mucho más cansado porque tiene que esforzarse más para sujetar la Honda. A la moto de Marc le falta el punto de equilibrio exacto entre la presión de la frenada, la deceleración y la trazada necesaria para salir de la curva. Además carece de la estabilidad necesaria para que el de Cervera pueda escuchar a su moto; en consecuencia, no goza del control al cien por cien. Era el propio Márquez el que daba la calve: “Hemos mejorado mucho el tren delantero y, quizás, el trasero no ha seguido al delantero en la evolución: éste me permite entrar bien en curva pero el trasero no le sigue”.
A lo largo de la temporada pasada, Honda consiguió evolucionar el tren delantero, pero el trasero se quedó descolgado. Con el Mundial en marcha, la fábrica nipona trabaja para terminar de pulir la moto de Marc. Después de la cita de Jerez y aún renqueante por su operación en el dedo meñique, Márquez tuvo que probar varias piezas, entre ellas un basculante más rígido, destinadas a mejorar la parte trasera de su moto. El objetivo pasa por mejorar la entrada y la salida en las curvas y, sobre todo, disminuir las derrapadas. Sí, la seña de identidad de un Marc Márquez que ha llegado a confesar que su actual Honda lo hace “demasiado y cuando quiero que acabe, no se termina. Esto me hace perder tiempo y es donde más estamos trabajando”.
Marc Márquez en Le Mans (Repsol Media).
La temporada pasada, el piloto de Cervera manejaba la Honda a su antojo y hacía con ella lo que quería; se trataba de una moto imperfecta porque así se lo pidió al fabricante japonés. El resultado salta a la vista: diez victorias consecutivas y un rastro de récords destrozados para lograr su segundo Mundial de MotoGP. Este año está fuera de su control. Tanto que todavía no se ha subido a lo más alto del podio y se ha visto obligado a adaptar su particular estilo a su actual máquina, igual que en 2013 cuando aterrizó en la máxima categoría: “Con la otra moto, yo creaba un poquito esta derrapada cuando quería. Ahora es al revés porque la moto la crea y yo intento que no derrape tanto”.
Ahora que el viento no sopla a su favor, es el momento en el que Marc Márquez debe demostrar su valía como piloto para lograr resultados con una moto que le obliga a vivir una batalla en cada carrera. Mientras, el piloto asegura que están “intentando trabajar con el basculante para ver un poco la dirección que debemos tomar, pero no es suficiente porque sigo derrapando demasiado en la entrada de las curvas. También tenemos que trabajar un poco en la salida de curva ya que cuando no entras bien normalmente la salida no es buena. Tenemos que intentar mejorar un poco todo”. El problema es que Rossi (102), Lorenzo (87), Dovizioso (83), Yamaha y Ducati no están dispuestos a esperar y sí a aprovechar el momento.
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